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El caudillito

El caudillo español en Cuba creó, de alguna forma genética, a los caudillitos. Cada cubano tiene un caudillito dentro, una verdad, una razón, una división. Es un asunto psíquico aparentemente hereditario. Aunque el individualismo del líder y el divisionismo como tal son temas universales, que andan de la mano, de España le viene a América Latina. Y en específico, y en mucho, en los cubanos se extralimita para pasar de la divergencia a la disidencia y ya, de una manera muy negativa, a la discordia.

Nos damos a opinar como en un arrebato irrefrenable, en todos los temas posibles, con todos los argumentos que puedan pensarse. Es como que en nosotros prima el sentido del caos… todos opinamos (yo, tú, él/ella, nosotros, vosotros, ellos/ellas, opinamos), con frecuencia, sin control. No se puede negar que el cubano discute de manera afiebrada y escandaliza, y la voz se va a las alturas, una voz por encima de la otra, a ver quién escandaliza más fuerte, y se disgrega en las conversaciones, cambia de tema con una rapidez inusitada, y esto lo hace de una manera natural. Otras, con el sentido también natural de hacer valer una opinión noble y válida, de contradicción armónica.

En este tipo de sustentación con criterio agudo, veraz, de argumentación polarizada pero bien encauzada, la característica del caudillito, ese diablito buena gente que se sale del inconsciente -¿o del consciente?- y se posa sobre tu hombro para decirte cómo van las cosas o por dónde hay que tomar, hace que el hecho hereditario se torne brillante, se conforme en cualidad discrepante que da paso a resultantes de pensamiento múltiple.

De aquí entonces que, con la divergencia y la disidencia, el cubano tenga una potencialidad democrática en su propia naturaleza. Pero cuando ello se distorsiona, cuando el genio del ego sale, entonces asoma ese caudillo hispano de Velázquez, de Cortés o de Alvarado, y el sentido discrepante se convierte en empresa loca, en misión endiablada como la de Lope de Aguirre en busca de El Dorado, en aventura implacable, en sino despiadado y destino adverso, trasmutado por no se sabe qué genética neuronal a Fidel Castro. El carisma del engendro encuentra así, en lo militar y lo político, una vía y voluntad de ser.


Noticiero Facebook: Proceso contra Carolina Barrero continúa en Cuba


En esta serie interactiva, Puente a la Vista cita aquellos posts o comentarios de Facebook que resultan relevantes o aportan noticiosa o argumentalmente a los temas relacionados con Cuba


«La historiadora del arte Carolina Barrero estuvo detenida el lunes 8 de marzo dentro de una patrulla en el parqueo del Hospital Hermanos Ameijeiras de La Habana. Las autoridades le prohibían salir de su casa. ‘No podemos consentir el arresto domiciliario arbitrario. Queremos un estado de derecho y justicia social’, defendió la joven del movimiento 27N tras ser liberada». Diario de Cuba
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«Estuve detenida dentro de una patrulla en el parqueo del Hospital Hermanos Almejeiras. Me propusieron traerme a casa y que permaneciera sin salir. Me negué. Les dije que iba a salir siempre, que no había motivo para que tuvieran patrullas en nuestras casas. Al rato me dijeron que me retiraban la custodia policial, que podía salir, y me aseguraron que también se la quitarían a los otros. He sabido que a algunos les retiraron la custodia y a otros no. No podemos consentir el arresto domiciliario arbitrario. Queremos un estado de derecho y justicia social». Carolina Barrero

«Los ciudadanos cubanos tenemos el derecho y el deber de juntar la creatividad y la coordinación para evitar el ensañamiento de los militares cubanos con Carolina Barrero. La Seguridad del Estado busca neutralizar a la mujer cubana que, en persona, presenta un tremendo desafío legal en nombre de muchos cubanos». Pedro Benítez

