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Estado de sitio en Cuba: Creadores y activistas culturales amanecen cercados

Cartel a propósito de la muerte de Hansel Hernández Galiano

Este 30 de junio de 2020 ha resultado un suplicio para numerosos creadores y activistas culturales en Cuba, quienes han amanecido bajo estado de sitio.

Aparentemente, con esta operación de cerco, no exenta de secuestros, la Seguridad del Estado trata de impedir la asistencia de la sociedad civil independiente a las protestas por el asesinato del joven negro Hansel Ernesto Hernández, ultimado de un balazo en la espalda por la policía cubana.

«Todo comenzó el pasado 25 de junio, cuando una mujer en Facebook publicó la foto de un joven afrocubano muerto que, según dijo, había sido víctima de la policía nacional un día antes», relata la BBC.

«La publicación se volvió viral en la isla, principalmente entre activistas y defensores de los derechos humanos en un momento en el que varias naciones del mundo se cuestionan la violencia policial hacia personas negras», remarcó Yahoo Noticias haciéndose eco de la nota de la BBC.

«Numerosos ciudadanos y activistas independientes han compartido una convocatoria llamando a realizar manifestaciones pacíficas a lo largo de todo el país a las 11:00 a.m. de este martes, en protesta por la muerte del joven Hansel Ernesto Hernández a manos de la Policía Nacional Revolucionaria», detalló Diario de Cuba.

«Dos agentes de la Seguridad del Estado cubana me acaban de despertar», protestó el escritor independiente Ariel Maceo en Facebook este martes. «Estoy de arresto domiciliario en mi casa durante ocho horas y no sé por qué. Yo no he hecho nada malo».

«La artista de la plástica Tania Bruguera ha sido secuestrada por agentes del Estado y se desconoce su paradero», denunció en las redes, desde La Habana, el ensayista y activista Juan Antonio Madrazo. «Esta acción refleja la debilidad de un Estado policial que aplica con severidad la fuerza contra los ciudadanos que, como sujetos de derecho, movilizamos nuestros cuerpos desde la diferencia».

«Acabo de ser depositado en mi domicilio como un bulto. Anoche, cuando salí a botar la basura, aproximadamente las 10 y 30 p.m., fui secuestrado por agentes del Estado», añadió Madrazo. «Un oficial del departamento de enfrentamiento de la Seguridad del Estado, con un agente de policía, me identificaron y me llevaron para la unidad».

«A las 5 y 30 a.m. de este martes el Mayor Alejandro me interrogó para decirme que tenía limitación de movimiento, que no iba a salir de mi casa hoy, que no van a permitir protestas, que no hay rebeldía de ningún tipo, que quien proteste hoy se va hasta por propagación de epidemia» (en referencia al coronavirus), abundó Madrazo.

Las inmediaciones del popular cine Yara, en la barriada de El Vedado, serían el epicentro de las protestas este martes en La Habana.

«No se trata de convertir a Hansel en Floyd, se trata de justicia», apuntó en Facebook la escritora Lien C. Lau. «Que ese policía que lo mató vaya juicio. Las vidas cubanas tienen que importar».


 

‘La luna entre nosotros’ o la oscuridad radiante: Poética para un concierto de la belleza

Baltasar Martín, Idabell Rosales, Rafael Vilches y Juan Manuel Cao en el programa televisivo 'El Espejo'

“Siento” es la mejor palabra que se me ocurre para hablar aquí de este nuevo libro escrito por Rafael Vilches Proenza, La luna entre nosotros, ganador del Premio de Poesía Dulce María Loynaz 2018. Y lo que percibo es la naturalidad expresiva de una ternura muy sui géneris, por su connotación de contenido y por su sabia combinación de una sencilla y precisa prosa con finas y sorprendentes metáforas. De aquí, una humilde elegancia en sus versos, que en ocasiones desprenden un carácter mágico, de suave y sutil encanto, pero también de fuerte simbolismo esperanzador por su iconoclastia.

En efecto, hay una exacta manera de ternura, para decir lo que se ha vivido (lo que se vive), mediante un léxico justo, de consciente reconocimiento de las palabras que han sido medidas por una función muy sensible de la inteligencia. No se puede hablar entonces de una prosa conversacional, en su estado puro, sino de cierta procupación minimalista a la hora de escoger el adjetivo o el adverbio preciso. Sus versos dan la impresión de una asepsia lingüística o al menos hay una intención o deseo de ello, por lo que no encontramos una séptica lexical ni sintáctica que rompa el hilo lírico en sus imágenes.

Habría que decir también que sus versos poco a poco sorprenden porque van componiendo un concierto de imágenes muy peculiares, muy nuevas que nos llevan a sentir una potencialidad poética diferente, de donde emana un horizonte y un cálido sol sin llamaradas, inalcanzable aparentemente, pero sin lejanía; calidez y suavidad de frescor, de brisa ansiosa por reivindicar la humanidad de las cosas y, más que las cosas, por las relaciones humanas. Y valga la repetición: es una poesía enteramente humana.

No sé cómo bajarme de tus ojos.

Tengo apetencia por compartir tu mesa,

Repatriarme entre tus brazos.

Que los hijos alboroten la casa.

Huelga tu avidez, lluvia, altar,

tu nudo y el mío.

     (“Canción para permanecer”, p. 15)

     Otro detalle importante de la poesía de Vilches es la función simbólica de muchos poemas, en los que se guarda la angustia de los prisioneros politicos, como, por ejemplo, en el poema “Luz verdadera” (p. 17):

     Prisiones en las mazmorras de tu gobierno.

     Paraíso fiscal.

     Tus ojos.

     Asfixia la angustia

     no dejes que escape al proceso fortuito, raspa la piedra.

     Haz que retoñe el agua

     y afloren los albores del futuro.

Asimismo, leemos poemas que en su contenido simbolizan la Nada: “No temenos noticias, /ni abismos de agua, dibujos de polvo, Ni peces/ o aurora mojando el semblante de tu espanto…”. Y después versos que indican la esperanza: “Levantamos casa y mar ajenos/ con las luces de los hijos (“Figuraciones”, p. 18).

La realidad de Cuba es una pesadilla; hacen de los seres “huesos miserables”. Cada verso, quizás cada palabra, pesa, tiene un significado no solo político sino también de realidad social y existencial; es decir, de pueblo y de individuo.

Del símbolo al enfoque. Se trata de una poesía en la que hay que centrarse en las imágenes, que es como lanzarse al abismo profundo de una interpretación. Entonces podemos descubrir que realmente el horizonte imaginario se podría alcanzar. Y siempre en la espera de la esperanza hay un hijo por venir. ¿Será la nueva generación que reivindaría la vida en la Isla?: “Me arrodillo a secretear sobre tu vientre”. (“Muchacha, virgen mía”, p. 21).

Con La luna entre nosotros, digamos, la “esperanza”, la oscuridad en la Isla se hace radiante; se crean sombras donde las penumbras tienen atisbos de blancura, de una luz fuerte, telúrica y urbana, que de alguna manera atraviesa las grietas del pavimento y enciende la imaginación de los sedientos; la luz así es el agua de la resistencia y de la posibilidad. Y es que otra característica del libro es la obsesión del autor por la esperanza. Aun cuando sus versos siempre dejan entrever la angustia y la incertidumbre, terminan con un hálito de fe.

Estos poemas, a pesar de su aparente simpleza, contienen una profundidad estremecedora. A veces, una frase elemental en prosa, en tranquilo decir, se enaltece o connota con una metáfora inesperada, rica en misterio, y así la imagen, inefable, se llena de esplendor:

     El pan crepita en el horno,

     inunda su luz,

     el tiempo quema con prisa la sombra

     se anula la tristeza

     y tú esplendes.

     Algo cambia en mi máscara.

     (“Retener lo esencial”, p. 28)

     Por momentos, lo simbólico toma fuerza de un verso a otro. La belleza está en su apariencia desconcertante. “Dios” se humaniza, porque “junta su fuego al mío” y de pronto estalla la connotación cuando sabemos que “la luz” [está] “presa en sus ojos”.

Algunos versos son conceptuales, proyectan una visión ideoestética que quizás implique cierto conocimiento teórico, filosófico, mitológico o histórico: “La noche viene y con ella el Fin de la Historia” ( p. 45). Aquí, quizás la tesis de Fukuyama queda en duda (puesto que la Guerra Fría hace muchos años terminó y aún quedan dictaduras de izquierda). No obstante, este solo verso podría aludir a la posmodernidad o a un Apocalipsis real. En este mismo poema encontramos: “Penélope te aguarda”, y al final: “Ulises hará añicos cualquier desesperanza”. Vemos así un juego simbólico conceptual entre metáforas y un entramado de imágenes que nos permite no solo el regodeo lírico sino, además, la posibilidad de la asociación de las imágenes para convertir los mitos en arquetipos.

Entre el mito y lo simbólico resalta asimismo lo bíblico, a modo de inconsciente repasando la historia individual del poeta. De Sansón y Dalila se pasa a Dios. Pero este —diría yo— es un dios imaginario (nada religioso), personal, enteramente humanizado, un dios que no existe si no existimos nosotros. Como el embrollo de nuestra propia conciencia; es la esperanza, la fe de tenernos y apoyarnos a nosotros mismos. La vida que queremos crear y mantener unida a nuestro propio Dios. En “Pase de lista” dice Vilches:

     Resucitamos a Dios.

     Muchacha, vi sus ojos en los tuyos.

     Vibré de armonía,

     pero estar sin ti me torna melancólico,

     demencial, opuesto (p. 50).

Hay un no sé-qué en los poemas de Vilches que yo —para acercarme a él— solo me atrevo a decir: encuentro la esperanza, el fuego y la ternura como estaciones o remansos en el laberinto en el que Ariadna (como mujer corpórea) aún no aparece. El hilo mágico entonces es la imaginación poética. El drama y la llama de seguir hasta tomar el horizonte entre las manos y reinventar el mundo otra vez. Es, de hecho, reinventar la Isla a través de los ojos del sueño, de la imaginación infinita y de la fe humilde en ese Dios incansable y humano que nos dice:

No tengamos miedo

la verdadera vida

comenzará después…

Siempre existe una amada. La amada del poeta. Su ideal como el que se deja tentar por la belleza. La naturaleza y los paisajes del mundo están en el cuerpo de la mujer amada. Por eso, este poeta vive en la realidad imaginaria, es todo conciencia, es todo mundo íntimo.

El poeta nos propone piezas de cierta fineza y al mismo tiempo quemantes por la realidad que encierran; versos que a veces dejan latentes una historia de la incineración; versos que parecen no llegar a traspasar la dimensión de su realidad corpórea pero que se traducen como la invocación de otro mundo desconcertante; versos de una resistencia pasiva que es rebeldía, una tensión aparente que hace que la dictadura se consuma a sí misma. En realidad, ante los años de oprobio no hay criba que filtre la tortura y la miseria. Y ahora, a estas alturas de la vida, la dictadura no puede enfrentarse a los ojos del poeta:

Si digo adiós,

el mundo es piedra que duele,

una bandera clavada al pecho.

