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Omni Zona Franca: La primera censura

Omni Zona Franca durante una de sus intervenciones públicas

Poeta, performer, músico, artista total, Luis Eligio de Omni profundiza en este video en los orígenes de la censura contra el grupo de arte y literatura independiente Omni Zona Franca, del que es fundador.

Grupo autodidacta fundado por artistas plásticos y poetas en 1997, en La Habana, «por ello es primeramente un grupo de creación, pero con proyección conscientemente abierta a la sociedad. Cultiva el arte total: unidad de todas las artes».

De la serie ‘La voz tras la mordaza’. Una investigación en torno a la censura y la represión cultural en Cuba en los últimos 61 años:

 

 

Viera: ‘No fuimos nosotros quienes creamos la división’

José Hugo Fernández, Félix Luis Viera y Odalys Interián en el XI Festival Vista de Miami

 

El narrador y poeta Félix Luis Viera, de 74 años, autor de seis poemarios, cinco novelas y tres libros de cuentos, recibió el Premio Nacional de Literatura Independiente ‘Gastón Baquero’ en el XI Festival Vista, que se desarrolló los días 14 y 15 de diciembre pasado en el Museo de la Diáspora Cubana, en Miami. Con motivo de ese premio, envié este cuestionario que Viera amablemente accedió a responder:

Luis Cino: ¿Cómo te sientes luego de ganar este Premio?

Félix Luis Viera: Estimulado. Es un reconocimiento a más de 50 años de trabajo. Pero resulta lamentable que el Premio Nacional de Literatura esté dividido; uno allá en Cuba, otro “afuera”. Claro, no fuimos nosotros quienes creamos esa división, sino Ellos. De cualquier manera, yo posiblemente no lo veré, pero habrá de llegar ese día en que el Premio Nacional de Literatura se otorgue a un escritor cubano, allá, en su tierra; a un solo escritor cubano, quiero decir. De eso, nadie que esté en su sano juicio debe tener dudas.

LC: ¿Dónde te sientes más cómodo, en la narrativa o en la poesía?

FLV: Hace poco publiqué Sin ton ni son, una antología personal, y definitiva, a partir de los seis poemarios que había dado a conocer antes de La patria es una naranja. En el pórtico de Sin ton ni son dejoclaro que este, más La patria es una naranja, serán los únicos libros de poesía que tomaré como míos. Reniego de los poemas que no estén en este par, que, calculo (los que no están) serían más de las dos terceras partes de lo publicado en el género. Siempre la poesía me resultó menos cómoda. Si bien la novela requiere un esfuerzo constante, intenso, resulta un género más agradecido porque, entre otras razones, le puedes dar y dar y vas viendo el diamante (o lo que uno cree que es el diamante) con más seguridad. Sabemos que la poesía no puede esperar, atenaza de una forma impiadosa en ocasiones.

El último —sí, el último— libro de cuentos, Precio del amor, lo di a conocer en 1990 —luego ha sido objeto de una reedición. Con este género, y con la poesía después de La patria es una naranja, me ocurrió algo semejante: estuve seguro de que podría pasarme el resto de la vida escribiéndolos… patinando en el mismo sitio; o sea, no conseguiría crear algo realmente interesante, o más interesante —me refiero principalmente a las formas— que lo anterior…

LC: ¿Cómo te iniciaste en la literatura? ¿Cuáles fueron tus principales influencias?

FLV: Sería muy largo, y tedioso entrar en detalles. Fueron los inicios, y no poco más allá de lo inicios, etapas duras, muy duras, en medios muy adversos. Y en cuanto a influencias, no podría señalar un autor, un grupo de autores, un ismo, que incidiera en mí más que otros.

LC: Tu novela Un ciervo herido, ¿tiene algo de autobiográfica? ¿Estuviste en las UMAP?

FLV: Estuve allí casi seis meses, en 1966. Aunque Un ciervo herido no trata solo de mis experiencias, se apoya principalmente en quienes fueron llamados a las UMAP en octubre de 1965, con quienes tuve muchos contactos. Los que formaron parte del Primer Llamado se las vieron negras, sufrieron mucho, todo lo que se pueda imaginar.

Quienes fuimos en el Segundo Llamado, en junio de 1966, gozamos de muchas “ventajas” en relación con los primeros. Fueron reducidas las alturas de las cercas, la comida en agosto fue mejorando y el trato de los oficiales se humanizó considerablemente. Aunque el trabajo en el campo estaba cabrón, sobre todo para quienes eran citadinos. En agosto y septiembre permitieron las visitas —colectivas—  de familiares, un día domingo señalado. Y en octubre concedieron 10 días de pase para ir a la casa.

