¿De qué va esto?

 

¿Quién votó por los últimos presidentes que han subyugado a Cuba desde 1959 a la fecha, hasta desangrarla?

¿Quién les dio ese voto para decidir por los hijos de esta nación?

¿Quién les permite hacer dejadez de los cubanos que viven fuera de la Isla?

¿Con qué derecho hacen que algunos tengan que irse obligados al exilio y otros no puedan regresar a la patria después que salen?

El régimen imperante prohíbe la libertad de expresión y para ello persigue y atemoriza a artistas, escritores, reporteros, periodistas independientes, luchadores de los derechos humanos. ¿Su delito? Haber tirado la venda, disentir, oponerse a las arbitrariedades del régimen, enfrentarlo a cara descubierta.

Por dejar de creer en un partido que lo monopoliza todo, hasta el pensamiento, somos un  grupo reprimido por los compañeros que nos atienden. Nos dejan sin trabajo, no podemos hacer exposiciones, presentaciones, lecturas públicas. Nuestras obras son descaradamente sacadas de concursos, de las editoriales nacionales. Las galerías, las plazas, permanecen vetadas para nosotros.

En Cuba, la policía política (S.E) hace lo imposible para que los artistas y escritores independientes no existamos como seres sociales, para seamos nada, nadie. Desde 1959 pretenden asfixiar nuestras voces, la obra colectiva e individual, de quienes disentimos y nos oponemos a la barbarie del sistema, pero se les ha hecho difícil. Cada minuto se unen más artistas y escritores a las filas del pensamiento, al quehacer en libertad. Pobres de quienes rinden pleitesía al poder, el tiempo se encargará de ponerlos en su justo lugar.

¿Quién le dio derecho a los comunistas a decidir por el pueblo qué es bueno, qué es malo, qué se puede hacer y qué no?

Un país donde el periodismo que se ejerce es generalmente de pacotilla, de verdades a medias y mentiras ocultas, no puede ser un país digno, mucho menos feliz. Para el periodismo cubano el resto del mundo está muy jodido y Cuba es la tacita de oro que un loco mesiánico nos hizo creer iba hacer algún día. Que todas las vacas darían más de 100 litros de leche diarios como la atormentada “Ubre Blanca”, que en paz descanse si Dios quiere. Esta es la meca de la felicidad, según los periodistas del régimen.

Los artistas y escritores no somos los únicos en saber que en un país comunista el  pueblo en su totalidad es propiedad exclusiva del Estado.  Cuba es un gran campo de concentración rodeado por mar, la “finca de los Castro”, no importa quién esté calentando la silla presidencial. Aquí si eres artista, intelectual, escritor independiente, si disientes de los desmanes estatales, sabes que a todas partes que vayas te acompaña el ojo delator e incriminatorio del Gran Hermano. Te levantas y no puedes pensar en el poema, el capítulo de novela que dejaste inconcluso al acostarte. No. Tienes que salir a la calle a ver si hay pollo, aceite, vianda, rasparte una cola de horas para tratar de agenciarte un producto que le permita a los tuyos palear el hambre y el mal comer del día.

Ahora quisiera escribir sobre el libro que acaba de publicar Carlos Esquivel, en Miami, Diez cuentos que estremecieron a Cuba, sobre La eternidad no basta para todos, libro que publica la editorial de la esquina, poemario con más de cien sonetos de Toni Borrego, quien ahora mismo se recupera en el hospital provincial, donde aún se debate entre la vida y la muerte. Comentar sobre el premio Frank Kafka ganado en la última edición por mi amigo José Alberto Velázquez con su libro Cierra los ojos, no respires, o el premio del poeta Frank Castell, pero para qué, somos escritores de provincia que vamos pasando con muchas penas pero sin pocas glorias por el recinto literario nacional.

La ola represiva, las detenciones arbitrarias contra  artistas, escritores independientes en Cuba, es  feroz, encarnizada por parte de la Seguridad del Estado.

En Cuba la represión contra disidentes, opositores, artistas y escritores independientes no se detiene un segundo, es un tsunami de rabia contra los resueltos a pensar y levantar la voz en contra de las injusticia de un gobierno totalitario. Sus palabras suenan disonantes dentro de una pretendida uniformidad intelectual cacareada por el gobierno, es este último grupo un coro obligado a mentir por miedo.

