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‘Habana 500 aniversario’, un libro de Andrés R. Rodríguez

Puente a la Vista entrevista a Andrés R. Rodríguez, licenciado en Ciencias Biológicas, especializado en Biología Marina, a propósito de su libro Habana 500 aniversario. Andrés también es autor, entre otros, de los libros Manual de campo del Atlántico Noroccidental, Lista de nombres comunes y científicos de peces marinos cubanos y Fábulas vivas. Actualmente es consultor para varios proyectos de pesca, turismo y medioambiente en Miami, la ciudad en que reside.

Puente a la Vista-  ¿Considera que Habana 500 aniversario es un libro que deberían emplear los emigrados para conocer cómo se formó la llamada “identidad cubana”? ¿Qué espera del lector?

Andrés R. Rodríguez- Deben leerlo atentamente, sobre todo, los jóvenes cubanoamericanos bilingües que quieren conocer sus raíces. O turistas que viajen a La Habana y quieran tener una información sintética, visual.

PV- El libro refleja una indudable admiración por la ciudad de La Habana. ¿Qué lugar escogería como refugio o descanso?

ARR- Un patio de alguna de las mansiones habaneras, con una fuente fluyendo. Es todo un lujo.

PV- La lectura va de la mano de ilustraciones, pinturas, terminología, mapas, planos. ¿Ha sido largo el trabajo investigativo?

ARR- Sí, es largo, muy trabajado, haciendo converger diversos conocimientos, investigaciones, viajes, lecturas, disímiles vertientes de la cultura. No solo se trata de Historia y Arquitectura. Es un libro holístico de la historia de La Habana, y por tanto de Cuba.

PV- Este es un libro de corte histórico, aunque con un lenguaje ameno y fluido. ¿Se considera usted un historiador? ¿Como ve el trabajo de otros historiadores de Cuba?

ARR- No, no soy historiador. Soy un individuo que ya alcanza cierta cultura y puedo introducirme en campos alternos al mío original, la Biología. He quedado sorprendido de los considerables sesgos y baches que tienen los trabajos de los historiadores.

PV- Sobre la casa colonial hispana, la típica de La Habana: ¿Entrar en una de estas casas transporta a la época colonial? ¿Tenían alguna característica especial?

ARR- Ya mencioné algunas cosas: paredes gruesas de altos puntales, techos de tejas acanaladas, altos ventanales que al abrirse dejaban circular el calor debajo del alto techo. Lo principal es el patio central, diseñado para un confort de bajo consumo energético. Las construcciones coloniales hispanas incluían la tradición constructiva de árabes y romanos.

La Habana alcanzó niveles de gran lujo en el siglo XIX. Residían allí algunas de las mayores fortunas del mundo de entonces, la llamada sacarocracia. Lo que actualmente es la Habana Vieja debe ser conservado con gran esmero.

PV- ¿Abundan en otras ciudades de Hispanoamérica altas fachadas y ventanales, portones, patios, techos de tejas?

ARR- Sí, era una técnica de construcción generalizada en la colonia. En Cuba, ello es muy visible y está bien conservado en Trinidad. En Guatemala, en Antigua, en México, en San Luis de Allende y muchas de sus ciudades y pueblos, en Colombia, en Cartagena y muchos de sus pueblitos.

PV- Háblenos del contraste de mansiones coloniales y bohíos, ¿coexistieron en La Habana?

ARR- La Habana comenzó siendo un villorrio de bohíos. Varias veces el fuego la destruyó, o los piratas. El bohío era una mezcla de las técnicas constructivas aborígenes, principalmente de la taina, aprovechando materiales constructivos locales. Su material principal era la madera, muy fácilmente degradable. Las construcciones de piedra caliza, como las mansiones y palacios, soportan muy bien el peso del tiempo. Claro que coexistieron.

PV- ¿A qué debe La Habana su rápido desarrollo arquitectónico en los siglos XVIII y XIX?

ARR- La colonia más rica y productiva en el mundo del siglo XVIII era la francesa Saint Domingue, hoy Haití. La revolución que allí ocurrió a finales de siglo fue extremadamente violenta, desintegró totalmente el sistema de producción esclavista, y ya no se rehizo de otra manera. Cuba sustituyo en 1805 a Saint Domingue como la azucarera del mundo. Pero no solo había plantaciones cañeras en Cuba, haciendas cafetaleras y vegas de tabaco eran tambien un considerable aporte económico. Además, el puerto de La Habana era el punto de reunión de la Flota de La Plata. Todo ello sustento un nivel de desarrollo económico que no existía en ningún otro lugar de las Américas entonces.

PV- ¿Cuál es su opinión sobre el estado de conservación de La Habana actualmente?

ARR- Vedado, Santos Suárez, Centro Habana, están casi en ruinas por empobrecimiento de la población y falta de mantenimiento. Los balcones se caen y han matado a numerosos habaneros. Pero algunas áreas cercanas al puerto de la Habana Vieja fueron cuidadosa y profesionalmente restauradas desde la oficina de Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, que dejó de ser un ente simplemente cultural para pasar a ser un emporio de conservación con fines turísticos. Operaban como una empresa descentralizada y capitalista, que se llamaba Habaguanex.

PV- ¿Conoce detalles de las acusaciones que se le hicieron a Eusebio Leal?