Las UMAP fueron un hecho vergonzoso, una ofensa a la dignidad humana. Pero  compararlas con los Gulags y el Holocausto es ridículo, una exageración. Duras, duras de verdad resultaron de octubre de 1965 a mediados de mayo del 1966. Hoy se aparecen por aquí y por allá “eléctricos” publicando textos  sobre unas UMAP que no existieron. Se habla y escribe mucha mierda sobre aquello, personas que no tienen ni la más puta idea de lo realmente ocurrido. Ya deberían de dejar este tema tranquilo; o entrarle solo si en realidad van a aportar algo nuevo.

Tal vez  lo que más ha perjudicado a quienes estuvimos allí es el hecho de que el expediente siguió vivo.  O sea, se era Umap para toda la vida. Con este estigma había que cargar para siempre, a la hora de un ascenso en el trabajo, un viaje al extranjero, un reconocimiento de cualquier tipo. Lo trataban a uno como si fuera el victimario, no la víctima…

Fragmento de la entrevista que aparecerá completa en el número 14 de la revista Puente de Letras. Cortesía de Cubanet.

2020, otro año de secuestros y represión cultural en Cuba

Luis Manuel Otero Alcántara

El castrismo abrió este año 2020 repitiéndose a sí mismo en su modalidad de represión cultural e insiste en impedir la salida de Cuba de aquellos creadores independientes invitados a participar en eventos en otros países. Esta semana se dieron a conocer dos casos de secuestro oficialista alrededor del movimiento alternativo San Isidro, los de los artistas Yasser Castellanos y Luis Manuel Otero Alcántara.

“El Movimiento San Isidro se encuentra secuestrado, o como eufemísticamente asumen llamarlo, regulado”, declaró otro artista independiente, Michel Matos, en Facebook. “Para esto no media advertencia o proceso legal alguno en la mayoría de los casos… Excepcionalmente (no sé cuánto durará la desregulación) me permiten a mí viajar a Buenos Aires, pero extrañamente solo a mí. Yasser Castellanos, miembro del colectivo, que pretendía tomar el vuelo junto conmigo, fue impedido de viajar sin que haya algún tipo de proceso legal o penal hacia él”.

“Luis Manuel Otero está igualmente regulado; en palabras de ‘quienes lo atienden’, él enfrenta un proceso legal que le impide viajar”, adicionó Matos. “Sin embargo, ya ni siquiera cuenta con la capacidad de tomar la decisión de llegar al aeropuerto a recibir las malas nuevas, es impedido de salir de su casa”.

“Desde hace algunos días el Movimiento San Isidro viene preparando un viaje a Latinoamérica para recibir y dar unos talleres”, explicó Otero Alcántara en su cuenta de Facebook. “Ayer me llegó de momento una citación, justo el día en que debía hacer los trámites para mi visa. Ante la curiosidad por saber qué me dirían, me acerqué a la estación señalada y me recibieron con la noticia de que estaba regulado por mi juicio. Por lo tanto, le dije a la policía política que iba al aeropuerto y que si me querían detener lo tendrían que hacer en emigración, ya que todo esto era ilegal totalmente”.

“Ahora soy uno más de los ‘regulados’, esos a quienes el gobierno les prohíbe viajar fuera de Cuba sin otra excusa que su oscura y enferma voluntad”, reaccionó Yasser Castellanos en las redes sociales. “Con los aguijoneados por la injusticia está echada mi suerte. Cuando lo que temías por fin te sucede, experimentas cierta ‘liberación’… y una confirmación más de la inexistente ética, de la bajeza de estos individuos con que lidiamos”.

Presentación de ‘Cuba, una isla entre la apatía y la Revolución’ en la editorial Patmos

Mario Félix Lleonart, al frente de la colección #BerlinWall30

 

Es un inmenso honor inaugurar esta colección, con la que la editorial Patmos celebra los 30 años de la caída del Muro de Berlín.

El libro seleccionado, Cuba, una Isla entre la apatía y la Revolución, ya había sido puesto por mí a la consideración de otra editorial. No obstante, cuando Marito me comunicó su deseo de inaugurar la colección, y nada menos que con un libro mío, no dude un segundo en cedérselo a Patmos.

He estado ligado desde sus mismos inicios a esta prestigiosa institución, defensora de los derechos humanos fundamentales, y en especial de la libertad de creencia. Aunque no estuve físicamente presente en su acto fundador, aquella noche de inicios de 2013, sí fui llamado casi de inmediato a participar como panelista en sus dos primeros foros.

