Ensayo de interpretación sobre ‘Diario de un gato en Facebook’ (IV)

 

La aparición de la Matrix en Diario de un gato en Facebook, de Armando Añel, resulta interesante en cuanto devela la existencia de otra dimensión que, de muchas maneras y a través del ego irracional, nos manipula. Y esta manipulación se hace diversa en estilos y contenidos. Pero la Matrix no rebasa ni controla la incomprensible e inimaginable Conciencia universal.

Cabe apuntar que Añel no trata en este libro la problemática de la Conciencia universal, solo se dedica a relacionar varios procesos de la Matrix como la potencialidad imperfectante (de crear imperfecciones) que esta (la Matrix) tiene para deformar nuestra presencia en el mundo, que sería como decir “nuestra razón de ser lo que no somos”.

La Matrix es la creadora del ego irracional; es la locura o el caos con apariencia de orden; o más bien, con un orden que le permite subsistir ante las conciencias individuales. Pero, en última instancia, se trata de una entropía que busca ganar terreno, cada vez más, en este mundo. De aquí que el ego irracional, en su estrategia, busque aparentar un orden que no es más que un espejismo.

La Matrix no es otra cosa que la virtualidad de la Nada. La Matrix es la contraposición intrínseca de la Conciencia universal. Está dentro de ella y se opone a ella como necesidad de la propia Conciencia para mantener la naturaleza de la creación. De hecho, es por lo que Añel habla —con certeza— de la “supertecnología espiritual de esa otra dimensión”.

Por su parte, los desarrolladores de la Matrix son los encargados de arreglar los desperfectos de esta programación virtual llamada Matrix, pero, como tienen que olvidar lo que realmente son, lo hacen (sus arreglos, claro) completamente inmersos en una Sociedad del Disparate que desdibuja de alguna manera sus esfuerzos codificadores.

El problema fundamental del ser humano es el ego irracional (que al decir de Richard Dawkins viene a ser la numerosa parte egoísta de la evolución) que habla constantemente en la mente, creando un aparente orden psicológico que nos hace creer en una vida que no es tal sino en el espejismo de una vida artificial al modo de un hardware virtual que a través de sus programas (software) manipula nuestras mentes.

Desde este punto de vista —de la programación mental a la cual somos sometidos, y siempre según mi criterio—, Añel denuncia, con toda originalidad y valentía (esto último por el riesgo que corre de ser tildado de gato esmirriado y loco), la esclavitud a que somos llevados, por lo que se transluce que en realidad no somos libres, que la libertad verdadera quizás pudiera venir después de la muerte, cuando nuestra evolución energice los espíritus y nos permita participar de la Conciencia universal.

Guía de esencialidades

La película The Matrix sirve de guía de esencialidades al autor de Diario de un gato en Facebook para recomponer todo un mundo oculto entre bambalinas. Las escenas del filme son símbolos que Añel decodifica en su libro con otras imágenes que muy bien pertenecen al origen de la Creación (o tal vez al preorigen). Si lo vemos todo desde este punto de vista, en que la Creación tuvo otros objetivos pero estos fueron interrumpidos y desviados por la extraña y desordenadora virtualidad de la Nada, comprenderemos —probablemente— cuáles han sido nuestras desviaciones interpretadas —para nuestra confusión— por la Matrix como “pecados originales”.

De la Matrix al libre albedrío

La Matrix es —en sí misma— el virus de la Creación que pernocta inexplicable, y al mismo tiempo por una lucidez divina, en la Conciencia universal.

La Matrix constituye el fundamento contrario de la Creación; el ego irracional que nos descompone, nos desarticula emocional y racionalmente para dar lugar a la Sociedad del Disparate, a la perfidia, a la ambición, para reducir el alma y el espíritu.

El ego irracional es producto de la Nada y nos lleva a ella; nos hace creer en una utopía, un espejismo que nunca se podrá hacer realidad racional. Lo único válido en el proceso de nuestra evolución chardiana es el ergo proteico, el ego racional y el alma.

Dios, como Conciencia universal, reconoce que la Matrix está dentro de Él, y le permite que le rete para así poner a prueba su propia Creación. Es el libre albedrío divino lo que hace que el ser humano escoja por dónde transitar: por lo Racional-Sustancia-Espiritual o por lo Irracional-Materia-Nada. Es esta posibilidad de la elección lo que hace que el ser humano se salve o se condene, pero no desde un punto de vista religioso, sino desde una perspectiva existencial y espiritual.

La amistad

Esto de que “yo soy amigo de tu enemigo, y también soy tu amigo pero nunca seré cómplice de tu enemigo para perjudicarte” implica un fundamento cívico; es el sentido de ser libre al tiempo de que soy ético y tengo, guardo y cuido el principio de la amistad.

La amistad es energía y fuerza y es —junto al amor—una de las pocas cosas coherentes en la Sociedad del Disparate.