ARR- Leal es una figura controvertida. Su aporte es positivo, ha dejado un legado, sin él tal vez la ruina de La Habana hubiera alcanzado a todo el patrimonio arquitectonico habanero. Sus métodos pueden ser cuestionables, pero no los conozco a profundidad porque el sistema es oscuro y misterioso, oculta los detalles. Al parecer, si él no participó en corrupción y desfalco, personas a su alrededor sí desfalcaron el erario público. Puede que su hijo participara en ello, traficando con el patrimonio cultural nacional.

PV- ¿Hay trabajos de conservación actualmente en La Habana?

ARR- Luego de los problemas de corrupción en Habaguanex, y la muerte de Leal, los que continuaron admistrando esa corporación (tal vez como otra entidad) fueron militares que poco prestan atención a cuestiones de conservación. He visto imágenes de la construcción de ciertos hoteles en perímetros coloniales, con una estructura moderna. Se interpreta una total falta de visión de los que ahora están a cargo.

PV- ¿Qué espera de La Habana en un futuro?

ARR- Desde luego, los escenarios políticos determinarán. Esperemos que el cambio necesario permita organizar a la vez entidades que respeten el patrimonio. Pocas ciudades de Hispanoamérica y del mundo son un museo vivo y un útero cultural, como lo es La Habana Vieja. El resto de La Habana tendrá que ser reedificado.


 

Algunos lemas y lomas de Lis Cuesta y Díaz Canel

«Ahora sí que vamos a construir el canelismo».

«Pioneros por el canelismo, seremos como Lis».

«El liscuestismo, fase superior del canelismo».

«Si yo subo la loma, Canel, voy pa’trás por la Cuesta».

«¿De dónde son los Caneles? Son de la loma y cantan con Lis».

«Qué lindo por dentro y por fuera el chicharrón de mi corazón».

 

Diez respuestas de Sandra M. Dustet

2022 es el año, también, de la segunda parte del libro Retrato del exilio cubano, serie de entrevistas que Neo Club Ediciones publicó en 2015 y cuya principal intención, como el título indica, fue dar a conocer una especie de radiografía de la comunidad cubana en el exterior a través de sus definiciones. Ahora, con nuevos entrevistados de ambas orillas, esta segunda entrega de la saga profundiza en el contexto cubano del día después, cuando el castrismo en el poder entra en su recta final.

Al habla con la creadora y productora de dibujos animados, Sandra M. Dustet:

Armando Añel- ¿Qué es para usted la patria?

Sandra M. Dustet- El hogar.

AA- ¿Qué es la libertad?

SMD- El deseo de vivir y la búsqueda individual del sentido de la vida.

AA- ¿Cómo y cuándo Cuba será libre?

SMD- Cuando cada cubano como individuo esté dispuesto a asumir la responsabilidad que viene aparejada a la libertad.

AA- ¿Qué hacemos con, o qué se hacen, los cientos de miles de cubanos considerados castristas una vez Cuba sea libre?

SMD- Muchos se reciclarán convenientemente, otros seguirán intentando creer en la utopía.

AA- La difamación, el brete, las teorías de la conspiración, etc., han contribuido grandemente a afianzar el totalitarismo en Cuba en los últimos 63 años. ¿Cómo atenuar esta tendencia sociológica en una Cuba en democracia, con conexión abierta a Internet?

SMD- Con la descentralización de los medios de comunicación tradicionales y dando acceso a fuentes libres y fiables de información.

AA- ¿Usted votaría a favor de incluir una asignatura contra la envidia en un futuro sistema de educación en Cuba?

SMD- Estoy a favor de incluir en la educación una asignatura de ética en la que haya espacio para debatir sobre todas las emociones que nos atraviesan como algo urgente y necesario para la reconciliación entre cubanos y la restauración e inclusión de la sociedad civil en la reconstrucción del país.

AA- ¿Cuán positivamente puede contribuir a la liberación y desarrollo de Cuba el activismo político youtuber liderado actualmente, entre otros, por influencers como los Pichy Boys, Alain Paparazzi o Alexander Otaola?

SMD- Haciendo despertar a sus seguidores o al menos haciéndoles cuestionarse el modo en que viven.

AA- ¿Qué tipo de influencia podría ejercer Estados Unidos en el futuro de Cuba teniendo en cuenta los estrechos lazos existentes entre ambos países desde hace, por lo menos, tres siglos?

SMD- Podría ayudar a reestablecer la cultura del trabajo, el desarrollo individual, la convivencia entre personas que piensan diferente sin que eso sea un problema a la hora de construir un país para todos.

AA- ¿Usted quiere ser enterrada en la mayor de las Antillas o, por el contrario, prefiere que sus cenizas sean arrojadas al mar?

SMD- No quiero morir, queda mucho por hacer todavía.

AA- Por favor, revélenos el nombre secreto de Cuba.

SMD- El “más allá”.