Algo que debo destacar en esta institución es su inhabitual espíritu inclusivo, al menos en estos tiempos de redefinición de las banderías políticas, religiosas, deportivas, en fin de todo tipo.

Patmos, y sobre todo su alma, mi entrañable amigo el pastor bautista Mario Félix Lleonart Barroso, más que tolerar mi presencia, reclamaron la activa participación de este ateo católico, liberal de izquierdas, y en fin de este intempestivo, en el exacto sentido que Nietzsche y la Real Academia le dan a esta palabra.

Y es que Mario ha demostrado ser un caso raro dentro de la cubanidad. Uno de esos poco comunes cubanos que pueden convivir con personas que piensen por completo distinto de lo que él cree.

Siempre, claro, que la persona en cuestión sea como él un ferviente defensor de las libertades de pensamiento y expresión. Porque sólo para los enemigos de esas libertades fundamentales reserva Marito su intolerancia.

La colección #BerlinWall30 recuerda un suceso que sin duda él vivió muy joven, cuando todavía estudiada en secundaria, a los 15 años. Quizás desde una familia que por su acendrada militancia religiosa vivía algo lejos del limitado espacio público que se extendía a todo el campo socialista.

En mi caso viví la caída del Muro en mi segundo año de universidad, desde una familia presidida por un fundador del PCC, y más pro-soviético que fidelista.

Precisamente acababa de ingresar a la Universidad, en 1989, cuando durante un breve otoño el llamado Socialismo Real cayó en casi toda Europa del Este.

Mis años de preuniversitario, por su parte, habían estado marcados por las lecturas de medios soviéticos: Sputnik, Novedades de Moscú y Tiempos Nuevos, que se habían convertido para entonces en propagadores de los ideales de la Glasnost.

En mis días ha sido determinante la profunda impresión que en el adolescente aquel dejó la súbita caída del mundo socialista en que había vivido su niñez.

Este libro es en esencia resultado de aquella fundacional impresión. En él, el joven que debió vivir el fin del socialismo real en 1989 se pregunta por qué en Cuba el socialismo leniniano no terminó en aquel memorable otoño de los vientos de cambio.

Esa pregunta, ¿por qué el socialismo sobrevivió en Cuba al desplome del Muro de Berlín?, a su vez es la que me conduce a aquella que se constituye en el eje central de este libro: ¿Por qué en un pequeño país como Cuba ocurrió un hecho tan singular como la Revolución que triunfó aquí en enero de 1959?

Porque, evidentemente, esa capacidad de persistencia del régimen que se estableció con esa Revolución sólo puede explicarse si se consigue entender todo el devenir histórico que a su vez confluye en ella.

Los 22 ensayos cortos que constituyen Cuba, una Isla entre la apatía y la Revolución, indagan en nuestro pasado y en nuestro ser nacional. Tratan de encontrar las claves históricas que explican los últimos sesenta y pico de años de vida nacional.

Se encontrarán aquí visiones muy críticas de nuestro carácter nacional. Mas aclaro son las de un cubano que, a pesar de todo, no se cree otra cosa que cubano.

En su mayoría estos ensayos han sido publicados en medios digitales como 14yMedio, Cubaencuentro, Convivencia, Otro Lunes, Árbol Invertido… y escritos como Vitral. No obstante, todos han sido sometidos aquí a una profunda revisión, que llega en algunos casos a una total reescritura.

Quede este libro como modesto intento inicial de promover entre nosotros el debate alrededor de la pregunta que esta colección nos propone en definitiva: ¿Por qué la Cuba de Fidel Castro sobrevivió al vendaval de 1989?

Un debate que Patmos sobre todo se propone provocar al interior de Cuba.

Como verán son libros de modesto diseño, elaborados sin los grandes recursos que poseen las editoriales gubernamentales cubanas. Pero eso sí, precios económicos y sobre todo una profunda pasión por Cuba. Gracias.

Orlando Rossardi, obra selecta

Orlando Rossardi (foto de Wenceslao Cruz)

Este miércoles 15 de enero, a las 5:00 p.m, Nacae invita a la presentación en Miami del libro Obra selecta, del poeta cubano Orlando Rossardi, publicada por Aduana Vieja (Valencia, 2019).

Será en la Biblioteca Pública de Coral Gables (Calle Segovia 349) y presentarán el libro los escritores Carlos Grillone, Joaquín Gálvez y José Prats Sariol.