Seré la res que va

voluntaria

al matadero

(“Dios mediante”, p. 80).

Este libro resume una serie de correlaciones que evocan no solo el símbolo, la metáfora, la belleza del mundo (de los seres y las cosas) sino, además, el miedo, la esperanza, la fe, la mujer amada (en su realidad de ficción y, muy probablemente, en su correlación de realidad corpórea), la patria en su nueva concepción de territorio de sensibilidades, de territorio imaginario. La Isla en su imagen de reinvención, o más bien, de refundación como espacio y como espíritu.

La luna entre nosotros es un cuaderno de textos múltiples —si quiere verse así— en el que la forma de una prosa poética —fina y precisa, como ya he dicho— se engarza con una lírica metafórica que, en ocasiones, se adentra en existenciales problemáticas políticas y filosóficas.

La patria sigue siendo un símbolo para Vilches, pero no la del escudo, la bandera y los bustos, ni mucho menos aquella del acto cívico al comenzar el día escolar. La patria es el don de buscar el mundo, lo universal, lo cósmico, en lo más local que pudiera tener la Isla, que es su propio cuerpo, su propia intimidad. Es así su espíritu de poeta, el de redimirse a sí mismo para sobrevivir soñado en su fe verdaderamente martiana.


 

Michel Matos, historia de un ángel desterrado

La época revolucionaria ha creado un gran vacío en la juventud, que a lo largo de sesenta años ha buscado alternativas para sobrevivir al aburrimiento y la falta de opciones de esparcimiento que han preponderado en las diferentes etapas de este periodo. Michel Matos es uno de estos jóvenes que en su momento creó una opción alternativa para los de su generación y las siguientes. Hoy mencionar su nombre en ciertos espacios institucionales es como invocar a Satán. Y sí, Michel es un ángel caído o desterrado del paraíso rojo. Su único pecado fue mostrarle a las masas que se podían crear espacios alternativos de forma independiente.

¿Qué significó Rotilla para la cultura alternativa cubana?

Por principio, como evento, por lo menos la intención con la que lo comenzamos a hacer era llenar un vacío en varios sentidos. Era un momento, los años 1998-1999-2000, en el que no había prácticamente nada. Se habían abierto una serie de discotecas pero la mayoría de nosotros, jovencitos, hippies, no teníamos los recursos para asistir a este tipo de sitios. Si no me equivoco, costaba 5 CUC la entrada. Eran las del Comodoro o Marina Hemingway, y no teníamos capacidad para eso. Entonces la juventud típica no tenía prácticamente a donde ir.

También se estaba incorporando un nuevo género musical en Cuba, que era la música electrónica, y no había espacios para producir y realizar este tipo de eventos. Joyvan, el Dj (Disc-Jockey)​ que cofundó conmigo Rotilla, junto a Carlito el Puro, Eddie, el Viti, otro Dj también, éramos un grupo por principio. Esta gente no tenía donde verter la música, tanto la que querían poner como la que comenzaban a producir ellos mismos.

Consiguieron algunos pequeños espacios mínimos, de muy poco tiempo, cuatro horas de disco o una cosa así. Nosotros nos planteamos la idea de hacer un Reif. Entendíamos por Reif una fiesta que no parase durante varios días. Que durase toda la noche, amaneciese y continuase. Entonces nos lanzamos a la búsqueda de un lugar en las afueras de la ciudad donde no molestáramos y nadie nos parara.

La primera idea que tuvimos fue Canasí. Pero Canasí entendíamos que era un lugar muy agreste en cuanto a que no hay infraestructura de ningún tipo, electricidad, agua potable, nada; las dificultades para realizar una cosa así allí podían ser terribles. En el proceso de búsqueda e investigación, dimos con una playa a la que yo iba de niño con mi familia a pescar, Rotilla. Fuimos allí y funcionó.

Al principio era una fiesta para doscientas o trescientas personas, hippies todos. La mayoría venía del mundo rockero e hizo como una especie de transformación. Recuerdo que había frases muy específicas como “Joyvan estás quemando”, por la música que estaba poniendo. La mayoría de estos jóvenes aceptaba cierto margen de transformación; por ejemplo, Prodigy, Quimical Brothers, pero ya cuando Joyvan o los otros DJ entraban en mezclas más complejas lo veían como que “estaban quemando”.

Recuerdo también que en la ciudad no aceptaban esta música, ni siquiera reconocían a los Dj como Dj. Las mismas figuras de las instituciones les llamaban “pone ruidos”, “llena espacios” y otras cosas muy despectivas. Yo diría entonces que se llenaron estos dos nichos. Uno, brindar un espacio donde el público se sintiera bien; otro, la promoción de un tipo de música que comenzaba a entrar a Cuba en ese momento.

Rotilla en acción

A medida que el festival creció, ya en los últimos años, entre 2008 y 2010 (que fueron los años de mayor impacto), sin duda se convirtió en una pauta para la cultura no solo alternativa sino cubana. Ahí tocaba gente como Adrián Berazain, hubo representación internacional. Vino esta muchacha, Gabylonia, una rapera venezolana. En el último año, en el que no se hizo, uno de los Dj fundadores de Café del Mar, Padilla de apellido –no recuerdo bien su nombre– también fue invitado y no pudo por los problemas que hubo con las autoridades.

Muchos de los grupos que tocaron allí lo hicieron ante audiencias de miles de personas por primera vez en sus vidas. Los raperos, por ejemplo, nunca habían tocado ante audiencias tan grandes. Los mismos Dj nunca habían estado ante diez mil personas en una plaza.

También durante el proceso del festival hicimos una gira por toda Cuba, hay una película que lo refleja, Dance Floor Caballero. Fue una gira donde la pretensión era alfabetizar en provincias sobre la música electrónica. Estuvimos como en doce provincias aproximadamente y en cada una intentamos hacer pequeños conciertos. Evidentemente eso trajo sus resultados, hoy por hoy se escucha música electrónica en el interipr de Cuba y hay DJs en estas provincias. En Holguín hay un pequeño festival de música electrónica que se llama Electro Zona, organizado por Tico, un Dj bastante cercano a nosotros, amigo nuestro. La mayoría de estas tendencias y este conocimiento salió del trabajo que durante mucho tiempo hicimos nosotros.

También fuimos partícipes de las mismas instituciones, había un diálogo con ellos y al principio comprendieron el fenómeno hasta cierto punto, lo que nosotros representábamos, y durante un segmento, diría entre los años 2006 y 2010, recibimos cierto apoyo. Principalmente en el tema de acceder a espacios.

¿Fue el polémico concierto de Los Aldeanos, en 2010, la causa de que las instituciones usurparan Rotilla?                

Hay una serie de elementos que detonaron esto. Mucha gente intenta culpar a aquel concierto de Los Aldeanos, en este caso de Bian, pero realmente hay más elementos. Yo diría que el principal elemento fue el tema de la financiación del festival. Este era un festival que llegó a tener siete escenarios por donde pasaban unos trescientos artistas. Tenía un grupo de realización de 240 personas aproximadamente, y entre 25 mil y 30 mil personas de público.

Es decir, tenía unos costos bastantes severos para el contexto cubano. La financiación la obteníamos de varios medios, pero el donante más fuerte era Exit Festival. Un festival serbio, de los más grandes que posee la región, con un público asistente de casi medio millón de personas, con características parecidas a lo que nosotros hacíamos: cuatro días de fiesta ininterrumpida.

Ahí participan artistas del mayor perfil internacional, como Red Hot Chili Peppers, Madonna, Prodigy, Wu Tang Clan, DJs de alto reconocimiento, etc. Ellos eran nuestros principales financistas, además de algunas embajadas europeas también, empresas comerciales radicadas aquí como Bucanero, Papas and Company, Havana Club, entre otras. Con este conglomerado financiábamos el festival.

La particularidad de Exit Festival es que viene de un momento histórico donde, hacia el año 2000, la juventud serbia generó un movimiento al que llamó OTPOR, cuyo significado es resistencia. Ellos desalojaron a un dictador socialista que venía de la etapa comunista, Slobodan Milosevic. Justamente yo creo –porque los segurosos que me atendían en aquel tiempo hicieron varias veces referencia a esto– que se temía que ese grupo Exit deviniera de aquellos jóvenes y representara para nosotros un ejemplo en cuanto a liberación, insubordinación cívica o cosas de ese tipo.

Entonces pusieron la lupa en este financiamiento como el gran peligro. Evidentemente, el gran discurso en el concierto de Aldeanos representó la gota que colmó el vaso de la tolerancia hacia nuestras prácticas, digamos libertarias, dentro de ese festival. Nosotros no pedíamos previamente los temas que se iban a cantar ni los programas a los que se iban a presentar los artistas. Las autoridades nos pedían esto y nosotros nos negábamos, pues queríamos practicar lo más posible, dentro del contexto cubano, el ejercicio de la libertad de expresión. Esto para nosotros era importante, formaba parte del modus vivendi del festival y era algo que queríamos defender.

Por supuesto, las autoridades temían que el enorme público que asistía al festival se retroalimentara de esta información de libertad y democracia y se transformara en un ente liberador o en algún tipo de revolución espontánea. En una cita que tuve con estos segurosos una vez, me dijeron textualmente: “Matos, tú a toda esa gente podrías enardecerlos, sacarlos de ahí y hacer una revolución. Nosotros tendríamos problemas muy serios y no sabemos si esta es tu intención”. 

Evidentemente ellos temían un escenario de este tipo, ahí las condiciones estaban creadas por el gran número de público, todos jóvenes enérgicos, con mentalidad liberal. Sumado a muchos discursos de libertad, pues no eran solo los Aldeanos, ahí tocaban también Raudel Escuadrón Patriota, OMNI Zona Franca… Se proyectaba cine en un escenario bastante liberador, etc. Yo diría que fue más que censura, porque no fue una censura convencional. Fue el robo de un festival.

En los últimos años de Rotilla, Matraka comienza a producir Puños Arriba, un festival de rap cubano. ¿Bajo qué circunstancias se acoge esta otra responsabilidad?

Bueno, tengo que decirte que antes hay un antecedente. Matraka acoge la producción de Puños Arriba allá por 2008. Todavía Rotilla no había caído en la censura, que fue en 2011. Pero sobre el año 2005 o 2006, no lo tengo muy claro ahora, se realiza un gran evento de hip hop llamado La Comisión Depuradora.

La comunidad de rap se acerca a nosotros, que ya teníamos cierto prestigio en el ámbito de la producción de eventos. Se acerca y nos pide realizar un evento conjunto, porque desde la caída del Festival de Rap de Alamar realizado por Grupo 1 el hip hop estaba en el piso, no tenía grandes eventos, solo pequeñas peñas. Con esta comunidad realizamos un evento en los jardines de la Tropical con la mayoría de las bandas del hip hop cubano, la ya mencionada Comisión Depuradora.

