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Escape de Sobibor

Brian Vilche en una imagen de archivo

Conversar con un artista de casa nunca es fácil, y menos si está recién llegado a Madrid. En estos momentos que vive Cuba, mucho menos si además se confabulan el cariño, la complicidad en las artes y la lucha que nos desvela por la libertad.

Charlo con el artista Brian Vilche Gallardo, joven de 21 años que tuvo que huir de su país bajo amenaza de muerte. Hijo del escritor Rafael Vilches, autor de la novela Inquisición roja, que maneja el tema de los campos de concentración en Cuba. Disidente y opositor al régimen cubano.

Hemos puesto el cuerpo ante el tanque de guerra, la dictadura cubana, por los hijos, por todos los jóvenes presos y los presos políticos, por todo el pueblo cubano que sufre la peor dictadura de su historia.

Ana Rosa Díaz. Me consta que por ser uno de los hijos del escritor y periodista independiente Rafael Vilches Proenza, la vida no te ha sido fácil. Que por tu manera de pensar, y hacer público tu deseo de libertad para Cuba, te tienen un expediente abierto… aunque tú no lo sepas. ¿Saberlo ahora te haría cambiar de parecer?

Brian Vilche. Para nada, como he dicho abiertamente en muchas ocasiones, mis pensamientos y mis actos son legítimos, no han sido creados ni manipulados por nadie. Ellos mismos se han encargado desde hace años de que mi corazón se haya llenado de este sentimiento de libertad. Me pueden silenciar, amenazar, coser los labios, descuerarme vivo, pero no me callaré nunca.

ARD. ¿Cuándo fue la primera vez que te sentiste acosado, y cuántas veces has sufrido amenazas de los agentes del régimen cubano?

BV. La primera vez cursaba el 8vo grado en la secundaria, tendría 12 o 13 años cuando una noche invadieron mi teléfono celular con mensajes amenazantes de todo tipo, que si no me alejaba de mi padre me iban a matar a mí, a mis dos hermanos y a mi mamá… que mi papá era un terrorista y un asesino… Nadie sabe el terror que infundieron en mí. A partir de ahí cambié por completo, jamás me sentí seguro, sentía que todos me vigilaban. Desde ese día hasta hoy, casi 10 años después, he vivido un sinnúmero de amenazas de muerte, de secuestro, de golpes… He sido vigilado y amenazado hasta con mi hija pequeña de tres años.

ARD. Tengo entendido que has sufrido intentos de secuestro en la ciudad de Holguín, en Cuba. Háblame de eso.

BV. Intentaron secuestrarme junto a mi hermano menor de edad días antes del 15N de 2021, tras convocarse la marcha cívica por el Cambio en Cuba. A mi padre lo habían secuestrado y lo estaban diciendo en las redes. Mi hermano y yo salimos al parque porque nos habían quitado Internet. Para enterarnos bien de la noticia, empezamos a protestar y gritar Patria y Vida. En menos de cinco minutos llegaron unos militares, como tres policías y dos vestidos de civil; mi hermano y yo nos fuimos rápido del parque, desarmamos el teléfono celular por si nos arrestaban, y salimos dando vueltas por los callejones hasta llegar a la casa. Me cambié y salí a mirar, seguro de que nos habían seguido; eso los esbirros de la dictadura lo saben hacer muy bien, es su especialidad. En efecto, un señor gordo con camisa blanca estaba esperándome en la esquina; me estuvo persiguiendo varias cuadras hasta que lo perdí llegando al parque, que también estaba lleno de policías. Ahí supe que esa noche o me secuestraban o me desaparecían, ellos saben hacer esas cosas de tal manera que parezca un asalto cualquiera. Así han matado a muchos.

Un hombre vestido completamente de negro se sentó a mi lado, llevaba un portafolio también negro. Era calvo, de entre 40 y 50 años, y me hablaba incoherencias que no entendía hasta que me dijo que si yo no lo conocía, que él también era de Sanfield, mi barrio en Holguín. Enseguida me convencí de que era de la Seguridad… me dijo que la calle estaba mala, que mirara la cantidad de policías que había, que había que cuidarse, que estaban matando gente, que muchos ese día no llegarían contentos a sus casas por estar metiéndose con la política y con la revolución, insinuándome que podría ser yo. Me dijo que iba a estar cerca dando vueltas por si me hacía falta algo, que lo mejor era estar tranquilito en casa para evitar desaparecer. Entonces se levantó y me hizo un gesto de que me acordara de lo que me había dicho y se fue hacia un molote de policías. Un amigo estaba cerca, se daba cuenta de lo que pasaba. Sabía que si me iba solo a casa cualquier cosa me podían hacer, los esbirros no creen en nada, son unos asesinos. Mi amigo me ayudó a perderme y de ahí me recogió otro en bicicleta y me dejó unas cuadras antes de la casa de mi mamá. Cuando llegué todos estaban llorando, pensado que estaba secuestrado o muerto.

ARD. Estudiabas actuación en la Academia de Teatro de Bayamo, Granma. ¿Qué futuro te esperaría en la Isla como artista?

BV. Por desgracia la represión y la censura en Cuba no van a terminar hasta que caiga la dictadura y todos sus esbirros comunistas. Todo cubano, artista, tiene claro que una vez que se ponga en contra de los rojos será borrado de la historia. En Cuba mi carrera artística sería invisible, a menos que le dedicara mi carrera a la causa de la dictadura. Pero primero muerto.

ARD. Te sentías acosado y perseguido por tus ideas, y por hacerlas visible en las redes sociales. ¿Cómo reaccionaban tus profesores en la Academia?

BV. Me amenazaban constantemente con retirarme la beca, querían que me saliera de las redes. En Cuba todos están aterrorizados aunque no lo digan. Los agentes del régimen fueron varias veces a la escuela a advertirme por lo que decía, por lo que posteaba. En una ocasión, metieron cosas en mi maletín que no eran mías para acusarme de robo y expulsarme de la Academia, pero mis compañeros saben bien quién soy y los valores que poseo.

El primero de mayo de 2021, posteé en la historia de mi Instagram un video en el que hablaba sobre un hombre diciendo que al opositor que saliera vestido de blanco lo iban a dejar desnudo. Respondí en el video que me iban a tener que matar para que no saliera a marchar vestido de blanco contra del régimen. Enseguida me escribieron desde una cuenta falsa amenazándome de muerte; amenazaron a mi hija y me amenazaron con mi carrera, cito literalmente lo que decía un fragmento del mensaje que me enviaron: «…por tu bien no salgas mañana, o te matamos» .