Orlando Rodríguez Sardiñas (Orlando Rossardi) nació en La Habana en 1938. Dejó Cuba en 1960 y posteriormente se doctoró en la Universidad de Texas, Austin (EE.UU). Ha sido profesor en las universidades norteamericanas de New Hampshire, Southern California, Texas, Wisconsin y Miami-Dade College, en los cursos de postgrado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Málaga, y dirigido los cursos de las universidades norteamericanas de Wisconsin, Indiana y Purdue en la Universidad Complutense de Madrid, España. Entre sus libros de ensayos destacan los tres tomos de Teatro selecto hispanoamericano contemporáneo (Escelicer, Madrid, 1971),La última poesía cubana(Hispanova, Madrid, 1973) y León de Greiff: Una poética de vanguardia (Ed. Playor, Madrid, 1974). Su obra poética se recoge en libros como El diámetro y lo estero (Ágora, Madrid, 1964), Que voy de vuelo(Plenitud, Madrid, 1970) y Los espacios llenos (Verbum, Madrid, 1991), entre otros. Es miembro del PEN de Escritores Cubanos  en el Exilio, Numerario de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y Correspondiente de la Academia Panameña de la Lengua y de la Real Academia Española.

Caritate con Malena Burke

El Centro Cultural Hispano para las Artes de Miami, que dirige el maestro Eriberto Jiménez, la Asociación de Cronistas de Espectáculos de Miami (ACEM) y la Fundación Apogeo para el arte público, invitan a la presentación de la revista Caritate correspondiente al trimestre octubre-noviembre-diciembre, con Malena Burke en portada.

Burke estará presente y será entrevistada por Baltasar Santiago Martín, director de Apogeo y de Caritate.

Fecha: Miércoles 15 de enero de 2020

Hora: 8:00 p.m.

Lugar: Centro Cultural Hispano para las Artes de Miami (“la Casa Blanca del Ballet”)

111 SW 5th Ave. Miami, FL. 33135

Teléfono: 786 747 1877 (CCHAM)               

                 786 390 5855 (Fundación Apogeo)

La Habana abre el año con más represión cultural

Jorge Olivera entrevista a María Elena Cruz Varela en el Festival Vista (archivo)

Según todo parece indicar, la violencia policial contra la cultura independiente no tiene intenciones de mermar en este 2020 en Cuba, y el año se inició con más represión por parte del régimen de La Habana y sus asociados.

El allanamiento de la casa de la periodista independiente Iliana Hernández, y un operativo policial frente a la vivienda del escritor y periodista Jorge Olivera Castillo y su esposa Nancy Alfaya, activista cultural, demostraron esta semana que la escalada represiva de los dos últimos años contra la sociedad civil cubana se mantiene.

«Esto es parte del terrorismo de Estado que enfrentan los cubanos a diario, especialmente los miembros independientes de la sociedad civil», denunció Olivera en Twitter.

«Los agentes de la Seguridad del Estado consideran que una acción contra el régimen en Cuba puede ser una simple lectura de poesías o una reunión entre amigos, por lo que en determinadas fechas, y a veces sin motivo aparente, los retienen por la fuerza en sus viviendas”, señaló por su parte, el portal digital ADN Cuba.

«Iliana Hernández está acusada por las autoridades cubanas por el supuesto delito de receptación, tras allanar su casa y ocuparle, entre otras propiedades, tres computadoras, un disco externo, una memoria flash que no funciona y dos antenas de televisión en desuso», detalló Diario de Cuba.

Ismael Sambra, un “Hombre familiar”

Félix Luis Viera, Ismael Sambra y José Hugo Fernández en el XI Festival Vista de Miami

 

Ismael Sambra forma parte de ese envidiable grupo de intelectuales —y no intelectuales— cubanos que ha padecido las mazmorras castristas y hoy no exhalan rencor; es decir, si acaso no han perdonado, tampoco han perdido la ternura o la capacidad amorosa para el semejante al permitir que el odio irracional, la aversión en fin contra sus verdugos, forme parte de su hacer y decir diario.

Tanto es así en el caso de Sambra, que en su poemario Hombre Familiar o Monólogo de las confesiones —publicado en 1999 editorial Betania , y ahora reeditado en dos libros, uno en inglés Family man y otro bilingüe español-francés Monologue des Confessions, por  Alexandria Library y Libro Libre Ediciones, respectivamente—, indaga en lo más íntimo, lo más perentorio del entorno, digamos particular, del poeta, y que si bien enjuicia los golpes recibidos en este ámbito —valentía suma, indagar y exponer lo hallado, digo, en el ámbito de los amores más cercanos, o que deben serlo—, su denuncia viene más bien desde el dolor; o sea, en ningún caso tiene su origen en el rencor, la mala fe, la vendetta.

