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Aprendices de Donald Trump

Los estadounidenses son tan admirados en América Latina, aun por los ultranacionalistas, que hasta copian sus errores. Los trumpistas tomaron el Capitolio el 6 de enero de 2021 para protestar por unas elecciones (supuestamente) amañadas y para provocar un golpe militar. Llegó la hora del FBI. Hay un millar de los alborotadores en la cárcel o encausados o investigados. Los bolsonaristas hicieron lo mismo el 9 de enero de 2023, dos años más tarde. La diferencia no son los dos años transcurridos. Es que el ejército brasileño es mucho menos delicado. Ya hay varios millares de presos.

Las elecciones no fueron amañadas. Las ganó “Lula” por los pelos. Los separaba menos del uno por ciento: un 50.90 frente al 49.10 %. De muy poco había servido la condena por corrupción en contra de “Lula” que le había impuesto el juez Sergio Moro. Los “negocietes” que había hecho el Partido del Trabajo con Cuba y Fidel Castro en el megapuerto Mariel, 957 millones de dólares tirados a la basura, no fueron suficientes para disuadir a sus electores.

El líder obrero había ganado los comicios por varios millares de votos. Bastaba sólo uno: el mítico elector que inclina la balanza en una u otra dirección. Lula da Silva, es cierto, tenía el apoyo de las personas menos instruidas del país, junto a otras que formaban la pequeña burguesía de la izquierda brasileña, más educada que la media nacional. Había, incluso, una división geográfica: las que están en el nordeste de la enorme nación votaban mayoritariamente por “Lula”. Y los que reciben subsidio (respetado por Bolsonaro y aumentado), y no los que pagan impuestos, pero en las repúblicas los votos no se pesan, sino se cuentan, y el conteo le daba la victoria a “Lula”.

Tal vez hizo muy mal Bolsonaro en no reconocer la victoria de Lula y en no llamarlo para desearle suerte. Acaso hizo muy mal en copiar a Donald Trump. Trump iba desconocer el resultado electoral. Eso se sabía. Tenía que jugar el rol del “líder-enojado con-las-trampas-de-su-adversario”, aunque luego se humillara ante el Secretario de Estado de Georgia, el republicano Brad Raffensperger, pidiéndole que le buscara 11,700 votos que necesitaba para ganar ese Estado, o que se atuviera a las consecuencias penales. ¿O era ese el papel que había pensado para sí mismo? Según el recuento policiaco los primeros bolsonaristas llevaban varias semanas acampando en el remoto vecindario de Brasilia. ¿Quién pagó los autobuses y las comidas?

En todo caso los primeros discípulos del trumpismo no fueron los latinoamericanos, sino los alemanes. En efecto, el 7 de diciembre de 2022 la inteligencia alemana, que siguió la pista desde la primavera, detuvo e interrogó a 25 personas, de un total de 52 sospechosas, vinculadas a un grupo de extrema derecha que preparaba un golpe de estado. Se proponía desbaratar la democracia, revivir el Imperio y colocar a Alemania bajo la autoridad de Heinrich Reuss, quien se hacía llamar “Enrique XIII de Reuss”. Obviamente, pensaban tomar el Parlamento, y para ello contaban con la exdiputaba Birgit Malsak-Winkemann, jueza en Berlín.

El grupo se hacía llamar Patriotische Union o El Consejo (Der Rat) y había comenzado a reclutar policías y militares en activo. Esa fue la señal para indicar a la inteligencia alemana que el movimiento subversivo era mucho más que cuatro chiflados unidos por el rechazo a las vacunas contra el Covid 19, o las delirantes conspiraciones de QAnon. Había comenzado a circular entre ellos literatura antisemita y los papeles de Steve Bannon, el ideólogo de Donald J. Trump.

La dificultad era con el propio pasado de Alemania. Apenas un siglo antes, el 8 de noviembre de 1923, se había producido “el Putsch de Munich” contra la República de Weimar. Adolfo Hitler junto a tres camaradas de su intimidad y con la Tropa de Asalto, las temidas SA, aprovechó que daba una charla Gustav von Kahr, gobernador de Baviera, hombre muy nacionalista y conservador, para intentar dar un golpe partiendo de una cervecería. No pudo. Fracasó y acabó arrestado por la gendarmería. Pero 10 años más tarde los alemanes lo eligieron para poner orden en la casa y en Europa. No habían leído lo que escribió en Mein Kampf, en Mi Lucha, o los que lo habían leído no lo creyeron. Suponer que asesinando a varios millones de judíos, o a todos los judíos, incluso a los niños, se acabarían los problemas en Europa. Era mucho más que un desalmado: se trataba de un descerebrado profundo.

El episodio de la cervecería sirvió para presentarlo en sociedad, a todos los alemanes. Como el “ataque al Moncada” sirvió para presentar a Fidel Castro a todos los cubanos. Como el intento de salir de Carlos Andrés Pérez mediante la violencia le sirvió a Hugo Chávez para que lo conocieran todos los venezolanos. No importaba que hubieran fracasado. Cuando se presentó una segunda oportunidad y la sociedad estaba desesperada le echaron mano a Hitler, a Castro y a Chávez. Sólo hay una salida de esos aventureros y de esa ratonera: la democracia, las instituciones y la ley. Sólo esa.


 

Héctor Manuel Gutiérrez en La Otra Esquina de las Palabras

La actual sede de La Otra Esquina de las Palabras en el Museo de la Diáspora

La Otra Esquina de las Palabras, la tertulia que coordina en Miami el poeta Joaquín Gálvez, invita este viernes 13 de enero, a partir de las 7:30 p.m., a un encuentro con el escritor Héctor Manuel Gutiérrez. La obra del autor será presentada por un panel compuesto por los escritores José Hugo Fernández, Gloria MiladelaRoca, María Elena Lavaud y Alejandra Ferraza.

Día: Viernes 13 de enero

Hora: 7:30 p.m.

Lugar: Museo Americano de la Diáspora Cubana

(1200 Coral Way, Miami, FL 33145)

Héctor Manuel Gutiérrez, PhD., es instructor de español avanzado y literatura hispana, Lector Oficial de Literatura y Cultura Hispánicas en el programa de evaluación superior Advanced Placement, College Board/ETS. Colaborador mensual de la revista musical «Latin Beat». Miembro/fundador de la revista literaria «La huella azul». Editor de contribuciones, «Revista Poetas y Escritores Miami». Colaborador «Revista Suburbano». Colaborador/columnista, «Nagari Magazine». Colaborador «Insularis Magazine».