Fui el único holguinero que salió de blanco en la marcha cívica por el cambio del 15N del 2021, con la ciudad totalmente militarizada. En cada esquina había más de seis agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil, camiones llenos de militares, policías y seguridad, armados con tonfas y palos. Recorrí cada calle para ver si alguien se me unía, en La Loma de la Cruz fui perseguido hasta que pude perderlos en un barrio a las faldas de la loma. Después de más de cuatro horas caminando la decepción invadió mi cuerpo y seguí con mi flor blanca hasta la casa. Lloré ese día por ser el único que se atrevió a salir, los otros estaban presos por haber salido el 11 de julio cuando las grandes manifestaciones. Creí que ese día sería el fin de la dictadura.

ARD. ¿Alguna vez soñaste con vivir lejos de tu hogar? ¿Lo intentaste y en qué circunstancias?

BV. Mi último tiempo en Cuba fue muy violento, vivía en un alquiler en La Habana, después de haberme intentado ir en una lancha para los Estados Unidos, donde tenía una propuesta de un director de cine para trabajar en uno de sus proyectos, pero no se pudo efectuar la salida. Recibía amenazas diarias por parte de la seguridad del estado cubana, fui golpeado una noche por varias personas  saliendo de la casa, recibía llamadas diarias de números privados diciéndome que si no salía del país antes de enero del 2023 me iban a matar, que tenían pruebas contundentes para apresarme de por vida. Cosa que es mentira, como todo lo que dicen cuando quieren convertir a un hombre en una piltrafa. Que me acordara de mi hija, de mi familia. Algunas madrugadas me llamaban para intimidarme, me enviaban al teléfono de mi novia mensajes de que estuviera listo, que me iban a buscar en unas horas en una patrulla. Todo esto sin una explicación ni un porqué, era cuestión de destruirme psicológicamente. Me sentía nervioso, muy mal.

Tuve que abandonar mis proyectos, en abril comenzaba con el rodaje de un largometraje. El 21 de diciembre de 2022 salí con destino a Serbia y luego de varias semanas y ocho países llegué a España el 5 de enero del 2023.

ARD. Cuba es un estercolero, ¿qué país sueñas para tu hija, tus hermanos, tus padres, tus abuelos, tus amigos y el resto de los cubanos?

BV. Cuba es una bella isla por desgracia víctima de un régimen fascista, con un pueblo que vive en la miseria y en el terror del silencio. El futuro por desgracia lo veo lejos de ese país, ahí he sido testigo y víctima de la miseria y la intimidación de la dictadura a los cubanos descontentos (la mayoría).

ARD. Te auguro una carrera exitosa como actor, artista plástico y cantante de música urbana, ¿crees que esos sueños serían posibles en la Cuba actual?

BV. En la Cuba actual se han desvanecido todos los sueños. No hay futuro posible para un artista opositor al régimen, que piense por sí mismo.

ARD. ¿Cuáles son tus sueños y metas?

BV. Poder hacer mi arte, pintar, escribir y actuar sin ser censurado. Ver a mi isla libre, sin dictadura, sin miseria, con electricidad y comida. Como artista, trabajar con directores que han sido inspiración para mí, hacer cine, exponer mis piezas en alguna galería de Madrid, terminar la novela en la que estoy trabajando. En fin, no parar de crear.

ARD. ¿Crees que pudieras abrirte camino en la música y la actuación fuera de Cuba?

BV. Dentro de la isla todas la puertas están cerradas para un opositor. Sé que puedo llegar a donde me proponga, las claves del éxito, según yo, son tres: amar lo que haces con todas tus fuerzas, trabajar en lo que haces como si no hubiese un mañana y soñarlo cada día, cada hora. Esas tres cosas crean una cuarta, que es el milagro de la suerte, y créeme que mi vida es el arte, esté donde esté no dejaré de crear.

ARD. ¿Por qué el teatro, la pintura y la música?

BV. En mi opinión, el teatro es el arte más completo que existe, en él están fundidas todas las manifestaciones artísticas. Las artes plásticas me fascinan y la música, bueno, qué puedo decir, ¡qué sería del ser humano sin música!

ARD. ¿Patria o muerte o Patria y Vida? ¿Por qué?

BV. Patria y Vida, siempre. El lema fascista de patria o muerte nunca fue mi lema ni el de muchos cubanos. Mi lucha es por la vida, por la libertad y la justicia, no por la muerte.

ARD. Un mensaje a los artistas de tu generación…

BV. Mi mensaje para todo artista joven, y el que no sea artista también: Nada es imposible, todo se puede lograr si te lo propones y luchas con todo para que pase. La unidad, la sinceridad y la solidaridad son primordiales. No importa cuántas veces caigas o te hagan caer, no te rindas ni te dejes amedrentar. Como me dijo mi padre alguna vez: «Cuando más oscuro está todo, es porque el amanecer está cerca». Suéñalo con todas tus fuerzas y lo obtendrás. Estamos viviendo tiempos muy banales y violentos donde priman los bienes materiales y los números, pero siempre sé sincero. Arte es todo aquello que se haga desde la verdad.

¡Patria y Vida!


 

El caso del enigmático señor Bukele

Se llama Nayib Bukele -nombre palestino- y ha hecho algo antes de cumplir los 41 años que para sus numerosos partidarios es un acierto, pero para sus adversarios es la confirmación de sus peores pesadillas. Inauguró una cárcel que albergará 40,000 pandilleros. La llaman CECOT: “Centro de Confinamiento de Terroristas”. No importa que no sean exactamente terroristas. Estamos en la lucha por apropiarnos de las palabras. A los efectos del Estado de Derecho producen los mismos daños que el terrorismo. Terrorismo es una de las palabras negativas. Inequívocamente negativa. En el país no hay inversiones y, por tanto, no hay trabajo. Cobran “vacunas” (extorsiones) bajo la amenaza de matar a sus “clientes” tras torturarlos. Ergo, son terroristas.

En la nueva cárcel no recibirán visitas. Es un almacén de prisioneros. Ni llamadas por teléfono. Ni teléfonos móviles. Incluso, la cárcel tiene un dispositivo electrónico que impide las llamadas al exterior. Ni siquiera colchonetas que pueden servir para esconder teléfonos o armas. Hay que dormir sobre el concreto. Cero visitas conyugales. Ni hay la posibilidad de redención o cambio. Hay sólo dos inodoros y una ducha por cien de los posibles reos. La cárcel está a prueba de fugas. En torno a la cárcel existe una red de alambre de púas electrificada con una carga de 15,000 voltios. Basta un paso en falso para presentir el calor y el olor del cadáver quemado.

La Casa Blanca ha dicho, con la boca pequeña, que no se pueden saltar los derechos civiles. Sabe que Bukele llegó al poder con la mayoría de los votos y que hoy es muy popular en El Salvador y en la región centroamericana, precisamente por la mano dura que mantiene contra las maras. Sabe que hay algo que hacer en El Salvador, Honduras y Guatemala para atajar la violencia social en todo el triángulo norte, pero en Washington no tienen ni pajolera idea de qué es lo mejor para esos países. Salvo enviarles los delincuentes. Han comprobado que los peores de esos mareros han sido formados en Los Ángeles o en Texas, de donde fueron deportados tras saber cómo se desarma una pavorosa pistola Glock-18 de peine alargado o cómo devolverle a un AR-15 modificado la gracia homicida de la ráfaga.