Es decir, entre otras consecuciones de este poemario, que explora, sobre todo, en la intimidad de ese “hombre familiar” —justamente del Ismael Sambra familiar, he ahí el arrojo, insisto—, cito la universalización de lo cotidiano; algo que realmente pocos poetas logran, aunque no pocos —echando a un lado sus limitaciones,  puesto que no todo el mundo puede cantar o llorar del mismo modo, en la misma estrofa— lo intentan para finalmente ir a parar en el panfleto y en el mejor de los casos en ditirambos excesivamente melosos (valga la redundancia).

Para respaldar lo antes dicho, remito a la pieza titulada Poema pesimista:

 “¿Cómo expresar sin repetirse en el rincón del cuarto?/ aquí no hay nuevos poros/ que es la misma piel que se resiste cuando la llama/ quema y se deja sentir/ más que el hueso”.

En la misma cuerda se haya esa especie de aleluya: “¡Qué gran Invento el parque!” Antológico, entre otras causas, por la ascensión desde la inmediatez hasta el vuelo poético más alto. Dice: “Las ciudades se representan por sus parques/ los parques por las ciudades/ así también podría titularse este poema/ el parque es el termómetro de la ciudad”. Este último verso es sentencia inapelable. Cartel que deberíamos encontrar en los pórticos de tantas ciudades. Labor del poeta esa de mostrarnos lo que estaba a nuestro alcance, lo que tal vez habíamos mirado, pero no habíamos visto.

Coincido con quienes afirman que la poesía es, en cuanto a las artes de la palabra, la que mejor expresa la revelación del hombre en su andar. O sea, el poema, más que otros géneros literarios —matices aparte— significa, si no toda la verdad, sí el sentir incontestable de un hombre, o un grupo de hombres, o una época —o todo esto. 

Dicho lo anterior, remito a varios de los poemas de Hombre familiar o Monólogo de las confesiones (y esto de “confesiones” ensambla ciento por ciento con lo que he expresado en párrafos anteriores), que dan fe de la nueva noticia sobre un hecho viejo o acerca de una verdad oculta ante nuestros ojos, uno de los porqués principales de la poesía, el poeta. Quizá, entre otras, por esta causa “Hombre familiar…” nos espolea de principio a fin para saber ahora, cuando demos vuelta hacia la próxima página, qué viene, qué sorpresa, qué asombro nos depara.

Van los ejemplos anunciados:

En “Estoy vivo”, dice: “Se apodera de mí el canto de los vivos/ ese que encuentra su mundo después de conjugar galaxias/ pues te descubro dormida/ sobre las sábanas que blanquearon con tu llegada».

El poema está dedicado a Martica… y aquí nos enteramos de que ella ha sido capaz de, con su sola presencia, con su llegada, blanquear las sábanas. Cuánto hay dicho más allá de lo escrito en ese último verso. ¿Quién no ha tenido una Martica —amante, tía, hija, madre, novia— que alguna vez le ha blanqueado con su arribo las sábanas; entiéndase: el alma, el día, el pasado y el futuro con esa sola llegada?

Ismael Sambra se anuncia polémico, para de inmediato, al cerrar la estrofa en la que esto proclama, prevenirnos que su afán de “discutir y convencer” se aviene con esa gracia y sinceridad de la poesía (“gracia y sinceridad de la poesía”…, ¿aquí su “arte poético”?), mas, de modo primordial, se aviene, con esa frase sabia de un niño” (¿o aquí “su arte poético”?).

Así, en la medida en que este poemario nos va pasando las testificaciones de su autor, igual vamos comprendiendo que eso que nos expresa, reitero, era aquello que se encuentra a nuestro lado, pero no lo habíamos visto. De este modo el poeta nos hace heredero de sus visiones, sus avisos, no solo para iluminarnos en la racionalidad digamos, sino asimismo para, algo mucho más esencial, iluminarnos allí donde tengamos embozados esos sentires que justamente sobresalen en Hombre familiar… , digo la piedad, la ternura, la justeza, la humildad o algo tan concurrente en este poemario y que, vale decirlo, cada vez escasea más en determinados grupos sociales: El sentido del otro, la compartición del beso y la parcela, la fruta y la sonrisa; el regocijo por el advenimiento de la aurora en el semejante.