«12 de marzo. Apenas abrí la puerta ya venían a por mí. Me condujeron hasta la unidad policial de Santiago de las Vegas, en el extremo oeste de la ciudad. Allí llegó la teniente coronel Kenia Morales Larrea, instructora del proceso penal por delito de ‘Clandestinidad de Impresos’ (Artículo 210 del Código Penal), que el pasado 4 de febrero iniciara con una acusación suya en la unidad policial de Infanta y Manglar. Hasta allá fue hoy para advertirme sobre dos cosas, el proceso penal en curso, ahora en fiscalía y con fecha máxima de resolución 24 de marzo, y sobre mis publicaciones y mi participación ciudadana en la defensa del derecho de manifestación y protesta. La teniente coronel me explicaba que no permitirían la protesta pacífica en las calles con carteles que considerasen agresivos con la Revolución. Le dije que no había nada de agresivo en pedir, por ejemplo, una ley de protección animal, o un cartel que dijera simplemente ‘por el derecho de manifestación y protesta’, que ya recogen los artículos 54 y 56 de la Constitución. No sé si en algún momento llegó a contemplar ese lugar común donde todos podemos debatir y decidir. Al final le dije que el derecho de la Revolución a existir no puede estar por encima del derecho de los ciudadanos; la legitimidad de los gobiernos no se gana a base de miedo, control y represión, sino en la defensa plena del derecho de sus ciudadanos por encima de todo bien. Si por sostener y defender estos principios quieren acusarme y procesarme, que lo hagan, yo voy a salir siempre». Carolina Barrero


Hay dos diálogos y millones de voces

Respetemos a todas las plataformas que proponen cambio o nunca tendremos democracia y seguirá fortaleciéndose la idea de los 62 mil milenios. Para la gente antidiálogo, que se empeña en repetir la consigna de que «no se dialoga»: ¡por favor, dejemos la inmadurez!

Hay dos diálogos. Uno en el que usted gana y otro en el que puede perder. Usted, como es lógico, si es inteligente, se propondrá establecer uno en el que venza al adversario, o sea, al PCC que lleva 62 años sin diálogo, de monólogo absoluto, y que agradece más que nadie que no lo obliguen a dialogar.

Ya basta con el absurdo argumento de los diálogos que no funcionaron en el pasado. Usted puede proponerse ser protagonista de su diálogo, de su llamado a contar a la fuerza antagónica.

A los amigos que quieren cambio en Cuba: ayudemos a ganar plaza, a ganar pueblo. No le hagamos la contra a quienes están dando un empujón para ver si acabamos de dejar atrás tantas décadas de comodidad y discurso fácil, sin interlocutores, de quienes se han establecido como dueños de la palabra.

En el mundo entero se dialoga a diario porque hay congresos, senados, asambleas o parlamentos pluripartidistas. Los comunistas se lo robaron todo en Cuba, y están muy cómodos de una sola voz y un solo oído.

Diálogo para que ellos queden mal al no aceptar un diálogo justo y civilizado.

Diálogo porque, por cada celular que nos arrebate un ministro, ganaremos miles de seguidores y ellos volverán a sus almohadas llenos de cargos de conciencia.

Diálogo porque el mundo nos mirará como nunca antes, nos visibilizará y apoyará dado que Occidente sabe dialogar y el PCC no. Porque es hora de dejar atrás la herencia bolchevique de país donde solo hablan, discuten y proponen los del Partido Único.

Diálogo porque somos un partido opositor, un movimiento disidente, una prensa alternativa que se ha ganado el derecho de ser escuchada.

No diálogo de complacencia. Diálogo para reclamar. Para gritar en la cara del oponente: ¡tenemos derecho a tener derechos!

Por favor, respetemos y comprendamos, más allá de una frase, el mensaje martiano: «Con todos y para el bien de todos».

¿Usted tiene otra propuesta? Aplausos y más aplausos. Siga adelante con ella, pronto se unirán la suya y la del otro. Y del otro. Y del otro. No ataque a su hermano de lucha. El enemigo es el PCC como partido en dictadura. No lo pierda de vista.


