‘Habana 500 aniversario’, un libro de Andrés R. Rodríguez

Puente a la Vista entrevista a Andrés R. Rodríguez, licenciado en Ciencias Biológicas, especializado en Biología Marina, a propósito de su libro Habana 500 aniversario. Andrés también es autor, entre otros, de los libros Manual de campo del Atlántico Noroccidental, Lista de nombres comunes y científicos de peces marinos cubanos y Fábulas vivas. Actualmente es consultor para varios proyectos de pesca, turismo y medioambiente en Miami, la ciudad en que reside.

Puente a la Vista-  ¿Considera que Habana 500 aniversario es un libro que deberían emplear los emigrados para conocer cómo se formó la llamada “identidad cubana”? ¿Qué espera del lector?

Andrés R. Rodríguez- Deben leerlo atentamente, sobre todo, los jóvenes cubanoamericanos bilingües que quieren conocer sus raíces. O turistas que viajen a La Habana y quieran tener una información sintética, visual.

PV- El libro refleja una indudable admiración por la ciudad de La Habana. ¿Qué lugar escogería como refugio o descanso?

ARR- Un patio de alguna de las mansiones habaneras, con una fuente fluyendo. Es todo un lujo.

PV- La lectura va de la mano de ilustraciones, pinturas, terminología, mapas, planos. ¿Ha sido largo el trabajo investigativo?

ARR- Sí, es largo, muy trabajado, haciendo converger diversos conocimientos, investigaciones, viajes, lecturas, disímiles vertientes de la cultura. No solo se trata de Historia y Arquitectura. Es un libro holístico de la historia de La Habana, y por tanto de Cuba.

PV- Este es un libro de corte histórico, aunque con un lenguaje ameno y fluido. ¿Se considera usted un historiador? ¿Como ve el trabajo de otros historiadores de Cuba?

ARR- No, no soy historiador. Soy un individuo que ya alcanza cierta cultura y puedo introducirme en campos alternos al mío original, la Biología. He quedado sorprendido de los considerables sesgos y baches que tienen los trabajos de los historiadores.

PV- Sobre la casa colonial hispana, la típica de La Habana: ¿Entrar en una de estas casas transporta a la época colonial? ¿Tenían alguna característica especial?

ARR- Ya mencioné algunas cosas: paredes gruesas de altos puntales, techos de tejas acanaladas, altos ventanales que al abrirse dejaban circular el calor debajo del alto techo. Lo principal es el patio central, diseñado para un confort de bajo consumo energético. Las construcciones coloniales hispanas incluían la tradición constructiva de árabes y romanos.

La Habana alcanzó niveles de gran lujo en el siglo XIX. Residían allí algunas de las mayores fortunas del mundo de entonces, la llamada sacarocracia. Lo que actualmente es la Habana Vieja debe ser conservado con gran esmero.

PV- ¿Abundan en otras ciudades de Hispanoamérica altas fachadas y ventanales, portones, patios, techos de tejas?

ARR- Sí, era una técnica de construcción generalizada en la colonia. En Cuba, ello es muy visible y está bien conservado en Trinidad. En Guatemala, en Antigua, en México, en San Luis de Allende y muchas de sus ciudades y pueblos, en Colombia, en Cartagena y muchos de sus pueblitos.

PV- Háblenos del contraste de mansiones coloniales y bohíos, ¿coexistieron en La Habana?

ARR- La Habana comenzó siendo un villorrio de bohíos. Varias veces el fuego la destruyó, o los piratas. El bohío era una mezcla de las técnicas constructivas aborígenes, principalmente de la taina, aprovechando materiales constructivos locales. Su material principal era la madera, muy fácilmente degradable. Las construcciones de piedra caliza, como las mansiones y palacios, soportan muy bien el peso del tiempo. Claro que coexistieron.

PV- ¿A qué debe La Habana su rápido desarrollo arquitectónico en los siglos XVIII y XIX?

ARR- La colonia más rica y productiva en el mundo del siglo XVIII era la francesa Saint Domingue, hoy Haití. La revolución que allí ocurrió a finales de siglo fue extremadamente violenta, desintegró totalmente el sistema de producción esclavista, y ya no se rehizo de otra manera. Cuba sustituyo en 1805 a Saint Domingue como la azucarera del mundo. Pero no solo había plantaciones cañeras en Cuba, haciendas cafetaleras y vegas de tabaco eran tambien un considerable aporte económico. Además, el puerto de La Habana era el punto de reunión de la Flota de La Plata. Todo ello sustento un nivel de desarrollo económico que no existía en ningún otro lugar de las Américas entonces.

PV- ¿Cuál es su opinión sobre el estado de conservación de La Habana actualmente?

ARR- Vedado, Santos Suárez, Centro Habana, están casi en ruinas por empobrecimiento de la población y falta de mantenimiento. Los balcones se caen y han matado a numerosos habaneros. Pero algunas áreas cercanas al puerto de la Habana Vieja fueron cuidadosa y profesionalmente restauradas desde la oficina de Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, que dejó de ser un ente simplemente cultural para pasar a ser un emporio de conservación con fines turísticos. Operaban como una empresa descentralizada y capitalista, que se llamaba Habaguanex.

PV- ¿Conoce detalles de las acusaciones que se le hicieron a Eusebio Leal?

ARR- Leal es una figura controvertida. Su aporte es positivo, ha dejado un legado, sin él tal vez la ruina de La Habana hubiera alcanzado a todo el patrimonio arquitectonico habanero. Sus métodos pueden ser cuestionables, pero no los conozco a profundidad porque el sistema es oscuro y misterioso, oculta los detalles. Al parecer, si él no participó en corrupción y desfalco, personas a su alrededor sí desfalcaron el erario público. Puede que su hijo participara en ello, traficando con el patrimonio cultural nacional.

PV- ¿Hay trabajos de conservación actualmente en La Habana?

ARR- Luego de los problemas de corrupción en Habaguanex, y la muerte de Leal, los que continuaron admistrando esa corporación (tal vez como otra entidad) fueron militares que poco prestan atención a cuestiones de conservación. He visto imágenes de la construcción de ciertos hoteles en perímetros coloniales, con una estructura moderna. Se interpreta una total falta de visión de los que ahora están a cargo.

PV- ¿Qué espera de La Habana en un futuro?

ARR- Desde luego, los escenarios políticos determinarán. Esperemos que el cambio necesario permita organizar a la vez entidades que respeten el patrimonio. Pocas ciudades de Hispanoamérica y del mundo son un museo vivo y un útero cultural, como lo es La Habana Vieja. El resto de La Habana tendrá que ser reedificado.


 

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