Nosotros hicimos una producción muy profesional, con camisetas para todos, credenciales, servicio para los artistas, filmación de videos, locación, etc. Entonces esta comunidad quedó muy complacida, fue un gran estímulo para ellos.

Sobre el año 2008 se acercan a nosotros Aldo El Aldeano y Maikel Extremo. Ellos querían un evento que diera paso a una especie de mercado del rap en Cuba, para que el género comenzara a ser rentable y apreciado. La columna vertebral de este evento era la premiación de discos de hip hop que se realizaban de manera independiente, en estudios caseros.

A este evento le llamamos Puños Arriba por idea de los raperos mismos. El primer director de arte que tiene el evento fue Adrián Monzón, después fue Maikel Extremo y luego Soandry del Río. Estos fueron los tres directores que tuvo el evento y Matraka producía toda la logística, la financiación y tal.

Duró entre los años 2008 y 2016. Este último se hizo en una casa privada, pues ya nos habían sacado de todos los espacios públicos. Es muy interesante esto pues en el 2011 cae Rotilla pero nosotros conseguimos continuar defendiendo, como una cuestión diferenciada, este otro evento que tuvo bastante magnitud. No a la altura de Rotilla respecto a público y demás, pero sí alcanzó una magnitud muy importante.

Incluso lográbamos seguir accediendo a espacios estatales como el teatro América. Entonces teníamos algún tipo de operatividad y, como Matraka, además de estas producciones seguíamos haciendo documentales, varios de corte social. 

Recuerdo que a Puños Arriba también lo asociaron con el movimiento OTPOR…

Sí, obviamente hubo un tiempo en que la Seguridad del Estado se encasilló en que el logo de Puños Arriba, que era un puño con la bandera cubana encerrada en una especie de triangulo, devenía de este movimiento serbio, pues era muy parecido al logo que ellos utilizaban, un puño negro en alto. Entonces se volcaron a censurar y a presionar a este festival.

Al final nos sacaron de todos los espacios institucionales y nos vimos obligados a recurrir a espacios privados donde podíamos acoger apenas al diez por ciento del público que tradicionalmente tenía Puños Arriba. En el teatro América podían entrar 3,000 personas y en la casa donde hicimos el último evento solo podíamos asimilar, según la dueña, a 250 personas.

Esto provocó, por supuesto, molestias en la comunidad de hip hop. Algunas personas se lanzaron a decir que estábamos “elitizando” el rap, cuando en realidad nosotros estábamos haciendo el mayor esfuerzo por sacar adelante y continuar aquel evento. Ya después, por las constantes presiones, por el acoso a cualquier fuente de financiación que tuviéramos, se hizo prácticamente imposible continuar realizándolo.

¿Qué significó para ti trabajar con el movimiento de rap cubano?

Fue una de las experiencias más importantes que he tenido en mi vida. La igualo al haber trabajado con la comunidad de música electrónica. Fue el aprendizaje de un nuevo género en profundidad, descubrirlo directamente de la mano de sus artistas me dio el acceso a otra comunidad. Como diríamos nosotros en aquella época, a otra farándula. Al disfrute de este tipo de pensamiento, de proyección, de los códigos tanto estéticos como verbales en los temas que abordaban.

Fue una experiencia grande e importante, yo respeto mucho a esta comunidad. Creo haberme ganado respeto en sectores de esta comunidad. Me lo reconocen hoy, a mí y al equipo que trabajó como conjunto. Y sin duda quedó fraguada una alianza eterna. En el futuro o en el presente, si se diera una oportunidad de realizar eventos de tipo masivo, una de las comunidades que yo siempre tendría en cuenta sin duda sería la del rap.

Además, para mí el rap representó también uno de los movimientos de liberación ideológica más importantes que ha existido en Cuba. Sus letras, hablando de libertad y emancipación, son de las más significativas que yo he escuchado y de las que me he nutrido. Estoy muy orgulloso del rol que esa comunidad jugó y juega en el ambiente cultural cubano.

¿En estos momentos, cómo te autodefines?

En estos momentos me autodefino como un activista. Evidentemente es lo que he logrado mantener. Me quitaron prácticamente toda la capacidad de gestión y de producción, atacando nuestras fuentes de financiamiento, atacando a las personas que trabajaban con nosotros. Separándonos o saboteándonos con un discurso muy alocado ante las instituciones que emiten permisos para filmar en la calle, entrar en una playa, etc.

Entonces te ves lanzado a la categoría de no persona, como dijera Reinaldo Arenas. Es un tipo de ostracismo social donde no te queda más remedio que emigrar o simplemente enfrentar todos estos males como un activista.

Yo he escogido esta segunda opción. Me circunscribo al área del activismo cultural, pero con un activismo cívico en sentido general. Hoy pertenezco al Movimiento San Isidro, soy uno de sus miembros fundadores y hemos realizado acciones por los derechos culturales y artísticos, por la libertad individual y de expresión, que es la fundamental de la que se desgajan el resto de las libertades.

¿Cómo ha sido la represión hacia ti desde que te usurpan Rotilla hasta el momento?

Hay que marcar que ha habido diferentes etapas. Ya desde el 2006 yo tenía presión directa de la Seguridad del Estado. Ahora, el tratamiento era otro, más conciliatorio o de diálogo al menos en apariencia. Pero después que cayó Puños Arriba allá por el 2015, y desde que integro el Movimiento San Isidro en 2017, he vivido una represión intensa que implica todo tipo de acciones, muy cuestionables, de las autoridades.

He sido detenido y encarcelado en varias ocasiones, más bien tipo secuestro. Te pueden coger en la calle, no te permiten llamar a tu familia, te trancan en un calabozo y te tienen ahí uno o dos días. He sido llevado a interrogatorios en varias ocasiones por las cuestiones más tontas del mundo. En estos interrogatorios me he dado cuenta que mi teléfono celular está totalmente pinchado y escuchado. Ellos manejan toda mi información personal, la de mi familia, etc.

Mis datos móviles en los últimos meses han desaparecido mágicamente. Me han cortado la señal de internet cuando han querido. Otros miembros del Movimiento San Isidro, principalmente Luis Manuel Otero, la ha tenido peor todavía. En apenas dos años ha sufrido alrededor de cincuenta detenciones, en peor escala de las que he tenido yo. Amaury Pacheco también sufrió la vandalización en su propia casa y ha sido golpeado en medio de algún arresto.

La represión ha sido de lo más intensa y nosotros hemos sido tratados como los peores delincuentes. Recuerdo, anecdóticamente, una situación en la que yo fui detenido por algo más de 24 horas, porque iba a haber una protesta de los muchachos que organizaban la red esa que estaba por La Habana, la SNET, pues se la estaban quitando. Yo publiqué la protesta en Facebook y al otro día fui secuestrado en plena calle, cuando iba a comprar pan. Me llevaron a una estación de policía y me trancaron en la peor de las mazmorras, donde no tenía cama ni banco ni asiento. Absolutamente nada, era de dos por dos, un hueco en el piso desde donde por la noche salían ratas.

Yo veía que durante la noche entraban y trancaban a delincuentes… uno que había acuchillado a alguien, otro que había violentado y golpeado a una mujer. Los llevaron, les dieron cobija, colchón, los trancaron en lugares donde tenían camas de cemento… y yo estaba tirado en el piso entre ratas. Es decir, un activista es peor tratado, o tratada, que el peor de los delincuentes. Esto muestra la discriminación a la que es sometido el activismo y el pensamiento diferente en Cuba.

El último Puños Arriba que se realizó fue en 2016. ¿De ese tiempo hacia acá en qué has estado trabajando?

Además de Puños hemos hecho una serie de filmografías. Matraka, entre el año 2006 y 2017, tiene una veintena de materiales audiovisuales realizados. Algunos están en internet y otros no los consideramos de tanta calidad y los guardo yo. Después que el último Puños cayó, hicimos un par de materiales audiovisuales más, pero nos dimos cuenta que se hacia imposible continuar con filmaciones ya que para tú hacerlo en la calle necesitas permisos de instituciones. Sin estos permisos, un policía te para en la calle y te puede decomisar los equipos.

Entonces, como no nos daban permisos ni nos dejaban hacer absolutamente nada, nos podeiamos producir absolutamente nada excepto escondidos o en interiores. También nuestras fuentes de financiamiento mermaron mucho, porque casi no estábamos produciendo.

También el 70% de los miembros de Matraka emigró y se desintegraron los equipos que componían aquella productora independiente.

Partiendo de la complejidad de los tiempos en que nos encontramos, ¿crees que existen aspectos positivos a ser utilizados por artistas y activistas para ejercer presión en pos de aperturas en el ámbito del arte y la libertad de expresión?

Sin dudas. Cada generación que inicia un nuevo proceso corre un poco más el muro. Antes de nosotros, que comenzamos en 1998, hubo otras vanguardias que hicieron cosas. La cuestión es que la memoria histórica ha sido borrada por las instituciones con toda intención. Entonces es difícil recorrer todos estos procesos y reconocer los que existieron anteriormente.

Pero cada generación que incurrió activamente en la creación artística, en la vivencia cívica, corrió un poco más el muro y dio espacio a la generación siguiente, que a su vez pudo correr más el muro. Yo diría que la base fundamental que se ganó de aquello es que fuimos parte combativa frente a la “batalla de ideas” comunista. Nosotros fraguamos un nuevo pensamiento, en este caso de libertad.

Me atrevo a decir que grupos como Los Aldeanos, Raudel, La Alianza, Soandry y otros conjuntos de raperos, pero también otros músicos como Robertico Carcacés con su discurso en la tribuna, han ido quebrando la roca que era el pensamiento uniforme que rige la cultura cubana.

Esto es muy importante, pues de estas personas se han alimentado la juventud y la sociedad en general. Hoy la gente entiende que hay un pensamiento diferente. También se ganó algo, que es internet. Una ventana a la libertad donde cada persona puede escoger qué medio de prensa lee, la música que escucha o lo que ve, etc.

Se ha avanzado mucho en la ruptura del cerco ideológico, donde se proyectaba Cuba como un solo elemento. Se ha demostrado que Cuba tiene múltiples cuerpos, diferentes segmentos que defienden sus intereses, ya sea el del activismo, el de una música o género musical en específico, el de los sectores raciales, el de los de género, el de los sectores feministas, etc. Cada cual lucha por su propio interés, lo cual es completamente válido.

Esto ha sido parte de este proceso de liberalización. El proceso de encontrar la propia identidad y defenderla, de combatir en una especie de lucha ideológica. Fidel castro la llamó “batalla de ideas”, y la manera de enfrentar eso, una manera muy cívica y muy pacífica, ha sido desde el interés individual o profesional de cada uno.

Yo creo que se ha ganado y evidentemente se puede ganar mucho más. Y desde esta misma separación de intereses se podría construir una nación futura “con todos y para el bien de todos”.

Si de momento se generara un cambio social y tuvieras el poder de intervenir en las políticas culturales, ¿qué propondrías tú?