Homenaje póstumo al amigo que me ha honrado

La desaparición física del destacado escritor cubano Arnoldo Tauler, me sorprendió mucho. No tuve noticias de que padeciera alguna enfermedad. Me sorprendió también que no apareciera ni una simple nota sobre su fallecimiento en ningún medio, y me enteré tarde de su muerte ocurrida el pasado 15 de febrero de este 2021, a la edad de 84 años, aparentemente de un ataque cardiaco, según me dijo su hijo Jesús desde La Habana. Me enteré por un soneto publicado en Facebook que le dedicó in memoriam el actor y poeta cubano Erwin Dorado. Y pensé que era una broma.

Nos comunicábamos a menudo y cada vez que iba a Miami nos encontrábamos. Así es la vida. Tanta guerra. Tanto «silencio competitivo». Tanto luchar para morirse igual. Y todavía no aprendemos y nos peleamos hasta por la más mínima mierda. Oriundo de Santiago de Cuba, vivía desterrado en Miami con su familia, y escribía y se presentaba con modestia a pesar de ser un escritor incansable y exitoso, y además un excelente director y guionista de programas de radio y televisión. Su voluminosa obra da prueba de esto. Libros como El caracol manchado y El pescador de fantasías y otros cuentos, nos atrapan de principio a fin. Hizo con el lenguaje y su estructura lo que le dio la gana hacer, hasta hacerlo propio. Se adueñó de la palabra viva y “abusó” de ella hasta convertirla en literatura.

No era muy adicto a los eventos y sin embargo me hizo el honor de presentar mi libro Cuentos de la prisión más grande del mundo en mi primera aparición en el V Festival Vista de Miami, el 10 de diciembre de 2016. Pensé que con mi invitación lo podría estimular a seguir participando. No lo logré. Sin embargo, supo lo que es ser amigo y con esa virtud a cuestas se fue al otro mundo sin despedirse de mí.

Me enviaba y dedicaba siempre con orgullo sus libros. En su novela Quetzal, escribió: Para mi hermano Ismael Sambra, esta, mi mejor obra literaria, bendecida ya porque lleva delante, como bandera victoriosa, tu valioso y poético exergo. Un abrazo. Arnoldo. Y precisamente mi presentación en el evento de Miami la comenzó con este exergo.

Mi dolor y reconocimiento póstumo van con él y con la publicación de esta presentación que hizo de mi libro, y que hasta ahora permanecía inédita. Honor eterno al amigo eterno. EPD.

Breves notas para presentar un libro de obligatoria lectura

Deseo iniciar esta presentación con palabras propias del autor de este libro Cuentos de la prisión más grande del mundo, el poeta y narrador Ismael Sambra: “¿Quién le dijo que no a la palabra?/ amiga aquí te tengo/ aquí te reproduzco/ aquí te alcanzo…” (Hombre familiar o Monólogo de las confesiones).

Con este libro de cuentos Sambra niega, rechaza y vence el silencio que le impuso una injusta prisión, y, tras apoderarse del derecho a esa palabra por la que ha sido condenado, la reproduce con verdadera maestría para entonces alcanzarla en toda su significación, no sólo literaria, sino también testimonial.

Y es que este libro, narrado sin barroquismos ni rebuscadas metáforas, impone su retórica sencilla, al estilo de Onelio Jorge Cardoso, para darnos a conocer doce desgarradoras historias, relatadas por los que sufrieron los rigores y el maltrato de las prisiones cubanas y por el propio autor, quien también fue víctima del abuso. Ni la humillación ni la maldad pudieron vencer la fe en la libertad de la que fueron arbitrariamente despojados.

Esta es una obra escrita con pedazos del corazón, pues, en su encierro, Ismael Sambra, como en un rompecabezas, tuvo que ir sacando de entre las rejas, gracias a la ayuda de custodios y familiares, los fragmentos de lo que luego sería esta digna y al mismo tiempo dolorosa evidencia que hoy puede mostrar con orgullo en forma de libro.