 

‘País excéntrico’, de Yanier O. Palao

Yanier O. Palao

A contramano de todo, como si la vida fuera más efímera de lo que es… como un enfant terrible que –por momentos– no logra aquilatar que su prosa es tan dura que duele, lacera, transgrede, escandaliza y denuncia, va el escritor, artista visual y artesano cubano, residente en Quito, Ecuador, Yanier O. Palao. Y no hay quien pueda detenerlo, hacerlo reflexionar que no se puede ir tan presuroso porque puede colisionar, pero él tiene por costumbre no mirar atrás y salir tirando puertas; pareciera que marcha como en una carrera sin relevo que nunca tiene meta cercana, porque –como él gusta decir–, parafraseando a la diseñadora francesa de alta costura Coco Chanel: “La libertad de movimiento es poder”. Así camina contraculturalmente y ya no es ni de aquí ni de allá, sino un perenne extranjero, un autoexiliado por gusto propio, un forastero siempre que disfruta de esa condición.

Y es que este guajirito cubano, nacido en Holguín, allá donde el Diablo dio las cuatro voces y nadie le escuchó –con gran ambición de ciudadano planetario–, pareciera haber llegado al mundo para hacer de la labor creativa con sus dibujos, sus figuritas artesanales de trapos reciclados, pespunteadas por sus propias manos, y sus textos –mitad periodísticos, mitad literarios–, un quehacer que empezamos a disfrutar todos los que le conocemos y leemos. Les advierto: la prosa de él crea adicción por su falta de solemnidad y su desparpajo, por su choteo cubano perenne, por cómo encuentra belleza entre tanta fealdad y tantos escombros… por su capacidad para mirar la existencia siempre desde un ángulo nuevo y con una tinta ríspida.

Así nos llegó, recientemente, publicada por la editorial alemana Ilíada, su novela País excéntrico, una crónica desgarradora, con visos testimoniales, de la Cuba de sus dolores, de sus discrepancias, de sus mordazas, de sus desgarramientos… y donde “se aprende a simular una felicidad que no existe”. Porque como dice su compatriota, Rafael Vilches, en el pequeño prólogo de la mencionada novela, Yanier: “es un testigo privilegiado, un condenado, un sobreviviente”, un contador de historias que acaso disfruta ese lugar, porque le ayuda a cambiar el ángulo de observación y a darle, con su paleta plástica, otro color a la vida… “como una costura que una todas las partes”.

 

Diez respuestas de Jorge Olivera

2022 es el año, también, de la segunda parte del libro Retrato del exilio cubano, serie de entrevistas que Neo Club Ediciones publicó en 2015 y cuya principal intención, como el título indica, fue dar a conocer una especie de radiografía de la comunidad cubana en el exterior a través de sus definiciones. Ahora, con nuevos entrevistados de ambas orillas, esta segunda entrega de la saga profundiza en el contexto cubano del día después, cuando el castrismo en el poder entra en su recta final.

Al habla con el escritor, Premio Nacional de Literatura Independiente, Jorge Olivera:

Armando Añel- ¿Qué es para usted la patria?

Jorge Olivera- Es el lugar donde tengo la posibilidad de ejercer mis derechos fundamentales sin temer represalias desde el Estado, como no ocurre en el país donde nací hace seis décadas. Cuba es un espacio geográfico poblado de zombis, gentes llenas de miedo y con deseos de largarse para cualquier sitio, tan pronto puedan. No creo que existan a estas alturas de la historia motivos válidos para identificar al alargado pedazo de tierra, rodeado de agua, como Patria, después del tenaz asolamiento del partido comunista. Considero admisibles solo dos calificaciones, manicomio o cárcel. En esos dominios la patria es si acaso una ficción, una interminable utopía donde la pobreza es un mantra, las libertades individuales una lejana ilusión y el sálvese el que pueda un pantano donde se hunden las esperanzas de un mejoramiento real del nivel vida, en el más amplio sentido de tal expresión.

AA- ¿Qué es la libertad?

JO- Es poder manifestarse sin recurrir a la pantomima y el susurro como camuflajes para evitar posibles delaciones y castigos.

Es contar con el derecho a escoger, entre un abanico de opciones y sin interferencias ideológicas, ya sea un empleo o la participación en determinadas actividades sociales, culturales o políticas desde la espontaneidad y no a partir de condicionamientos estructurados por funcionarios con talante de policías.

Es sentirse protegido por leyes orgánicas y funcionales que garanticen el respeto a la individualidad, estimulen el desarrollo integral y provean el marco legal para defenderse de las intromisiones del Estado.

AA- ¿Cómo y cuándo Cuba será libre?

JO- Realmente es imposible determinar en qué momento de la historia ocurrirá lo que debería haber acontecido tras la caída de la URSS y los países socialistas del Este de Europa, hace más de 30 años. La muerte de Hugo Chávez en 2013, también despertó ciertas ilusiones en torno a la caída del totalitarismo insular. El negativo impacto económico de ambos de eventos fue superado.

Es inútil pensar en el embargo estadounidense como una vía seria para ponerle fin al engendro neoestalinista. Poco más de seis décadas aplicándose, siempre a medias, no invita a conclusiones satisfactorias en cuanto a sus propósitos.

El cómo es tan o más enigmático. Es probable que los cambios se inicien desde el poder en el momento que le convenga. La falta de compromiso de la mayoría de la población en implicarse en la lucha pacífica por la democracia, la indiferencia de los gobiernos democráticos, la complicidad de la ONU y, por último, la poca importancia del tema en el plano geopolítico, conforman las aristas para pensar en una lenta evolución hacia un capitalismo de Estado, con visos democráticos, en el mejor de los casos. Considero que existen altas probabilidades de que la transición desemboque en un modelo al estilo chino o vietnamita, con el respaldo de la comunidad internacional.