Me imagino que el señor Bukele sabe que el más despiadado de los mareros tiene derechos, y ello incluye ciertas prestaciones obligatorias en cuanto a personas por baños, y el acceso a visitas conyugales en caso de que los reos estén casados. Precisamente, el Estado no puede dedicarse a la venganza, ni a torturar, y debe tratar a los delincuentes con un seco respeto. Exactamente el comportamiento que ellos no tuvieron en la comisión de sus delitos.

Afirma Jacobo Alcutén que el leitmotiv de Nayib Bukele es “guerra total a los pandilleros”. En una espléndida nota escrita en marzo de 2023 dice, textualmente: “A base de sangre y fuego, el joven presidente ha conseguido reducir drásticamente la violencia en un país dominado por las maras y su figura se ha teñido de tintes casi mesiánicos entre los salvadoreños”. Y continúa diciendo: “Su receta está clara: la violencia ya no la ejercen los pandilleros, la ejerce el Estado”. Eso es obvio. Y tras el Estado, dirigido por Bukele, radica el 66% del electorado, eso se vio en los comicios de febrero de 2021, cuando arrebató el parlamento limpiamente a sus adversarios.

O sea, que Bukele posee todos los poderes del Estado. Los tres clásicos: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. A lo que cabría agregar un cuarto, Internet, en el que Bukele es un maestro. La capacidad de informar a la opinión pública (o no informar), o informar distorsionadamente mal, lo que suele ser más grave aún por los daños que causan las “teorías conspirativas”, especialmente cuando están mezclados con perversiones sexuales. Por ejemplo, la disparatada «noticia» de que había una relación entre la violación de huérfanos y determinado partido político.

No seré yo quien se oponga al partido de “las nuevas ideas”, como hace llamar Bukele a su formación política. Las ideas nuevas me encantan salvo que traten de jubilar a las antiguas, como esa de que existe un vínculo entre los estudios y el éxito económico. Pero algo he reflexionado sobre el arte de gobernar adecuadamente y creo que don Nayid merece el respaldo que le ha dado el pueblo salvadoreño, siempre y cuando:

Primero. Recuerde que su país es pequeño y débil. Pero tiene las dimensiones aproximadas de Israel (unos 20 mil kilómetros cuadrados y ocho millones de habitantes). No obstante Israel se ha hecho rico y El Salvador se ha hecho pobre. Ese debe ser el modelo. Consúltelo con el Primer Ministro de Israel. No le tema a sus antecedentes palestinos. Esos son incentivos.

Segundo. No hay bala de plata para matar el subdesarrollo. Ni siquiera el bitcoin. (Esa fue una mala idea). Se trata de trabajar intensamente, ahorrar e invertir. En USA viven más de un millón de salvadoreños. Hay que convertirlos en un botín político para que alcancen su peso específico dentro de la estructura gringa.

Tercero. Cree un verdadero partido político y no alguna gente que lo ayude a gobernar. Haga primarias. Usted es el amo ahí. Pero desmienta a quienes piensan que es un dictador cool. No existe dictador bueno. Deles a los salvadoreños la oportunidad de gobernarse cuando usted no esté. Si en 40 años usted, o su partido, o cualquiera de los partidos vigentes en su país, logran desarrollar a El Salvador, entonces habrá triunfado.


 

Así es la vida

(Prólogo al poemario Una abeja moribunda en la hierba,
de Andrés E. Díaz Castro, Editorial Dos Islas, 2023)


 

Todo sugiere que los seres humanos padecemos una suerte de presbicia respecto de aquello que nos afecta más directamente. Esa podría ser la causa (o una de ellas al menos) por la que cada autor suele ser el peor crítico de su propia obra, incluso si posee un buen detector de eso que decía Hemingway. Es lo que me sucede con la poesía de Andrés E. Díaz Castro. Crecí, maduré y envejecí en contacto con su modo de hacer y de pensar.  Y aunque no siempre hemos coincidido, sí siempre hemos “trabajado” juntos cada idea, tanto de los conceptos como de las formas. Y de esa manera también es  como nos hemos relacionado con la literatura en general, y con el hecho de escribir en particular.

Lo  cierto es, para resumir, que utilizamos enfoques estéticos o formas distintas, pero por lo demás perseguimos lo mismo. Es decir, no existe la distancia en lo que el escritor José Hugo, refiriéndose a nuestro modo de hacer, llama muy acertadamente “vocación creadora” y “destino sombrío”,[1] pero sí la que se refiere al estilo. Y es por eso que me siento con la capacidad mínima para hablar al menos de ese elemento y de lo que Andrés transmite con él.

Es indudable que en el presente libro (Una abeja moribunda en la hierba, Editorial Dos Islas, 2023) ese modo de hacer ha madurado. Su objetivo, en cuanto a estructura —consciente o no—, es el de la economía. La poesía como vía de abarcar totalidades en un puño… absolutos en un grano de arena. Una suerte de aproximación al haiku japonés, pero sin el corsé de las famosas diecisiete sílabas rígidamente ordenadas. Se trata, pues, simplemente, de poemas breves escritos con la libertad estructural que esa brevedad tolera. Un reto difícil. En poemas de pocas (a veces poquísimas) palabras, cada una adquiere una carga semántica que la convierte en especial. Si sobra o falta alguna, inclusive una parte de ella (una sílaba), salta enseguida como un defecto sonoro o de sentido que afecta a todo el (pequeño) edificio. Es como cuando se arma un castillo de naipes: un simple desliz y ¡PAF! Todo se desploma.

Pero —es lo que vengo a decir—, Andrés logra sortear con destreza ese peligro. Domina a la perfección ese difícil arte del “miniaturismo literario” sin que ello conlleve perjuicio alguno para la belleza y la profundidad reflexiva. “Belleza” y “profundidad reflexiva”, esos dos atributos sine qua non de la buena poesía.

Pero dejemos que cada lector, con la perspicacia y sensibilidad propias, perciba esa belleza en los paisajes sugeridos, en las luces, en las noches, en las lluvias, en los bosques, en los árboles secos, en “el pájaro que amanece”… Y digamos algo de lo menos evidente: esa “profundidad reflexiva” antedicha,  que es lo que no todos los ojos (en especial si no son lo suficientemente “avisados” o “entrenados” o “pacientes”) perciben. Porque en la poesía de Andrés no hay nada que sea exclusivamente ornamental. En un poema tan breve, como he dicho, no cabe ese “lujo”; en un poema tan breve cada elemento tiene que ejercer (por así decirlo) el multioficio; cada elemento debe significar y, a la vez, aportar cuerpo y/o armonía al conjunto. Con otras palabras: necesita interactuar sin la más mínima fisura (y hacerlo en la totalidad de sus funciones: la semántica, la musical y la “arquitectónica” o de diseño) con todos y cada uno de los elementos restantes. Quizá en ningún otro tipo de procedimiento poético se le exija tanto a cada palabra, a cada signo… a cada espacio.

