Inicio Blog Página 91

Marlene Denis Valle

La poeta Marlene Denis Valle responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con la creadora, en su obra y sus experiencias:

Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?

Mis inicios literarios fueron muy tempranos. Creo que estaba en 4º grado de la primaria cuando en la escuela gané un concurso de poesías dedicadas a José Martí. He tenido muchos primeros textos y no sería capaz de recordarlos, casi todos dedicados a próceres como Frank País y Abel Santamaría, que escribía para leerlos a mis alumnos en las clases de historia. Fui muy “patriota” por aquella época. Comencé en el magisterio a la edad de catorce años, así es que podrán imaginar qué cerebro tan “aseado” se incorporaba a las filas de la gran patraña. Tendría dieciséis o diecisiete, cuando obtuve de manos de Raúl Rivero el Premio “Mujer en Revolución” en el municipio de Marianao. Era tan joven que mi mamá tuvo que acompañarme, ya que siempre viví en el Cerro. Luego, entre trabajo, reuniones, guardias y toda aquella gran telaraña nociva, la poesía siempre tuvo su espacio inquebrantable. Me incorporé al Taller Literario del Cerro “Juan Marinello”, que recién acababa de crearse bajo el asesoramiento de Nirsy Fernández, a quien mucho debo mi espíritu crítico y autocrítico, tanto que hasta siento una actitud morbosa al hacer sangrar cada una de mis palabras en poesía. No sé si es lo habitual, pero nunca estoy conforme con lo que escribo. Guardo los textos durante cinco, diez años o más y, cuando los releo, comprendo que mi oficio aún debe madurar, y vuelvo a la carga contra ellos.

Más tarde me convocaron a inaugurar el Taller Literario Provincial “Luis Rogelio Nogueras”, con sede en el municipio Diez de Octubre, asesorado por Mercedes Melo. También integré la Asociación Hermanos Saíz donde en ocasiones asistí a la Quinta de los Molinos. Pero nunca estuve a gusto con el ambiente que allí se cocía.

Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.

A través de mis libros los lectores descubren a una mujer “intensa”, “ácida” y “profunda”… por mencionar algunos de los calificativos que me han dado en diversas presentaciones o tertulias fuera de Cuba. Lo cierto es que pueden descubrir los engranajes de mi fuero interno.

Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que la hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.

Son muchos los autores y libros que han formado parte de mi vida, incluso en alguno de mis poemas declaro que “me he acostado con todos los poetas del mundo y a todos les parí un hijo”. Pero, sin dudas, José Martí va a la cabecera. Otros: José Lezama Lima y Rafael Alcides, siendo este último mi mentor más directo junto a David Chericián, que destrozaba cada uno de mis poemas para que volviera a rehacerlos infinitamente…

A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, ¿estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?

Creo que la esencia del Universo es la Vida. Sin vida no habría literatura.


Marlene Denis Valle nació en La Habana en 1954 y reside en Barcelona. Ha obtenido decenas de premios literarios de carácter internacional. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués, rumano, ruso, alemán y árabe. Ha publicado más de una veintena de libros, entre ellos ‘Bajo el cielo del exilio’, ‘imaRginados’ y ‘Poesía incendiaria’.

 

Refutando al comunipithecus

El comunipithecus Ángel Castro, empeñado en la construcción del socialismo en... Europa

¿Qué es el capitalismo y qué entiende por ello el comunipithecus, subespecie que habita en varios países y aún parece predominar en Cuba? ¿Será cierto que el derecho a poseer corrompe y exacerba el egoísmo o es precisamente la ausencia de ello lo que ha hecho difícil el camino?

Dos cosas parecen claras: Primero, inevitablemente, la coexistencia humana está en función de quién posee qué y por ende quién decide; y segundo, hemos visto suficiente para reconocer que los que mejor han llegado a la modernidad lo han hecho respetando el término más proscrito por la izquierda radical: la propiedad.

Recordemos que nacer nos confiere derecho sobre nuestro pensamiento y acción. ¿De qué otro modo podemos ocuparnos de nosotros mismos? Este principio, el único que hace posible la búsqueda de la felicidad sin transgredir, ha batallado siglos por desplazar a la ley del más fuerte. Hoy en el mundo libre, por regla general, todo es de alguien, de quien legalmente lo adquiera, y, salvo pocos dominios comunes, todo es a su vez naturalmente privado.

Privado no significa algo robado o indebido. Por el contrario, solo implica que el fruto de tu esfuerzo y talento, sea físico o intelectual, provenga del gran negocio, o de la quincalla del abuelo, o simplemente del jornal del estibador, pertenece solo a tu voluntad. Véase que el socialista más convencido, inadvertidamente, practica este concepto a diario, ya sea al sentirse dueño de lo que ha “resuelto” acumular en casa, o jamás olvidar el día del cobro.

“Pero hay quien posee mucho, es justo que dé a quien no tiene”, responde un comunipithecus, ignorando que siendo legítimo, lo poco o lo mucho, lo de uso personal o para producir, no invalida tu derecho sobre lo que has ganado. ¿A ver si alguno de ellos me permite, por ejemplo mientras almuerza en su casa, retirarle su plato de comida o el tenedor con que come, a nombre del pueblo?

Por tanto, cualquier violación del derecho de propiedad, por pequeña o grande que sea, es atropello, es crimen. Y a menos que pueda demostrarse que las posesiones, en un lugar dado, provinieron de la agresión de los unos sobre los otros, toda revolución social que expropie, tras imponer su idea sobre el derecho al librepensamiento, es también crimen.

“Bah…, todo sistema tiene defectos”, se consuelan varios. La creencia común asume que el capitalismo es un orden diseñado antaño por un grupo que repartió a su favor los recursos. No necesariamente. Eso que llamamos sistema capitalista no es más que el resultado evolutivo de la infinita interacción humana.