Es autor de los libros: Cuarentenas (AuthorHouse, marzo 2011), Cuando el viento es amigo (iUniverse, 2019), Dossier Homenaje a Lilliam Moro (Editorial Dos Islas, 2021). De autoría: Ensayos al reverso (Editorial Dos Islas, 2022), Encuentros a la carta: entrevistas en ciernes y La utopía interior: estudio analítico de la ensayística de Ernesto Sábato.


 

Rebelión en la granja

Comenzó y terminó la rebelión en el Partido Republicano contra Donald Trump y, en menor medida, contra Kevin McCarthy. Finalmente, pudo ser elegido McCarthy. Lo que les ha ocurrido a Trump y a McCarthy es lo peor que pudo sucederles: un ataque por la derecha, el bendito o maldito -según se mire- “Freedom Caucus”. De acuerdo con el NYT: Hay alguien a la derecha de Trump y de McCarthy planeando utilizar el Congreso para rehacer el gobierno. Aunque parezca raro, siempre hay una persona a la derecha de Gengis Khan. De la misma manera, siempre hay una persona a la izquierda de Vladimir Ilich (alias ‘Lenin’ o León Bronstein, alias ‘Trotski’). ¡Qué manía de los rusos de complicarlo todo con seudónimos inútiles!

McCarthy necesitaba 218 votos. En las sucesivas votaciones que hubo se quedó corto por un puñado de votos. Pero la animadversión y el partidarismo son refugio de las cuestiones personales y poco tienen que ver con las ideologías. McCarthy tuvo un momento de vacilación en su defensa de Trump. Como es, fundamentalmente, un hombre serio y honrado, no pudo repetir con el rostro adecuado que Joe Biden había perdido las elecciones de noviembre 2020 y había hecho trampas para “supuestamente” ganarlas. Pero lo peor fue el 6 de enero de 2021, cuando aquellos energúmenos se insurreccionaron en el capitolio y buscaron a Nancy Pelosi y al VP Mike Pence para colgarlos. McCarthy no estaba de acuerdo con la violencia y se le notaba la contrariedad.

Cuando vivía en USA solía desayunar o almorzar con un republicano que odiaba a Trump y le daba grandes sumas de dinero al Partido. Le parecía que todo lo que tocaba Trump lo convertía en estiércol. “Es un Midas al revés”, me decía y se reía de su ‘hallazgo’, como si hubiera sido original. No sé cuántas personas piensan como él entre los ‘barones’ -con b de burro-, pero sé que la familia Bush lo detesta y éste era de esa cuerda republicana. No le cabía la menor duda de que la Casa Blanca se había perdido su mejor inquilino. Estaba seguro de que Jeb Bush sería un gran presidente.

¿Trump es el primer presidente estadounidense que podría afrontar la cárcel? Le preguntó el popularísimo Camilo Egaña en CNNE al Juris Doctor Rafael Peñalver, experto en la Constitución americana. A mi juicio, Donald Trump está haciendo todo lo posible porque ello no ocurra. Por eso se declaró candidato antes que nadie. Sus asesores lo persuadieron de que “los demócratas” no se atreverían a intentarlo si él era el candidato republicano. No contaban con el funcionamiento independiente de los poderes del gobierno federal. No son “los demócratas”. Es la inercia del gobierno. Por mucho que traten de impedirlo, no pueden evitarlo.

El Comité del Congreso ha rendido su informe sobre los sucesos del 6 de enero del 2021. Son más de 800 páginas repletas de evidencias: testimonios de testigos presenciales, e-mails de abogados de Trump, y el propio Trump presionando al Secretario de Estado de Georgia, el ingeniero civil republicano Brad Raffensperger, que le procurara miles de votos para ignorar y negar lo que realmente había ocurrido en las urnas. Raffensperger no permitió que eso ocurriera y se ganó el respeto de todas las personas honorables del país. Eso, amén del escándalo de las declaraciones de impuestos, y los esfuerzos de Trump porque no se conociera que algunos de los años no había pagado un solo dólar de impuesto. Invariablemente, venía con la historia de Al Capone, que no fue a la cárcel por las personas que asesinó directa o indirectamente, sino por mentir en las declaraciones de impuestos. Había un elemento de objetividad en esas declaraciones irrefutable.

Si Donald Trump ni siquiera sirve para mantener la disciplina en la extrema derecha del Partido Republicano, ese grupo debe desprenderse de un líder que ha sembrado la confusión en la sociedad estadounidense, y además se dedica a destruir las condiciones que convirtieron a USA en la nación líder del mundo libre tras la Segunda Guerra mundial. Si hay un país que ha crecido económica, científica e intelectualmente en los últimos setenta y cinco años, esa nación es Estados Unidos.

En Rebelión en la granja se dice que “todos los animales son iguales ante la ley … sólo que hay unos más iguales que otros”. La desaparición de ese principio hay que corregirla antes de que sea muy tarde.


Premio Editorial El Ateje, 2022

La Editorial El Ateje anuncia a los ganadores de la segunda entrega de su Premio Editorial El Ateje en reconocimiento a la trayectoria de tres destacadas personalidades de la cultura.

Será entregado el viernes 20 de enero del 2023, a las 8.00 p.m., en el Miami Hispanic Cultural Arts Center: 111 SW 5th Avenida, Miami.

Fundada en Miami en el 2020, la Editorial El Ateje tiene como misión fundamental la difusión y promoción de los valores artísticos de los cubanos en el exilio y como propósito esencial resaltar particularmente la labor de aquellos que han contribuido de manera excepcional a enriquecer las artes cubanas fuera de la Isla.

El Premio Editorial El Ateje reconoce la trayectoria de los creadores cubanos en tres categorías, Poesía, Narrativa y Teatro que llevan por nombre:

Ángel Cuadra de Poesía

Carlos Victoria de Narrativa

Pepe Escarpanter de Teatro

Cada categoría será adjudicada a una personalidad, haciéndosele entrega de una placa de reconocimiento.

Las razones que se tomarán en cuenta a la hora de seleccionar a los galardonados se sustentarán en el aporte de los premiados a las artes a través de su obra y vigencia.

El galardón solo se concederá a figuras vivas, residentes fuera de Cuba y que mantengan una condición de exiliados.

Los laureados en el año 2022 son:

Magali Alabau, Premio Ángel Cuadra de Poesía

Rolando Morelli, Premio Carlos Victoria de Narrativa

Rolando Moreno, Premio Pepe Escarpanter de Teatro

Durante la primera entrega del Premio Editorial El Ateje los galardonados fueron Orlando Rossardi (poesía), Zoé Valdés (narrativa) y Matías Montes Huidobro (teatro).