Una gran descentralización. Tú me preguntas específicamente por lo cultural pero me veo obligado a ir hacia elementos más generales. Hacia la descentralización en materia económica, el respeto a la propiedad (no solo a la privada sino también a la intelectual). Aquello que es tuyo debe ser respetado por encima de todas las cosas, porque esa es la base de la paz social y del progreso también.

Desde el área cultural, me atrevería igualmente a descentralizar muchísimas de las cuestiones que están en poder del Ministerio de Cultura. El Ministerio de Cultura no tiene por qué tener el monopolio de la cultura cubana ni ser su único financista.

Estoy de acuerdo en que, por supuesto, tiene que haber un ente que financie, custodie y resguarde ciertas manifestaciones que no son, digamos, las más populares o las más comerciales, y que sin esta atención podrían morir. Me atrevería a hablar de la música campesina y una serie de cuestiones un poco más cerradas que no son lo más pop o lo más comercial. Pero nunca promovería la idea de que el Ministerio de Cultura defina quién es un artista o quién no está calificado para serlo, cuando esto solo corresponde a la individualidad y sensibilidad de la persona.

Básicamente el Ministerio de Cultura, además de acaparar y administrar todas las instituciones y espacios públicos, se ha vuelto un monopolio. Además de esto, se ha vuelto el gran censor de toda manifestación o de todo artista que no esté en componenda con lo que ellos llaman la “política cultural cubana”: Con la revolución todo, fuera de la revolución nada.

El Ministerio de Cultura se ha apropiado de esto, lo ha asumido como divisa ideológica y lo sigue imponiendo 60 años después. Al punto de crear una ruptura constante, consiguiendo que cientos de intelectuales se vean obligados a emigrar dejando la cultura nacional en una especie de hecatombe. Pues hay que ver en lo que ellos transforman los eventos culturales.

Por ejemplo, se apropiaron del Festival Rotilla, que podrá sonar un poco demagogo pero me atrevo a catalogar de exitoso cuando ellos lo capturan y lo convierten en “Verano en Gibacoa”. El resultado es un desastre: se desencadena la violencia y la proyección es mediocre, con un pésimo gusto. Y es que los funcionarios son todos cuadros del partido, sin sensibilidad hacia la manifestación artística, que se ven abocados a seguir el mismo discurso institucional, un lastre para la cultura cubana.        

Básicamente, yo descentralizaría todo.


 

Annelys Casanova

Puente a la Vista entrevista a la infoactivista y diseñadora gráfica Annelys Casanova, una de las jóvenes más involucradas en el activismo cultural contra la dictadura cubana en las redes y cuya obra refrescante puede encontrarse en diversas páginas y cibersitios. “Los carteles de esta artista y otros productos digitales han apoyado campañas de la oposición dentro y fuera de Cuba, así como diversos eventos por la libertad de los presos políticos cubanos”, ha apuntado el periodista y escritor Luis Felipe Rojas en Martí Noticias.

Cuéntanos sobre tus inicios artísticos. ¿Qué te impulsó a crear y cuáles fueron tus primeras obras?

Desde pequeña comencé a dibujar. Pero más que eso, me enfocaba en las marcas, los diseños. Coleccionaba todo lo gráfico que me llamara la atención. Pudiera decir que mi primera «pieza» fue en la secundaria, donde en una tarea me pedían dibujar al carnicero de la Cabaña, alias el Che, pero me negué y escogí dibujar a José Martí. Años más tarde, ya en Estados Unidos, ejercí mi carrera en Diseño Gráfico y Comunicación en la Universidad del Estado de California, Los Angeles.

Durante mi carrera universitaria, noté que solo se mencionaba la colección de carteles de las décadas de los 60’s y 70’s en Cuba. Aunque en aquella época no estaba al tanto de la oposición en Cuba y la lucha por la libertad, me di cuenta del vacío gráfico y cómo dichos carteles propagandísticos del castrismo cumplían el propósito de «engatuzar visualmente» a una población internacional. O sea, que entendí más aún la responsabilidad de ser diseñadora gráfica y de la influencia sobre el público. Con esto en mente, me sumé al activismo en el año 2013 mediante la cartelística política, contando la historia de la lucha por la libertad de Cuba con respeto y responsabilidad. Luego tuve la dicha de conocer a Ana Olema, mejor amiga y compañera de trabajo, y juntas creamos las piezas de ‘Memorias de la Guerra’, ‘Material’, entre otras. Además de ser ella la curadora de mi primera exposición de carteles políticos: ‘RevoluciOFF’.

Llegaste a USA con quince años. Llevas más de la mitad de tu vida fuera de Cuba. ¿Qué es ella para ti? ¿Y qué es Estados Unidos?

Llegué a los 15 años a Estados Unidos en el año del Y2K y toda esa locura. Cuba es para mí la esperanza de verla libre, el regreso y la reunificación. Es la patria que llevo dentro. Estados Unidos es mi segunda casa. Estoy agradecida de haber crecido la otra mitad de mi vida en este país junto a mi familia y de tener las oportunidades y la vida que no iba a tener en Cuba. Agrego también que estoy agradecida con el exilio histórico por haber guardado para nosotros y las futuras generaciones el legado de la nación cubana.

A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, ¿estamos a punto de descubrir que la vida es infoactivismo, tal vez un performance?

Entonces la base de todo es la información. De ser así, si la teoría String fuese cierta, pudiéramos mover el infoactivismo en universos paralelos.


Annelys P.M. Casanova nació en La Habana en 1984 y reside en Los Angeles, California. Graduada en diseño gráfico en la cátedra de arte de la Universidad del Estado de California, su trabajo se enfoca directamente en el uso del diseño para empoderar la imagen visual en su función comunicativa; marcada por supuesto por el hecho de haber crecido bajo el bombardeo propagandístico del gobierno totalitario implantado en Cuba y la paradoja de la cultura visual asimilada en los Estados Unidos.

 

Algunas reflexiones sobre el coronavirus y el autoritarismo chino

La cultura occidental está muy confundida luego de haberle permitido y aportado una acelerada industrialización a China, dominada autoritariamente por el Partido Comunista Chino (PCCh). Ese enorme país, históricamente tan encerrado en sí mismo y poco transparente, ha agradecido a Occidente sin instrumentar el más mínimo cambio democrático. Encima, ha establecido tecnológicamente un control electrónico total sobre su población (el Gran Hermano habla mandarín) sobre la base de ir compitiendo deshonestamente, trampeando patentes, exportando productos de baja calidad.

Ahora se hace cada vez más evidente que, además, ha manipulado informaciones sobre su industrialización acelerada, la contaminación derivada y los sucesivos golpes de respuesta ecológicos (ecological backlash) virales que ello ha provocado: 1957-1958  H2N2, 1968-1969  H3N2, 1997-2004  H5N1, 2003 SARS, 2006 Gripe aviaria, 2010 Gripe porcina, 2013 Peste Porcina, 2019 Coronavirus, 2020 Covid-19.

Las democracias industrializadas de Occidente emergieron de las barbaries medievales autoritarias, militaristas y eminentemente artesanales dando traspiés sociales, científicos y tecnológicos por más de trescientos años. Transitaron por el autoritarismo (Pedro el Grande, Luis XIV o Felipe II) pero el militarismo, luego de Cromwell, quedó como un componente social, rara vez fue su columna vertebral y, cuando así fue, desvencijó a Europa (I y II Guerras Mundiales). Luego vino la Ilustración, el racionalismo, el positivismo, la ciencia occidental y sus métodos de cribar ideas preconcebidas. Pasaron por períodos agrícolas, manufactureros e industriales y fases de capitalismo agrario, industrial y especulativo.

China había quedado excluida de esa emergencia civilizatoria por funcionar totalitariamente desde hace miles de años. Sus emperadores gobernaban a capricho y decidieron cerrarse al comercio. Sus estructuras sociales no evolucionaron. Tendían a ser grupales, campesinas, con muy poca preeminencia del individuo. Y su ejército era (y es aún hoy) la columna vertebral social. Hacia los 1980s, aún China padecía hambrunas y su paquete industrial era pequeño y poco tecnológico. Su ciencia y tecnología eran, por decir algo, descriptivas, parvularias y artesanales.

A partir de los años 1960’s ocurrió un acercamiento a EEUU, bajo una política diseñada por Henry Kissinger. Al parecer, éste supuso que inversiones en aquel país lo harían incorporarse a las concepciones modernas de gobernabilidad internacional, y dejarían atrás sus maneras autoritarias y totalitarias. Pero no ha sido así.

La muy rápida industrialización de China no cambió el modo de concebir el poder de sus cúpulas gobernantes, que se proclaman aún hoy usualmente autoritarias en nombre de sabios como Mao y Marx. El país se ha convertido en otra locomotora industrial mundial, pero existen numerosas evidencias de que lo hace porque roba todo tipo de patentes, está efectuando un sistemático espionaje industrial —el más blando de los cuales es enviar a millones de alumnos a formarse en universidades de Occidente para calzar su salto tecnológico—, reproduce con baja calidad todo tipo de productos sin respetar derechos de autor y cumple sus contratos en apariencia pero con muy deficiente control de calidad, lo cual ocasiona que los mares del mundo estén llenándose de porquería plástica china. Para colmo, el Estado se considera ante todo carcelero de ovejas negras y evita las protestas de su mano de obra explotada y cautiva, la vigila hasta un nivel hipertecnológico (meta-orwelliano), contamina y destruye su propio medio ambiente, llena el mundo de productos plásticos baratos que no se descomponen y compite agresiva y deslealmente con empresas capitalistas que no son santas pero que han tenido que emerger con trabajo duro y creando su know how desde la dark era.

La emergencia de Europa desde sus etapas de autoritarismo medieval hasta la presente Sociedad del Bienestar se basó en permitirle un papel clave al individuo emprendedor (entrepreneur). La enorme creación de riquezas que ocurrió en Europa luego del siglo XVIII, el de las Luces, no se basa en la acumulación de lingotes de oro en la City londinense, como usualmente se afirma, sino en la enorme acumulación de conocimientos y ciencia que caracterizó su industrialización a partir de 1750. Con ello se dejó atrás formas sociales serviles, feudales, que eran muy improductivas y subyugaban la creatividad (científica y artística) al capricho de hombres de armas, los señores feudales.

La ultima epidemia originaria de China (Covid 19) ha detenido al mundo, que no es nada perfecto pero que parecía emerger paulatinamente y acercarse renqueando a lo que llamamos progreso. Es momento de bajarnos del carrito loco en que íbamos y sacar cuentas.

¿Se ha cumplido la esperanza de que no era peligroso habilitar al PCCh con un importante paquete tecnológico? ¿Es lógico haber creado un competidor desleal, que ha importado toda una tradición innovadora occidental y ahora proclama que su ideología y sociedad es superior? ¿Está imbuida la cultura china de un milenario autoritarismo del que es incapaz de deshacerse?