Una abeja moribunda en la hierba es, verso a verso, un modelo de esto. Basta con un ejemplo para comprobarlo. El libro abre de este modo:

La
mejor

huella
es

la que se borra
con un golpe de aire.

(“El encanto de lo efímero”)

Texto y título, como puede verse, se complementan para cerrar el sentido. Un modo certero (y redondo) de reflexionar, o de alentar a que se haga, respecto de algo tan sugerente como es el concepto de “efímero”. ¿Cuántas páginas se han escrito sobre lo efímero del amor, lo efímero de la juventud…, lo efímero de la vida)? Sin embargo, Andrés pone todo ahí, en ese pequeño y perfecto artefacto de (si consideramos el título)  dieciocho palabras. A lo que añadimos el lado estético: la bella imagen de esa huella que se borra con un golpe de aire. ¿Junto al mar; en una de las dunas que abundan en la isla donde vive el poeta; o la huella y el golpe de aire como símbolos de la acción del ser humano y la adversidad de la naturaleza que se le resiste? En fin.

Al citar este texto he querido además poner el acento en el otro factor relevante de esta poesía: la implicación filosófica a que he aludido. Su preocupación (me refiero a la preocupación del poeta como poeta-filósofo) por entender. Esta voluntad indagatoria hace que el título mismo del conjunto y todos y cada uno de sus poemas contengan esa densidad reflexiva que, al final (y en conjunto) termina por reflejar lo que posiblemente sea (y disculpen que suene a lugar común) el “espíritu de nuestra época”. En alguna parte leí hace poco esta tentativa de síntesis: “El siglo XXI trae grandes cambios tecnológicos, guerras, la covid y desastres por el cambio climático”. Desde luego, no está mal, pero se refiere solo al escenario, únicamente describe los fenómenos que se suceden en él, habla nada más de la obra que se escenifica, en ningún caso de lo que sucede en el patio de butacas donde el público asiste a lo que acontece, no solo como espectador. Porque al hablar de la vida global que vivimos simultáneamente los contemporáneos, hablamos en realidad de “teatro interactivo” con una inmersión absoluta del público. Y perdonen que, sin más, me haya visto arrastrado al tópico platónico del Theatrum mundi, pero es necesario.

Andrés —es lo que vengo a decir— se cuestiona constantemente el porqué vivimos. Y en ese cuestionamiento van también las dudas sobre asuntos tan viscerales como la Verdad (que según Cioran, por solo citar a un buen pesimista, “no existe” o, según otros menos negacionistas, existe, pero de forma transitoria o fragmentaria, con lo que en cualquier caso se cuestiona la existencia de verdades transversales como las ideológicas o las religiosas); la Muerte (Venidos de la muerte / habitamos años / de deliciosa inmortalidad…); la Identidad (Soy / lo que me hacen  /y lo que me hago /ese boceto /de nadie / de todos /en el lienzo /del camino.)… En fin, casi todos, si no todos los asuntos neurálgicos que han ocupado y ocupan la mente humana. Lo que, a fin de cuentas, permite nos visualicemos como el sujeto que probablemente somos: un sujeto abrumado por el sinsentido y la duda, sí, pero no aterrorizado ni necesariamente infeliz. Un sujeto, quiero decir, que vive una vida que no logra entender (que quizá nunca entenderá, o entenderá mal, o solo creerá haber entendido), pero que observa arrobado la luz que, si bien no disipa el misterio porque ella misma es un misterio, sí que lo hace más tolerable.

Para que se entienda mejor los dejo con el poeta. Se trata del último poema, ése que de alguna manera ha venido “filtrándose”, como una sutil inferencia, desde el primer verso:

…y entonces
blancas mariposas
sobrevolaron las cenizas

Mira
le dije
al otro que miraba

Así es la vida.


[1]    “Faisán entre los matorrales”, Puente a la Vista, 29/09/2020.

Nelson Llanes y Luis García Fresquet en La Otra Esquina de las Palabras

La actual sede de La Otra Esquina de las Palabras en el Museo de la Diáspora

La Otra Esquina de las Palabras, la tertulia que coordina en Miami el poeta Joaquín Gálvez, invita a la presentación de los libros de relatos Subpapeles (Círculo Rojo, 2022), de Nelson Llanes, y Relatos que se bifurcan y se pierden en la memoria (Editorial GF, 2022), de Luis García Fresquet.

Las palabras de presentación estarán a cargo de los escritores Rolando Jorge y Santiago Chago Rodríguez.
Dónde: Museo Americano de la Diáspora Cubana
Dirección: 1200 Coral Way, Miami FL 33145
Día: Viernes 10 de marzo de 2023
Hora: 7:30 p.m.

El plan chino para la paz y la OTAN

China ha presentado un plan de paz para Ucrania con doce objetivos. China se propone revitalizar los mecanismos de derecho internacional, impedir la guerra nuclear en todas las circunstancias, declarar un “alto al fuego” en el conflicto “ucranio”, como se dice hoy día, o “ucraniano”, como se ha dicho siempre, y hasta restaurar las ciudades, puentes, carreteras, instituciones educativas, hospitales y viviendas.

Lo único que no se puede reemplazar es la vida. Las de los ucranios y las de los conscriptos rusos. Nadie les dedicará una oración, ni un pensamiento, ni se contempla en el documento chino qué hacer con las tropas mercenarias que operan en el bando ruso. Se trata de soldados u oficiales muy bien pagados que recorren el mapa de las carnicerías públicas bajo la bandera pirata del Grupo Wagner -con calavera incluida- o expresidiarios que han canjeado sus vidas de pobres locos y asesinos malvados, por la posibilidad de quedar libres tras la contienda.

Francamente, he leído y releído el documento una docena de veces y, pese a mí escepticismo, todavía no le he encontrado el “truco” por ninguna parte. No existe una declaración formal de quién es el agresor y quién es el agredido, pero eso se deduce del contexto. Sabía que China era pro Rusia y anti Ucrania por afinidad entre las dos dictaduras, y se me ocurrió que Rusia le ha pedido a China que intervenga para sacarle las castañas del fuego. Y se me ocurrió, también, que Biden fue a Kiev a pedirle que existía una oportunidad de paz en el plan chino y que Zelenski no debía desaprovecharla. Las sanciones habían funcionado.