Los premiados

Magali Alabau (Cienfuegos, Cuba, 1945). Considerada por la crítica como una de las más importantes voces de la poesía cubana contemporánea. Residió muchos años en Woodstock, Nueva York, hasta que se estableció en Naples, Florida, donde actualmente vive. Hasta mediados de los 80 desarrolló una amplia carrera teatral, y tras retirarse del teatro comenzó a escribir poesía. Obtuvo el Premio de la Revista Lyra (New York, 1988), la Beca Oscar B. Cintas de creación literaria (1990-1991), y el Premio de Poesía Latina (1992) a su libro Hermana por el Instituto de Escritores Latinoamericanos de New York. Sus poemas han aparecido en revistas y antologías en Estados Unidos, Cuba, Europa y América Latina. Entre sus libros publicados se encuentran: Electra, Clitemnestra (1986), La extremaunción diaria (1986), Ras (1987), Hermana (1989), Hemos llegado a Ilión (1992), Liebe (1993), Dos mujeres (2011), Volver (2012), Amor fatal (2016), Mordazas (2019), Ir y venir (2017) y Ruinas (2021)

Rolando Morelli. Escritor cubano (Horsens, Dinamarca, 1953). Creció en Camagüey, Cuba. Narrador, poeta, dramaturgo, ensayista, editor y profesor universitario jubilado. Es editor general de la serie Dossier / Cuadernos monográficos, de Ediciones La Gota de Agua, con sede en Filadelfia, Pennsylvania (Estados Unidos). Entre sus títulos más recientes se encuentran la novela Historias que nunca nos contaron, presentada en la Maison de l’Amérique Latine, de Paris, (ya traducida al francés); los libros de cuentos, En tabletas de barro y por otros medios, Cuentos argentinos de Cuba para un editor español, y la trilogía de relatos sobre el Mariel, Y el mar, de fondo. La revista digital venezolana, Letralia, tierra de letras, lo ha incluido entre los narradores de varios países que colaboran en el libro conmemorativo por el veinticinco aniversario de la publicación. Otros libros de relatos, y una compilación de la poesía del autor, aguardan su próxima publicación.

Rolando Moreno. Escenógrafo, director teatral y dramaturgo nacido en La Habana. Comenzó su carrera como diseñador en el Teatro Lírico Nacional. Años después se establece en Estados Unidos. Su carrera en Miami ha sido notable. Funda Maroma Players, institución con la que dirige, entre otras, Delito en la isla de las cabras, Divinas palabras y Un tranvía llamado deseo. Del dramaturgo Virgilio Piñera ha dirigido El no y Jesús. Otros trabajos, Esperando a Godot, Fuenteovejuna, Alguien quiere decir una oración, Josefina la viajera, Si vas a comer espera por Virgilio, La retirada de Moscú, Tres tazas de trigo, El médico a palos, Sabina y Lucrecia, Ligazón, El malentendido, Las sillas, Retrato de Aura, Lorca con un vestido verde, La libertad prestada y Los intereses creados. De su autoría, las obras Alma de Cuba, Casa de Marina y Sin retorno, entre otras.


Contacto: Luis de la Paz
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The Most Important Event in Human History

The invention of the wheel is generally considered to be a significant event in human history, as it revolutionized transportation and made it easier for people to move goods and materials over long distances. The wheel also facilitated the development of more efficient and effective methods of agriculture and industry, which in turn led to the growth and expansion of human societies.

The discovery of fire is also generally considered to be a significant event in human history, as it provided a source of warmth, light, and protection from predators. Fire also made it possible for humans to cook food, which allowed them to expand their diet and improve their nutrition. In addition, fire played a central role in many cultural and social activities, such as religious ceremonies, storytelling, and communication.

It is difficult to say which of these events is more important, as both have had significant and lasting impacts on human society. Both the invention of the wheel and the discovery of fire can be considered major milestones in human history and have shaped the way we live and interact with the world.

It is difficult to identify a single most important event in human history, as different people might prioritize different events based on their own perspectives and values. Some people might argue that events such as the invention of agriculture, the development of written language, or the discovery of fire were particularly significant milestones that had a transformative impact on human societies. Others might point to more recent events, such as the scientific and technological revolutions of the modern era, as being the most significant.

Ultimately, the most important event in human history is a matter of personal opinion and will depend on one’s perspective and priorities. It is important to recognize that many different events have shaped human history and have contributed to the development of human societies over time.


 

La lectura, ese resplandor

La lectura, esa pasión irredenta que desde la niñez me cautivara —incluso cuando apareció la Internet—, jamás dejaría de apresarme entre sus redes, para convertirme, desde entonces y para siempre, en uno de sus cautivos.

Sobre esta lúcida costumbre (que cada día pierde más adeptos, cuya actitud me apena), muchos grandes escritores han confesado, en libros y entrevistas, sus puntos de vista.

Leamos los siguientes criterios escogidos de un libro mío que, publicado en Ecuador en el 2009, luego comentaré:

Ernest Hemingway

Comienzo con el Premio Nobel Ernest Hemingway, autor de la ya clásica noveleta El viejo y el mar, quien sostuvo que […]

Mark Twain, Flaubert, Stendhal, Bach, Turguéniev, Tolstoi, Dostoievski, Chéjov, Andrew Marvell, John Donne, Maupassant, el Kipling bueno, Thoreau, el capitán Marryat, Shakespeare, Mozart, Quevedo, Dante, Virgilio, Tintoreto, Hyeronimus Bosch, Breughel, Patinir, Goya, Giotto, Cezanne, Van Gogh, Gauguin, San Juan de la Cruz, Góngora… me llevaría un día recordarlos a todos. Y además daría la impresión de que estoy exhibiendo una erudición que no poseo en lugar de tratar de recordar a todos los que han influido en mi vida y en mi obra. Esta no es una pregunta vieja y trillada. Es una pregunta muy buena, pero solemne, y requiere de un examen de conciencia. Incluyo a los pintores, o empecé a incluirlos, porque aprendo tanto de los pintores como de los escritores sobre el arte de escribir. ¿Qué cómo se hace eso? […] Creo que lo que uno aprende de los compositores y del estudio de la armonía y el contrapunto sí es obvio…

Con Twain hay que dejar pasar dos o tres años. Uno lo recuerda demasiado bien. Leo algo de Shakespeare todos los años, siempre El Rey Lear. Leer eso lo reanima a uno…

Siempre estoy leyendo libros, tantos como hay. Me los raciono para que nunca me falten… [Esos escritores y pintores] son parte de la manera de aprender a ver, a oír, a pensar, a sentir y no sentir, y a escribir. El pozo es donde está el «jugo» de uno. Nadie sabe de qué está hecho, y uno mismo menos. Uno sólo sabe si lo tiene o si tiene que esperar a que vuelva.