¿Dónde estamos? ¿Se trata de la Guerra Mundial biológica? ¿Es esto un error de cálculo o simple ambición desmedida de algunos inversores occidentales? ¿Podemos aplicar aquello de Libertad, Igualdad, Fraternidad en la cultura china y con el PCCh actuando de árbitro?

Si en Occidente hay alguien que ha hecho esto a plena consciencia, no es un patriota. Y si lo ha hecho pensando en las ganancias inmediatas de mano de obra muy barata, es un idiota.


Texto correspondiente al número XV de Puente de Letras, de próxima aparición


 

Trazos en los márgenes. Arte abstracto e ideologías estéticas en Cuba

Ernesto Menéndez-Conde

El tomo II de Trazos en los márgenes. Arte abstracto e ideologías estéticas en Cuba, en su segunda edición, ya está a la venta en Amazon. Este libro de Ernesto Menéndez-Conde incluye unas cincuenta páginas de nuevos contenidos y cerca de un centenar de ilustraciones.

«En este nuevo libro, he hecho algunos importantes ajustes con respecto al volumen que apareció el año pasado», apunta el autor. «En primer lugar, esta nueva edición incluye casi un centenar de imágenes. Además, hice modificaciones en las notas al pie y finalmente he agregado alrededor de cincuenta páginas de nuevos contenidos. Dentro de unos días estará disponible el primer tomo, que igualmente contará con alrededor de cien imágenes, nuevas informaciones y un sistema distinto para las notas al pie de página».

«Trazos en los márgenes es una investigación que puede considerarse un hito en el estudio del arte cubano del siglo veinte». Antonio Eligio Fernández (Tonel)

«Ernesto Menéndez-Conde profundiza con rigor y erudición en las complejidades de la abstracción en el contexto cubano, enfocando en su definición y sus intrincadas relaciones con la identidad nacional y el compromiso social del arte. Su examen, tan actual para la historiografía del arte cubano y latinoamericano, avanza más allá de estos ámbitos hacia una discusión general de la abstracción, sus polémicas y los debates ideológico-culturales de la época». Gerardo Mosquera.

«Este estudio marca un antes y un después en la bibliografía en torno a la investigación de las artes visuales cubanas del siglo XX, desarrolladas dentro de la constelación expresiva de la abstracción». Dennys Matos


 

Por eso me fui del barrio chino

Trabajaba en el final de un cuento sobre un soldado cubano que muere en una guerra en África cuando apareció Mona y comenzó a molestarme con que tenía hambre.

—Si quieres puedes almorzar, ya el almuerzo está hecho —le dije—. Y así me das un chance a ver si por fin termino.

Por aquellos días yo era un escritor en entrenamiento, como diría Hemingway. La literatura hacía algo de resistencia y me molestaba bastante siempre que Mona me interrumpía. Y como nuestra relación se había vuelto algo tormentosa, y además Mona pasaba más trabajo que yo para escribir, estaba convencido de que me interrumpía solo para que yo no avanzara.

—Estoy aburrida del carnero. Llevamos una semana comiendo carnero.

—Solo he cocinado carnero una vez y tú casi ni lo probaste.

—El carnero me aburre.

—Últimamente todo te aburre.

—Sí, todo me aburre —dijo y tiró la cartera sobre el sofá.

—¿Y yo? ¿Yo también te aburro?

—Tú no. Tú no me aburres pero…

—Mona, necesito escribir. ¡Por favor!

—Tú siempre necesitas escribir.

—Sí, y creo que tú deberías hacer lo mismo.

—Yo lo que tengo es ganas de comerme una pizza. ¡Macho baja un momento y cómprame una!

—¿Por qué no te la compraste cuando estabas allá abajo?

—Porque no tenía hambre y estaba haciendo un aire de lluvia, y no me quería mojar. Además, ahora fue que me entró hambre —dijo mientras se quitaba los tacones. En ese momento entró por la puerta del balcón una pequeña brisa— ¿Tú te piensas que subir esas escaleras no da hambre?

—Yo no pienso nada, lo único que quiero es terminar este cuento y tú no paras de molestarme. ¡Y no vayas a dejar los zapatos tirados en el piso!

—¿Ahora yo te molesto?

—¡Por favor Mona! Siempre que vas a casa de tu madre es lo mismo.

—¡A mi mamá la dejas fuera!

—Es lo que más yo quiero pero ella siempre se las arregla para entrar.

—Jajá. ¡Qué gracioso! —dijo con ironía.

—Mira, si no quieres almorzar ni bajar a comprarte la pizza, te puedes poner a leer o a ver la novelita turca esa que te dio tu amiga.

—¿Y por qué estás aquí en la sala y con el balcón abierto?

—Porque en el estudio hace mucho calor.

—¡Si te cojo en alguna gracia con la vecinita esa la despingo toa!

—Yo no sé de qué tú estás hablando. ¡Por favor Mona, déjame trabajar!

—No te hagas el loco que tú sabes bien lo que te estoy diciendo…

La verdad era que yo sí sabía. Para el edificio de enfrente se había mudado una trigueña linda que se pasaba todo el tiempo en el balcón con una bata casi trasparente y con la mitad de las tetas fuera.

—Además, Mona, no son maneras de hablar.

—¡Ya te lo advertí! —dijo con la vista sobre el balcón de la trigueña— ¡Después no intentes virarme la tortilla!

—Mira, en el refrigerador quedan dos huevos, si quieres puedes hacerte una tortilla.

—¡Charly! ¿Por qué insistes en hacerte el gracioso?

—¡Mona, por favor!

Apartó la cartera y se acostó sobre el sofá.

—Déjame hacerte una pregunta.

—Dime.

—¿Por qué ya nunca te quieres acostar conmigo?

—Pero si yo me acuesto contigo todas las noches. ¿De qué estás hablando?

—Sí, sólo de noche. Eso es lo que yo digo… ¿Ya no te gusto?

—¡No empecemos!

—¿Y por qué no quieres ver ninguna de las películas que me dio Mara?

—Porque a mí no me gusta el porno. No me gusta estar viéndole el rabo a nadie.

—¡Eso es porque eres medio mariposón!

Me viré de frente hacia ella, despacio. Al momento levantó una mano y se puso a simular que se miraba las uñas.

—¡Si quiere que te rompa la boca me lo pides y ya! —le dije.

—¡Ay macho discúlpame, me equivoqué! —dijo cambiando la vista para las uñas de la otra mano.

—¡Mona por favor, te lo advierto, déjame tranquilo que te conviene! —me viré de frente a la laptop— Y déjame escribir.

—¡Sí ya, está bien! —dijo y se sentó— Pero mira, podemos ver una donde no salga ningún hombre, y a lo mejor se te ocurre algo bueno para ese cuento.

—¡Déjame tranquilo Mona!

—¡Déjame tranquilo Mona! ¡Déjame tranquilo Mona! —dijo poniendo voz de niña a modo de burla.

—Mira, habla con tu amiga, a ella seguro que le va a encantar la idea.

—¡Verdad que tú eres problemático!

—Y tú no me dejas escribir.

—¡Dale macho, compláceme!

—Mona estoy escribiendo, ¡por favor! Tú también deberías hacer lo mismo. ¡Y te lo advierto, se me está acabando la paciencia!

La verdad era que no se me estaba acabando la paciencia, pero con esa frase había logrado muchas veces que Mona me dejara tranquilo.

—Relájate machi, solo estoy jugando contigo. Mira, después de que veamos la película me pongo a escribir.

—Pero si a ti tampoco te gusta el porno…

—A mí sí me gusta. ¿De dónde tú sacas eso?

—¡Ahora sí! Recuerdo que una de las primeras cosas que me dijiste cuando nos conocimos fue que a ti no te gustaba el porno.

—No, imposible —dijo y se puso de pie—. En cualquier caso lo que te dije fue que a mí sí me gustaba.

—¡Me quieres partir el cerebro! ¡Y además no me dejas escribir!

Soltó una risita.

—Está bien, te dejo escribir y me muero de hambre —dijo mientras se daba la vuelta como si fuera a ir para el cuarto, luego murmuró—: ¡Mariposón!

—¿Qué te pasa? —le dije poniéndome de pie de un golpe, aunque en verdad lo único que quería era seguir escribiendo.

—¿A mí? ¡Na!

—Escuché bien lo que dijiste y ya me estoy cansando.

—¿Qué fue lo que dije?

—Si sigues por ahí te voy a reventar la cara. ¡Acaba de dejarme tranquilo por favor!

—¡Sí, eso es lo tuyo! Yo quiero comer pizza y tú me quieres reventar la cara. Yo quiero acostarme contigo y tú me quieres reventar la cara.

En ese momento escuchamos un estruendo en el piso de arriba.

—Ahí están otra vez esas dos —dije mientras miraba hacia el techo.

Sobre nosotros vivía una pareja de lesbianas que eran modelos: Amanda y Mara; lindas pero con muy mal carácter, se pasaban todo el tiempo peleando. Sobre todo porque una era celosa y posesiva y la otra promiscua.

—Por lo menos en este edificio hay gente que sabe divertirse.

—Si quieres te puedes ir pa’allá arriba.

—Más tortillera será tu madre.

—La tuya que no sale de casa de su amiga —dije y me abalancé sobre Mona pero ella echó a correr en dirección a la cocina.

—¡Si te atreves a tocarme te mato! —gritó, como para que todos en el edificio la escucharan.

Me enredé con los tacones y estuve a punto de caerme.

—Aquí no tienes pa’donde coger. Y además dejaste los zapatos atravesaos y por poco me parto la cara —dije mientras me quitaba el cinto, más para protegerme que para agredirla, porque en las últimas discusiones había intentado golpearme con el palo de la escoba, además de lanzarme un jarro de aluminio y dos búcaros, que por suerte no me dieron.

Regresó con un cuchillo.

—Ya me cansé de que por cualquier cosa me quieras moler a golpes —me dijo.

Proveniente del piso de arriba escuchamos como si todos los cristales del edificio se hubieran roto al mismo tiempo. Luego los gritos de una mujer que bajó las escaleras corriendo: “Auxilio auxilio policía auxilio me quieran matar auxilio llamen a la policía auxilio”.

Pensé en lanzarme sobre Mona aprovechando que estaba entretenida, pero en cuanto me incliné hacia delante volvió a ponerse en alerta. También pensé en darle un golpe con la hebilla del cinto en la mano para tumbarle el cuchillo.

—Si te me acercas, te mato. Te lo advierto.

—Vamo a hablar Mona, suelta el cuchillo. La gente hablando se entiende.

—¿Ahora quieres hablar? ¡Pues yo no! ¡Ya me cansé! ¡No soy un saco de boxeo!

—¡Tú tienes que tener un problema! ¿Cuándo en tu vida yo te he dado un golpe?

—Pero sé que ganas no te faltan. Se te ve en la cara.

—Suelta eso y vamo hablar —dije y caminé hacia ella haciéndole señas con una mano para que me diera el cuchillo.

—¡Quédate ahí! —gritó— Si te me acercas te mato, ya te lo dije.

—No grites que nadie tiene por qué enterarse.