Lo que no le funciona a Rusia es el chantaje nuclear. Charles de Gaulle, que se cansó del paraguas gringo en 1960, pensó que era suficiente con 300 bombas para destruir todas las ciudades de más de 20,000 habitantes en Rusia, además de la capital y San Petersburgo. Casi todo dependía de la precisión en el delivery.

La “force de frappe” era eso. De Gaulle apostó por una fuerza disuasoria. Los franceses no podían tener miles de ojivas nucleares, ni falta que les hacía. Luego vinieron los aviones “Mirage 2000 N” y los submarinos Triomphant. Basta uno, llamado Le Terrible de esos submarinos, que atesora en sus 138 pies de eslora suficientes explosivos para destruir totalmente a Moscú y a San Petersburgo. Cada uno de esos submarinos tiene más poder de fuego que todas las flotas combinadas de la Segunda Guerra Mundial.

Efectivamente, Rusia puede pulverizar a Francia, ¿pero a qué costo? ¿Puede intercambiar Moscú por París a sabiendas de que llega el final del país más grande del mundo? Por eso no hay mucha temeridad en alegar que basta con tener una fuerza disuasoria disponible. Ni siquiera es posible tirar la primera piedra nuclear sin que te cocinen a fuego no tan lento. A la señora Thatcher, una primer ministro de hierro, o de acero inoxidable, como afirmaban los partidarios más irreductibles, se le ocurrió mencionar que estaba oyendo el tiroteo de las Malvinas con el dedo en sus armas atómicas y se la comieron viva los ingleses. Los argentinos se protegían con su indefensión. Doña Margaret no volvió a hablar del asunto y salió reelecta.

Un tipo tan despiadado como Putin sacó el tema a propósito de la resistencia de Ucrania y lo molieron a palos. Uno de los discretos sistemas de medición de la opinión pública -tiene tres y los consulta con frecuencia-, le contó que, mayoritariamente, su país no estaba de acuerdo en utilizar armas nucleares nunca. Fue entonces cuando Putin declaró que jamás utilizaría las armas atómicas primero. Era un santo varón. Cuando canceló el compromiso con Estados Unidos de vigilarse mutuamente, dijo con su lenguaje corporal algo que era cierto, especialmente si se trataba de un cínico inveterado: los pactos se firman para romperse, como los matrimonios. De lo contrario, bastaba un apretón de manos y mirarse a los ojos. En este caso se refería a un tratado de no proliferación de armas nucleares. El último que existía.

Da igual. Si no se puede utilizar el armamento atómico ni para amedrentar al adversario es un arma inútil. No le sirve a Rusia porque Francia, Inglaterra o Israel pueden destruirla y EE.UU presidir el desguace del enorme país, con el agravante de que es una entidad que data del siglo XVIII, es decir: desde ayer mismo. Y no le sirve a USA porque es demencial continuar apilando las armas nucleares, por lo mucho que cuestan. El destino de ese panorama es terminar en una organización que vele por el fin real del armamento atómico.

La bendición es la OTAN. La OTAN permite que la Unión Europea exista y que se cobije bajo esas siglas un país disparatado como Montenegro. Donald Trump se preguntaba, en el 2018, por qué tenían que morir los norteamericanos por un país que ni siquiera eran capaces de descubrir en un mapa mudo. Primero, poque muchos menos sabían de la existencia del archiduque Fernando y murieron 117 mil en la Primera Guerra Mundial. “Son los principios, estúpido” diría James Carville. Un 7% de los estadounidenses son incapaces de localizar a USA en un mapa mudo. Segundo, porque los norteamericanos están dispuestos a morir antes que aprender geografía.

La OTAN es muy importante. España, Portugal y Grecia son hoy defensoras de la OTAN por lo mucho que les conviene la Institución para preservar la democracia. Los gobernantes de Polonia y Hungría se comportarían aún peor si no existiera la OTAN. Hace unos años conversé con Boris Yeltsin y le pregunté si Rusia podría caber en la OTAN. Se quedó sorprendido con la pregunta. Pensó unos segundos y me respondió. “Sí. Si es una condición para entrar en la Unión Europea nos someteríamos a ella”. Tal vez me deje llevar por el entusiasmo, pero acaso el plan chino de desarme sirva para solucionar todos los problemas pendientes. A fines de 1943 los EE.UU supieron que iban a ganar la Segunda Guerra Mundial y fomentaron una reunión internacional que se conoce como Bretton Woods (1944) por el nombre del hotel en que se reunieron. Lo que quedaba del siglo XX y del XXI fue americano por Bretton Woods y la estabilidad que le concedió al planeta. Hay que reeditar ese episodio.


Rafael Díaz-Balart: La intrahistoria que nos salva de los vacíos históricos

La insistencia de la memoria, como himno nacional y salvación de una Cuba post castrismo, está definida en el volumen Cuba: Intrahistoria. Una lucha sin tregua de Rafael Díaz-Balart (1926-2005), publicado bajo el sello Colección Memorias del Instituto La Rosa Blanca con prólogo de Lincoln Díaz-Balart.

Para las generaciones que solo hemos accedido a los “fragmentos” de la Cuba republicana a través de los textos edulcorados ‒y con una carga ideologizante‒ del sistema educativo posterior a 1959, estas memorias de Rafael Díaz-Balart representan un documento de incuestionable valor histórico. Llenan ese vacío histórico/anecdótico que muchos intuimos, y que también muchos hemos desesperado por décadas. Quizá no es fortuito que el capítulo inicial de sus memorias las haya intitulado Memoria cubana.

Ya desde el inicio Rafael Díaz-Balart traza lo que tal vez sea una de las piedras angulares de sus memorias: el racismo enraizado que diera al traste con un proyecto de nación:

“[…] Realmente todas estas escuelas eran buenas. La enseñanza privada en Cuba tenía una gran calidad, aunque al mismo tiempo presentaba un defecto enorme: era racista. La República no debió permitir nunca el racismo en la enseñanza privada; primero porque constituía una práctica inconstitucional; y segundo, porque nuestra nación era y es una nación mestiza, forjada desde sus cimientos por blancos, negros, chinos y todos sus mestizajes. Era pues una incalificable injusticia que el algunos sectores de la vida de la sociedad, en especial el de la enseñanza privada, tuviera lugar ese despreciable fenómeno que es el racismo. Hizo mucha falta la legislación complementaria del Artículo 20 de la Constitución, el cual prohibía toda manifestación de racismo […]”.

