¡Díaz Canel, singao! La frase más coreada por el pueblo el 11J en Cuba

¿Quién dijo primero ante los cubanos «Díaz Canel, ¡singao!»?

Fue en el barrio de San Isidro, en la Habana Vieja, y lo dijo Maykel Castillo Osorbo. El 4 de abril de 2021 en la puerta de la casa de Luis Manuel Otero Alcántara, donde se había acuartelado parte del Movimiento San Isidro en noviembre del 2020. Tenía todo el barrio delante, cuyos amigos y vecinos le habían ayudado a que la policía no se lo llevara preso momentos antes. Pero siendo justos, hace dos años Silvito el Libre y A12 colgaron un video en el que el estribillo era precisamente este. O sea, sentaron las bases para la popularidad de esta frase y lo hicieron en el momento que Raúl Castro puso al monigote de Diaz Canel en el cargo que hoy ocupa.

Han salido videos nuevos del 11 de julio y la constante en todos es la frase más popular del año en Cuba seguramente: Díaz Canel, ¡singao! Algunos «intelectualoides cultos o cultistas» han mostrado desacuerdo por lo soez del singao, que quiere decir en «cubano» traidor o mal nacido. Son los mismos que ante los discursos de la dictadura castrista, durante años llenos de vulgaridades y mentiras, nunca dijeron una palabra.

Lezama Lima, culto de verdad y el mejor escritor cubano del siglo XX, decía que a él no le gustaba el erotismo, que le gustaba la pornografía, las frases directas, y el capítulo VIII de Paradiso lo demostró. Seguro le hubiese encantado «Díaz Canel, ¡singao!». No lo dudo, era de Centro Habana, de Trocadero 62.

En todos los países europeos, latinoamericanos y en las ciudades de Estados Unidos donde se han hecho manifestaciones por la libertad de Cuba, también esta frase ha sido la más dicha, a modo de grito de solista y en coro.

A un amigo catalán y a otro francés les expliqué hace unos días que en Cuba existe el complejo de la rumba, el guaguancó, la columbia y yambú, y que en todos ellos existe un solista con un coro que le responde. Veo aquí el origen de la popularidad de la frase, pues alguien en las manifestaciones grita «Díaz Canel» y el coro responde «singao», algo típico del guaguancó habanero que todos los cubanos conocemos bien.

«EL 11J superó toda la historia de las protestas en Cuba y a nivel nacional. Pero no olvidemos que el 4 de abril se hizo viral y la foto de Maykel fue recogida en todos los medios digitales en castellano tanto de la supuesta izquierda, como El País, como de la derecha. Trascendió desde ese lugar un video que mostraba a sus pobladores en pie de guerra gritando y cantando, disfrutando del triunfo colectivo del barrio sobre los órganos represores del gobierno, que se quedaron tiesos al ver tanta gente de un barrio apoyando al Movimiento San Isidro. Repito, si el 11J tiene una semilla, fue la del 4 de abril en San Isidro. Si le pongo un ADN, seguro será el de Los acuartelados de San Isidro. Como digo en Adiós al miedo en Cuba:

«EL 11J superó toda la historia de las protestas en Cuba y a nivel nacional. Pero no olvidemos que el 4 de abril se hizo viral y la foto de Maykel fue recogida en todos los medios digitales en castellano tanto de la supuesta izquierda, como El País, como de la derecha. Trascendió desde ese lugar un video que mostraba a sus pobladores en pie de guerra gritando y cantando, disfrutando del triunfo colectivo sobre los órganos represores del gobierno, que se quedaron tiesos al ver tanta gente de un barrio apoyando al Movimiento San Isidro. Repito, si el 11J tiene una semilla, fue la del 4 de abril en San Isidro. Si le pongo un ADN, seguro será el de Los acuartelados de San Isidro».

El 4 de abril de 2021 todos juntos cantaron también ‘Patria y Vida’, una canción que en buena medida nació allí, en San Isidro, y que se supone que nadie en la Isla se atreva siquiera a tararear para no desatar la ira del régimen. Este barrio, uno de los más marginados y pobres de la capital, dejó entonces de serlo para convertirse en un palenque insurgente de hombres y mujeres libres que celebraban las esposas que no pudieron cerrar en las muñecas de Maykel Osorbo. Maykel, rapero vuelto cimarrón, inmortalizaba una escena épica en la que, con un brazo extendido, mostraba sus cadenas rotas y arengaba a la multitud:

-Cuando yo diga Díaz-Canel, ustedes dicen singao… ¡Díaz-Canel!
-¡Singao!
-¡Díaz-Canel!
-¡Singao!