Jorge Luis Borges

Otros han preferido escribir hondos versos, como el definitorio “Poema de los dones”, del argentino universal Jorge Luis Borges (1899-1986), quien dejó escritas, en sus clásicos cuartetos, sus poderosas razones de amor a la lectura y los libros:

Nadie rebaje a lágrima o reproche / Esta declaración de la maestría / De Dios, que con magnífica ironía / Me dio a la vez los libros y la noche. // De esta ciudad de libros hizo dueños / A unos ojos sin luz, que sólo pueden / Leer en las bibliotecas de los sueños / Los insensatos párrafos que ceden // Las albas a su afán. En vano el día / Les prodiga sus libros infinitos, Arduos como los arduos manuscritos / Que perecieron en Alejandría. // De hambre y de sed (narra una historia griega) / Muere un rey entre fuentes y jardines; / Yo fatigo sin rumbo los confines / De esa alta y honda biblioteca ciega. // Enciclopedias, atlas, el Oriente / Y el Occidente, siglos, dinastías, / Símbolos, cosmos y cosmogonías / Brindan los muros, pero inútilmente. […] Al errar por las lentas galerías / Suelo sentir con vago horror sagrado / Que soy el otro, el muerto, el que habrá dado / Los mismos pasos en los mismos días. […]

Henry Miller

Por su parte, el brillante narrador norteamericano Henry Miller confesaría con la lucidez que lo caracterizara, en sus decisivas novelas Trópico de Cáncer y Trópico de Capricornio, lo siguiente:

De todos los escritores norteamericanos que he conocido, Sherwood Anderson sobresale como el que más me gustó. Dos Passos era un tipo cordial y maravilloso, pero Sherwood Anderson… bueno, yo había estado enamorado de su obra, su estilo, su lenguaje, desde el principio. Y me caía bien como hombre, aunque diferíamos totalmente sobre la mayor parte de las cosas, especialmente sobre los Estados Unidos. Él amaba al país, lo conocía íntimamente, amaba a la gente y a todo lo que tuviera que ver con los Estados Unidos. Yo era lo contrario, pero me encantaba oír lo que él pensaba sobre los Estados Unidos.

Los escritores que yo amo son muy diversos. Son los escritores que son más que escritores. Poseen esa misteriosa cualidad que es metafísica, oculta, qué sé yo, no sé qué palabra usar, ese pequeño algo adicional que desborda los límites de la literatura. La gente, ve usted, lee para distraerse, para pasar el tiempo o para instruirse. Ahora bien, yo nunca leo para pasar el tiempo ni para instruirme; leo para que me saquen de mí mismo, para que me pongan en éxtasis.

Katherine Anne Porter

En el caso de la narradora norteamericana Katherine Anne Porter, por supuesto, su confesión fue otra. De tal suerte, como jugando, nos diría aspectos esenciales del placer que constituye la genuina lectura:

Todas las casas antiguas que yo conocí de niña estaban llenas de libros, comprados por los miembros de una generación tras otra de la familia. Todo el mundo era letrado como cuestión de rutina. Nadie le decía a una que leyera o no leyera tal cosa. Los libros estaban allí para ser leídos, y nosotros leíamos. Yo crecí en una especie de mezcolanza. Leí los sonetos de Shakespeare a los trece años, y estoy completamente segura de que me causaron la impresión más profunda de cuanto haya leído. Durante un tiempo supe de memoria toda la secuencia; ahora sólo puedo recordar dos o tres de los sonetos. Ese fue el momento decisivo de mi vida, cuando leí los sonetos de Shakespeare, y después, de un sólo golpe, todo Dante, en ese libro grandote ilustrado por Gustave Doré. Las obras teatrales las vi en escena, pero no recuerdo haberlas leído con algún interés. Ah, bueno, y leí todo tipo de poesía: Homero, Ronsard, todos los viejos poetas franceses traducidos. También teníamos una buena biblioteca de… bueno, podríamos decir de los filósofos laicos. Montaigne me influyó increíblemente cuando era muy joven. Y un día, cuando tenía unos catorce años, mi padre me llevó ante una gran hilera de libros y me dijo: «¿Por qué no lees esto? ¡Te sacará unas cuantas ideas tontas de la cabeza!» Era la colección completa del diccionario filosófico de Voltaire, anotado por Smollett. Y me lo leí entero; tardé como cinco años.

 Aldous Huxley

Por su parte, el excelente narrador inglés Aldous Huxley subrayaría que:

[…] Hay muchos narradores excelentes que son sencillamente narradores, y creo que ese es un don maravilloso, después de todo. Supongo que el ejemplo extremo es Dumas: ese viejo caballero extraordinario que se sentaba y escribía como si tal cosa seis volúmenes de El Conde de Montecristo en unos cuantos meses. ¡Y vaya que es una buena novela! Pero no es la última palabra. Cuando uno puede encontrar narradores que contengan al mismo tiempo una especie de significado parabólico (como el que se encuentra, pongamos por caso, en Dostoievski o en lo mejor de Tolstoi), eso es algo extraordinario, me parece a mí. Siempre quedo con la boca abierta cuando releo algunas de las piezas cortas de Tolstoi, como La muerte de Iván Ilich. ¡Qué obra prodigiosa es esa! O algunas de las cosas cortas de Dostoievski, como La casa de los muertos.

François Mauriac

El gran narrador galo François Mauriac diría que […]

Casi todas las obras mueren en tanto que los hombres permanecen. Rara vez leemos algo de Rousseau que no sean sus Confesiones, o de Chateaubriand […] sus Memorias de ultratumba. Sólo ellos nos interesan. He sido siempre y sigo siendo un gran admirador de Gide. Ya parece, sin embargo, que sólo su diario y Si la semilla no muere, la historia de su infancia, tienen probabilidades de sobrevivir. Lo más raro en la literatura y el único éxito, es que el autor desaparezca y su obra permanezca.

Casi no existen escritores que desaparezcan dentro de sus obras. Lo que sucede casi siempre es lo contrario. Aun los grandes personajes que han sobrevivido en las novelas se encuentran más ahora en los manuales e historias de la literatura, como en un museo. Como criaturas vivientes se gastan y se debilitan. Algunas veces hasta se les ve morir. A Madame Bovary la vemos menos saludable que antes… Sí, incluso Anna Karenina, incluso los Karamazov. En primer lugar, porque necesitan lectores para vivir, y las nuevas generaciones son cada vez menos capaces de proporcionarles el aire que necesitan para respirar.