Si bien no es posible afirmar que en Hombre familiar, monólogo de confesiones, el sujeto poético ofrece la otra mejilla, sí vale destacar esta máxima: “No soy solo el hombre/ (…) no soy solo el llanto sino además el llanto/ una manera indefinida de ser/ un poco nuevo”.

Asimismo, cito par de virtudes formales que en mi opinión obran en favor de las calidades de Hombre familiar:  el ritmo —el ritmo— y un lenguaje que no se puede enmarcar del todo en la poesía conversacional, pero tampoco del todo en algún lirismo críptico. Un lenguaje fresco, poderoso, asequible, en función de la sencillez al investigar en lo más insondable del ser humano.

Así hoy, como 20 años atrás, la “gran familia” agradecemos a Ismael Sambra estas “prohibidas confesiones” que se mantienen entre lo más destacado de nuestra poesía.

Presentación del libro en el XI Festival Vista de Miami

Tres mujeres altas

Arca Images y el Miami Dade County Auditorium presentan la lectura dramatizada de Tres mujeres altas, de Edward Albee, con las actrices Rosie Inguanzo, Carmen Albernas y Zully Montero, dirigidas por Larry Villanueva.

Día: Jueves 16 de enero
Hora: 7:30 p.m.
Dirección: On.Stage Blackbox del Miami Dade County Auditorium (2901 W Flager St.)

La entrada es libre. Para reservar luneta: [email protected]

Un viaje hacia ‘Apocalipsis: la resurrección’

 

El problema con el ego irracional es que hace fácil metástasis, a modo de un cáncer que ataca las fibras más sensibles del ser humano. Su consumismo contamina el cuerpo, toda la mente y lanza por la ventana el inconsciente y el alma.

De aquí que haya que señalar que en la novela Apocalipsis: la resurrección, de Armando Añel, los instintos tienen su propia fuerza. Una fuerza que en muchas personas es avasalladora. Pero es difícil entender sus resultados, puesto que la humanidad se percibe como un centro complejo de fusiones nerviosas, de cálculos inimaginables que van procreando nuevas fuentes de acontecimientos… El problema radica —y aún no se ha logrado controlar— en que nunca se ha podido medir la dosis de fuerza instintiva que viene con cada ser humano. ¿Hasta qué punto un hombre, una mujer, es más instintivo que intuitivo y racional? No lo sabemos… al menos, por ahora… Esta es una de las complejidades humanas en relación con el universo. En realidad, es uno de los dramas del humanismo.

El caso es que —cada vez con más frecuencia— vemos que el instinto domina la racionalidad. Por tanto, a mi modo de ver, hay dos clases de ego: el irracional (instintivo) y el racional (lógico y también, ¿por qué no?, intuitivo). En el ser humano siempre ha habido una lucha, a veces devastadora, entre uno y otro ego por dominar su estructura corpórea y mental. Y muchas veces esta puja, esta tensión, ha llevado al alma a refugiarse en los más recónditos parajes del inconsciente. En esta novela, cabe la posibilidad de encontrar este antagonismo entre el narrador —siempre extraño, diferente, como en la anterior novela Erótica— y el mismo mundo que describe Apocalipsis…, a veces con sorna, a veces con drama, a veces con sutil vulgaridad; pero que es el mundo existente, con la exactitud de esta dimensión objetiva, física, donde también somos lectores y sufrientes.  

Supuestamente, en la evolución del ser humano como especie, el ego irracional ha debido decrecer, ya que —supuestamente también— la sensibilidad, la civilidad, la inteligencia científica y tecnológica y la misma imaginación creativa, se han propuesto enterrar esa irracionalidad lo más profundo posible. No obstante, hoy en día, con el avance de las comunicaciones, el supuesto de la decadencia de lo irracional no parece ser tal, sino que contrariamente es lo racional lo que está perdiendo terreno. Habría que hacer un estudio, supongo que de varias disciplinas, para saber si en realidad es lo irracional lo que ha avanzado, y está o no avanzando, por encima de la sensibilidad humana, y cuáles han sido las causas —genéticas y sociales— de que el hombre esté prefiriendo su autodestrucción.

En este sentido, página por página, vamos constatando en la novela de Añel esos pespuntes de irracionalidad progresiva, principalmente en el personaje del presidente y del clima de prostitución que dejan ver los hechos del ambiente mundano y real, diciendo que nuestra propia existencia convive en su mayor parte rodeada de mediocridad. La descripción de muchas escenas, y el lenguaje mismo, cuando es poéticamente popular y hasta vulgar, pero nunca soez, proponen un entramado semiótico de irracionalidad, de instintos que dominan la cotidianidad de este mundo.