Su percepción sobre el racismo es otro de los tópicos permanentes en el discurso intrahistórico que marcaría la lógica y actitud de vida de Rafael Díaz-Balart. Sus referencias a la infamia del racismo [y del clasismo] no son simples guiños para ornamentar, por ejemplo, los párrafos que dedica a los generales Quintín Banderas y Fulgencio Batista, sino que bosquejan cuál hubiera sido su agenda de reconstrucción social. Lo deja claro en sus relatos recogidos en el capítulo Enero de 1959 y sus orígenes:

“[…] No existe una explicación razonable para aquellas demostraciones ilimitadas de adhesión y entusiasmo a favor del dirigente del “26 de julio”, hasta que se escarba un poco en la epidermis de la situación y se hace presente el factor racista y el factor clasista. El hijo de un gallego, blanco y alto, había derrocado a un mulato de las más humildes capas sociales de la nación. La frase que corría por los “clubes elegantes”, en los últimos tiempos del régimen de Batista, dice mucho: “que se vaya el negro, aunque venga el caos”. El racismo y el clasismo son las grandes claves ignoradas de nuestra historia […]”.

La bonhomía de Rafael Díaz-Balart también representa una clave, en tanto sus cualidades personales le permitieron esa distancia crítica necesaria para comprender su época y a un mismo tiempo rebelarse contra ella, o contra las circunstancias que la catalizaron, según se prefiera.

Otra hubiese sido la historia cubana si la República hubiese prestado atención minuciosa a la profecía de aquel Rafael Díaz-Balart en mayo de 1955 cuando se opuso a la amnistía de los asaltantes del cuartel Moncada. Profecía que describiría no solo el carácter de Fidel Castro, a quien conocía de cerca, sino a su evolución en caso de alcanzar el poder. Profecía que Fidel Castro, por encima de todo, jamás le perdonaría a Rafael Díaz-Balart:

“[…] Ellos no quieren la paz. No quieren solución nacional de tipo alguno, no quieren democracia ni elecciones ni confraternidad. Fidel Castro y su grupo solamente quieren una cosa: el poder, pero el poder total, que les permita destruir definitivamente todo vestigio de Constitución y de Ley en Cuba, para instaurar la más cruel, la más bárbara tiranía, una tiranía que enseñaría al pueblo el verdadero significado de lo que es la tiranía, un régimen totalitario , inescrupuluso, ladrón y asesino que sería difícil de derrocar por lo menos en veinte años. Porque Fidel Castro no es más que un psicópata fascista, que solamente podría pactar desde el poder con las fuerzas del Comunismo Internacional, porque ya el fascismo fue derrotado en la Segunda Guerra Mundial, y solamente el comunismo le daría a Fidel Castro el ropaje seudo-ideológico para asesinar, robar, violar impunemente todos los derechos y para destruir en forma definitiva todo el acervo espiritual, histórico, moral y jurídico de nuestra República […]”.

Lamentablemente, aquel discurso de Rafael Díaz-Balart se transformaría en realidad, palabra por palabra, a partir del 1 de enero de 1959, y dura hasta hoy.

Cuba: Intrahistoria. Una lucha sin tregua es un libro necesario que Cuba y los cubanos merecemos. Más que memorias, son una verdadera justicia. Así como también merecemos contar en nuestra historia ‒en la verdadera, no en la secuestrada por el castrismo‒ con figuras políticas dignas, como lo fue toda su vida y en toda su trayectoria Rafael Díaz-Balart.


Putin y las dos revoluciones rusas

La periodista Ana Alonso cita a Carmen Claudín en El independiente: “La guerra en Ucrania será el Vietnam de Putin”. Carmen es hija de Fernando Claudín, exiliado en México y en Moscú, y dirigente del Partido Comunista español. Fue expulsado del PCE junto a Jorge Semprún y en los últimos años se afilió al PSOE. Era, cuando murió, presidente de la Fundación Pablo Iglesias. Carmen se crio en la URSS y luego pasó su juventud en París. Heredó las dotes de análisis de su padre, y las despliega en un think tank dedicado a los asuntos internacionales que existe en Barcelona desde hace medio siglo (CIDOB).

Se cumplió un año exacto de la invasión rusa a Ucrania. La invasión tuvo un inicio increíble: acusaron a Zelenski de ser un nazi. Olvidaron que era judío y que había perdido parientes en diversos pogromos. Y pasaron por alto la naturaleza de la propia Ucrania: un cuarto ruso y tres cuartos europea. Zelenski mismo se identificaba con los valores europeos contemporáneos: democracia, libertades, parlamentarismo, respeto por los derechos humanos y honradez y transparencia en la gestión pública. Recuérdese que era un actor cómico que había llegado al poder comprometido con los principios de Europa.

El lunes 20 de febrero del 2023 estuvo Joe Biden en Kiev para ratificar todas las promesas que había hecho la VP Kamala Harris en Munich, en especial que USA acompañaría a Ucrania mientras ese país lo necesitase. Como si fuera la guerra de Gila (“¿Está el enemigo?”), le habían anunciado a Putin que Biden estaría en Kiev, para que al ruso no se le ocurriera bombardear la capital y poner en peligro al jefe de los americanos, porque eso, se entiende, tendría una respuesta espectacular y, además, se sabría hasta dónde quería llegar Putin.

Por lo visto no pensaba llegar demasiado lejos. Se juega con la cadena, pero no con el mono americano. Es muy peligroso. Los rusos les habían visto llegar a Europa dos veces y ambas triunfantes. Una tercera vez, durante la Guerra Civil, inmediatamente después de la revolución rusa de 1917, cuando se enfrentaron “rojos” y “blancos”, Trotski, que fue el artífice del triunfo “rojo”, dejó dicho en sus memorias que, afortunadamente, los americanos no se empeñaron en que ganara el ejército “blanco”. Habría sido muy cuesta arriba derrotarlos.

Vladimir Putin sabe, porque lo ha estudiado en los libros de historia que debió suministrarle el KGB, que el general Serguéi Khavalov, Jefe del Distrito Militar de San Petersburgo, era incapaz de imponer el control que el Zar deseaba. Y Nicolás II, como jefe que era de las fuerzas armadas, impartió órdenes al general Ivanov para que fuera a donde las tropas fieles y tomara soldados del frente para establecer la ley en una nación que no lo obedecía. Sin embargo, el Comandante en Jefe de las fuerzas zaristas, el general Alexeev, dio la contraorden: le pidió al general Ivanov que no se moviera de su sitio hasta que la Duma se lo ordenara. Entre el Zar y la Duma, el general Ivanov eligió la Duma y el Zar sintió un escalofrío. Sus peores temores se habían cumplido.

Putin se sabe esto de memoria. Como también sabe que Los diez días que conmovieron al mundo no fue el relato infantil de la revolución bolchevique escrito por John Reed, sino que los diez días prodigiosos fueron, precisamente, en la tercera semana de febrero de 1917, hace hoy 106 años. Porque en Rusia, es cierto, hubo la revolución bolchevique de octubre, pero varios meses antes sucedió la revolución de febrero de 1917, que era la realmente democrática, y se materializaron todas las protestas en contra de Nicolás II, Zar de todas las Rusias, hasta el 2 de marzo, en que renunció, tras intentar, infructuosamente, dejarle el trono a su hermano Mijáil Románov, Gran Duque, el segundo en la sucesión. Éste más tarde resultó asesinado.