Boris Pasternak

Y el poeta, novelista y Premio Nobel de Literatura, Boris Pasternak, estimaba que […]

La grandeza de un escritor no tiene nada que ver con el tema en sí, sino únicamente con la medida en que el tema toca al autor. Lo que cuenta es la densidad el estilo. A través del estilo de Hemingway uno siente materia, hierro, madera […] Admiro a Hemingway, pero prefiero lo que conozco de Faulkner. Luz de agosto es un libro maravilloso. El personaje de la pequeña mujer embarazada es inolvidable. Mientras ella viaja a pie de Alabama a Tennessee, quienes nunca hemos estado allí captamos algo de la inmensidad del Sur de los Estados Unidos, de su esencia…

Así, he aquí, en apenas apuntes, se evocan disímiles criterios sobre «el arte de la lectura», tal muchos definieran ese irreprimible acto que nos sumerge en el extraordinario buceo en el alma a que nos someten la lectura y los libros con su pasión irredenta.

A continuación, les propongo el siguiente texto, también sobre la lectura, asimismo incluido en ese otro libro mío:

La maravillosa aventura

Desde la milenaria cultura china hasta nuestra época de sofisticadas computadoras, al margen de sus necesarios cambios, la lectura y, por supuesto, el libro, han sido, son y serán esenciales a la hora de emprender la maravillosa aventura que constituye el disfrute de un excelente haz de versos, una buena novela o un convincente ensayo.

Armado de este y otros presupuestos —entre los que no escapaba el deseo de que mis congéneres leyeran más y mejor—, creé en La Habana de marzo de 1986 y en la revista juvenil Muchacha, una sección que, en forma de encuesta, atraería la atención no solo de los estudiantes de las enseñanzas media y superior de mi país, sino también de cientos de lectores cubanos.

Hasta diciembre de 1987 (laboré casi dos años en el empeño), aparecerían cada mes en dicha revista los más variados juicios como respuestas a mi pregunta: «¿Qué diez libros recomienda a los jóvenes?»

Un extenso haz de poetas, narradores, teatristas, ensayistas, periodistas, especialistas literarios, editores y pedagogos, emitirían sus puntos de vista con diversas sugerencias de interés.

Cuando concluí esa sección en dicha revista, ¿gracias o por culpa? de mi ¿hábito, manía, vicio…? de antólogo, preparé un volumen —con aquellos criterios, a los que uní artículos y ensayos de autores extranjeros, de mayor intención y extensión— que nunca se pudo publicar entonces, a causa de los tristemente recordados “90 del pasado siglo, cuando el [des]gobierno por su común incapacidad para resolver la carencia de todo, impusiera (y aún continúa) el denominado Período Especial, renombrado por este cronista Período EspAcial, pues andábamos exangües las calles —hambruna mediante—, tales tropicales astronautas, por el Espacio Sideral.

Sin embargo, aquel esfuerzo solo podría ver la luz unos meses más tarde: en el Ecuador de 2009, a propósito de la Campaña Nacional «Eugenio Espejo» por el Libro y la Lectura, cuando guiado de nuevo por el deseo de que les sirviera a los lectores ecuatorianos de todas las edades, le enviara, a través de un colegamigo de ese país, al director  general de esa Campaña y laureado narrador Iván Égüez, mi libro. Suerte de brújula en el viaje mágico y misterioso que resulta adentrarse con esos amigos que nos esperan en la aventura de aprehender y aprender los secretos de la vida y la poesía de la existencia.

Y titulé ese proyecto: La lectura, ese resplandor (aunque tenía otros, como Los libros de la vida y El viaje mágico y maravilloso), donde anoté como epígrafe esta cita: «Por fortuna, los libros de la vida no son tantos», extraída de la crónica «La literatura sin dolor», del Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, también incluida en la mencionada edición.

Mas quiero añadir que, como dije arriba, había pensado en el también sugerente El viaje mágico y maravilloso no solo como un homenaje-alegoría de la hermosa canción del célebre cuarteto inglés que —unida a Let it be y Michelle— aun conforman mi trilogía esencial del cuarteto de Liverpool, sino porque, con tal título, quizás atraería más la atención de los presuntos lectores, tal sucedería con la nueva nominación en Ecuador.

Y no poca alegría recibí poco después por parte de Luis Zúñiga  —laureado autor de la varias veces editada novela Manuela y entonces Consejero Cultural de la Embajada de Ecuador—, quien no solo fungiría de enlace con Iván Egüez, sino además me informaría que mi libro había sido acogido con entusiasmo por centenares de lectores, lo que satisfizo mi extensa e intensa tarea que, con tanto esfuerzo y afán, había realizado durante varios meses. Y corroboraría que la lectura y la literatura siempre seguirán restañando heridas, abriendo senderos, alumbrando la existencia.

[Aquel volumen se publicó en febrero de 2009, con un Introito (Introducción) —del que tomo este fragmento—en Quito. Así, se concretaría aquel inveterado sueño de quien firma estas cuartillas que espero sean hoy del interés del ciberlector, como lo fuera entonces mi volumen para los ciudadanos de ese país.]


 

Argentina, el fútbol y un raro fenómeno

Todos hemos visto las imágenes. Merecieron ganar. Fue un partido “no apto para cardiacos”. Dos a cero hasta casi el final. De pronto los franceses empatan. Los argentinos vuelven a hacer otro gol en los últimos momentos. Los argentinos creen que han ganado. No es “posible” que Francia vuelva a empatar. Es el delirio total en las gradas de los fanáticos argentinos. Un golazo de Kylian Mbappé y Francia vuelve a empatar. El partido se decidirá por penaltis. Es el momento de los porteros. Emiliano (“Dibu”) Martínez atrapa dos bolas. Argentina gana y está muy feliz. Los argentinos se besan y abrazan en las calles de su país. Por un buen rato olvidan las divisiones y las penurias. Son, otra vez, campeones del mundo de fútbol.

Por no faltarle, tiene hasta el tributo de los centros marginales de la información, las llamadas “redes sociales”, que pronto serán el modo de comunicación habitual (mis nietas no utilizan la tv o la radio): 27 millones de veces ha aparecido en pantalla la imagen de Leo Messi con el trofeo. Eso ocurrió en los días 18 y 19 de diciembre de 2022, cuando ganaron la competición. También sus partidarios han oprimido la señal de “like” como si se tratara de otro campeonato y lo han ganado. Hacía 36 años que el fenómeno no ocurría.

 Desde México en 1986. Las “redes sociales” comenzaron, tímidamente, en esos años. Pero se desarrollaron plenamente a partir del 2000. Cuando eso sucedió también estaba el mejor jugador del mundo junto a ellos, Diego Armando Maradona. Ahora ese rango y esa distinción le tocaron a Leo Messi. Sin la “Mano de Dios” tocando el balón para ayudar a la Argentina frente a los ingleses. Esta vez fue sin complicidad sobrenatural alguna.