El error reside en considerar que todo orden nace y requiere la presencia de un ordenador, de una consciencia que organiza, de ahí la coacción, la visión militarista de la sociedad, siempre uno a cargo, “aliviando” de responsabilidad a los otros. Sin embargo, existen los órdenes naturales, espontáneos, no impuestos, que evolucionan desde la variedad, y aunque algunos factores inciden más que otros, estos órdenes perduran, son consecuencia del choque de libres voluntades. El capitalismo, el desarrollo en general, es consecuencia de ello.

¿Cómo prevaleció este modo de interacción? Por necesidad. Una humanidad eternamente agrícola hubiese perecido. A fines del medioevo, el bajo insumo calórico de muchos y la escasa higiene retrasaban la multiplicación humana y justo esa agonía extendida provocó la liberación del pensamiento, de la ciencia; las monarquías empezaron a perder terreno y todo ello forzó un modo de relación más acorde.

Claro está, muchos de los ricos en esa etapa eran descendientes de linajes despóticos, pero esa proporción fue cambiando gradualmente. Mientras la premura de producir y comerciar nuevos y variados artículos expandió la renta y la seguridad del comerciante –pieza clave–, aconteció un cambio superior: el éxito a partir del esfuerzo emergía sobre el privilegio de haber nacido príncipe.

Fue brutal al inicio, pero incluso Marx reconoce que este proceso frenó a la autocracia y fue tabla de salvación para la civilización. Desde Galileo a Bill Gates, el capitalismo reabrió el camino a la tolerancia, a la libre inventiva y –muy importante– el riesgo que algunos tomaron entonces hizo a aquellas innovaciones accesibles hoy.

Válido añadir que ni en la era industrial, donde las opciones eran mínimas y el jornal ínfimo, el obrero trabajaba a punta de pistola; podía no rentar su fuerza y mendigar en la calles, podía ser ateo, podía conspirar. Ese obrero aprendió también a defenderse y ahora duerme protegido por sindicatos y uniones.

En contraste, la izquierda radical insiste en que toda propiedad es resultado de una indebida distribución ocurrida en el pasado, y que el poder económico del capitalismo actual proviene únicamente del saqueo. La misma historia omite que los gobernantes suman siglos vendiendo bonos del tesoro público y dilapidando inversiones extranjeras. Ver el más reciente caso de Venezuela, donde ya no saben qué decir a los acreedores.

El desarrollo nunca proviene de la distribución sino del intercambio .De ahí el atar al comerciante a la ruta de la seda y otras muchas, y a la moneda que evitó tener que cargar con el ganado a la feria para ser cambiado. La riqueza no se acumula para luego ser repartida, sino que unos pagan, por acuerdo mutuo, el trabajo o el fruto del trabajo de otros y viceversa.

Es significativo notar que una cosa es la desigualdad que surge debido a la preferencia de los consumidores y otra muy distinta es la que provoca el Estado al asignar privilegios. En la primera nosotros decidimos a quién compramos y a quién no, siendo el rico de ahora un producto de todos, pues determinamos sus ingresos. Ni siquiera el comunipithecus renuncia a comprar donde prefiere.

El mundo libre es como un tornado invertido. Debajo, desde la parte más ancha, usualmente brota toda la fuerza, todo el movimiento que sacude la comunidad y representa la cambiante e infinita suma de lo que los individuos desean. Sea acerca de un producto o de quién va a salir alcalde. El empresario puede proponer pero vive constantemente auscultando las tendencias.

Por su parte el socialismo, que sí obedece a un diseño, oculta una desigualdad programada, pues no es más que la redistribución arbitraria de privilegios. Los mismos que costó siglos eliminar, tras un cambio de libreto, retornan. La necesidad de asegurar resultados desterró al azar, la sorpresa, es un renovado Leviatán, ahora del hombre por el hombre libre. Véase Cuba, cuyo orden persiste en el “linaje” y la transferencia de estos privilegios.

“El capitalismo exacerba el egoísmo, y promueve ambición desmedida, además muchos duermen en las calles”, dice otro comunipithecus, tratando de levantar el ánimo. No es verdad. En el mundo libre el individuo es contenido al resultado de lo que produce. Y en su lucha por no ser excluido tiende a respetar la normas formales, las leyes, o las informales, el modo de conducirse, el comportamiento. Problemática común al emigrante no preparado.

Cierto que muchos duermen en las calles, pero, ¿cuántos de ellos realmente quieren trabajar y cuántos eligen la enajenación, el nulo esfuerzo, el discurso dadivoso y posan para la literatura igualitaria? Después de un tiempo compartiendo el mismo escenario, no es difícil responder esa pregunta. Lo mismo ocurre con la criminalidad, de la que tanto vive la prensa. No es lo mismo transgredir por elección –por desgracia se es libre para bien o para perjudicar a otros– a que la ilegalidad sea única opción.

El ser que crea la izquierda radical, salvo excepciones, toma lo que la autoridad le “asigna” por su trabajo, emplea energías en denuncias y justificaciones para acercarse a quien distribuye y además va por todo aquello que consigue en las grietas que el inmenso Estado deja. El hombre en su peor versión, sin barreras, incompatible con la civilización actual. El mismo que luego vemos afuera exclamar: “Ño, aquí hay que pagarlo todo”.

“Con los recurso naturales sí que no”, alardea otro, casi abatido desde el colectivo. Recientemente el premio Nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel, en defensa de la izquierda, señaló: “…los pueblos que no son dueños de sus recursos naturales pierden la soberanía”.

No queda claro de qué modo esos pueblos son dueños de dichos recursos. En el socialismo, el grupo en el poder no varía, de ellos parten todas las decisiones sobre estos patrimonios. No hay tal Estado administrando, son los mismos quienes tras el disfraz de aparato estatal, alto mando, etc., disponen eternamente.