AA- ¿Qué hacemos con, o qué se hacen, los cientos de miles de cubanos considerados castristas una vez Cuba sea libre?

JO- Hay que tener claro que, en el largo periplo de la dictadura, de alguna manera todos hemos sido cómplices, bien por acción u omisión. Son muy pocos lo que se salvan. Por tanto, habrá que pasar la página, aunque resulte engorroso. Se trata de un elemental pragmatismo. No se puede hacer otra cosa, de lo contrario el proceso se empantanaría y las condiciones socioeconómicas serían mucho más insoportables que hoy día.

AA- La difamación, el brete, las teorías de la conspiración, etc., han contribuido grandemente a afianzar el totalitarismo en Cuba en los últimos 63 años. ¿Cómo atenuar esta tendencia sociológica en una Cuba en democracia, con conexión abierta a Internet?

JO- Es un mal que arrastremos por un largo período de tiempo, más allá del castrismo. Se trata de un fenómeno sociológico exacerbado por las circunstancias impuestas por el partido de gobierno desde sus inicios en el poder. La delación para recibir el beneplácito de los mandamases, las constantes intromisiones en la vida privada de todos, la doble moral como estrategia de supervivencia, son realidades que han podrido el tejido social. En fin, que todo es una consecuencia de dirigir el país como si tratara de un centro carcelario, donde impera la ley del más fuerte. Eliminar esas taras costará lo inimaginable, incluso en el marco de una hipotética democracia afín a los estándares más elevados a nivel mundial.

AA- ¿Usted votaría a favor de incluir una asignatura contra la envidia en un futuro sistema de educación en Cuba?

JO- Por supuesto que sí. Tal inclinación siempre existirá entre seres humanos, pero en Cuba alcanza niveles de escándalo. Con tantas deformaciones de carácter antropológico es normal que proliferen ese tipo de actitudes que incentivan los conflictos y obstruyen las vías de una mejor convivencia intra-ciudadana.

AA- ¿Cuán positivamente puede contribuir a la liberación y desarrollo de Cuba el activismo político youtuber liderado actualmente, entre otros, por influencers como los Pichy Boys, Alain Paparazzi o Alexander Otaola?

JO- Creo que hay una sobreestimación de la importancia de las redes sociales. No voy a descartar sus puntos loables, sobre todo en sociedades cerradas como la cubana, pero evitaría a toda costa calificarlas como un elemento vital en la lucha contra el castrismo.

Sin dudas, es una ventana para crear conciencia y movilizar a la opinión pública. No obstante, pueden convertirse en un espejo que distorsiona la realidad.

La retórica usada en algunas de estas plataformas a menudo se transforma en hechos concluyentes. Es decir, que ofrecen éxitos inexistentes o pírricos, amplificados con una caterva de aparatosas alusiones que terminan necesitando nuevas rondas de expectativas con tal de mantener o aumentar la audiencia.

Es preciso afinar el discurso. Ajustarlo a la verdad objetiva para no hacerle el juego al adversario que se dice combatir. Por otro lado, la búsqueda de “likes”, sin detenerse mucho en el proceder, es una amenaza real en la creación de un público lo suficientemente informado sobre lo que sucede dentro y fuera de la Isla.

AA- ¿Qué tipo de influencia podría ejercer Estados Unidos en el futuro de Cuba teniendo en cuenta los estrechos lazos existentes entre ambos países desde hace, por lo menos, tres siglos?

JO- Estados Unidos, tendrá una notable influencia en el futuro de Cuba. Habría que ver cómo sería esa proyección. Tal vez pudiera ser muy diferente de la manera que muchos creen. Hay que tener en cuenta que las relaciones internacionales están regidas por los intereses, no por afinidades o coincidencias, tanto políticas como ideológicas.

No creo que la superpotencia se haya esforzado lo suficiente por ayudar a un cambio dentro de la Isla. Han sido pasos muy limitados y que responden a una agenda que supera a los gobiernos de turno.

Toda la parafernalia del embargo hay que interpretarla como la retórica de un enfrentamiento puramente simbólico. El régimen de La Habana siempre consigue sus objetivos, entre ellos comprar alimentos, entre otros artículos, a precios bajos, en las entrañas del enemigo.

AA- ¿Usted quiere ser enterrado en la mayor de las Antillas o, por el contrario, prefiere que sus cenizas sean arrojadas al mar?

JO- No tengo preferencias para decidir el curso de mis restos mortales. En Cuba lo veo difícil, mientras el país esté en manos de sus secuestradores. El mar sería un buen destino.

AA- Por favor, revélenos el nombre secreto de Cuba.

JO- El Gran Hermano te Vigila.


 

La guerra, la pesca y el ego

Estamos en guerra. Y el campo de batalla no se reduce a Ucrania, sino que es muchísimo más amplio, global, y sufre metralla y bombardeo desinformativos desde hace mucho, cuando ni siquiera Crimea había sido engullida por Putin. Se trata de una guerra entre el Occidente independiente de los derechos humanos y la división de poderes y el Oriente colectivista de las teorías de la conspiración y la criminalización de la diferencia (sin que esto signifique ubicación geográfica necesariamente: Oriente y Occidente son conceptos más que territorios a los efectos de esta guerra o de este texto; la ubicación, ubicua, es digital).