Por solo citar algunos a los que la maldición comunista ha alcanzado: Ángel Santiesteban, Jorge Olivera, Jorge Ángel Pérez, Víctor Manuel Domínguez, Tania Bruguera, Maribel Feliú, Ghabriel Pérez, Henry Constantín, Rafael Almanza, Guillermo Fariñas, Roberto Jesús Quiñones Haces, José Gabriel Barrenechea, Luis Cino… Los más renombrados, pero estos soñadores no son los únicos perseguidos. 

Escritores y artistas independientes no contamos para el movimiento cultural del país, somos los apestados. También lo son quienes conforman el mapa de la Cuba intelectual, dispersa por el mundo.

El cambio de presidencia en la Isla es solo una payasada de la cúpula que ocupa los puestos en el poder. Solo teatro, puro cuento. Un monigote al que otro tira de los hilos. Un fraude electoral. Lo sabemos, y la mayoría hace mutis.

Me reconforta que a los escritores ya mencionados, en ostracismo perpetuo, esos que día a día hacen sus denuncias, se les sumen escritores de valía como, Manuel García Verdecia, José Alberto Velázquez y Carlos Esquivel. No se quedan callados, hacen públicas sus inconformidades. Eso demuestra que aún existen intelectuales con vergüenza dentro de una sociedad civil depauperada y dócil.

Han dividido a la sociedad civil cubana, el ciudadano de a pie. ¿Hay dos sociedades civiles en Cuba? Sí, esa otra, muy distinta, la gubernamental, a esa que el Estado le da todo su apoyo para que alce su voz en foros internacionales a favor del comunismo, ganan viajes, reciban otras prebendas, levanten banderitas en los actos, y aplaudan los discursos oficiales.

Acuso a los que ejercen el poder que supuestamente les otorga el pueblo por masacrar vil y descaradamente a la sociedad civil que disiente, quienes nos oponemos al sistema imperante en la isla. Sociedad también conformada por artistas y escritores independientes. Tan cubanos, o más, que los esbirros que nos mancillan. Ninguna ‘Coyuntura’ justifica el abuso exacerbado de un gobierno y sus lacayos.

Demando ante el mundo al gobierno cubano que libere a todos los presos políticos, respete las acciones llevadas a cabo por las valerosas Damas de Blanco, a los miembros de partidos opositores, a sus líderes, y respete la vida de José Daniel Ferrer, desaparecido en las mazmorras del país.

Pido que los culpables de la muerte de Oswaldo Payá, respondan ante la justicia, sean procesados y juzgados. Que no haya más cubanos ultrajados en el suelo patrio, Cuba. Que cesen los abusos de los testaferros, que el país deje de ser la finca de los Castros (convertida en eso desde 1959).

Acuso al régimen por mantener un carísimo nivel de vida mientras el pueblo, el de a pie, el trabajador, sobrevive en extrema pobreza.

¿No tenemos patria que añorar? ¿Acaso la Isla es una estancia con muros de agua y no nos pertenece? ¿Somos ovejas, mano de obra barata, esclavos?

Cuba es también de sus hijos en el exilio. De todos los cubanos proscritos, quienes tienen prohibido regresar a su casa, la patria. Para ustedes va un girasol y la dignidad. Mis respetos.

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Rafael Vilches Proenza (Vado del Yeso, Granma, 1965) ha publicado, entre otros libros, “Ángeles desamparados” (novela), “País de fondo” (poesía), “Trazado en el polvo” (poesía), "Café amargo" (poesía) y “Tiro de gracia” (poesía). Por su obra, ha obtenido numerosos premios nacionales e internacionales. Sus textos aparecen en antologías, revistas y periódicos de España, Italia, Nueva Zelanda, Alemania, Puerto Rico, México, Honduras, Brasil, Chile, Colombia, Canadá, Argentina, EEUU y Cuba. Mención en el Premio Nacional de Literatura Independiente 'Gastón Baquero' desde su primera edición. Reside en Cuba.