En cambio, en democracia, quienes velan por los recursos naturales tienen potestad para manejar los presupuestos que el público paga, pero ello incluye la responsabilidad sobre estos lugares. Están expuestos siempre al chequeo de la comunidad y la posibilidad de ser sustituidos les obliga a ser eficientes. No creo necesario comparar un parque nacional en el mundo libre con uno en Cuba, por ejemplo. Uno de los problemas allí es que se confunde la imposibilidad del Estado en ser eficiente, debido al “mal exterior”, con la magnitud que allí el Estado ocupa. Magnitud que en sí misma es la causa principal de toda ineficiencia.

El capitalismo, estimado comunipithecus, al deberse mayormente a la espontaneidad, acepta el azar ante lo planificado, prefiere la duda ante la certeza y te exige lidiar con las causas antes de pasarte toda la vida justificando las consecuencias. Es difícil, agotador a veces, pero no por propósito de unos pocos sino por la libre emulación de muchos. No en balde, la sensatez termina prefiriéndolo y, como habíamos comentado, sí, es perennemente imperfecto, pero está presto a constante evolución, siempre hijo de la pluralidad y el incansable empuje de todos.


 

Roberto Quiñones Haces, excarcelado

Quiñones Haces, físicamente muy afectado tras salir de prisión (foto cortesía Cubanet)

El periodista y escritor independiente Roberto Quiñones Haces fue liberado este viernes 4 de septiembre tras cumplir un año de privación de libertad. El preso de conciencia cubano primero fue golpeado por la policía y luego sentenciado por su labor periodística, específicamente por cubrir el juicio de dos pastores encarcelados por educar en casa a sus hijos. Quiiñones inició su condena el 11 de septiembre de 2019.

El pasado 2 de septiembre, ARTICLE 19, el Institute for War and Peace Reporting (IWPR) y Amnistía Internacional pidieron la liberación inmediata e incondicional de Quiñones Haces.

«Varias organizaciones internacionales pidieron durante los últimos meses su liberación, entre ellas Amnistía Internacional, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Artículo 19PEN América y el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ)». Cubanet

«Quiñones fue condenado por los supuestos delitos de desobediencia y resistencia, cargos que le fueron imputados luego que, de forma violenta, agentes del régimen castrista le impidieran cubrir el juicio contra el matrimonio de los pastores guantanameros Ramón Rigal y Ayda Expósito». Radio Viva 24

«A lo largo de esta odisea, Roberto José Quiñones Castro, su hijo, se ha apartado de los estudios universitarios en Virginia y se ha unido a otros para protestar por la libertad de su padre frente a la Embajada de Cuba en Washington, DC.». Center for a Free Cuba

Recientemente, Puente a la Vista Ediciones puso en circulación la segunda edición del libro de relatos del escritor excarcelado La chica de nombre eslavo, ya disponible en Amazon:


 

John Banville

John Banville (The Times)

Al inmenso escritor irlandés John Banville le jugaron una mala pasada durante la última entrega del Nobel. Lo llamaron por teléfono para anunciarle que sería uno de los dos premiados. Nunca se aclaró si fue una broma o una equivocación por parte de los organizadores de la Academia Sueca. A Banville no le ha importado aclararlo. No le hace falta el premio para ser considerado uno de los más brillantes novelistas del mundo actualmente. Tampoco esta calificación le importa demasiado. “Un público que aplaude me parece inquietante”, ha dicho. A continuación, dos breves fragmentos de su diario personal:

“Es un trabajo peculiar éste de escribir. La jornada empieza con una serie de círculos, a medida que uno da vueltas en torno al hecho fundamental e inevitable de la página en blanco y la seguridad de que no hay una forma correcta de expresar una cosa; las combinaciones posibles de palabras en una frase son infinitas. Mi amigo Martin Amis dice que cada página de prosa es el resultado de un par de miles de errores. Yo creo que ése es un cálculo por lo bajo. Inténtalo de nuevo, recomienda Beckett. Vuelve a equivocarte. Vuelve a equivocarte mejor”.

“Lo que sí envidio es el fin de semana del oficinista. Debe de ser un lujo, dos días enteros de libertad. Para mí, el fin de semana es una tortura de hastío, frustración y el amargo esfuerzo de pasar por un ser humano. Cuando no está en su mesa, el escritor se siente vacío, siente que es una piel despellejada sin huesos; por lo menos, yo me siento así. Y, sin embargo, qué afortunados somos los escritorzuelos que nada de lo que nos sucede, por muy terrible que sea, carece de una utilidad redentora. Me imagino en la consulta del médico, recibiendo el peor pronóstico posible, con la boca reseca de terror y, al mismo tiempo, tomando nota de mis reacciones y almacenando todo para usarlo en el futuro aunque el futuro, para mí, se haya acortado cruelmente de pronto”.


 

Abel Prieto y la sutilidad represiva de la Generación del 80

La mayoría de los creadores de la llamada «Generación del 80» en Cuba  ─se trata de un grupo de autores, artistas e intelectuales nacidos durante la década del 50, que llegaron a su madurez artística y literaria en los momentos más duros de la represión de los 70─ ha emigrado o se han convertido en funcionarios activos de la Política Cultural de la Revolución, siguiendo con una fidelidad ciega los dictados y las jugadas de posicionamiento del capo di tutti capi, Abel Prieto, él mismo un ejemplo del ascenso político de muchos de los integrantes de este consorcio: luego de estudiar Letras en la Universidad de La Habana, Prieto ejerció como profesor de Literatura y, más que por méritos propios, aprovechándose de la historia y las relaciones políticas de su padre[1], consiguió llegar a diversas responsabilidades, entre ellas a ser nombrado director de la editorial Letras Cubanas (la casa editora insignia del país), luego Presidente de la UNEAC (de 1988 a 1997), Ministro de Cultura (de 1997 a 2012) y Asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros (es decir, de Raúl Castro, de 2012 a 2016). Desde julio de 2016, ante la necesidad de «conducir con mano experta el combate contra las campañas culturales dirigidas a destruir la invicta Revolución», es nombrado nuevamente Ministro de Cultura.