Estamos en guerra y pescar egos en Occidente constituye, probablemente, la mayor prioridad del autoritarismo antiliberal liderado en Oriente, sobre todo, por Vladimir Putin. Los egobiados pescados -influidos- por Rusia, China, Cuba y otros regímenes delincuentes (ahora mayormente por Rusia dado su poderío energético y su temeridad suicida), funcionan como soldados antioccidentales, dividiendo, difamando, enredando, estableciendo un clima de guerra civil en aquellos países que Putin y Xi aspiran a debilitar, empezando por EE.UU. Los egobiados constituyen la quinta columna conspiranoica. Están aquí, entre nosotros, haciéndose pasar por «patriotas». Peones creyéndose reyes frente al espejo.

En Occidente, el aparato de desinformación ruso moviliza fundamentalmente a tres tipos de individuos: los frustrados, los envidiosos y los idiotas. Disfrazados de patriotas, escudados en la retórica victimista de una supuesta «libertad de expresión» ideotonta que sin embargo, siempre que puede, criminaliza la diferencia sin recato, estos tres tipos, consciente o inconscientemente, trabajan para Moscú. Y Moscú, ya se sabe, no cree en lágrimas.

Mientras mayor es tu ego, mayor es la posibilidad de que Putin, incluso Díaz-Canel, te utilicen. ¡Cuidadito compay gallo, cuidadito!


 

Alcántara en la galería ArtSpace

Los activistas Daniel Llorente y Luis Manuel Otero Alcántara (derecha) en una imagen de archivo

La exposición individual «Alcántara», que reúne obras del artista y activista cubano Luis Manuel Otero Alcántara, actualmente encarcelado en Cuba, será inaugurada el próximo 22 de abril, a partir de las 6:30 p.m, en la galería ArtSpace (729 SW 8th St, Miami, FL 33130).

La exposición, curada por Claudia Genlui Hidalgo, es apoyada por la Fundación Familia Bacardí, El Espacio 23 y I’ve been Framed.

Otero Alcántara, encarcelado desde el pasado 11 de julio de 2021, cuando participó pacíficamente en las masivas protestas contra el régimen castrista conocidas como «el 11J», ha sido acusado de desacato agravado, desorden público e «instigación a delinquir».

El también coordinador del Movimiento San Isidro se encuentra en una cárcel de Guanajay, provincia Artemisa (occidente de Cuba), sin que aún se haya fijado fecha para su juicio.

«Hay estacionamiento en la parte trasera de la galería, y cerca de la misma», apuntaron los organizadores de la exposición.


 

Última estancia. 1971

Tomado de la novela Inquisición roja (fragmento). Iliada Ediciones


Somos un producto.

Una cosa.

La mierda misma.

Olivia, no puedo describírtelo. Estoy perdido. Es curioso que el corazón brinque de alegría cada vez que te pienso. No me lo explico. Visualizo tu cara y vienen sobresaltos, impulsos, taquicardia. Si pudiera saltaría por encima del muro, me echaría a volar para ir a tu encuentro. Cierro los ojos y adentro estás tú con las olas de fondo golpeando el malecón, el sonido de tu risa inundándolo todo. Pero al mirar en presente, o en futuro, la luz se hace cenizas. ¿No te veré más, Olivia, cuánto tiempo ha transcurrido?, ¿seis años?, ¿siete? Quizás nueve entre esta multitud, en este mausoleo atestado de fantasmas. ¿Cuándo será que volvamos a caminar de la mano por esas puñeteras calles habaneras? Olivia, las olas golpean fuerte contra el malecón; gaviotas y pelícanos se zambullen decididos tras los peces y nos ignoran, el viento te revuelve el cabello, yo, mientras te beso, te los acomodo detrás de las orejas, tú me los sacas de los ojos, y al unísono me susurras zafándote de los labios, un, Hernán, te amo, amor mío. Sonríes y te los recoges en una cebolla. Los rayos del sol vienen desde el horizonte a retozar en tu cara y hacen refulgir tu sonrisa. Su brillo intenso hace que la sombra de tu cuerpo caiga y se desparrame con gracia a todo lo ancho de la acera (por donde merodean innumerables vendedores ambulantes, con su jerga cotidiana anunciando mercancías y precios, en bandejas, cajones y carretillas. Corren sofocados, muchachas y muchachos, para conservar la juventud), las sombras se prolongan hasta la avenida, por encima de las cabezas pasan neumáticos veloces. Cristo desde el otro lado de la bahía, en lo alto, nos cuida y aún no nos anuncia las ocho de la mañana. Una fina llovizna provocada por el ímpetu del oleaje nos sorprende. Los botes se bambolean en el agua. Más allá ocasionales pescadores sentados en el muro lanzan sus anzuelos, los veo hundirse con las carnadas cerca de los pájaros que les hacen la competencia. Cruza una señora llevando su mascota atada a una correa. Tú vuelves a besarme, yo observo el reflejo del sol en el agua, rebota y se clava en tus pupilas. Las otras gentes, hombres y mujeres, dan zancadas de locos, ya se les hizo tarde para entrar a tiempo al trabajo o a donde se dirijan; Olivia, nosotros hoy no tenemos otra cosa que hacer. En la reminiscencia se escucha una voz ronca y desagradable, voz de mando. Hace frío, pero a ellos eso no les preocupa.

