Carta a mi Papá y su plusvalía paternalista

Dibujo de la autora

El gobierno cubano anunció las nuevas medidas para el Ordenamiento Económico que se implementarán a partir de este mes. El periódico oficialista Juventud Rebelde publicó un artículo escrito por el periodista José Alejandro Rodríguez, titulado Con lupa para llegar abajo. 

A mi papá y su plusvalía paternalista


Papá, tú dices que eres mi papá y eres socialista, marxista, leninista, fidelista… Demasiada gente eres, papá, demasiados nombres eres, demasiados papás tengo.

Pero de eso no quiero hablar ahora. Quiero que hablemos de padre a hija, o de empleador a empleada, ahora que de pronto quieres llamar a las cosas por su nombre, ahora que tú me acusas de vaga, extraviada y malagradecida.

Hay algo que me inquieta y no sé dónde ponerlo.

Hablemos del trabajo, ahora que nos llamas mantenidxs. Mis hermanxs y yo trabajamos 30 días en el mes para ti, papá. Y el salario que obtenemos es de, digamos, 500 pesos, pero si incluimos al valor de este trabajo, no solo el tiempo y lo que se hace en la jornada laboral, sino todo lo que implica que básicamente estemos vivxs y trabajemos de manera eficiente y productiva, se me ocurren algunos ejemplos que puedo mencionar:

“Techo” y todo lo que conlleva mantener este “techo”. Alimento.  El trabajo de cuidados no remunerados (gratis) que hace mi mamá, o como tú le dices: ama de casa. Vestido/ Calzado – Salud- Educación – Transporte (y unos cuántos etcéteras más)

Entonces, papá, tú que dices que me creo merecedora de algo por lo que no he trabajado, me doy cuenta que el salario que me pagas en realidad solo equivale al valor, siendo optimista, que corresponde a 5 de los 30 días que yo trabajo. Visto de otra manera, llevamos la vida entera trabajando gratis para ti, o pagándote porque seas nuestro papá. Tus hijxs llevan 60 años sosteniendo y resistiendo tu explotación. A eso que tú llamas manutención yo puedo decirle esclavitud. Y no me vengas con el discurso del izquierdista ingenuo que si educación y salud gratis. Seamos serios, por favor, papá.

Y entonces me tropiezo con lo que dice Marx (uno de mis otros papás) sobre la plusvalía; que el valor no pagado del trabajo del obrero crea un plus producto del cual se hace propietario el empresario (o sea, tú Papá). Originando así la esencia de la explotación o acumulación capitalista ¿Cómo? ¿No es que éramos, somos, socialistas?

Y bueno, ahora dices que tienes que ajustar la correa, que la sobreprotección no ha funcionado conmigo y mis hermanxs, que somos descarriadxs y desviadxs. Le ronca el mango, papá, escucharte decir esto, cuando ni llorar me permites cuando me pegas. Y no solo eso, ahora hasta reconoces que tienes hijxs que están tan por encima de lxs otrxs que deben mirar con lupa a lxs pobrecitxs hermanxs piojitos de abajo. Me pregunto quién lxs habrá puesto ahí, si eres tú, papá, quién decide todo lo que pasa en esta finca.

Me parece de sabio, papá, que te reconozcas y te pongas en evidencia, llamándote paternalista o, dicho de otra manera, usurpador de derechos. Pero te digo algo, si vas a rectificar ahora, empieza por dejarme ser quien yo quiera ser. Déjame sola, papá, deja que me pierda y me encuentre en mis propias luchas, y que me enfrente a mis enemigos. Los míos, que no tienen que ser los tuyos.

Pero, principalmente, déjame decidir si quiero seguir teniendo un papá como tú. Solo déjame decidir, Papá.

Sin rencores.

Tu ex hija.

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