—Grito porque me da la gana. ¿De verdad que tú te crees que yo no sé que a ti te gusta darle golpes a las mujeres?

—¿De dónde tú sacas eso? En mi vida yo nunca le he levantado la mano a una mujer. Dame el cuchillo y vamo a sentarno a hablar como la gente civilizada.

—Civilizada mis cojones… ¿Te piensas que soy estúpida?

Pensé en decirle que sí, pero la cosa no estaba como para hacerme el gracioso.

—Yo sé bien que si te doy el cuchillo me vas a moler a golpes.

—¿Tus cojones?

—¡Sí, mis cojones!

—¡Ya quisieras tú! ¡De verdad que tienes que estar loca!

—Más loca será tu abuela —dijo y se lanzó sobre mí con intenciones de apuñalarme.

Reaccioné rápido y di un paso hacia atrás. Logré esquivarla.

—Párate mariposón —dijo y volvió a lanzarse sobre mí con el cuchillo cortando el aire—, párate si eres hombre…

Di otro paso hacia atrás y le tiré un cintazo para tumbarle el cuchillo, pero fallé.

—Ahora no eres tan guapito, ¿verdad?

—Mañana te vas a arrepentir de esto Mona. ¡Suelta el cuchillo!

—¡Suelta el cuchillo suelta el cuchillo! ¿Eso es lo único que sabes decir? Pareces una magdalena —dijo y levantó el cuchillo por sobre el hombro.

Di un paso hacia atrás, lentamente, convencido de que quería tirarme el cuchillo.

—¡Mona no vayas a hacer una locura! —le dije.

—¡A ver, quédate tranquilito un momento! —dijo y me lanzó el cuchillo.

Yo estaba dando otro paso atrás y por suerte volví a enredarme con los tacones. Aún no sé cómo pasó, pero mientras iba cayendo me acordé de Keanu Reeves en aquella escena de la Matrix donde se tira hacia atrás y esquiva unos disparos del agente Smith; me arqueé, una ráfaga de aire que entró por la puerta del balcón me sostuvo y logré esquivar el cuchillo, pero la ráfaga de aire se acabó y me di un golpe tremendo en la cabeza y la espalda contra el piso. El cuchillo salió por la puerta del balcón.

—Loca de mierda te voy a matar —dije y me toqué la cabeza para ver si tenía sangre. Creo que como en aquel tiempo tenía el pelo largo eso evitó que me partiera la cabeza.

Mona soltó un grito y se desmayó. Pensé que había sufrido un ataque de pánico por intentar matarme, pero luego supe que había sido por ver cómo el cuchillo se le encajaba en una teta a Mara, que en ese momento iba desnuda en caída libre a reventarse contra el asfalto. Aún sigo creyendo que la caída de Mara fue lo que hizo entrar la ráfaga de aire.

Me levanté con deseos de darle unos buenos gaznatones a Mona pero la gritería de la gente me obligó a salir al balcón. Aquello era una película. Amanda había sorprendido a Mara con la esposa del dueño de la pizzería retozando bajo la ducha, y sin pensarlo agarró un cuchillo y trató de matarlas. La cosa era que mis vecinas llevaban dos semanas dándole clase de modelaje a la esposa del dueño de la pizzería y al parecer Amanda sospechaba que Mara la estaba traicionando. Entonces simuló salir para el trabajo y veinte minutos después regresó y comprobó que sus sospechas eran ciertas.

Al final le di un gaznatón a Mona, pero para que se despertara.

—¿Está muerta? —me preguntó.

—Ponte los zapatos que te voy a acompañar hasta la casa de tu madre —le dije y me fui para el cuarto.

—¿Pero está muerta?

Metí algo de ropa en la mochila, me puse una camisa, agarré las carpetas de las clases de la universidad y volví a la sala para recoger la laptop. Mona estaba sentada en el sofá, aterrada de miedo y llorando.

—Charly, discúlpame…

—Tranquila. Ahora vamos a bajar como si no pasara nada —dije y metí la laptop en la mochila—. Te dejo en casa de tu madre y luego hablamos.

—Charly, discúlpame. Yo no quise que esto pasara.

La agarré por el brazo y salimos de la casa. Le temblaba todo el cuerpo.

—Charly, tienes que perdonarme.

Comenzamos a bajar las escaleras.

—Ya te dije que luego hablamos.

—Charly, tú sabes bien que yo tengo problemas.

—Mona, por favor, no empecemos.

—Está bien, pero no te separes de mí.

—No te preocupes por eso que yo tengo pensado pasarme el resto de mi vida contigo —le dije para tranquilizarla, pero lo cierto era que ya no quería saber más nada de ella.

—¿Y por qué no te quedas conmigo en casa de Ofelia?

Se nos estaban acabando las escaleras.

—Tú sabes que la última vez tu madre trató de matarme.

—¡Ay machi, no exageres!

Iba a decirle que yo tenía suerte para que las mujeres de su familia intentaran matarme, pero preferí quedarme callado. Nos detuvimos en la puerta del edificio.

—Ahora cuando salgamos, baja la vista y sigue detrás de mí.

—Creo que voy a volver a desmayarme.

—Si te desmayas te dejo ahí mismo y de seguro que te descubre la policía.

—¡Ay Charly no me digas eso! Tú no serías capaz.

—Bueno, entonces haz lo que te digo y no inventes nada.

Movió la cabeza de forma afirmativa y bajó la vista.

Cuando salimos la calle estaba llena de gente, el tráfico detenido y a Mara la habían cubierto con un toldo. Caminamos pegado al edificio en dirección a la calle Dragones.

—¿La gente me estaba mirando? —preguntó Mona cuando llegamos a la esquina.

—La gente ni cuenta se dio que nosotros salimos.

—Yo creo que la vecina nueva me vio tirándote el cuchillo.

—¿Cómo que la vecina nueva te vio?

—No sé. Cuando me estaba poniendo los tacones la vi mirándome fijo.

—Tranquila, eso son ideas tuyas.

—¿Y si me vio?

—No te preocupes, yo estaba ahí contigo y nosotros no tenemos nada que ver con lo que pasó.

—¿Y si descubren mis huellas en el cuchillo?

—Ese cuchillo yo se los presté anoche para que cortaran una carne y no me lo devolvieron.

—¡Charly, no te separes de mí!

—Ya te dije que eso nunca va a pasar —dije y le hice señas a un bicitaxi—. Mira, ahora te vas tranquilita para la casa de tu madre y no le cuentes nada.

—¡Charly, quédate hoy conmigo!

—Luego hablamos —le dije y la ayudé a subirse al bicitaxi.

—¡Charly, no me dejes!

—Mira, cuando llegue a mi casa te llamo y conversamos con más calma —le dije y le di un beso, pero luego de ese día mi relación con ella solo empeoró.


Relato perteneciente al XV número de la revista Puente de Letras, de próxima aparición


 

José Hugo Fernández gana Premio de Narrativa ‘Editorial Hypermedia’ 2020

Los escritores Amir Valle, Rodolfo Bofill y José Hugo Fernández en el XI Festival Vista de Miami

El libro El hombre con la sombra de humo, del narrador y crítico cubano José Hugo Fernández, ganó este viernes el Premio de Narrativa ‘Editorial Hypermedia’ 2020.

«Por el camino de la imaginación con tintes fantasmagóricos, de las citas literarias entrecruzadas, del misterio y el fetiche cultural, esta nouvelle impone su autoridad desde las primeras páginas», describe el acta del jurado, compuesto por Jorge Enrique Lage, Alberto Garrandés, Carlos Manuel Álvarez, Jorge Ferrer, Martha Luisa Hernández Cadenas, Mabel Cuesta y Orlando Luis Pardo Lazo.

«La escritura, de un ritmo y un tono sumamente eficaces, sigue un rastro de sangre y deja al final un saldo curioso de preguntas. ¿Vampiros en La Habana? ¿En Miami? ¿Agentes de la CIA? ¿Espectros? ¿Una secta secreta? ¿Locos y carceleros? ¿La verdad tiene la estructura de la fantasía? ¿Quiénes son los ‘enemigos del pueblo’?», añade la nota.

José Hugo Fernández (La Habana, 1954), escritor y periodista cubano, ha publicado, entre otros títulos, las novelas Los jinetes fantasmas, Parábola de Belén con los pastores, Las mariposas no aletean los sábados, Mujer con rosa en el pubis y El tigre negro; los libros de cuentos La isla de los mirlos negros, Yo que fui tranvía del deseo, Hombre recostado a una victrola o Nanas para dormir a los bobos (Premio de Narrativa ‘Reinaldo Arenas’ 2017); y los ensayos y crónicas Siluetas contra el muro y Entre Cantinflas y Buster Keaton.


 

Arsenio Rodríguez Quintana

Los escritores Arsenio Rodríguez Quintana y Manuel Pereira

El escritor e investigador Arsenio Rodríguez Quintana responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el creador, en su obra y sus experiencias:

Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?

Me impulsó a escribir nada menos que la obligatoriedad de que me encerraran durante tres años, con diecisiete años, en el SMO (Servicio Militar Obligatorio: 1983-1986). Nada menos que en un sitio que se llamaba El Calvario, en San Miguel del Padrón, en La Habana. O sea, “un martirio revolucionario y cristiano”. Saber que en el Monte del Calvario crucificaron a Cristo, era una pesadilla. Siempre he odiado las armas y tener que manipular un AKM (que tenía asignada como todos) y ver cómo amigos se daban tiros en las piernas y brazos para coger la baja, era demoledor.

Allí, en el contexto de las guardias de cada día, con madrugadas larguísimas en las postas por las cuales sabíamos que no iban a entrar ningún norteamericano, donde algunos se masturbaban, otros leían o dormían, comencé a escribir con rigor y continuidad. Tenía algunos poemas con catorce años a una novia dominicana que me había roto el corazón al irse, pero no eran literarios.

Un día un oficial hizo un taller literario y llevé mis poemas, y me dijo que yo no necesitaba el taller, que yo era escritor. Esos poemas los envié al concurso 8 de Marzo y gané el Primer Premio que me entregó el profesor y catedrático de la facultad de humanidades, e investigador literario, Salvador Redonet Cook, y el poeta Bladimir Zamora. Uno me dijo que, además de poeta, Redonet era narrador, y el otro Zamora, que llevaba la sección “Por primera vez” en la revista El caimán barbudo, se los llevó para publicarlos.

Así publiqué mis primeros dos poemas en 1988, en esa sección del Caimán en Cuba; mientras mis primeros poemas en el extranjero fueron en la revista Diserta de México; mi primer cuento lo publiqué en Naranja dulce (1989), un suplemento de El caimán barbudo. El cuento se llamaba Nadja, como la protagonista del libro de André Bretón con la cual yo estaba fascinado. “Es un cuento erótico y puse a esa Nadja francesa a patinar por el malecón habanero mientras se masturbaba friccionándose bien las piernas por encima del muro…”

Defina o mencione, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.