La utilización en el párrafo anterior de los términos «facción», «capo di tutti capi» y «consorcio» para hacer referencia a este grupo de la «Generación del 80»  tiene su basamento en el nombre de este capítulo (Las mafias culturales): anécdotas conocidas en Cuba, contadas por los escritores Francisco López Sacha, Carlos Martí, Norberto Codina, Arturo Arango, Reinaldo Montero, dan fe de una propuesta generacional establecida como estrategia de posicionamiento para ocupar todos los espacios culturales importantes en la isla con escritores de dicha generación, cercanos todos al capo mayor, Abel Prieto.

Recién llegado desde Santiago de Cuba a La Habana, apenas comenzando entonces mis andanzas en la literatura nacional gracias a que había ganado un importante premio literario, fui testigo de una de aquellas reuniones en las que Abel, a quien recientemente habían nombrado Presidente de la UNEAC, comentó con pasión que ellos tenían la responsabilidad de ponerle punto final a la desastrosa era de Armando Hart Dávalos al frente de la cultura y que cada uno de los pasos de esa generación debían encaminarse a ese propósito. Años después, en una fiesta en casa del escritor Eduardo Heras León, celebrando la designación de Abel Prieto como Ministro de Cultura, le oí decir a varios colegas de su generación que había llegado su hora. Y lo cierto es que, aunque ya algunos de ellos se habían posesionado en cargos de decisión cultural en ministerios, revistas, editoriales y otras instituciones, a partir de ese momento, salvo el monopolio de la Casa de las Américas (que dirigía desde años atrás el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar) y la Fundación Alejo Carpentier (que muy celosamente capitaneaba la viuda Lilia Carpentier), apenas quedó en la estructura cultural cubana un puesto oficial que no estuviera ocupado por algún miembro de esta generación, por útiles funcionarios que por edad pertenecían a esta generación o por miembros de otras generaciones muy cercanos a nuestro capo di tutti capi.

A este grupo, al tiempo que desarrollaba nuevas estrategias que incluían un mayor ámbito de representatividad cultural para los creadores, ciertos espacios de diálogo y crítica que no sobrepasaran límites negociados previamente con el poder político, y aperturas en otros aspectos del desarrollo cultural ─que convertían el nuevo escenario en un paraíso en comparación con la estática atmósfera de limitaciones y politizaciones abiertas que caracterizaron al período de Hart como Ministro de Cultura─, corresponde la responsabilidad de la «sutilidad represiva» como nuevo método de control de la cultura.

En los corrillos culturales de la isla existen numerosas evidencias de los estragos de este entramado de poder, escandalosas anécdotas e incluso reacciones airadas de algunos artistas, escritores o intelectuales serios que muestran que son estos capos generacionales los responsables directos de la readecuación de las burdas tácticas represivas de los años 70 y 80 en estrategias solapadas que invisibilizaban (hoy sigue siendo así) tanto a los actos censores y represivos como a los cerebros o gestores reales de esa «diplomacia» de control. A sus gestiones al frente de la política cultural se debe también la notoria división generacional que ha debilitado la escena cultural desde finales de los 90 hasta la actualidad. (En lo literario, por ejemplo, fueron los críticos miembros de esta generación los que parcelaron las tendencias, etiquetaron autores y se convirtieron en gurús del canon y de las obras que debían ser promovidas nacional e internacionalmente). Han sido ellos los aplicados obreros que intentan solidificar el muro que divide a la cultura hecha en la isla de la creación cultural en la diáspora, atacando con especial saña a aquellos colegas generacionales que partieron al exilio y tuvieron la suerte de encontrar trabajo en instituciones, revistas o proyectos culturales críticos con la Revolución (como coordinador en Cuba del proyecto Colección Cultura Cubana, doy fe y tenemos las pruebas de que las orientaciones contra escritores exiliados como Luis Manuel García, Félix Luis Viera, Carlos Alé Mauri y Antonio Álvarez Gil, por sólo poner algunos ejemplos de escritores que han continuado creando una excelente obra fuera de la isla, partieron de las oficinas de Abel Prieto, Carlos Martí y Francisco López Sacha, en momentos en que estos eran Ministro de Cultura, Presidente de la UNEAC y Presidente de la Asociación de Escritores de la UNEAC, respectivamente).

Un prístino ejemplo de los límites a los que pueden llegar estos ataques podría ser el triste suceso ocurrido durante la Feria Internacional del Libro Guadalajara en 2002. Quienes tuvimos la suerte de asistir a esa feria, podemos testificar sobre la bochornosa manipulación que hicieron Abel Prieto y sus satélites generacionales de una situación familiar muy específica: los más importantes eventos contestatarios de la diáspora cultural cubana durante dicha Feria dedicada a Cuba estaban encabezados por el ensayista e historiador Rafael Rojas, hermano de Fernando Rojas, filósofo e historiador entonces Director del Centro Nacional de Cultura Comunitaria (dependencia del Ministerio de Cultura), a quien «casualmente» designaron para enfrentar los ataques del enemigo. En simples palabras: en vez de proteger a un útil funcionario (un hombre inteligente y de una altísima cultura como es Fernando Rojas), Abel Prieto y sus asesores de la policía política decidieron ponerlo a prueba, obligándolo a preparar todas las acciones contra aquellas actividades en las que participaría su hermano Rafael. Creo que sobran las palabras.