Mi nieta, Paola Ramos, en su condición de periodista de Vice News, ha informado de una deserción que recuerda a la que provocó el fin de la presencia centenaria de los Románov en Rusia. Los jóvenes que desertan, si tienen recursos, lo hacen a USA, hoy por hoy enemigo principal de Putin. Llegan a McAllen, Texas, tras cruzar la frontera con México y solicitan asilo. Sencillamente, no quieren participar en una guerra imperial declarada por Putin en busca de reconstruir el mapa de la URSS. Lo mismo que el zar durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Para los jóvenes campesinos, pobres y analfabetos, aquella no era su guerra. Por eso destronaron al zar. Acaso, por eso mismo, hoy destronarían al nuevo zar: a Vladimir Putin.

Lenin salió de Suiza en un tren que llegó a Rusia junto a veintinueve de sus bolcheviques más íntimos. Fueron fletados en un tren blindado por el alto mando alemán a la estación de trenes de Finlandia. Pocas veces salen tan bien las operaciones de inteligencia. Allí los esperaban suficientes camaradas para descarrilar la verdadera revolución rusa de febrero-marzo, liderada por Alexandr Kérenski. Era el momento de Kérenski. Se le tenía por un excelente orador. Quizás el mejor de la Duma. El alto mando alemán le pasó a Lenin un dossier del personaje. Lenin llevaba exiliado 17 años. No lo conocía, pero sabía de sus actividades. Su objetivo era destruirlo. Recibió dinero de la inteligencia alemana para hacerlo añicos. Con esa plata montaron el partido.

Hoy vuelve a resucitar Alexandr Kérenski. Dicen que cuando murió en New York en 1970, a los 89 años, sus últimas palabras fueron: “Rusia es más poderosa que Lenin y Stalin, juntos. Sobrevivirá”. Nuevamente es el momento de la revolución de febrero.


 

Una nueva propuesta de El Ateje

El dramaturgo cubano José Abreu Felippe (izq.) junto a Luis de la Paz, en el Festival Vista de Miami

La editorial El Ateje, fundada en Miami en el año 2020 y que ya dispone de un catálogo de más de veinte títulos, en tres colecciones, poesía, narrativa y teatro, anuncia la publicación de su primer título del 2023, Cuentos desnudos, del escritor José Abreu Felippe.

Sobre el libro:

Cuentos desnudos reúne siete historias donde se narran, en primera persona, algunas de las conquistas amorosas de Bruno, un joven que trabaja de mecánico de automóviles en un taller en Miami, una ciudad dinámica donde lo sensual y lo sexual conducen a inesperadas aventuras. Son relatos descarnados tal vez, precisamente, por ser la carne la obsesión de su protagonista.

Sobre el autor:

José Abreu Felippe (La Habana, 1947). Poeta, narrador y dramaturgo. Ha pubicado, entre otros, en poesía, Orestes de noche (1985), El tiempo afuera (Premio Internacional de Poesía Gastón Baquero, 2000) y El tiempo sometido (2016). En narrativa la pentalogía El olvido y la calma, que comprende las novelas Sabanalamar (2002), Barrio Azul (2008), Siempre la lluvia (finalista en el concurso Letras de Oro, 1993), El instante (2011) y Dile adiós a la Virgen (2003), y Treinta y dos historias (2021), que reúne sus cuentos. En unión de sus hermanos, Nicolás Abreu Felippe y Juan Abreu, dio a conocer Habanera fue (1999). Como dramaturgo ha publicado Amar así (1988), Teatro (1998), Tres piezas (2010), Árido (2012) y Teatro reunido (2021). Recibió el Premio Baco de Teatro en el 2012.

Cuando la ‘Madre Patria’ es ‘Madre’ realmente

Hay una manera retórica de referirse a España: “la madre patria”. Pero a veces eso encaja en la realidad y se dice sin hipocresía. Especialmente, cuando entraña algún sacrificio y se ha pagado cierto precio. El gobierno socialista de España, contrariando a sus minoritarios socios en la coalición con “Podemos”, los comunistas, ha ofrecido la ciudadanía a 222 opositores nicaragüenses. Los camaradas están que trinan.

Eso está muy bien. La oferta la ha hecho José Manuel Albares, canciller español. Son 222 pasaportes de la Unión Europea. Si la satrapía formada por Ortega y Murillo, presidente y vice, además de esposos, pensaban dejar sin nacionalidad a los que osaban hacer política en Nicaragua, estaban minuciosamente equivocados. El pasaporte español les abre la puerta de 27 naciones. Además, pueden volar a muchos sitios sin recurrir a la visa previa.

Los venezolanos están asentados en el barrio de Salamanca, en Madrid, un sitio que no conoce las crisis a juzgar por el alto precio del metro cuadrado. Hay, más o menos, 400,000 que se han asentado en el Reino de España. Hay cientos de emprendedores que se benefician de las franquicias o que las crean. Otros millares trabajan de dependientes en las tiendas que sirven a los venezolanos. Si el aluvión de dominicanos, ecuatorianos y peruanos que llegaron antes -hay un millón y medio de hispanoamericanos radicados en España- se caracterizaban por la pobreza, salvo excepciones, estos venezolanos, los ricos y los pobres, tienen en común las destrezas y la modernidad. Los cubanos, otra fuente sustancial de emigrantes, siempre vieron el destino español como un paso para su integración en Estados Unidos, al cual siempre han resultado funcionales las facilidades que han dado a los cubanos.   

España está enmendando numerosos errores. Ha ofrecido pasaportes a los descendientes de los sefardíes (no así los ingleses que expulsaron a los judíos en 1209, o los franceses en 1306). En fecha tan significativa como en 1492 resultaron expulsados de Castilla y Aragón, los reinos en que habían vivido cientos de años. Un siglo antes, en 1391, ocurrieron los pogromos populares en los que mataron a numerosos judíos y quemaron sus juderías.  

Fue el caso del clásico balazo en el propio pie. Súbitamente, se secaron las inversiones y desaparecieron, casi en su totalidad, los consejos a los reyes de Castilla y Aragón por una comunidad tan distinguida. Se discute cuántos judíos resultaron afectados por los decretos de expulsión (fueron dos los edictos), pero de marzo 31 al 31 de julio de 1492 fueron expulsadas, aparentemente, unas 100,000 personas que debieron vender en ese lapso sus propiedades con grandes descuentos. Los Reyes Católicos, mientras enseñaban el español al Nuevo Mundo, un magnífico regalo que unificó varios cientos de lenguas y dialectos precolombinos, sin advertirlo creaban con la expulsión de los sefardíes una red comercial muy especial en el oriente del Mediterráneo.  