El plástico, ¿maligno? (o la dudosa ecología)

Aquí el gato Añel pone en duda la ecología. No se trata del hecho de que no haya que cuidar el planeta. De lo que se trata es de que no se estigmatice a determinadas industrias, en este caso la del plástico. Porque con la estigmatización se busca, principalmente, hacer efectiva una denuncia política contra la industria capitalista y, por carácter transitivo, se pretende crear una atmósfera contraproducente en la derecha. De aquí se deriva que, realmente, todo lo que tenga que ver con la ecología y el clima del planeta se ha politizado a favor de la izquierda. Muchas ONG ocultan ya un sistema de ideas con ciertas tendencias de izquierda y se hacen organizaciones activistas. Y varios de estos temas del clima, de manera general, se hacen falsos, y conforman un capítulo más de la Sociedad del Disparate.

Nerón

A Nerón se le ha conocido siempre como un símbolo de la maldad y la locura. Pero aquí Añel va más allá; es más realista y, por tanto, más auténtico, pues hace que el hecho histórico de Nerón sirva para dar lugar a otro paso más —importante tanto para la arquitectura como para la historia de la maldad humana— al crearse el Coliseo, una gran joya estructural de la construcción y la tecnología humanas.

El pusilánime, el miedo y la arrogancia

En realidad, existe el miedo del pusilánime, que es aquel débil de carácter que necesita depender de otros. Estos pusilánimes son muchos en la Sociedad del Disparate y se les une la ignorancia; cuando creen que tienen el poder, se vuelven arrogantes, prepotentes, se hacen cada vez más estúpidos y causan caos a su alrededor; se vuelven extremadamente irracionales. El ego tiende a comportarse con la mayor actuación negativa posible. Por su miedo a la vida o a perder su poder, cae en una gran irracionalidad, en la inferioridad y el absurdo.

Diversidad, proteccionismo y nacionalismo

La diversidad es uno de los hilos conductores de Diario de un gato en Facebook. El autor reconoce en la diversidad la riqueza humana, incluso la negatividad humana, que también sabe ser diferente, pero que —a pesar de todo— sigue siendo racional.

Cuando la diversidad es inteligente y sensible, resulta imposible que se aleje de los principios y valores humanos. Es entonces que encontramos un ego racional que propone y propicia el orden natural de las cosas.

La diversidad establece la competencia entre los seres; crea los momentos y los espacios para que se den las rivalidades y los retos, los enfrentamientos, que pueden ser armónicos o antagónicos. En el caso de un espacio-tiempo armónico, la diversidad, por sí misma, constituye un estímulo para la creación, muy diferente cuando existen unas coordenadas de tiempo y lugar favorables al antagonismo de lo irracional. Pero en el caso de la diversidad racional y armónica, esta se presenta como una mejor expresión de la vida. Es con certeza la vida en sus infinitas posibilidades, la proyección del universo en su potencialidad de orden y caos.

Pero eso sí, la diversidad debe estar centrada por una unidad. Esa unidad resulta una fuerza inconmensurable que pone un orden fractal dentro de los distintos conjuntos observados, por ejemplo, en el universo, aun cuando puedan estar en contraposición. Ese orden fractal propone distintas marcas pero un mismo patrón esencial. Así, podemos ver una espiral, en la que muchos elementos, orgánicos e inorgánicos, guardan contacto como unidad sustancial de un mismo estilo y forma.

La diversidad así se establece en un orden, aunque siempre se vaya dando una cantidad determinada de entropía (desorden) que afecta buena parte del orden. Y es que el orden reacciona y vuelve a equilibrarse, recomponiéndose en contenido y forma, volviendo a ser diferente, pero sustancialmente igual.

El proteccionismo es un recurso totalmente fallido, envuelto en una máscara de nación; es una manera más de cuidar u ocultar el “yoísmo”. En cambio, la diversidad no necesita esa protección. La diversidad es protegida por su propia libertad de ser. El nacionalismo es la unidad sin la diversidad. El “yoísmo” es el proteccionismo a causa del miedo a desaparecer. La diversidad ante una unidad nacionalista, enfrentados, se transforman en contrarios antagónicos. Solo son armónicos el ego racional y el alma, como dos extremos que se atraen.

De aquí que el ego racional permita ser el “ímpetu” y la “ambición creativa”. Por ende, la arrogancia no es ni “ímpetu” ni “ambición creativa”, sino ego irracional. “Estar por encima del nivel” es rechazar la propia existencia por venir de un ser de la diversidad centrado por la unidad.

Simplemente, los alemanes demostraron su inferioridad cuando quisieron salirse de la diversidad para convertirse únicamente en unidad nacionalista. El nacionalismo, históricamente, ha fallado por ser algo desconectado de la realidad de este mundo.

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