Inconcebiblemente, además, a las tácticas de control generadas por ellos se deben las limitaciones que durante años han tenido en la isla las luchas de ciertos sectores intelectuales minoritarios pero de mucho prestigio para dar solución a temas álgidos dentro de la población (temas que, justo por ese impacto popular, preocupan a los dirigentes políticos) como el racismo y la integración real del negro en espacios que no sean sólo la música y las danzas afrocubanas; la violencia doméstica y familiar (y por extensión, todo acto violento, que incluye la violencia oficial política, en una sociedad cada vez más violenta); las aspiraciones de igualdad para el grupo social que hoy se conoce como LGBT (fueron ampliamente conocidos en la década del 90 los silencios de estos comisarios ante actos represivos o sus negativas burocráticas para la aceptación de los shows y espacios de expresión de la cultura travesti) o las exigencias de aquellos jóvenes creadores, descontentos con las instituciones culturales oficiales (léase Asociación Hermanos Saíz, UNEAC, revistas culturales oficiales, editoriales estatales), que pedían (o intentaban con sus propios recursos) crear espacios, eventos, revistas o editoriales independientes, proyectos que eran rápidamente atacados y censurados con la aprobación de estos comisarios.

Además, otras dos reacciones resultan visibles: por un lado, el estallido de una creatividad alterna a las instituciones donde el protagonista es el creador que hace su obra divorciado de toda institucionalidad o la unión de creadores (la blogósfera independiente, por ejemplo), y, por otro lado, la focalización del discurso de los comisarios y de las instituciones culturales en la defensa de «las esencias nacionales» contra los ataques «neocolonizadores» de una supuesta quinta columna financiada por los enemigos de la Revolución. La evidencia más clara ha sido la politización creciente de las Ferias Internacionales del Libro de La Habana en todos estos años, convirtiéndose ese evento en uno de los mayores promotores del proyecto ideológico de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), ideada por el expresidente venezolano Hugo Chávez y Fidel Castro en el 2004. Pero también debe agregarse que el Proyecto Cultural ALBA, con sede en La Habana y sucursales en los países miembros de este grupo, ha servido para atraer a los creadores ofreciéndoles espacios de publicación o promoción (sutilmente condicionados a su respaldo político al proyecto) en el caso de los latinoamericanos; para callar el descontento de los creadores cubanos de la isla (con viajes y períodos de «colaboración cultural» en los países del ALBA) y también para reclutar a importantes sectores de la intelectualidad internacional.


Fragmento del capítulo ‘Las mafias culturales’, del libro La estrategia del verdugo (Premio de Ensayo ‘Carlos Alberto Montaner’ 2019).


[1] Abel Prieto Morales, padre de Abel Prieto Jiménez, es apenas mencionado en la historiografía oficial cubana (y su hijo tampoco suele mencionarlo). Sus méritos más reconocidos son haber tenido una relación de amistad con Fidel Castro y haber sido un conocido ideólogo extremista de la política homofóbica del gobierno castrista en los años 60 y 70, siendo un defensor de la llamada «Teoría del Contagio Homosexual».

Los epigramas malditos de Carlos Esquivel

Ya en Amazon Los epigramas malditos de Carlos Esquivel, libro donde este poeta del Oriente de Cuba juega un juego muy peligroso: «el de decir la verdad y que esa verdad sea dolorosa para algunos, liberadora para otros. Un juego al que apuesta su irrefrenable y distinguida manera de percibir los asuntos más profundos (los de su patria herida) o los más cotidianos (la sexualidad, la familia, el arte y la literatura)».

Sobre Esquivel añaden los editores:

«Pertenece a la estirpe de los revoltosos sublimes, tanto como Li Po, Villon, Rimbaud… No teme batirse a duelo por reverenciar un acto de exquisita trascendencia moral: describir los estados imperfectos de la condición humana (…) Su autenticidad resulta una manera (y no la única, que conste) de demostrar que existen escritores tan transgresores como temerarios. Leerlo es un lujo solo para quienes atraviesen con él las mismas rutas, los mismos tiempos».


 

Inician campaña por la liberación de Roberto Quiñones Haces

El régimen cubano debe poner en libertad de forma inmediata e incondicional al preso de conciencia y periodista independiente cubano Roberto Quiñones Haces, exigieron hoy las organizaciones ARTICLE 19, el Institute for War and Peace Reporting (IWPR) y Amnistía Internacional.

Quiñones, de 63 años, fue juzgado en 2019 y condenado a un año de prisión por “resistencia” y “desobediencia”, como consecuencia del ejercicio de su labor como periodista independiente.

“La condena de Roberto Quiñones no sólo es un ejemplo más de cómo opera la censura a periodistas independientes en Cuba, sino que busca generar miedo entre quienes defienden la libertad de expresión en el país y pone el riesgo el derecho de las personas a buscar y recibir información libremente. Reiteramos que ninguna persona periodista debería tener que decidir entre el silencio o la cárcel, y exigimos la liberación inmediata e incondicional de Roberto Quiñones”, declararon las organizaciones.

En abril de 2019, Quiñones reportaba para el diario digital Cubanet los pormenores de un juicio que se llevaba a cabo en el Tribunal Municipal de Guantánamo, que se le seguía a una pareja de pastores evangélicos que decidió educar a sus hijos en su casa. Según el periodista, la Policía Nacional lo detuvo y lo golpeó. Como resultado, presentó una queja formal contra los policías. Roberto Quiñones también alega que fue detenido arbitrariamente en ocasiones anteriores, ya en 2015.

En agosto de 2019, Roberto Quiñones fue declarado culpable de “resistencia” y “desobediencia” y condenado a un año de prisión. El 23 de agosto, un tribunal de apelación confirmó su condena, sin concederle una nueva audiencia oral. El 11 de septiembre de 2019, Roberto Quiñones fue arrestado en Cienfuegos, Cuba, y ha permanecido en prisión desde entonces.

Por décadas, Amnistía Internacional ha documentado cómo las disposiciones del Código Penal cubano, como la «resistencia» y la «desobediencia», han sido utilizadas para sofocar la libertad de expresión en Cuba. El encarcelamiento de Roberto Quiñones es otro ejemplo de una política de antigua data que ha continuado bajo la administración de Miguel Díaz-Canel.