Dejemos la polémica habitual. Pelé, el brasileño, Maradona y Messi son tres grandes. Pelé está muriéndose, Maradona ya murió en el 2010, prematuramente, y Messi podría retirarse pronto. Entremos en otra discusión: qué significa el fútbol para Argentina. Me habría gustado conocer la opinión de mi amigo, el sociólogo Juan José  Sebrelli. Creo que es la religión de numerosos argentinos. Casi todos creen en el fútbol como algo central de sus vidas, y están dispuestos a perdonárselo todo a quien funja como “dios” provisionalmente.

Es al revés. En el cristianismo Dios le perdona todo a los cristianos, pero eso no es gratis. A cambio debe mostrar un genuino arrepentimiento público o privado. En Argentina todos, o casi todos, menos Sebrelli, están dispuestos a perdonar la mayor ofensa (meter un gol con la mano), siempre que el que la comete sea “dios” y sin necesidad de arrepentimiento. Digamos: que con “recochineo”, esa palabra tan fuerte españolísima.

Pero significa más todavía. Los argentinos encuentran en el fútbol la expiación del pecado de haberse inhibido de la batalla por el desarrollo. No es posible evadirse de la información de que Argentina, hasta 1930, era una de las naciones más exitosas de la tierra. A partir de ese año comenzó el extravío. Hasta ese punto, Inglaterra, fundamentalmente, proporcionaba los recursos para las inversiones y las innovaciones esenciales.

Por ejemplo, los trenes que podían sacar los granos de cualquier provincia, y las carnes que necesitaban barcos refrigerados para cualquier trayecto de más de tres días. Europa, con sus campos deshechos por la Primera Guerra mundial (1914-1918), requería alimentos, y Argentina se los proporcionaba. Después de la Primera Guerra mundial vino la Segunda (1939-1945), pero ya estaba instalado Juan Domingo Perón, un militar carismático, en Buenos Aires, primero como Secretario del Trabajo y luego, a partir de 1946, como presidente.

De esos años es el “discurso“ sobre Economía de Perón. Un ayudante le advierte que no hay dólares ni libras de esterlina en el tesoro público. Perón sale al balcón y hace una pregunta retórica: “¿Ha visto la clase trabajadora argentina un dólar?” “No” responde con un rugido unánime y desafiante ‘la clase trabajadora argentina’, (para esa época los “descamisados” del peronismo). Si nadie lo ha visto es prescindible. Perón es un demagogo o un ignorante. A mediados del siglo XX le dan un golpe de Estado. Da ciertos tumbos por América Latina tratando de recuperar el poder y acaba en la España del general Francisco Franco, entonces el decano de los dictadores de habla hispana (más tarde sería Fidel Castro, entronizado en 1959).

Franco cree en “el pan y circo”. Dota a los españoles de una buena cantidad de circo. La gran afición por el fútbol viene con el franquismo. El argentino Alfredo Di Stéfano, llamado “la saeta de oro”, es elegido por Franco para jugar con el Real Madrid. Se lo disputaba, con razones, el Barça. Franco creía que le correspondía a Madrid tener un equipo de fútbol maravilloso. Los catalanes eran demasiado levantiscos. El Real Madrid, con Di Stéfano, gana cinco veces consecutivas los campeonatos de Europa (1956-1960). A España le ocurría lo que a la Argentina. Había tenido un pasado fastuoso de primera potencia mundial. Era la época en que Argentina era diferente a su entorno. A partir de ahí sólo era diferente en el fútbol. Afortunadamente el fútbol mezclado con la democracia. Por eso se abrazan a ese rasgo de la convivencia. Los argentinos quieren que se les juzgue por el trazo con que se distinguen en el planeta. Yo creo que sigue siendo una gran nación.


Diez respuestas de Faisel Iglesias

2022 es el año, también, de la segunda parte del libro Retrato del exilio cubano, serie de entrevistas que Neo Club Ediciones publicó en 2015 y cuya principal intención, como el título indica, fue dar a conocer una especie de radiografía de la comunidad cubana en el exterior a través de sus definiciones. Ahora, con nuevos entrevistados de ambas orillas, esta segunda entrega de la saga profundiza en el contexto cubano del día después, cuando el castrismo en el poder entra en su recta final.

Al habla con el escritor y abogado Faisel Iglesias:

Armando Añel- ¿Qué es para usted la patria?

FaiseI Iglesias –  Hay un tiempo que añoro y que amo. El tiempo de mis mayores. Hoy me gustaría hablar por ellos. Benny More decía que la patria era “un rincón querido”. Martí, con ese mejor decir, expresaba que “patria es humanidad”, dándole una dimensión sin igual.

Ahora, el significado estricto de la palabra alude a “la tierra de nuestros padres”. Pero, cuando decimos Patria también decimos Nación, donde se unen las personas que conviven como una comunidad social interrelacionada a través de lazos económicos, idiomáticos, culturales, históricos y políticos. Significa un discurso histórico. Es por tanto una categoría, un concepto dinámico. Hoy, por ejemplo, con la Revolución Digital, se diluyen las fronteras, las distancias. De modo que Patria es una abstracción necesaria que, como en el amor, sin ella todo hombre, sea bueno o malo, será infeliz.

AA- ¿Qué es la libertad?

FI- La libertad está relacionada con la dignidad humana, con la capacidad del disfrute de esos dones que la naturaleza nos da sencilla y naturalmente. Es el ejercicio pleno de sí mismo, en armonía con la sociedad, la verdad y el discurso de la naturaleza. Ello requiere, en nuestro tiempo, la posibilidad de su ejercicio. Hoy, por ejemplo, en Cuba es imposible la palabra libertad porque hay una doctrina que sustituye nuestra cabeza, un partido que impone su voluntad, un Estado cuyo fin es sostener el poder a diestra y siniestra. Hoy en Cuba la libertad es un crimen.

AA- ¿Cómo y cuándo Cuba será libre?

FI- Cuba será libre el día que los cubanos puedan disfrutar de sus derechos inalienables, el soberano sea el ciudadano y el fin del derecho sea la justicia; que es lo armónico, lo equilibrado, lo que se merece cada quien en armonía con la sociedad, los valores de la ciencia y el discurso de la naturaleza. No habrá libertad de Cuba sin libertad de los cubanos.

AA- ¿Qué hacemos con, o qué se hacen, los cientos de miles de cubanos considerados castristas una vez Cuba sea libre?