Es así que Sambra libera la palabra para demostrar con valentía que las ideas no se pueden encarcelar. Con esa naturalidad propia de quien reproduce fielmente el tono atormentado y desafiante de sus personajes, el autor, ajustado a esta forma expresiva, nos cuenta sus amargas experiencias personales y su osada decisión de dar a conocer al mundo las condiciones inhumanas de la injusta condena y el trato cruel a los que, como él, por discrepar con las inoperantes imposiciones de la dictadura, tienen que defender su inocencia a través de los barrotes y cerrojos que les impuso una prisión inmerecida.

Por eso este libro, por encima de sus valores estilísticos, tiene otra connotación que está enmarcada en su histórica condición documental, al reproducir con franqueza el habla coloquial, su sencilla pero profunda trascendencia reveladora, que no sólo nos persuade a creer lo que nos relata, sino que también nos conmueve, al reflejar de manera vívida la realidad que la dictadura castrista siempre ha negado.

Cuando se quiera conocer parte de la triste historia del pueblo cubano bajo la dictadura castrista, hay que acudir a este documento literario Cuentos de la prisión más grande del mundo, prisión que no está enmarcada solo por las rejas de la cárcel de Boniato o cualquiera otra de las cientos de prisiones que ha construido el castrismo, sino, además, por las rejas ideológicas de opresión, tortura y muerte que rodean las fronteras marítimas de la Isla de Cuba, y que Sambra, con destreza y ojo documental, nos narra por haber alcanzado la palabra atrevida y precisa que dignifica la libertad que merece el pueblo cubano.

Aunque hubiésemos querido verlo en vida enfrentando la justicia de un tribunal y condenado por asesino a sobrevivir en los mismos inmundos calabozos que les asignó al autor de esta obra y a sus personajes presentados, en días pasados hemos tenido la grata noticia de la muerte del dictador Fidel Castro. Esto me ha hecho recordar unos versos de José Martí. “Yo he visto al águila herida/ Volar al azul sereno/ Y morir en su guarida/ La víbora del veneno”. El águila herida de Sambra pudo al fin volar con entera libertad al azul sereno, y desde allí ver cómo moría en su guarida esa víbora del veneno.

Antes de finalizar debo subrayar algo que es evidente y que honra al autor, y es que al escribir esta obra Ismael Sambra rinde homenaje merecido a todos los ex presos políticos en el exilio, y también a los que valientemente hoy defienden la libertad y el valor de los derechos humanos desde las inmundas mazmorras de la prisión más grande del mundo, que es Cuba.

Estas breves palabras no pretenden ni pueden abarcar toda la significación de este libro. Por eso dejemos que el propio autor, como partícipe y protagonista, sea quien nos cuente los detalles de este imbatible documento literario. Con ustedes Ismael Sambra, poeta, escritor, ensayista, periodista. Ha recibido varios premios y reconocimientos. Ha sido traducido a varios idiomas. Autor de más de 20 libros, entre ellos Hombre familiar o Monólogo de las confesiones (poesía), Vivir lo soñado (cuentos breves), El único José Martí, principal opositor a Fidel Castro (ensayo), Queridos amantes de la libertad (periodismo), Los ángulos del silencio (Trilogía poética), El color de la lluvia (relato para niños, edición bilingüe). Fue fundador junto a otros del primer grupo de escritores cubanos independientes, conocido como El Grupo.


Arnoldo Tauler, narrador, ensayista, director y escritor de programas de televisión. Licenciado en Letras en la Universidad de Oriente, premio UNEAC de literatura. Es autor de más de 20 libros, entre ellos La sangre regresada (cuentos), Los siete pasos del sumario (novela), Las cáscaras del hombre (cuentos), El general Sombra (novela), La noche de los escorpiones (novela), Batalla contra el eclipse (novela), El Dron, atentado al presidente (novela de espionaje) y Técnica artística de cine y televisión (ensayo).


Mexicanas contra José Martí

“Las campañas de los pueblos sólo son débiles cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer”. José Martí (Periódico Patria, 1892)
“La mujer no es como nosotros, sino como una flor, y hay que tratarla así, con mucho cuidado y cariño”. José Martí (Revista la Edad de Oro, México, 1889)


El pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, un grupo de las que protestaban —no celebraban— en el centro de la Ciudad de México (CDMX) la emprendió contra la estatua de José Martí que se encuentra junto al Centro Cultural que lleva el nombre del Apóstol de la Independencia de Cuba.