Durante su encarcelamiento, Roberto Quiñones ha desarrollado dolencias gastrointestinales, respiratorias y otras complicaciones de salud relacionadas con patologías preexistentes, según ha declarado su familia. Quiñones también ha escrito sobre sus condiciones de reclusión, que incluyen el hacinamiento, la mala calidad del agua y los alimentos, y la falta de atención médica adecuada, por lo cual fue sancionado por el Consejo Disciplinario de la Prisión Municipal de Guantánamo, prohibiéndole escribir en adelante, según testimonios que trascendieron en la prensa y que ARTICLE 19 pudo recabar. Es importante advertir que estos factores de salud aumentan su potencial riesgo frente a la COVID-19.

En 2020, en el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa y en medio de las alertas frente a los efectos de la COVID-19, ARTICLE 19, CPJ y Amnistía Internacional solicitaron la liberación inmediata e incondicional de Quiñones al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a través de una carta abierta. Las autoridades cubanas no han respondido a estas solicitudes.

“En lugar de intentar justificar la condena de un periodista independiente como Roberto Quiñones, por ejercer pacíficamente su profesión, el gobierno cubano debe tomar medidas concretas para proteger la libertad de expresión y prensa, tal como le ha sido solicitado en reiteradas ocasiones por las Relatorías de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la ONU, así como otros Estados en el contexto de su más reciente Examen Periódico Universal (EPU) ante el Consejo de Derechos Humanos”, señalaron las organizaciones.

El llamado por la liberación inmediata e incondicional de Roberto Quiñones se realiza en el contexto de múltiples preocupaciones respecto de alegadas restricciones contra periodistas independientes en el contexto de COVID-19 y el Decreto-Ley 370, una normativa que, según reportes, aparenta extender la red de control y censura del gobierno cubano al espacio digital, socavando potencialmente la libertad de expresión.

Para más información o coordinar una entrevista, contacte a Duncan Tucker: [email protected]

Artículo 19

Amnistía Internacional

IWPR


 

El Rey del Queso rescata el vasito de leche de Raúl Castro

Han pasado años, muchos años -13 en total-, desde aquel lácteo día en que Raúl Castro prometió a los cubanos un vasito de zumo de vaca. Por el camino han quedado promesas como el batido de moringa, el picadillo de avestruz o la empanada de escamas de caracol. No obstante, el vasito raulista ha conservado su misteriosa impronta de promesa reiterada, al punto de que por estos días la detención del Rey del Queso, residente en Artemisa, ha vuelto a desatar una nueva ola de expectativas ciudadanas.

Dueño de 42 vacas, según varios medios de prensa este empresario pinareño (Artemisa originalmente perteneció a Pinar del Río) entregaba diariamente al régimen castrista 70 litros de leche de los 150 que supuestamente debía suministrar, mientras sus suculentos quesos se distribuían a todo meter en varios restaurantes de la capital cubana.

Así que el descubrimiento del Rey del Queso ha supuesto a su vez un nuevo descubrimiento: El vasito de leche de Raúl sigue vigente en la memoria revolucionaria del pueblo combatiente, que finalmente ha caído en la cuenta de la jugada proimperialista artemiseña: A más queso, menos zumo de vaca. O lo que es lo mismo: No puede haber vasito cuando se priorizan la pizza y el espagueti y, por supuesto, no puede comerse pasta si no puede beberse leche.

El Rey del Queso, bloqueado el vasito de leche, traicionado el desayuno de los círculos infantiles y los asilos de ancianos, había conseguido desvirtuar la promesa del primer secretario del Partido Comunista de Cuba, operación anexionista y/o anticubana que solo la respuesta maestra de la detención y el decomiso podía desmontar. Y así se hizo.

Ni revolucionarios ni mercenarios ni bandidos ni gusanos

Dos "revolucionarios" interrogan a un "mercenario" en Bahía de Cochinos.

A propósito del ajusticiamiento de ese antiguo «hombre nuevo» conocido como Che Guevara, desemboqué por estos días en un descubrimiento sorprendente: en una publicación del exilio se le llamaba “mercenarios” a los cubanos que desembarcaron a Cuba por Bahía de Cochinos –o Playa Girón— en 1961, al rescate de sus propiedades robadas y/o sus libertades confiscadas por el naciente régimen totalitario. Es decir, la perversión del lenguaje “revolucionario” ha llegado tan lejos que aun fuera de la Isla comunista, en un ambiente de libertad y creatividad sin mayores barreras, algunos exiliados –o emigrados—continúan haciéndose eco del discurso oficial.

¿Qué es un mercenario? Lo establece la Real Academia de la Lengua Española: “Dicho de una tropa: Que por estipendio sirve en la guerra a un poder extranjero”. Es decir, en propiedad mercenarios fueron todos aquellos cubanos que durante los años setenta y ochenta del siglo pasado pelearon en Angola al servicio de un poder extranjero, el del régimen angoleño de turno, y antes, por supuesto, el propio Che Guevara. Cierto que el estipendio era miserable y es verdad que muchos de estos cubanos no tenían mayores alternativas para finalizar cuanto antes el servicio militar que les imponía Castro. Curioso resulta, sin embargo, que por lo general no es a estos verdaderos mercenarios a los que se les califica como tales en el ámbito nacional, sino a los exiliados que regresaron a Cuba por Bahía de Cochinos a “luchar lo suyo”, y a los que el gobierno norteamericano no sólo no pagó estipendio alguno sino que, además, retiró el apoyo que en un primer momento les brindara.

Otro tanto ocurre con la palabra “bandido”, con la que el diccionario identifica a estafadores, engañadores y ladrones. El régimen castrista llamó “bandidos” a los guerrilleros del Escambray, que se habían alzado en armas contra la dictadura comunista, exactamente como antes hiciera Castro contra Batista en la Sierra Maestra. En realidad, bandidos eran los que ya por aquel entonces se dedicaban a robar y saquear las legítimas propiedades de los cubanos más prósperos, incluso de las clases media y baja. Todavía hoy, la palabra “bandidos” es relacionada con los alzados anticastristas, mientras los verdaderos bandidos, descendientes incluso de un cuatrero ―Ángel Castro―, se hacen llamar “revolucionarios”.