─¡Firme! ─nos ordena el militar.

Permanecemos de pie frente al muro rectangular. El muro se alza imponente ante nuestro espanto, frontera que nos limita los ojos y los deseos, nos retiene en la desgracia, coto cerrado, grillete que impide dar los pasos necesarios para abandonar el recinto. Los soldados vigilan nuestros gestos estúpidos pero por encima de la tapia hay una nube, un suspiro, un minúsculo albor, en alguna parte hay gente trabajando bajo el sol, cantan, pastorean su rebaño, miran pastar su caballo, su vaquita, en casa esperan las mujeres, laboran todo el día, al final de la tarde la cena huele a kilómetros del hogar, cuando la noche aflora la familia ocupa su lugar en la mesa, comparten las vivencias del día, en algún momento los embarga el cansancio, o el deseo de amarse, y sin proponérselo, son felices. Pero eso, si es cierto, ha de ser lejos, muy lejos de esta isla.

La luz del otro lado no salta la fortaleza de piedra para darnos alcance y calentarnos cuerpo y huesos, rayos que no se ven, si acaso nos llegan unos destellos de dudosa claridad. Estamos en la formación para el conteo y el suministro de los últimos fármacos del día antes de encerrarnos en las celdas para dormir.

Llueve, a nadie le importa que se nos sigan infectando las ulceraciones. Militares y personal médico llevan capas y botas de goma. Ellos y el muro se ven borrosos a causa de la lluvia. Las palomas, prisioneras en los palomares, aletean. Ellas, como nosotros, tienen frío. Nadie del otro lado sabe de nuestra existencia.

─Hernán, ¿cuál es nuestra culpa? ─me pregunta Horacio.

─Una sola.

─¿Cuál?

─Permanecer con vida ─le respondo.

Miro en derredor y solo veo muñones, cicatrices, llagas supurando. El agua corre, escapa por los agujeros del desagüe, se fuga dejándonos atrás.


 

Diez respuestas de Daniel D. Fernández

2022 es el año, también, de la segunda parte del libro Retrato del exilio cubano, serie de entrevistas que Neo Club Ediciones publicó en 2015 y cuya principal intención, como el título indica, fue dar a conocer una especie de radiografía de la comunidad cubana en el exterior a través de sus definiciones. Ahora, con nuevos entrevistados de ambas orillas, esta segunda entrega de la saga profundiza en el contexto cubano del día después, cuando el castrismo en el poder entra en su recta final.

Al habla con el escritor Daniel D. Fernández:

Armando Añel- ¿Qué es para usted la patria?

Daniel D. Fernández-  La patria es sin duda el lugar donde uno nace y se cría, donde están las raíces de nuestro ser, aunque después ese ser sea enriquecido por el contacto con otros países que pueden ser segundas y terceras patrias. Hay casos sonados de personas nacidas en un lugar que luego se han «»aplatanado»» a otra nacionalidad. En Cuba tenemos casos paradigmáticos como Alejo Carpentier, nacido en Suiza, Huber de Blanck, nacido en Holanda, o Rosa Fornés, nacida en Nueva York. También el cubanísimo Carlos Montenegro, nacido en Galicia. En el mundo hay casos bien sonados, como George Santayana, Vladimir Nabokov o Joseph Conrad, que alcanzaron fama escribiendo en lenguas muy distintas a la materna.

AA- ¿Qué es la libertad?

DDF- La libertad es el derecho natural de cada ser humano a ser quien es, sin restricciones. Sin embargo, el contrato social impone siempre ciertos límites según las leyes, las costumbres y la moral de la época. Considero que socialmente el ser humano debe ser libre hasta donde no cause perjuicio a otro ser humano; aunque ese tema puede ser muy escabroso, porque el marxismo ha creado la atmósfera de explotación sobre toda empresa o negocio que contrate trabajo asalariado. Toda organización social implica una restricción de ciertas libertades, son como las leyes del tránsito: para que funcionen, hay que ceder el paso. Algo que todos aceptamos, los pasaportes, no existían antes de 1914. Tampoco vemos que nadie tenga la libertad de salir desnudo a la calle, por ejemplo.

AA- ¿Cómo y cuándo Cuba será libre?

DDF- Creo que tendría que ocurrir un milagro, porque los que desgobiernan no van a abandonar su inhumano disfrute del poder, y la población está tan ignorante de tantas cosas, y tan desarmada, que no creo que se produzca un cambio sin influencia del exterior. Es como una mujer secuestrada, sin la intervención de la policía permanecerá años o la vida entera en un sótano al servicio de su secuestrador.

AA- ¿Qué hacemos con, o qué se hacen, los cientos de miles de cubanos considerados castristas una vez Cuba sea libre?

DDF- Lo ideal sería que fueran juzgados según sus grados de participación en el crimen. Pero hay que tener en cuenta que muchos fueron forzados y muchos más creyeron, al menos por un tiempo, en los falsos profetas del marxismo. Pero sería una tarea muy delicada, no se puede dar lugar a nuevas venganzas y crímenes como los perpetrados por los revolucionarios al tomar el poder.

AA- La difamación, el brete, las teorías de la conspiración, etc., han contribuido grandemente a afianzar el totalitarismo en Cuba en los últimos 63 años. ¿Cómo atenuar esta tendencia sociológica en una Cuba en democracia, con conexión abierta a Internet?