Nadie debe dudarlo: se trataba de una representación de lo peor del feminismo, que ha tenido su escuela en la peor izquierda mexicana.

En las filas del feminismo en CDMX hay muchas y muchos miembros de valía, pero lamentablemente le ha florecido la escoria. ¿Por qué? ¿Por qué la gente decente que forma parte de esa agrupación ha permitido que algo de lo más cerril o perverso, o de ambas condiciones, se le haya “infiltrado”? Es tema para un largo análisis.

El grupo de mujeres que le fue encima al Maestro, según se ve, no es numeroso, sino más bien un basural colado en la manifestación femenil que, en esos mismos momentos, trataba de derribar la valla que el gobierno de izquierda del presidente Andrés Manuel López Obrador había colocado par de días antes para amparar el Palacio Nacional. Como buen montonero de barricada —valga la redundancia—, sintió López el pálpito de lo que podría venirle encima, en fecha semejante, en un país donde es raro el día en que al menos una mujer no resulte muerta o violada o con ambos resultados.

El piquete de enardecidas le entró con todo fervor de clase a la estatua del poeta. Según se puede comprobar en las fotografías que circulan en las redes sociales, le dieron con aerosoles, espray diversos, tiza y otras infamias.

Algunos replicantes, sobre todo en Facebook, le han hecho saber a quienes se duelen del suceso que este no tiene importancia: la estatua de José Martí no pasa de ser un trozo de metal o de piedra que, con solo someterla a una limpieza, quedará bien. Visto así, si escupo la foto de tu madre no hay ningún problema: no he escupido otra cosa que un trozo de cartón, que luego, con solo pasarle un paño, quedará como antes.

A raíz de lo ocurrido, no pocas personas han querido ver una posible confrontación entre los gobiernos de Cuba y México, en el sentido de que el primero, mediante un tono enérgico, pida explicaciones al segundo, intente lavar la afrenta. No sueñen, señoras y señores, todo esto quedará entre cuates, entre socios, entre perros rabiosos de la misma manada.


Odas, elegías güineras y otros poemas

«Es sorprendente tanta ternura suspendida del tiempo»: Ya a la venta en Amazon Odas, elegías güineras y otros poemas (Voces de Hoy, Miami, 2020), el nuevo libro del poeta cubano Efraín Riverón.

«Efraín Riverón una vez más reaparece como el bardo que retorna al origen de los sucesos, de seres entrañables, de imágenes que solo pueden ser traídas más allá de la memoria, más acá del tiempo y del olvido, por el ojo paciente de quien ve en el asombro los pequeños detalles de la vida», subrayan los editores.

“Así como los niños que han sobrevivido al ser criados por lobos, no logran desprenderse de los sonidos del bosque ni olvidar las leyes que les permitieron un lugar entre la manada, el poeta Efraín Riverón Argüelles expone sus vivencias», apunta el también poeta Jorge García Prieto sobre este libro.

«Regresa el niño al mantra que le forjó el aullido y, desde allí, sin pieles la memoria, nos ofrece el canto. La luz neón jamás será como la luna, y el rocío es un imán que se reparte. Bien lo sabe el poeta… sin medias tintas y desde el instinto. Cuando un libro de poemas es legítimo, adentrarse en él es peligroso, como nacer o enamorarse. Para Efraín Riverón, siempre la luna es llena”.

Matar el hambre: Del aguacate criollo y otros desencuentros

Ah querido y nunca bien ponderado hombre nuevo estresado en Homestead, Sweetwater, Pembroke Pines… cuántas maravillosas sutilezas culinarias están o podrían estar enriqueciendo tu paladar ahora mismo. Pero te niegas a abrirte al mundo, como quería el Papa, y solo sabes hablar de que el aguacate no sabe igual que en Cuba o de que las hamburguesas de McDonald’s supuestamente están hechas con vísceras podridas.