El colmo llega con el término “gusanos”. Algunos cubanos exiliados, u opuestos al régimen en la Isla, han llegado al punto de asumirlo suyo, y así vemos como en cafés, fiestas y parrilladas algunos “gusanos” se autodenominan orgullosamente “gusanos”, incluso con un dejo de altivez. Y no es, por supuesto, que haya que rabiar frente a la palabrita. Toca reírse en cualquier caso. Se trata más bien de la ingenua apropiación del lenguaje totalitario que hace la sociedad cubana de adentro y de afuera, inerme ante los cantos de sirena de lo políticamente correcto. Se trata de esa desorientación suicida que los mete en el bosque donde los espera el lobo del «nasobuco».

Otras palabras, como “solidaridad” o “revolución”, han sido a tal punto manipuladas que una mayoría, instintivamente, las relaciona con el actual régimen de La Habana, conservador y mezquino a más no poder. En definitiva, ¿qué es la “revolución cubana” sino esa imagen que de sí misma se ha fabricado a través de los mass media a su servicio, del mareo intelectual?


 

Declaración humanitaria por la liberación de Silverio Portal

Al Tribunal Supremo de Cuba:

El preso político cubano Silverio Portal Contreras se encuentra incomunicado en la prisión 1580 de San Miguel del Padrón, en La Habana. Después de seis meses sin verlo, su esposa, Lucinda González, ha sido informada de que posiblemente será trasladado al Hospital Carlos J. Finlay, lo que demuestra el agravamiento de su ya precario estado de salud.

Ante este nuevo escenario los abajo firmantes exigimos la liberación inmediata de Silverio, lo que le permitiría regresar a su hogar y recuperarse con la debida asistencia médica.
Portal Contreras llevaba el proyecto “No más muertes en Cuba por derrumbes”, cuyo objetivo era protestar ante las instituciones del Estado para exigir la protección de las personas que viven en inmuebles en mal estado en sus comunidades. Por sus legítimas demandas fue sancionado a cuatro años de cárcel, por los supuestos delitos de desorden público y desacato. El incidente por el que fue condenado ocurrió el 20 de junio de 2016, pero la Fiscalía no presentó la acusación hasta el 4 de septiembre de 2017.

Han transcurrido dos años y medio de la encarcelación de Silverio Portal Contreras, en los que la epilepsia y la hipertensión que padecía antes de llegar a prisión se han visto agravadas con un infarto cerebrovascular, dos isquemias transitorias, la pérdida de la visión de un ojo tras una golpiza y la pérdida progresiva de la visión del otro tras diagnosticársele una diabetes.

Varios organismos internacionales se han pronunciado a favor de su excarcelación. El 22 de julio de 2020 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó una medida cautelar a favor de Portal Contreras. Anteriormente, el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de las Naciones Unidas pidió su liberación inmediata junto a otros siete prisioneros políticos cubanos. Asimismo, Amnistía Internacional lo declaró “Prisionero de Conciencia” y el Parlamento de la Unión Europea expresó preocupación sobre su caso.

Portal Contreras no ha cometido delitos de sangre, violencia o hurto. Ha sido sancionado por defender públicamente el derecho constitucional a una vivienda digna para los que habitamos en La Habana. Quiso evitar nuevos derrumbes, como el que costó la vida a tres niñas inocentes. No debe morir en prisión.

Demandamos que Silverio Portal Contreras sea liberado de inmediato debido al deterioro acelerado de su salud, que podría complicarse por el peligro que representa la epidemia del Covid-19 en la Isla. Esta declaración, y las acciones que estaremos anunciando progresivamente en apoyo a nuestra demanda, se unen a la campaña de visibilización de los presos políticos y las arbitrariedades cometidas hacia ellos, que se está llevando a cabo en Cuba por una parte importante de nuestra sociedad civil. También a los pronunciamientos internacionales sobre los presos de conciencia cubanos, y en especial sobre el caso de Silverio. Creemos que estas demandas ciudadanas no deben seguir siendo ignoradas por las autoridades.

Libertad inmediata para Silverio Portal. Firman:

Lucinda Gonzalez Gomez, esposa de Silverio Portal
Anamely Ramos González, curadora
Tania Bruguera, artista, activista y directora de INSTAR.
Julio Llópiz-Casal, artista visual
Maykel Castillo Pérez, rapero
Luis Manuel Otero Alcántara, artista
Omara Isabel Ruiz Urquiola, profesora e investigadora
Ariel Ruiz Urquiola, campesino y activista medioambiental
Marta María Ramírez, periodista independiente, Coordinadora Instar y activista feminista
Camila Ramírez Lobón, artista visual y coordinadora de INSTAR
Leandro Feal, artista visual
Aryam Rodríguez Cabrera, artista
Fabiana Salgado, cineasta
Mauricio Mendoza, periodista
Deborah Bruguera, activista
Katherine Bisquet Rodríguez, escritora
Kirenia Yalit Núñez Pérez, coordinadora de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana (MDJC)
Oscar Casanella Saint-Blackard, científico y activista
Pablo Enrique Delgado, Mecánico A en Refrigeración y Climatización
Abel González Fernández, curador
Carlos Quintela, cineasta
Henry Eric Hernández, artista
Juliana Rabelo, estudiante
Sergio Angel, PhD(C) Estudios Políticos y Relaciones Internacionales
Aminta de Cárdenas Soroa, productora
Boris González Arenas, historiador de arte y periodista independiente.
Reinier Leyva Novo, artista visual
Claudia Genlui Hidalgo, historiadora del arte
Laritza Diversent, abogada
María Matienzo, escritora y periodista
Armando Chaguaceda, politólogo
Claudia González Marrero, Phd. Estudios Culturales
Waldo Fernández Cuenca, periodista
Carmen Ana Aranda Cabrera, artista visual
Jorge Enrique Rodríguez, escritor y periodista independiente
Solveig Font Martinez, curadora
Luis Alberto Mariño Fernández, violinista y compositor
Lester Alvarez Meno, artista
María de Lourdes Mariño Fernández, historiadora del Arte.
Yankiel Gutierrez Faife, YouTuber
José Raúl Gallego Ramos, periodista y profesor
Mónica Baró Sánchez, periodista
Mario Luis Reyes Betancourt, periodista
Alain Rafael Dueñas Estevez, realizador
Hilda del Carmen Landrove Torres, investigadora, doctorante en Estudios Mesoamericanos (UNAM)
David Escalona Carrillo, músico
Hector Luis Valdés Cocho, periodista
Marcos Burgos (Ezavan), artista visual
Leonardo E. Pérez Pérez, artista Visual
Anniet Forte López, actriz
Sandra Ceballos, artes visual
Dunia Medina Moreno, activista
Marisol Peña Cobas, activista
Mario Ramírez Méndez, escritor
Isel Arango Rodríguez, Lic. Historia del Arte
Hans Carrillo Guach, politólogo
Afrika Reina, artista de Spoken Word y activista
Yariel Valdés González, periodista
Yanelys Nuñez Leyva, curadora
Abu Duyanah Tamayo, escritor y periodista independiente
Michel Matos Alonso, productor
Iris Ruiz Hernández, actriz y activista defensora de Derechos Humanos
Rafael Almanza, escritor
Maykel González Vivero, periodista independiente
Alfredo Martínez Ramírez, ingeniero civil
Juan Antonio Madrazo Luna, observador de Derechos Humanos, activista del Comité Integración Racial
Jacqueline Madrazo Luna, observadora de Derechos Humanos, activista del Comité Integración Racial
Neurelina Cardo Brizo, observadora de Derechos Humanos, activista del Comité Integración Racial
Lázara Eulalia Ayllón Reyes, observadora de Derechos Humanos, activista del Comité Integración Racial
Marthadela Tamayo González, observadora de Derechos Humanos, activista del Comité Integración Racial.
Osvaldo Navarro Veloz, observador de Derechos Humanos, activista del Comité Integración Racial.
Roberto Miguel Santana Capdesuñer ; activista del Comité Integración Racial
Coco Fusco, artista, escritora y profesora de arte en The Cooper Union en Nueva York.
Elena Larrinaga de Luis, Red Femenina de Cuba
Jorge Olivera, periodista y escritor independiente
Ledianys Olaya Pérez, fotógrafa y diseñadora
Luis Oleydi Machado Reinosa, activista de DDHH y del Comité Integración Racial
Taylor Emilio Torres Escalona, activista y comunicador
Fernando Almenares Rivera, grafitero y raper
Alenmichel Aguiló, profesor
Yoe Suárez, periodista
Amaury Pacheco Del Monte, poeta
Hamlet Lavastida Cordovi, artista visual
Enrique del Risco, historiador
Demis Menéndez Sánchez, poeta
María Cristina Labrada Varona, Dama de Blanco
Carlos Aníbal Alonso Castilla, escritor
Ania Sánchez, artista
Jamila Medina Ríos, escritora
Rafael Díaz Casas, curador y crítico de arte.
José Daniel García, profesor
Henry Constantin Ferreiro, periodista
Iris Mariño García, actriz y fotorreportera
Freyser Martínez González, profesor de inglés
Luis Dener, pedagogo
Michel Nonardo Perea, escritor y artista visual
Julio Ferrer Tamayo, abogado de Cubalex
Maria Bonet, Asistente Ejecutiva Cubalex
Helman Avelle, diseñador y artista visual
Carlos Yeimir Rodríguez, Músico Poeta y Loco
Esteban Rodríguez, activista y colaborador de ADN Cuba
Luzbely Escobar Pérez, periodista independiente
William Baró Griñan, fotógrafo y Comunicador Social
Alfredo Chávez Rodríguez
Alina Mendez Ortiz
Ana Perdomo Pérez
Analsis Peral Peñon
Angela Tamayo Jimenez
Juan Carlos Cabrera Batista
Roberto Espinosa Rislison
Elizabeth Lopez Vazquez
Rosa Aguilera Aguilas
María Santaya Oduardo
Elena Flores Roja
Lizandra Zamora Céspedes
Gustavo Leyva Piña
Wilber García Rosales
Wilberto Labrada Rodriguez
Gilberto Ortega Cintra
Ricardo Cabrales Pozo
Yamany Valdes Pozo
Yunet Rojas Dominguez
Elio Carlos Bravo Rosalez
Noel Martinez Casanova
Isael Mojena García
Juan Casanova García
Nadia Pereira Bravo
Enma Miranda Vazquez
Roberro Torres Torres
Murcia Mora Isaac
Eunice Medina Isaac
Mercedes Feria Feria
Yordani Salazar Portuondo
Martha Lopez Mendoza
Yeneisi Vazquez Montalvan
Daniel Ojeda Kindelan
Carlos Salazar Salazar
Isideo Cabrera Rodríguez
Miguel Andino Salazar
Jesus Arias Montoya
José Alcántara Pérez
Elsa Isaac Reyes
Juberto Isaac Despaigne
Alberto Perez Rojas
Andis Reyes Tejadillo
Odalis Espinosa Mesa
Reyna Espinosa Mesa
Beatriz Caraballo Diaz
Migdalia Orozco Despaigne
Martha Orozco Despaigne
Walter Ochoa Martinez
Dalis Perez Reyes
Yanilka Magdonado Orozco
Alfredo Terrero Corrales
Keby Vargos Lorenzo
Jose Martinez Reyes
Angel Perraza Reyes

 

Usamos cookies para brindarle la mejor experiencia posible en nuestro sitio web. Si continúa utilizando este sitio, acepte nuestro uso de cookies.
Aceptar
Privacy Policy