FI-  Tuve el honor de recibir una vez un email Desmond Tutu, el religioso sudafricano, líder de los Tribunales de la Verdad y la Reconciliación Nacional.  Eso me hizo pensar que la humanidad sensible e inteligente nos llama a la reconciliación.

AA- La difamación, el brete, las teorías de la conspiración, etc., han contribuido grandemente a afianzar el totalitarismo en Cuba en los últimos 63 años. ¿Cómo atenuar esta tendencia sociológica en una Cuba en democracia, con conexión abierta a Internet?

FI- Recientemente mi esposa, que aún vive en Cuba, me dijo: “pareciera que los cubanos se odian los unos a los otros. Los ves en las colas y parecen fieras. Nadie confía en nadie”. Juan Formell, aquel talentoso músico, lacayo del castrismo, lo cantó: “Nadie quiere a nadie / se acabó el querer”. Y es cierto, Cuba ha sufrido un grave daño antropológico. Así le pasó a Haití, cuando una revolución verdadera se desnaturalizó y el odio y la venganza se hizo dueña de la nación. Y todavía no se ha podido liberar de esos atavismos. Cuba está en el camino de haitianización de la sociedad. Si no logramos un proyecto de país con respeto a la dignidad humana, desideologizado, con la soberanía del individuo y con justicia la noche será eterna.

AA- ¿Usted votaría a favor de incluir una asignatura contra la envidia en un futuro sistema de educación en Cuba?

FI- Primero hay que reconstruir esas células primarias que el castrismo destruyó intencionalmente: la familia, los amigos. Donde el amor y la fidelidad son cuestión de honor. Desarrollar el sentido de pertenencia. Porque, en la educación de los hijos, la familia es insustituible. Y claro, la educación, la instrucción y la cultura deben procurar el desarrollo del civismo consciente de las nuevas generaciones.

AA- ¿Cuán positivamente puede contribuir a la liberación y desarrollo de Cuba el activismo político youtuber liderado actualmente, entre otros, por influencers como los Pichy Boys, Alain Paparazzi o Alexander Otaola?

FI- Vivimos en la era de la Revolución Digital. Es un tiempo en que la verdad y la mentira se nos muestran con la misma cara, con la misma calidad. Para este nuevo tiempo el ser humano necesita una cualidad de entendimiento superior a la razón. Necesita discernimiento. Esa capacidad de distinguir, en virtud de leyes superiores, dónde está la verdad. Es una cualidad del hombre posmoderno. Ojo, los influencers son una verdad de nuestro tiempo. Somos nosotros los que debemos estar a la altura de nuestro tiempo.

A modo de ejemplo, te contaré una verdad histórica hasta hoy oculta: Recordarás los sucesos del 11, 12 y 13 de julio de 2021. Recordarás cómo los influencers llamaban a los manifestantes:

“¡Para el Malecón! ¡Para el Malecón!”.

Sin embargo, yo había estado en el Malecón en 1994. Recordaba que detrás de nosotros estaban el muro y el mar. Al frente teníamos las bocacalles donde se emboscaban las fuerzas represivas y nos apresaban sin poder escapar. Por eso desde mi casa, en mi vieja computadora, les hablé por las redes sociales: “Para el Malecón no, frente el Capitolio, frente a las sedes del Partido, frente a las instituciones del Estado, frente a los centro de poder, que los dirigentes del gobierno sientan la presión, los reclamos de la ciudadanía, y desde donde ustedes puedan escapar”. Y eso hizo la multitud.

Igual sucedió cuando comenzaron con las consignas. Nos comunicamos con algunos líderes, y les dijimos: no pidan derechos políticos ni ideológicos, pidan derechos naturales: Libertad, libertad de expresión, libertad de creación. Es decir, los derechos que proclama el Pacto Social. Ninguna consigna de ningún grupo ideológico o partidario, sino los derechos inalienables, esos con los que nace el ser humano y que no debe a ninguna revolución, a ninguna ideología, a ningún partido, a ningún líder, a ningún gobierno. Y eso hicieron.

Un día la prensa logró entrevistar a uno de los manifestantes. El periodista le preguntó: ¿Por qué ustedes luchan? Y el manifestante le contestó: “Por la soberanía del ciudadano.” Me quedé muy impresionado. La tesis de la soberanía del ciudadano fue primero el producto de una investigación de muchos años, después fue una tesis académica y al final fue el libro de ensayos El soberano es el ciudadano, que tú me editaste y publicaste. Entonces hice todos los esfuerzos por localizar al manifestante. Y lo logré. Le pregunté que de dónde había sacado eso de que el soberano es el ciudadano. Y me contestó: “Licenciado, aquí a usted todo el mundo lo conoce”.

Y cómo pudo ser, si yo no soy un influencer, si yo no soy una persona con cualidades para la expresión ante las cámaras… entonces pensando y repensando, me di cuenta que como cae al pasto el rocío, la respuesta cae a la pregunta y la ayuda llega a la necesidad y las ideas caen en las mentes claras cuando las llama la necesidad. Por eso Martí hablaba de la “circulación de las ideas”. Las ideas no se matan, se respetan, se circulan, se alimentan. La que no sirve para hoy, quizás mañana tenga su día.

AA- ¿Qué tipo de influencia puede ejercer Estados Unidos en el futuro de Cuba teniendo en cuenta los estrechos lazos existentes entre ambos países desde hace, por lo menos, tres siglos?

FI- Estados Unidos es una superpotencia. Y los imperios siempre han existido, existen y existirán. Y su permanencia en el tiempo nos demuestra que alguna legitimidad tienen. Por lo pronto, debemos saber que de la misma manera que Roma en su época desarrolló una nueva concepción de la sociedad, el Estado y el derecho, de los cuales aún nos alimentamos, Estados Unidos es la Roma de nuestro tiempo. No por casualidad está al frente de la investigación científica, la productividad, el comercio, la cultura, el deporte… Es además el país líder de nuestro hemisferio, el hemisferio occidental, nuestro espacio vital natural. Y

José Martí dijo que había que “integrar a Cuba a las Américas y el mundo”.

AA- ¿Usted quiere ser enterrado en la mayor de las Antillas o, por el contrario, prefiere que sus cenizas sean arrojadas al mar?

FI- Preferiría en vez de ser enterrado llegar a ser “acorazonado”. Quedarme viviendo en el corazón y en la memoria colectiva de la gente.

AA- Por favor, revélenos el nombre secreto de Cuba.

FI- ¡Cuba! ¡Cuba!
Verde caimán del Caribe.
Lagarto verde.
Isla hembra.
Así llamada por los poetas.
Por tu fiesta de colorines.
Por tu color de esperanza.
Por tus ojos de piedra y agua.
Por estrecha y larga,
como si flotaras siempre.
Siempre poseída.
Charco de culpa en la memoria.
Gota de sangre dividida.
Salta el discurso de los culpables,
rivales eternos,
cobardes de la historia,
responsables del crimen.