Recuerda, el problema no es la realidad, la vida, la gente: el problema eres tú, secuestrado por el vago recuerdo del sabor de un aguacate degustado con 62,000 milenios de hambre acumulada.

Mientras en China comen perros, pangolines, murciélagos y hasta cucarachas todos los días; mientras en Cuba revenden pollo viejo, retoman la dieta a base de gato y desaparecen al caracol gigante africano, McDonald’s alimenta eficazmente a casi 70 millones de personas en el mundo. Eso se llama desarrollo, bienestar, nutrición, carne, bacon, lechuga, tomate, mayonesa, ketchup, papitas fritas. Eso se llama matar el hambre, que es lo que hay que desaparecer en primer lugar en este mundo signado por el disparate y la inanición. Y encima es sabroso. Y encima todavía hay gente que se queja de la inexistencia del aguacate «criollo».

En ciertas circunstancias, todo aguacate es un tesoro, pero en todas las circunstancias la vida es insustituible. El recuerdo no la puede edulcorar.


Noticiero Facebook: El diálogo nacional del MSI

En esta serie interactiva, Puente a la Vista cita aquellos posts o comentarios publicados en Facebook que resultan relevantes o aportan noticiosa o argumentalmente a los temas relacionados con Cuba


«Leí la convocatoria. El MSI habla de un diálogo nacional con los diferentes sectores del país tanto dentro como fuera de Cuba. En ningún momento habla de diálogo con la dictadura. Aquí se dice: ‘Hacemos un llamado para que unidos jóvenes, grupos feministas, movimientos animalistas, artistas, organizaciones sociales y políticas, afrodescendientes, iglesias, familias, barrios, vecinos, gremios laborales, la diáspora cubana, entre otros, expresemos y conversemos sobre nuestras mejores intenciones para vivir en una Cuba próspera, libre, democrática y respetuosa de los derechos humanos’. No critiquen tanto y aporten». Rita Martín

«El problema no es que alguien, o un grupo, considere que el diálogo puede ser solución de algo. Lo importante es no perder de vista que el enemigo es el PCC. Todo el que aporte (en un grupo de FB grande que va contra la dictadura) debe ser respetado y tenido en cuenta como parte de un grupo mayor: la oposición. No es bueno crear divisiones, porque eso lo aprovecha el régimen». Ghabriel Pérez

«Yo creo que para desarrollar un diálogo nacional real debemos ante todo poner una serie de puntos. -Quiénes somos los interlocutores (y quiénes no, si es necesario). -Qué queremos lograr. -Cuáles son las reglas del intercambio/diálogo. -Cómo se documenta y estructura el resultado del diálogo. Un diálogo nacional no es tarea fácil, tenemos muchos dolores guardados y el diálogo implica estar dispuestos a dar y recibir, escuchar y entender y respetar al otro. La Cuba del futuro tiene que ser de todos. Todos en el respeto de la otredad y la dignidad de cada individuo». Aram Zaldívar

«Propongo mi diálogo nacional. #1: Pueden habilitar el yate Granma en el que vinieron en el 56 o pueden coger una balsa, como tantos cubanos han hecho y más de 78 mil han perdido la vida en el estrecho de la Florida por culpa de ustedes… ¿Entonces qué? ¿De qué estamos hablando? Sin temor: al que no le guste como soy puede dejar de seguirme, mis disculpas pero yo sí no pretendo olvidar. El diálogo que propone el MSI es solamente para el pueblo y por el pueblo». Maykel Osorbo


Jerónimo Esteve-Abril, el compromiso de dar

Ya desde 1959, alcanzado el poder en Cuba, el castrismo desató una violenta ofensiva contra los empresarios cubanos. A consecuencia de ello, en octubre de 1960 Jerónimo Esteve Abril dejó la mayor de la Antillas junto a su familia y arribó a Puerto Rico contando con sólo 15 dólares en efectivo, pero con un espíritu de lucha a prueba de demoliciones. Desde ese momento, su capacidad de trabajo, su don de gentes y su espíritu creativo se impondrían, hasta desembocar en el éxito de su principal empresa, Bella International Corporation. Jerónimo es el primer cubano al que le han hecho un homenaje en el Congreso de Puerto Rico.