DDF- Creo que son muchos los factores que han contribuido a nuestro trágico predicamento, no solo lo que se señala en esa pregunta. El chisme y las teorías de la conspiración (porque son varias) son intrínsecos a la naturaleza humana, y sería una labor inútil el tratar de suprimirlos, ni siquiera regularlos. Además, conspiraciones ha habido siempre, no es una situación paranoica sino un resultado de conocer la Historia.

AA- ¿Usted votaría a favor de incluir una asignatura contra la envidia en un futuro sistema de educación en Cuba?

DDF- Ya esa asignatura se aplica en todas las religiones, y no ha dado resultado. El envidioso es parte de los fenotipos humanos, como Caín y Abel, o José y sus hermanos. Vivimos el momento del naufragio casi total de las religiones, quizá deba sobrevenir una nueva revelación que lleve a la humanidad a enmendarse. La gente suele envidiar hasta las desgracias.

AA- ¿Cuán positivamente puede contribuir a la liberación y desarrollo de Cuba el activismo político youtuber liderado actualmente, entre otros, por influencers como los Pichy Boys, Alain Paparazzi o Alexander Otaola?

DDF- Creo que toda labor contra la tiranía cubana es válida. No estoy al tanto de esas personas en Youtube, aunque he visto algunos de sus videos. Para empezar, tienen todo su derecho a hacerlos, ya el tiempo dirá si sirvieron para algo.

AA- ¿Qué tipo de influencia podría ejercer Estados Unidos en el futuro de Cuba teniendo en cuenta los estrechos lazos existentes entre ambos países desde hace, por lo menos, tres siglos?

DDF- Estados Unidos es la segunda patria de millones de cubanos. Incluso hay unas tres generaciones de descendientes de cubanos nacidos aquí. La Cuba que destruyeron los castristas era una Cuba muy a lo Estados Unidos, aunque mucho más desarrollada en lo social, lo económico y hasta lo tecnológico. El tema es muy largo, pero la relación entre ambos países fue muy beneficiosa para ambos. Destruir esa relación es una de las mayores monstruosidades cometidas por el castrato. Por mil razones, la prosperidad de Cuba depende de Estados Unidos, el naufragio económico, social y hasta político del desgobierno actual es consecuencia de ese divorcio anormal y despótico, que resultó un verdadero suicidio del país.

AA- ¿Usted quiere ser enterrado en la mayor de las Antillas o, por el contrario, prefiere que sus cenizas sean arrojadas al mar?

DDF- Ni lo uno ni lo otro. Preferiría que, como a Tolstoi, me enterraran bajo los árboles que he sembrado en mi patio. El único lugar del mundo donde me he sentido verdaderamente bien, en total contacto con la naturaleza y con Dios.

AA- Por favor, revélenos el nombre secreto de Cuba.

DDF- Bueno, no lo sé, no me lo han dicho ni me ha sido revelado, pero creo que el nombre original era Cubanacán y quiere decir ombligo del mundo. Quizá el destino de todo el mundo está frenado porque en Cuba, como profetiza la Biblia, han puesto a la Bestia en el trono de Dios.

Gracias por permitirme participar en este survey. 

 

Un río de tinta negra y caliente

Consideraciones sobre Espejo de isla, de Lidice Megla, con prólogo de José Hugo Fernández. Editorial Dos Islas, Miami, 2022


El bello poemario de Lidice Megla Espejo de isla, publicado en 2022 por la Editorial Dos Islas, en Miami, al cuidado de la editora y poeta Odalys Interián, comienza con una pregunta que considero muy seria: “¿Hasta qué punto ataja el poeta la lucidez?” Aparece en el poema “Filos de horizonte” que lo encabeza y, por estar ahí, abriendo el paisaje poético,  resuena durante toda la lectura. Es decir, que de alguna manera nos condiciona, haciendo que el término “lucidez” aparezca entre los versos como algo, digamos, subliminal. O como una forma de conciencia. En virtud de lo cual la lectura se abre paso de un modo más… lúcido.

Si creemos a Eckermann[1], Goethe era de la idea de que si uno pretendiese pensar cómo se debe hacer una poesía, se volvería loco y no haría nada de valor. Idea que hago mía. Y quiero creer que Lidice, lo tuviese o no presente, actuó en consecuencia, y recomiendo que como lectores hagamos lo mismo. Me refiero a no pensar en cómo lo ha hecho. Porque con eso me ocurre como con la definición (más socorrida) de Poesía. Yo no sé qué es la Poesía, tampoco me importa. Me basta con reconocer dónde está.

Así visto, la lectura, cualquier lectura, discurre de un modo, creo, más libre. Entramos en su universo (en el caso, el universo de Lidice) sintiendo, que no explicando, que es como se debe.

Con lo que vengo a decir más o menos lo que sigue: La lectura de poesía, quizá incluso su escritura, requiere de esa “ignorancia”. O, mejor, de esa “inocencia”. Tal vez sólo se trata de ir, palabra a palabra, latido a latido, puntada a puntada, reconociéndola y/o elaborándola, como si el poeta fuese el sastre que le hace el traje a medida. O sea, crearla en y/o durante la mera praxis, sin lastrar esa parte “sagrada” que, como he dicho, “sagrada” al fin., no deberíamos saber.