Si sabemos que el científico analiza, repite y comprueba los datos para llegar a conclusiones concretas, objetivamente ciertas, también tenemos que el creador literario (y asimismo incluyo a muchos intelectuales que encuentran en la imaginación una fuerza especial) intuye, especula y apuesta basado en su intuición. Y en muchas ocasiones va por delante del científico en proponer o predecir las causas de los fenómenos… Esta última idea, la del creador literario, la del intelectual intuitivo, es lo que descubro como una de las fuerzas motrices de Apocalipsis: la resurrección. A diferencia de temas parecidos, dados en libros y filmes de ciencia ficción, como es el desbarajuste de autodestrucción del planeta y de lo que pasa después de este apocalipsis ya concebido, Añel lo que plantea de lleno es la autodestrucción inevitable del mundo conocido y al mismo tiempo el resurgimiento de una nueva cultura; la necesidad del nacimiento de un formato más humano, lúcido y al mismo tiempo profundo en la comprensión de los demás, del otro, sin olvidar que es imprescindible, imperioso, que el nuevo sentimiento y la nueva visión humanista nazcan en cada individuo, a expensas y con la responsabilidad de cada individuo, y que esa nueva manera de ser tenga la potencialidad y posibilidad de proponer y seducir, de persuadir y convencer, de sumar y aunar voluntades. Y que cada Voluntad se convenza de manera espontánea, auténtica y deliberadamente independiente de que el camino es en un progreso evolutivo, en espiral hacia la nueva era; que es imprescindible y hasta definitivo que nos demos cuenta de que hay que alcanzar todos los mecanismos y recursos posibles para que el ego racional se imponga sobre toda clase de salvajismos: sicopatía de las ideas, sicopatía de las guerras y la destrucción, sicopatía de la ambición por el poder.

Entonces, cuando el ego racional no se distraiga más por su lucha contra la ferocidad de su ego pecador, comenzaría la relación armónica entre este ego racional y el alma. Lucha evolutiva en la que el alma tendrá las de ganar. El alma/las almas que abrirá/n las puertas hacia el infinito reino de Imago.

El niño es un disidente

En esta novela, Armando Añel se propuso dinamitar el caos actual partiendo de su propia experiencia bajo el caos de la dictadura castrista. El cubano (no todos, por supuesto, pero sí muchos) ha vivido la humillación más terrible, que es la discriminación inimaginable y hasta absurda de ser persona non grata en su propio país, además de sufrir la falta de libertad de expresión y de movimiento y la falta de cumplimiento de los derechos más elementales del ser humano. De aquí que muchos, muy probablemente la mayoría, hayan escogido la opción de convertirse en seres ingenuos (en cuanto a un “oportunismo” estúpido se refiere), a los que no les interesa el peso político que cargan encima, sino supuestamente sobrevivir, o vivir de más, buscando el mejor lugar del hoyo en que están, acurrucarse en un nicho patriotero, y vivir un poco mejor en su esclavitud. Estos “ingenuos” (tontos útiles u oportunistas) han sido una alfombra roja para la irracionalidad, y coadyuvan así con la imagen del Espejismo.

Sin embargo, los que eligieron la inocencia, la búsqueda de sí mismos, tuvieron que actuar con la naturaleza infantil, y dijeron las verdades como las sintieron y comprendieron, con esa lógica transparente del niño que no respeta fronteras, ni edades, ni cargos, ni discursos, ni miedos. Un real y esencial niño en Cuba es, así de simple, un disidente.

Idamanda y el ángel imaginario

Idamanda —al igual que en la novela Erótica— es el principio, centro y fin del mundo en Apocalipsis: la resurrección, ser que nos propone un final definitivo de la cultura, pero al mismo tiempo nos proyecta hacia otro Renacimiento más comprometido con el humanismo esencial, en el que lo proverbial de la imaginación es equidistante con la lógica física. Indagar quién es Idamanda, conocerla, es darnos cuenta de que la energía primordial yace en cada uno de nosotros, en todo ser vivo, racional y sufriente que ha tenido a bien dejarse llevar por el camino de la imaginación hacia el reino de Imago.