 

‘Los que no volvimos’, de Marlene Denis Valle

Ya en Amazon Los que no volvimos (Vadeletras Editorial), poemario de la escritora cubana Marlene Denis Valle.

«Estos versos representan el andar cotidiano de la diáspora y no han hallado el modo de romper las cadenas con el pasado», apunta la autora. «Hambruna, insalubridad, ruinas, maltratos verbales y físicos, cárcel, asesinatos policiales, destierro forzoso… Cada día que ha pasado Cuba bajo el sistema totalitario, que dura y perdura por 63 años, ha ido reforzando en la mentalidad del cubano libre -y entrecomillo el libre- el anhelo de ver nuestra tierra redimida y el ansia de abrazarla, pero también la esperanza tiene sus límites. De ahí se derivan estos versos parias».

Marlene Denis ha participado como poeta y académica en varios Festivales de Poesía dentro y fuera de España. Ha publicado decenas de libros y su obra ha sido recogida en numerosas antologías. También ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués, rumano, ruso, alemán y árabe. Recibió la Medalla San Isidoro de Sevilla que otorga la Unión Nacional de Escritores de España.


 

Un episodio oculto del anti-sionismo

Dominique Lapierre ha muerto. Tenía 91 años. Cuando lo conocí me interesaba escribir sobre el tema de la formación del Estado de Israel él le había dedicado todo un libroEra un formidable cronista, formado en el trabajo de Paris Match, revista en la que había colaborado por unos años. En esa época traía adosado a Larry Collins, un periodista estadounidense que le aportaría los lectores de habla inglesa. Pero el trabajo esencial era él quien lo gestionaba o, por lo menos, a mí me lo parecía.

En ¡Oh, Jerusalén! estaban todas las claves de la redacción de Lapierre. No había factor sorpresa en el relato. Lapierre iba entrevistando a todos los protagonistas de su historia. El placer de la lectura se encontraba en descubrir los hechos que habían dado lugar a ciertas acciones. Si el imperio otomano no hubiera desaparecido con la Primera Guerra mundial (1914-1918) no existiría Israel.

Sus lectores conocían al dedillo la secuencia de los hechos: primero, un periodista del ámbito alemán, un barbinegro llamado Theodor Herzl, convocó en Basilea en 1897 el primer congreso sionista de la historia. Ahí se descartaron las demás opciones: Uganda, Madagascar, Argentina, incluso Siberia y otras más delirantes aún. Pero Israel se asomó al mundo, primero como un hogar para las víctimas del antisemitismo. En ese sentido fue muy importante la campaña contra el capitán Alfred Deyfrus, en la cual fue notable la defensa de Èmile Zola.

Como cubano me llamaba la atención cómo el voto de mi país había sido contra la creación de Israel, contra las posiciones de América Latina y contra Estados Unidos. Todas las naciones habían surgido de una manera natural. Israel necesitó el beneplácito mayoritario de la ONU para aprobar la “Resolución 181” que autorizaba la creación de dos Estados en Palestina: uno judío y otro árabe. En esa etapa (noviembre de 1947) Washington se suponía que era la cabeza del “mundo libre” y los cubanos habían sido la excepción en el mundo hispano. Los únicos que habían votado de esa manera.

En Cuba mandaba el Dr. Ramón Grau San Martín, un catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina, de quien se decía que en primera fila no se le entendía lo que decía, pero a partir de la segunda no se le escuchaba, por lo bajo que impartía sus lecciones, en lugar de gritar, como muchos de sus compatriotas.

Grau había tenido ciertos tropiezos con USA por sus posiciones nacionalistas, pero había accedido al poder por mandato constitucional tras unas elecciones absolutamente libres y transparentes celebradas en 1944, en las que había recibido el poder de manos de Fulgencio Batista, un militar astuto que se consideraba a sí mismo como un hombre de izquierda. Percepción que refrendaba Moscú por medio de uno de sus voceros, como era el caso de Pablo Neruda. Neruda -que en realidad se llamaba Neftalí Reyes- se había guiado por las alianzas de Batista con el Partido Socialista Popular (el PSP) y nombró dos ministros en su gobierno que pertenecían al Comité Central del PSP.

Mientras tanto, la URSS, saliéndose del libreto de la Guerra Fría, por una vez votaba junto a Estados Unidos, su archienemigo declarado. Era lógico que indagara qué había ocurrido. Le planteé a Lapierre mis dudas al respecto: ¿por qué se había opuesto Cuba a la “Resolución 181”? Pero, rápidamente, me devolvió la pregunta con una sonrisa: “¿Por qué cree usted que eso ha sucedido?”.

De acuerdo a lo que me han contado algunos diplomáticos cubanos muy viejos, por una combinación de tres elementos -le respondí-, en que el último ha sido el más significativo, pero el primero le servía de coartada: la convicción de que eso daría pie a un foco de inestabilidad permanente; una forma de demostrar la soberanía frente a USA; y la flagrante corrupción que sufría la Isla. Aceptar una coima del extranjero por algo que no afectaba directamente a Cuba, pensaban ciertos cubanos de entonces, no era exactamente robar del presupuesto.

“Y usted, ¿qué piensa de ello?” -me preguntó Lapierre.

Yo creo que había una deuda moral con los judíos tras el asesinato de seis millones de personas vinculadas a esa etnia, le respondí. Lo único que no se pudo reconstruir después de la Segunda Guerra mundial fue la judería occidental, fundamentalmente la austro-alemana. Hubo que esperar a que los judíos construyeran una especie de think-tank en el Medio Oriente, durante la postguerra, para utilizar a ese país como benchmarking y beneficiarnos de la inmensa creatividad de esta etnia.

Lapierre se quedó pensando y volvió a la carga: “Me refería a la de aceptar coimas porque no forman parte del presupuesto”, me dijo.

Yo creo -le respondí- que sí hay una diferencia, pero es cuestión de grado. Por supuesto, es peor robar del presupuesto, lo que no quiere decir que esté bien o sea consentido admitir coimas por hacer algo indebido. Para eso existen los códigos penales. Estaba mal votar en contra de la “Resolución 181”, independientemente de si se iba a iniciar o iba a continuar una controversia entre árabes y judíos. Sospecho que era ésa la coartada para recibir coimas. Un culpable de entregar las coimas fue Arabia Saudita. Pero quién recibió las 30 monedas de plata. Eso no se sabe todavía. Algún día se sabrá.


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