Sigfredo Ariel (1962-2020)

Hoy, 26 de julio de 2020, nos llega la mala noticia: murió, a destiempo, y de improviso casi, allá, en La Habana, Sigfredo Ariel, Sigfredito, como lo llamaba la mayoría.

Siempre que muere un poeta, odio más a los tiranos. Y de nuevo busco hacia atrás en el tiempo, y no hallo, no hallo a un tirano que haya resultado un poeta al menos un poquito sobresaliente.

La poesía, la verdadera poesía es el antónimo de los dictadores, los oportunistas, los “revolucionarios de última hora”, los ultrapendejos.

En mi opinión, es con Las primeras itálicas (1997) que Sigfredo levanta el vuelo poético que lo convertiría en uno de los más destacados de su promoción.

Frank Abel Dopico (también fallecido a destiempo), Sigfredo Ariel, Arístides Vega Chapú (1964) y Norge Espinoza (1971) resultan un cuarteto de poetas de raza nacidos y criados —y criados, que esto es muy importante—  allá, en la ya lejana quizás para siempre, ciudad de Santa Clara. 

A continuación, un poema que escribí en 1989, que explica lo mucho que podría decir en esta nota, en cuya dedicatoria consta Sigfredo Ariel.

Oración por un joven poeta de provincia

A Arístides Vega Chapú
Heriberto Hernández Medina
Joaquín Cabeza de León.
Sigfredo Ariel

Madre Poesía, no permitas
que ese humo de estraza lo disloque,
esos hipocuervos miren por sus ojos,
esos festones de terciopelo
hagan sus colores.

No permitas
que esos loros clandestinos
digan sus palabras, ni dejes
que escuchen las suyas.

Ampáralo de los cancerberos y guardianes
que tienen la celda y las cadenas listas.
Líbralo de los moscardones que esculcan sus papeles.
Escóndelo, Madre, debajo del pétalo que Aquellos desconocen.

23 de julio de 1989

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(El Condado, Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros. En su país natal recibió el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Nacional de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que ya había recibido, en 1983, por su libro de cuentos En el nombre del hijo. En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio y el premio Pluma de Oro de Publicaciones Entre Líneas. Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba. Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros. En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable. Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son. Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.