Idamanda —por su propia voluntad— es el ámbar, la energía del niño, la liberación total; es el ángel imaginario que nos advierte y pervierte en contra de la irracionalidad y hasta de la desconsoladora racionalidad cartesiana; es la que aboga por la inteligencia entre lo racional y lo imaginario; es el placer natural, sin fronteras; es el verdadero origen del ser humano, pero al mismo tiempo es el destino, el viaje circular de una espiral que progresa, cumpliendo sus etapas de retorno y final en el mismo origen.

El ángel imaginario de Idamanda no tiene géneros ni edad y es todos los géneros. Es el símbolo de la inteligencia con la pasión. Y es el símbolo de la felicidad, y el propio placer sexual, natural, de su cuerpo. Su felicidad es asimismo su deseo (hedonismo profundo porque es esencia natural en el ser humano), su natural y raigal deseo de ser feliz… Pero, en realidad, ¿dónde se encuentra Idamanda? Pues se encuentra en Playa Hedónica, en Erótica, en el mundo corpóreo proveniente de la esencia originaria, estelar y mistérica del ser humano, y vive en el nivel —como ya dije— del universo paralelo, virtual y mental, de cada persona; es parte intermedia que va del mundo corpóreo, físico, a los mundos imaginales que descubrió el sabio sufí Ibn al-Arabi.

En este sentido Apocalipsis: la resurrección es la nueva y breve Biblia de un humanismo real (corpus, mentis, ánima esencial), natural, original, del Occidente al Oriente; es el conjunto de Orbis, de Fénix y Pegaso y, por encima de todo, del mítico fuego de Prometeo; es como el Aleph borgiano o el Tokonoma lezamiano. Es el camino para salir de este mundo perdido, donde el ego irracional intenta secuestrar el alma; donde la lucha entre la egolatría y el alma se acaba y comienza la Resurrección, para dar paso al nuevo reino de Imago.

Un nuevo espíritu de época

Pero dentro de la Resurrección podríamos encontrar las etapas del viaje, reencarnaciones, digamos, que se funden con la Resurrección mediante la ubicuidad, función restauradora del no-tiempo. En el tiempo imaginario, incluso en el tiempo después de la muerte, el tiempo lógico no existe, como todos sabemos, puesto que ya estamos en el misterio, dentro de ese ámbito del no-tiempo es muy factible —lo digo por pura intuición, por supuesto— que la ubicuidad sea un recurso para resolver la contradicción entre las reencarnaciones y la Resurrección; es decir, al mismo tiempo (o mejor: al mismo momento) que se espera y se da el instante de resurgir, estén ocurriendo entonces las reencarnaciones (nada comprensible para un lenguaje lógico). Este es ya el viaje evolutivo que va del ego racional (o mejor, del ergo proteico) al estado del alma y de ésta a un nivel mucho más avanzado hacia el espíritu. Pero para ello tiene que existir un punto de partida que se encuentra en esta tierra, en este planeta y en nuestro cuerpo. Y para ello (o sea, el punto de partida), además, debe darse una sustanciación de cambio. La humanidad tiene que mutar a una nueva dimensión, mucho más vasta, que el mundo o la vida como la conocemos hoy. Para esta transformación vital lo que conocemos actualmente, la vida como ha venido funcionando, tiene que dejar de ser. Es entonces el cambio, el nuevo espíritu de época que ha de venir. Y es este momento crucial el que interpreta la novela Apocalipsis: la resurrección.

El gen de la oscuridad

Efectivamente, “el Apocalipsis como resurrección” es en realidad el preludio del comienzo. Del nuevo comienzo. Antes era la locura de la soledad. El no entendimiento del hombre de lo que debía ser el ser. Había un estado de negación total. Por eso la novela tenía que escribirse como un caos (y tiene —porque continúa en nuestro mundo corpóreo y extraliterario, ya que es la realidad misma del lector que somos ahora), porque no se puede describir el caos sino desde el caos mismo. El presidente (de cualquier partido, de cualquier Gobierno) es el mayor símbolo del caos. Es una ofensa a la inteligencia y a la sensibilidad del ser humano esencial (ese que quiere reducir su imperfección), ese que quiere volver al origen para enmendar su pecado, y que dejó de estar en Imago por el pecado original… Pero, ¿cuál fue ese pecado? ¿Es que fue el pensamiento mismo? Pudo haber sido un exceso de lo que se ha llamado racionalidad, que acabó con la inocencia del niño… Pero no… pensar no pudo ser lo malo, lo nefasto. También pudo ser algún germen, ¿o gen?, de ambición y arrogancia, de personalismo, de atroz autosuficiencia, que se filtró durante la creación… El gen de la oscuridad que viene desde el mismo Big Bang.

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