La verdad es que durante el franquismo se tomaron muy a pecho los estudiantes cubanos exiliados que vinieron a España terminar sus carreras interrumpidas por el comunismo. Pero Franco murió a fines de 1975 y los cubanos exiliados tuvieron los mismos temores de los españoles: que se desataran todas las pasiones reprimidas desde 1939. No en balde, Cuba había estado vinculada fuertemente a España hasta 1898: la última de las colonias americanas que se logró emancipar. Sin embargo, lo que sucedió fue ejemplar e inesperado: una sorprendente transición pacífica a la democracia y a las libertades. Ciertos cubanos, dentro y fuera de la Isla, tomamos nota. Era totalmente posible romper con el comunismo sin que nos estallara en las manos el experimento. En todo caso, habría que esperar hasta que el comunismo implosionara, algo que ocurrió de 1989 a 1991.

Tras la noticia de que el Caudillo había muerto, los sucesos comenzaron a acumularse. En 1976 Adolfo Suárez ya era Jefe de Gobierno, y la oposición cubana dependía, dentro de la Isla, del diplomático español Jorge Orueta, y fuera, de Carlos Robles Piquer y de su cuñado Manuel Fraga Iribarne. Y de su buena disposición a presentar un cuento –El radarista– del Comandante  Eloy Gutiérrez Menoyo, hispano-cubano, socialdemócrata y uno de los más importantes líderes de la revolución. Eloy tuvo que esperar en la más dura de las cárceles, en la que fue severamente torturado, hasta que gobernara Felipe González para ser liberado. 

Felipe González, quien le franqueó la Moncloa a la oposición al castrismo y, al mismo tiempo, llamó al presidente mexicano Salinas de Gortari y le pidió que escuchara a la oposición -lo que Fidel no le perdonó jamás-, fue sustituido por José María Aznar tras unas elecciones ejemplares. Uno de los primeros logros diplomáticos de Aznar fue lograr una posición diplomática común en el tema cubano dentro de la Unión Europea. La propuesta de la “Posición Común” fue escrita, esencialmente, por Miguel Ángel Cortés Martín en 1996, diputado y senador por Valladolid dentro del Partido Popular.

Los dos mandatos de Aznar se caracterizaron por una política muy clara en contra de Fidel Castro y Hugo Chávez. Lo que no impidió que Fidel lo llamara por teléfono para rogarle que Aznar intercediera por la vida de Chávez durante el golpe de abril del 2002, cosa que hizo el Jefe del Gobierno de España. Lo que no resultó objeto de cambio alguno fue la Posición Común, que se mantuvo inalterable. Guillermo Gortazar, historiador y diputado de Alianza Popular, al frente de la Fundación Hispano-Cubana, y la Revista Hispano-Cubana, admirablemente “curadas” por Grace Piney Roche, dan buena cuenta de ello.

La Posición Común sostenida por las 15 naciones que entonces formaban parte de la UE (hoy son 27) se mantuvo hasta que no fue posible sostenerla dentro del gobierno socialista de J. L. Rodríguez Zapatero. En junio de 2008, transcurridos apenas tres meses de las elecciones que le habían otorgado un segundo mandato, España cambió su voto. Aunque no pudo evitar el desprecio de La Habana por su insistencia en la salida de la cárcel del disidente Raúl Rivero (2005) y de su esposa Blanca, una señora legendaria por haber participado, domingo tras domingo, con las “Damas de Blanco”. Acusaciones de las que se defendía Rodríguez Zapatero alegando que no le había concedido la ciudadanía a Rivero.

Eso fue antes, en la época de Zapatero. Ahora le toca el turno a los nicas y a Sánchez. A 222 personas les han concedido la ciudadanía de un plumazo. Eso es lo que hace una madre. Consuela y alienta a sus hijos a que no desmayen.


    

 

Presentan documental ‘Ceiba. Memorias de una familia cubana’

El domingo 26 de febrero, a las 5:30 p.m., se estrena en Miami el documental Ceiba. Memorias de una familia cubana, film de 53 minutos de la joven cineasta cubano-francesa Attys Luna Vega Valdés.

Antes de la proyección, la cineasta dialogará con el escritor y periodista Luis de la Paz sobre su película y sus proyectos fílmicos y musicales.

La exhibición se realizará en la sala Havanafama Teatro Íntimo, localizada en el 4227 SW 75 Avenida, Miami, 33155, en un evento gratuito y abierto al público.

Sinopsis

Ceiba. Memorias de una familia cubana es un documental autobiográfico donde la autora recorre los recuerdos de su familia, de origen cubano, a lo largo de tres generaciones: sus abuelos, sus padres y la suya propia. Cuando apenas tenía un año, sus padres optaron por el exilio. No solo porque se oponían al régimen castrista, sino también porque su madre, Zoé Valdés, escritora, tomó la decisión de contar la realidad de su vida cotidiana en sus libros y a la prensa extranjera.

Proyecciones

Ceiba. Memorias de una familia cubana se ha exhibido en la Maison de l’Amérique Latine, Paris, Francia (febrero, 2022), Festival Internacional de Cine Documental, Thessaloniki, Grecia (marzo del 2022). Festival Monde en Vues, Festival de Los Derechos Humanos, Guadaloupe (octubre 2022) y en el Festival du Film de Famille, Saint-Ouen, Francia (noviembre 2022).

Sobre la cineasta

Attys Luna Vega Valdés nació en La Habana como parte de una familia vinculada a las artes. Su padre es el cineasta Ricardo Vega y su madre la escritora Zoé Valdés. Además, Attys Luna es biznieta del repentista cubano Justo Vega. Con poco más de un año, sus padres se establecen en París, Francia, donde transcurre su vida y estudia cine en la Universidad de La Sorbonne París III y la Universidad Católica de Valparaíso, en Chile. Por otra parte, desarrolla una carrera como cantante de rap.

Ceiba. Memorias de una familia cubana es su primer documental, en una producción personal. En el 2019 obtuvo el León de Oro, Joven Talento, de los Premios Latinos de Marbella, por el lanzamiento de su primer disco de rap Perra. Continúa sus estudios en París VIII donde está terminando un nuevo documental, Doble Cuba, sobre los jugadores de dominó en el Parque Máximo Gómez, en la Pequeña Habana de Miami.

Créditos

Ceiba. Memorias de una familia cubana. Producción y dirección: Attys Luna Vega Valdés. Asistente de producción: Rosa Gabbert. Director de fotografía: Nicolás Cifuentes y Ricardo Vega. Asistente de cámara: Rosa Gabbert. Sonido: Nicolas Rivière. Edición: Ricardo Vega. Mezcla: Pauline Facon. Ajuste de colores: Anne Szymkowiak. Música: Quentin Rouah. Canción: Mémé, escrita e interpretada por Attys Luna. Productores asociados: Zoé Valdés, Gustavo Valdés y Ángel de Fana. Agradecimientos especiales a: Chakalaka Films y Collectif La Houle.


 

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