 

Y es así como Lidice se deja descifrar. Incluso quiero pensar que es así como ella quisiera que la leyésemos.

Para empezar, se hace esa pregunta que apunté  al principio. Es una pregunta sobre su escritura. Necesita saber cómo escribir respecto del paisaje sin enfangarse de paisaje. Y, luego, como para justificar una probable frustración (siempre, imagino, en el terreno de lo semántico) habla de su mano, y la describe como una mano que viene (¡qué hermoso!) “del reino de lo minúsculo”.  Porque esa mano, aunque se deshoja, florece, con independencia del orden o la simultaneidad. “Mano-flor, / se deshoja al florecer”, escribe. Y es ése, por decirlo de algún modo, el dato mágico.

Luego parece volver a la preocupación por la ingeniería del verso. Dice, hablándonos curiosamente de una certeza: “Yo sé que la poesía lleva el rostro de todos los idiomas”. Y por el tono parece decidida, esta vez sí, a hacer un ejercicio metaliterario. Pero no. Al  menos no en el sentido goetheano. Ese “rostro de todos los idiomas” lo cambia todo. Nos conduce a una reflexión sobre el medio, pero  no es siquiera una parte del qué. En cambio, sí que vale como objeto poético cuya sustancia, desde luego, parte de la manipulación de esos signos que, considerados en conjunto y según normas específicas, llamamos “idiomas”. O sea, con perdón de Schopenhauer, la “realidad” (en este caso de la poeta) como representación. Algo en lo que la poesía supera con diferencia a la filosofía. Excepto si, como ocurre a menudo, ésta se la apropia.

Después Lidice, como la gran poeta que es, levanta la mirada y… mira al mar. Algo “clásico”, sí, pero que ella hace de un modo muy personal y… moderno. Podemos verla asomándose al mar que ve libre, desde su soledad que es (y el detalle importa) una soledad elegida para “navegar en las profundidades propias”. Nada que ver, pues, con la del náufrago. Nada, al contrario.

Y a partir de ahí su visión abre las alas y vuela. Se detiene “en medio de mi isla, ahora como siempre, parada en/  mis humanas latitudes…”  e “intento lo que la tierra”. Y se encuentra con la paradoja existencial del ser:  “Estos dulces muros de hielo/ han dejado entrar a la del otro espejo”. Así que hay dos Lidices, una “flotando pacíficamente con/ todos mis diminutos átomos/ y mi cabeza carámbanos”, la “ rocked by Nature in the wind”, es decir, la de la mera naturaleza, y otra que es la de ese “rostro de todos los idiomas”, fluyendo a borbotones como un “río de tinta negra y caliente”.

Un río que corre en  una “Pesadilla de tinta negra” y se extiende sobre el papel de su (de nuestra) circunstancia. Y así, de pronto, mientras es arrastrada, la poeta descubre cosas: “Soy una habitación momentáneamente abandonada” , dice. Y añade ese verso inquietante que cito en el párrafo anterior: “salgo de mí misma hecha un río de tinta negra y/ caliente”. Y: “Afuera solo quedan el bosque y las llagas.” Es decir, bordeó el campo mimado del compromiso sin desviarse un  milímetro de su misión. Pisó como sólo saben hacerlo los poetas auténticos: sin prisa y sin la ceguera o la rabia de la simple ciudadana, que habría hecho volar por los aires a la primera.

Y a continuación están, sí, esas grullas inefables, mil, que “alzarán el vuelo”. Escribe: “Inevitablemente mil grullas alzarán el vuelo”. Hermosa, hermosísima sugerencia. Al releerla pienso de nuevo en ese tic de las definiciones y, arriesgándome a caer en una contradicción, diré algo que calificaré (intentando evitarla) de simple descripción. Diré algo como esto: La poesía es lo que no se dice. Seguramente  una apropiación, pero queda dicha. ¿Por qué si no las metáforas, los epítetos, las metonimias, las sinécdoques…? Y Lidice lo sabe. Lidice, por saberlo, se enfrenta a “lo intraducible de la vida”, rodeada de silencios.

Y concluye diciéndonos en “Lumbre verdadera” : “no dejes para una sola muerte todo el pensamiento.” Con lo que nos devuelve a la pregunta del principio: ¿Hasta qué punto ataja el poeta la lucidez? Pero entonces estaremos en el fondo de ese río de tinta negra y caliente, y sabremos la respuesta.

Apéndice

No puedo irme sin llamar la atención sobre el valioso prólogo de José Hugo Fernández. A él los remito. Disfrutarán de buena prosa y de un enfoque iluminador. Les adelanto sólo lo siguiente: “Se habla mucho acerca del estilo, aunque muy poco de nuevo se diga. En esa línea, ni más ni menos, me gustaría añadir que la clave del elegante estilo de Lidice radica en el sencillo encanto de su existencia.”

Nada que añadir. O sí. ¿Por qué no volver brevemente a  las conversaciones de Eckermann con Goethe que (para que se entienda mi “fijación”)  he leído por estos días? Goethe dijo: “…nadie tiene motivos de enorgullecerse por haber hecho un buen poema.” [2]

Lidice sí.


 

[1]  Conversaciones con Goethe,  J. P: Eckermann

[2] Conversaciones con Goethe, J. P. Eckermann.

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