Brevemente es difícil cuando tienes doce libros publicados en veinte años. Libros en prosa, en verso y cuentos:

-La caída y otros deseos (2000).  Publicado en la Isla, en este libro relato las angustias sociales y de vida de una joven de 17 años en la Cuba de los años ochenta y noventa. Son cuentos.

-Síndrome de Ulises (2004). Es un libro sobre la nostalgia de haber dejado un país y descubrir que Europa también puede serlo.

-Me hubiese encantado parir a mi hija. El resumen de ser el padre cubano de una niña catalana con la cual viajas por más de quince ciudades europeas. Lo que aprendes de ella y algo esencial: Lo que no sabemos del país al que llegas por no haber tenido infancia aquí.

Me gusta dar de comer a los elefantes. Poemas y textos en prosa sobre mi vida en Europa, las relaciones hecha poemas, los viajes y la vida en París, Londres, Barcelona y mis amigos.

-Notas escritas en Sant Cugat del Vallès. Pandemia y quarantine. Es el impacto de vivir en un pueblo que ha crecido en mil años a la sombra de un monasterio románico mediaeval. La segunda parte son los textos que escribí en 99 días de encierro por pandemia. Mi último libro lo colgué el 21 de junio.

Libros de no ficción, de historia e investigación o catálogos:

-Je me souviens (2012) es un catálogo de fotos de Sarah Caron, publicado por  Musée Mougins en el sur de Francia, donde escribí todos los textos que tradujeron al francés.

-Del Procés a la República (2018.) Es mi visión histórica contada de forma amena del Procés de independencia de Catalunya del 2006 hasta 2017.

Cuba i Catalunya Influencias Mutuas (2019). Son las raíces culturales que unen estos dos pueblos. En lo arquitectónico, en lo musical, en lo social.

El Curso Délfico y Confluencias musicales de José Lezama Lima. En coautoría con Manuel Pereira. Aquí son dos visiones de Lezama. Su Curso Délfico, del cual Pereira fue discípulo directo, y casi todo lo que Lezama escribió sobre música dentro de sus libros y ensayos.

Historia del Malecón Habanero. (2019) Nadie antes había publicado un monográfico histórico del malecón habanero. Llevaba 25 años investigando esta zona arquitectónica de La Habana desde que fui investigador en el Archivo Nacional de Cuba.

La música entre Cuba i Catalunya. Es un nacimiento natural tras Cuba i Catalunya. Influencias mutuas, una ampliación del descubrimiento de grandes músicos catalanes y profesores que enseñaron en Cuba y muchos cubanos que enseñan hoy en Catalunya o viven en ella.

Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que le hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.

José Lezama Lima, cuyo poema Rapsodia para el mulo puso Juan Carlos Mirabal en mis manos, al salir del ejército, y cambió mi vida. Pero sin dudas Paradiso, su novela, es el universo en el que quiero vivir literariamente y morir. Los cuentos de Virgilio Piñera me gustaron, pero fue Jorge Luis Borges, sus cuentos y ensayos, lo que me rajó la vida. Sobre todo, por esa dualidad de investigador y creador, dos almas que llevo dentro. Manuel Mujica Laínez con la novela Bomarzo, y Cortázar con Rayuela, son los culpables absolutos de que viva en Europa. No obstante, Virginia Woolf y Joyce ya me habían anticipado cómo sería mi vida aquí. Para transpirar y asimilar haberme ido de Cuba y resistir sin volver 20 años, están Guillermo Cabrera Infante y Milán Kundera, quienes me han llevado a Praga y Londres como Cortázar a París y Laínez a Italia y Florencia.

Va a parecer un tópico pero tuve que releerme Don Quijote para escribir una introducción a sus capítulos escritos sobre Barcelona para el libro Don Quijote. Visión de Barcelona, editado por Linkgua. Descubrí que amo a Cervantes de manera brutal, leerlo viviendo en España y recorriendo los lugares donde él escribió ha sido una delicia.

A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, ¿estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?

Si la vida no fuese literatura para mí, nunca hubiese escrito Señales sobre Egipto. Tras leerme en La Habana de los ochenta el libro sobre los tesoros de la tumba Tutankamón que descubrió Howard Carter. Otro ejemplo. Al llegar a Sevilla, año 2000, terminé recogiendo olivas en un pueblo de Córdoba, y allí mi amigo y profesor de la Universidad internacional de Miami, Luis Duno, me dijo que estaban recogiendo ensayos para un número de la revista hispana de la universidad de Pittsburg que dedicarían a la literatura de grandes autores. Yo estaba recogiendo olivas tras haber sido en Cuba historiador. Estaba muy deprimido, y ponerme a escribir un ensayo sobre Las confluencias musicales de Lezama Lima me salvó la vida. Hoy ese ensayo está en 768 universidades de todo el mundo a través del sistema de préstamos por una de las redes universales más prestigiosas. Último ejemplo: desde que salí de Barcelona hace un año y me vine a quince minutos de esta gran ciudad en Sant Cugat del Vallès, comencé a escribir textos sobre este pueblo, cuya naturaleza te arropa en una doble piel. La elegida para vivir con nombre de mujer, y la naturaleza que me hace escribir sobre esta vida. O sea, la literatura es una forma de respiración incondicional en mí, que me ayuda a saltar abismos y sobreponerme a casi todo, incluso al impacto de haber vuelto a encontrar el amor.


Arsenio Rodríguez Quintana nació en 1964 en La Habana. Vive en Europa desde 1999: París, Sevilla y Barcelona en ese orden. En veinte años ha publicado once libros de literatura e historia. Ha ganado premios literarios en Cuba. Participó en el Diccionario de rock latino (SGAE), en el año 2000. Ha escrito sobre música en la revista Encuentro de la Cultura Cubana (2000-2007). Su blog rebasa la cifra de un millón doscientas mil vistas. Asiduamente, imparte charlas y conferencias en Catalunya. Dirige la Editorial Muntaner (independiente) desde 2018, donde además de publicar sus libros brinda servicios editoriales a instituciones y creadores.

 

‘Fuera del juego’: más de medio siglo después

 (En 2019, publiqué este comentario sobre Fuera de juego; pero, por la significación del cenital volumen, tal me sugieren varios colegamigos, es válido republicarlo ahora con algunas precisiones, no solo porque el libro continúa siendo uno de los mejores escritos en Cuba a lo largo de la pasada centuria, sino también porque la situación político-social de nuestro país se mantiene bajo la bota del castrismo.)


Este año que ya se va, los escritores cubanos del exilio en Miami, y otros ámbitos, conmemoramos el medio siglo de la publicación del emblemático volumen Fuera del juego, con el que el poeta y narrador Heberto Padilla demostrara, en 1968, que la poesía política podía tener calidad —siempre que no repita consignas y lemas—, como no pocos ejemplos fueron conocidos por este entonces joven poeta, tales los grandes nombres del rumano Tudor Arghezi, los españoles Antonio Machado, Rafael Alberti y Miguel Hernández, el peruano César Vallejo y el chileno Pablo Neruda, entre muchos otros.

Ese año, Fuera del juego merecería el Premio «Julián del Casal», de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, otorgado por un prestigioso jurado integrado por los cubanos José Lezama Lima, José Z. Tallet y Manuel Díaz Martínez, el peruano César Calvo y el británico J. M. Cohen.

Cuando conseguí (gracias a mi amigo Lázaro Noris, entonces estudiante, como yo, de la Escuela Nacional de Arte) un ejemplar de Fuera del juego —cuya mínima edición sería puesta a la venta en un ínfimo número de librerías de la capital—, me sentí afortunado, pues no olvido qué difícil era la obtención del preciado libro del poeta «maldito», tal suelen denominarse los autores prohibidos como fue, desde entonces, el autor de ese conjunto de valiosos textos que lo llevaría a las mazmorras castristas.

El poeta había sido arrestado y al poco tiempo su esposa, la valiosa poeta Belkis Cuza Malé ―su pareja desde fines de 1967; se casaron el 25 de enero de 1971, y la hija del primer matrimonio de esta, María Josefina, vivía con ellos―, acusados de «actividades subversivas» contra el gobierno, y él sufriría al ser torturado sicológicamente en la temible y terrible Villa Marista.

Mas, contra su voluntad, la Uneac tuvo que publicar el célebre poemario por haber recibido el Premio en el más significativo concurso de esa institución. Pero no fueron en vano la osadía y la odisea del poeta, ya el preciado volumen le traería al sangriento tirano, hoy felizmente muerto, infinitos problemas a nivel global, porque en sus páginas el poeta develó al mundo la verdadera esencia del comunismo que el déspota admirara desde su juventud como matón en la universidad capitalina, cuando igualmente le extasiara la figura de Hitler, tal se comprueba con el título de su autodefensa La historia me absolverá, tomado del panfleto Mi lucha [Mein Kampf], del Führer, al que intentara remedar el abyecto caudillo tropical repitiendo su trayectoria con el fusilamiento de miles de luchadores anticastristas.

Como bien apuntara recientemente Benigno S. Nieto en su volumen El poeta que engañó a Fidel Castro, una simple confesión de «culpa» no hubiese producido tanto horror. Lo que en verdad espantó a los intelectuales fue el tono repulsivo de una «autodegradación», que el poeta exageró deliberadamente. Heberto Padilla salió mal herido, pero el daño que le hizo al tirano tropical Fidel Castro fue inconmensurable.

Esta valiosa figura —de la que solo este poeta y crítico había leído hasta ese momento su segundo y valioso cuaderno El justo tiempo humano, con el que obtendría Mención en el Concurso Casa de las Américas en 1962— sería asimismo y desde entonces uno de los enfants terribles de la poesía no solo cubana, sino de la escrita en español.

Ya en este primer volumen, descubrí a un poeta distinto dentro de la corriente coloquialista de la que, sin embargo, sería excluido más tarde por los cobardes ¿antólogos? o, mejor, compiladores de la mal llamada  Generación de los años 50. Antología poética, publicada por la Editorial Letras Cubanas en 1984, cuando él había partido al exilio. En definitiva, la ¿antología? fue apenas una ¿selección? que solo merece ser mencionada por su acusada implicación con el destacado Heberto Padilla.

Para corroborar la validez de Fuera de juego, creo necesario que el ciberlector constate la actualidad de algunos de sus valiosos textos, que no han perdido frescura y, en consecuencia, su calidad es obvia. Leamos꞉

En tiempos difíciles

A  aquel hombre le pidieron su tiempo
para que lo juntara al tiempo de la Historia.
Le pidieron las manos,
porque para una epoca dificil
nada hay mejor que un par de buenas manos.
Le pidieron los ojos
que alguna vez tuvieron lagrimas
para que contemplara el lado claro
(especialmente el lado claro de la vida)
porque para el horror basta un ojo de asombro.
Le pidieron sus labios
resecos y cuarteados para afirmar,
para erigir, con cada afirmación, un sueño
(el-alto-sueño);
le pidieron las piernas,
duras y nudosas,
(sus viejas piernas andariegas)
porque en tiempos dificiles
¿algo hay mejor que un par de piernas
para la construccion o la trinchera?
Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño,
con su árbol obediente.
Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros.
Le dijeron
que eso era estrictamente necesario.
Le explicaron después
que toda esta donación resultaría inútil
sin entregar la lengua,
porque en tiempos difíciles
nada es tan útil para atajar el odio o la mentira.
Y finalmente le rogaron
que, por favor, echase a andar,
porque en tiempos difíciles esta es, sin duda, la prueba decisiva.

En el anterior texto se puede observar, entre otras virtudes —ya mostradas por Padilla en su segundo poemario El justo tiempo humano—, el apropiado empleo de componentes de la mejor poesía, tales la alegoría (con la que evitaba el panfleto tan común en el verso impuesto justamente antes y después de su cuaderno galardonado en 1968), el lirismo, la adopción de la mejor poesía contemporánea꞉ inglesa, norteamericana, francesa, griega y latinoamericana; la síntesis —que favorece la economía de palabras y el minimalismo—, como la utilización del mejor conversacionalismo, del que tanto se abusara antes y después de la aparición de ambos poemarios. Mas, continuemos leyendo otros poemas꞉

Oración para el fin de siglo

Nosotros que hemos mirado siempre con ironía e indulgencia
los objetos abigarrados del fin de siglo: las construcciones
trabadas en oscuras levitas. Nosotros para quienes el fin de siglo fue a lo sumo
un grabado y una oración francesa.
Nosotros que creíamos que al final de cien años sólo había
un pájaro negro que levantaba la cofia de una abuela.
Nosotros que hemos visto el derrumbe de los parlamentos
y el culo remendado del liberalismo.
Nosotros que aprendimos a desconfiar de los mitos ilustres
y a quienes nos parece absolutamente imposible
(inhabitable)
una sala de candelabros,
una cortina
y una silla Luis XV.
Nosotros, hijos y nietos ya de terroristas melancólicos
y de científicos supersticiosos,
que sabemos que en el día de hoy está el error
que alguien habrá de condenar mañana.
Nosotros, que estamos viviendo los últimos años
de este siglo,
deambulamos, incapaces de improvisar un movimiento
que no haya sido concertado;
gesticulamos en un espacio más restringido
que el de las líneas de un grabado;
nos ponemos las oscuras levitas
como si fuéramos a asistir a un parlamento,
mientras los candelabros saltan por la cornisa
y los pájaros negros
rompen la cofia de esta muchacha de voz ronca.

En el anterior ejemplo, se advierte otro elemento decisivo en el conversacionalismo de Padilla꞉ la ironía, con la que el poeta (el sujeto) se distancia del texto (el objeto), dotándolo de una carga irónico-crítica que alude [y no elude] indirectamente al status impuesto por el castrismo con las constantes vigilancia y delación, imposiciones exigidas en las sociedades-gulags de los estados comunistas.

En el siguiente texto꞉ «Para aconsejar a una dama», el poeta no ataca la imagen del «negro becado  ⁄  que mea desafiante en su jardín», pues este no es el sentido de esos versos ni del poema, como algún ¿miope? —tal el mediocre y canalla Luis Pavón bajo el seudónimo de Leopoldo Ávila— acusara al poco tiempo de la publicación del volumen en una de sus infundadas críticas aparecidas en la revista de las FAR Verde Olivo, cuyo afán por destruir políticamente al poeta resultaba obvio, pues, con ironía, en este texto Padilla denuncia que los «nuevos» tiempos impuestos por la seudo-revolución desahucian las propiedades de los que crearon sus bienes y comodidades con su esfuerzo y laboriosidad durante décadas. Por ello, con sorna, aconseja a la dama que acepte las imposiciones, no siga reprimida y se entregue a los becados que inundan y transforman con su vulgaridad el barrio꞉

¿Y si empezara por aceptar algunos hechos
como ha aceptado —es un ejemplo— a ese negro becado
que mea desafiante en su jardín?

Ah, mi señora: por más que baje las cortinas; por más
que oculte la cara solterona; por más que llene
de perras y de gatas esa recalcitrante soledad; por más
que corte los hilos del teléfono
que resuena espantoso en la casa vacía;
por más que sueñe y rabie
no podrá usted borrar la realidad.

Atrévase.
Abra las ventanas de par en par. Quítese el maquillaje
y la bata de dormir y quédese en cueros
como vino usted al mundo.
Echese ahí, gata de la penumbra, recelosa, a esperar.
Aúlle con todos los pulmones.
La cerca es corta; es fácil de saltar,
y en los albergues duermen los estudiantes.
Despiértelos.
Quémese en el proceso, gata o alción; no importa.
Meta a un becado en la cama.
Que sus muslos ilustren la lucha de contrarios.
Que su lengua sea más hábil que toda la dialéctica.
Salga usted vencedora de esta lucha de clases.

En «Instrucciones para ingresar en una nueva sociedad», la ironía es aún mayor, si bien se aprecia la claridad que Padilla ofrecía a sus lectores, pues él sabía que serían sus colegas intelectuales, profesores y estudiantes universitarios, y otros profesionales, quienes enseguida leerían sus textos y recibirían su mensaje꞉

Lo primero: optimista.
Lo segundo: atildado, comedido, obediente.
(Haber pasado todas las pruebas deportivas).
Y finalmente andar
como lo hace cada miembro:
un paso al frente, y
dos o tres atrás:
pero siempre aplaudiendo.

  Asimismo, en «Dicen los viejos bardos», ¿insinúa? con no poca claridad el peligro que acecha a los intelectuales, como él, críticos꞉

No lo olvides, poeta.
En cualquier sitio y época
en que hagas o en que sufras la Historia,
siempre estará acechándote algún poema peligroso.

En «Arte y oficio» —dedicado A los censores, que sobran en las editoriales y la prensa de la Isla, tal sabemos quienes allá publicamos—, la ironía dimensiona su carga hasta el sarcasmo, al subrayar꞉

[…]

Se pasaron la vida diseñando un patíbulo

que recobrase —después de cada ejecución—

su inocencia perdida.

Y apareció el patíbulo,

diestro como un obrero de avanzada

¡Un millón de cabezas cada noche!

                  Y al otro día más inocente

                  que un conductor en la estación de trenes,

verdugo y con tareas de poeta.

Otro texto de suma valía es «Poética», donde tal un afilado cuchillo cortándote la piel, al leer sus versos, evoco los infaustos momentos padecidos por miles de cubanos, vejados y atacados a golpes, o sus puertas tumbadas a pedradas e, incluso, recibiendo huevos podridos lanzados por sus vecinos, solo porque partirían al exilio en 1980, un triste, lamentable año que mancha la historia de nuestra Isla, como los actos de repudio contra el destacado cantautor Mike Porcel y los fusilamientos en La Cabaña y la Sierra Maestra… Tantas vejaciones sufridas por los valientes luchadores anticomunistas, como todavía los abusos a las Damas de Blanco cada domingo…

Di la verdad.
Di, al menos, tu verdad.
Y después
deja que cualquier cosa ocurra:
que te rompan la página querida,
que te tumben a pedradas la puerta,
que la gente
se amontone delante de tu cuerpo
como si fueras
un prodigio o un muerto.

 Sorprendente es también «El único poema», donde Padilla muestra, una vez más, la sorna al régimen, tal podrá comprobar el ciberlector꞉

Entre la realidad y el imposible
se bambolea el único poema. Retenlo
con las manos, o con las uñas, o con los ojos
(si es que puedes) o la respiración ansiosa.
Dótalo, con paciencia, de tu amor
(que él vive solo entre las cosas).
Dale rechazos que vencer
y otra exigencia
mucho mayor que un límite,
que un goce.
Que te descubra diestro, porque es ágil;
con los oídos alertas, porque es sordo;
con los ojos muy abiertos, porque es ciego.

   Un texto no menos singular por su acusación al castrismo es «Escena», en el que Padilla, a partir de un rejuego teatral, evidencia su probada sagacidad literaria y cultural꞉

—¡No se pueden mezclar y las mezclamos.
Revolución y Religión no riman!

Se desgarraba el pobre bajo los reflectores,
agachado,
contraído,
esperando
el último bofetón.

«Escrito en América» da fe de la creencia de Padilla en su arriesgada labor proselitista, entonces y ahora tan necesaria, como la que hoy realizan los valerosos disidentes dentro de la Isla. Leámoslo꞉

Ámalo, por favor, que es el herido
que redactaba tus proclamas,
el que esperas que llegue a cada huelga;
el que ahora mismo tal vez estén sacando de una casa
a bofetadas,
el que andan siempre buscando en todas partes
como a un canalla.

«Para escribir en el álbum de un tirano» es, sin duda, el mayor y mejor ejemplo de la validez de Heberto Padilla y su excelente poemario, pues aquí alcanza el máximo de criticismo, valentía y arrojo, como ninguno de sus colegas, que no se atrevieron a denunciar el terrible status que ya mostraba la tiranía en vísperas del lamentable Primer Congreso de Educación y Cultura, realizado en abril de 1971. Entonces, el desesperado e iracundo tirano —tal magnus rex, entre otros cánones-normas-mandamientos— fijaría no pocas sentencias en su rabioso discurso de clausura, la mayoría como de este tenor꞉ «Por cuestión de principios hay algunos libros de los cuales no se debe publicar ni un ejemplar, ni un capítulo, ¡ni una letra!» Estas «leyes» eran copias al calco de las impuestas en la URSS y sus adláteres: los regímenes socialistas caídos años después, demostrando el fracaso del comunismo.

Por ello, a los escritores involucrados en el sonado Caso Padilla, el canalla les denominaría, en el Congreso꞉ «agentillos del colonialismo cultural» e, incluso, instaría a la intimidación, cuando amenazara: «[…] creo que hay que usar la policía, no obstante lo cívicos y lo disciplinados que son nuestros trabajadores», lo que luego haría de nuevo durante el éxodo del Mariel, cuando enviara a cientos de «trabajadores» (en realidad, milicianos y tropas especiales, que mi esposa y yo vimos cuando eran llevados, armados con estacas, palos y machetes, en camiones al malecón) a atacar a las miles de personas que querían partir al exilio, tal presenciara este redactor en aquellos días aciagos que aún no se borran de mi memoria. En consecuencia, en el citado poema Padilla escribe꞉

Protégete de los vacilantes,
porque un día sabrán lo que no quieren.
Protégete de los balbucientes,
de Juan-el-gago, Pedro-el-mudo,
porque descubrirán un día su voz fuerte.
Protégete de los tímidos y los apabullados,
porque un día dejarán de ponerse de pie cuando entres.

   Sin duda, Fuera del juego —como poemario y documento testimonial de la ya sexagenaria, oprobiosa y sangrienta tiranía castrista— es un volumen esencial no solo en el corpus de la valiosa obra poética de Heberto Padilla sino, además, en el vasto y diverso contexto de la mejor poesía escrita en Cuba de 1959 a la fecha.


 

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