¿Qué rasgos caracterizan al líder de empresa, al líder cívico? ¿Qué factores o cualidades determinan que un “humilde vendedor de automóviles”, como habitualmente se reconoce a sí mismo el empresario Jerónimo Esteve-Abril, sobresalga del común de los hombres de negocios hasta convertirse en un referente, alguien admirado incluso por sus competidores, a los que, por añadidura, siempre ha evitado calificar como tales? ¿A partir de qué atributos Don Jerónimo y su empresa, Bella International Corporation, alcanzaron el éxito económico y el reconocimiento social?

La biografía que escribí sobre este gran empresario y líder cubano responde estas preguntas. A continuación otras más generales:

Armando Añel. ¿Cómo define Jerónimo Esteve Abril su pensamiento, su tendencia política?

Jerónimo Esteve-Abril. No tengo tendencia partidista alguna. Básicamente, a lo que aspiro es a apoyar un gobierno democrático, que respete las libertades y los derechos humanos. Un régimen donde todo el mundo tenga la oportunidad de opinar y crecer.

AA/ ¿Pero tiene usted una vocación política definida?

JE/ Probablemente. Desde pequeño, en la escuela, por alguna razón mis compañeros pensaban que yo podía ser un dirigente estudiantil o algo por el estilo. Y de hecho lo fui, en el Instituto de Marianao…

AA/ ¿Cuál es su filosofía de vida?

JE/ Siempre ha formado parte de mi filosofía de vida esta premisa fundamental, que heredé de mi padre: Hay que cumplir con las obligaciones antes de disfrutar de los beneficios.

AA/ “A mal tiempo buena cara…” ¿Cuál ha sido el secreto de Don Jerónimo para mantener la buena cara a través del tiempo?

JE/ Mi fe en Dios y mi confianza en mí mismo. Mi seguridad en que con el esfuerzo, el trabajo y la lucha se pueden vencer todos los inconvenientes.

AA/ ¿Cuál es el error más frecuente que comete el empresario novato?

JE/ Querer crecer con demasiada rapidez. Se debe ir poco a poco. A veces los saltos precipitados conllevan al fracaso.

AA/ ¿Cómo motiva a sus empleados?

JE/ El empleado debe tener confianza en que su jefe no lo defraudará nunca, que le dará oportunidades. Debe sentir que está trabajando con alguien que no sólo reconoce su labor, sino que sabe que es un ser humano que tiene preocupaciones, dificultades y una familia a la que atender.

AA/ ¿Cuál le parece la cualidad más sobresaliente del pueblo cubano?

JE/ Creo que su generosidad. Su deseo de compartir con los demás. Lo ha demostrado incluso en una situación tan precaria como la que vive bajo el régimen actual. El cubano, si tiene un pedazo de pan, lo pica en tres para compartirlo.

AA/ ¿Y cuál considera la característica más negativa de ese mismo pueblo?

JE/ No podría manifestar ninguna en particular. Quizás una cierta ingenuidad a la hora de evaluar determinadas realidades.

AA/ ¿Cuál es el sentido de la vida para Jerónimo Esteve-Abril?

JE/ Seguramente ayudar al prójimo. Es el compromiso más grande que tengo con Dios. Te lo digo de corazón: creo que debo ayudar todavía más a la gente de lo que la he ayudado.

Creo que el mundo está dividido en dos grupos. Dos grupos enormes. El grupo de los que tienen, y tienen la obligación de dar, y el grupo de los que no tienen, y tienen que vivir de lo que le dan.

AA/ Pero este grupo de los que no tienen, ¿no debería hacer un esfuerzo mayor por producir, por tener?

JE/ Por lo mismo, una de las formas de ayudar a este grupo que no tiene es dándole facilidades para que pueda producir y tener.

AA/ ¿Qué significa para usted el amor?

JE/ El amor es entrega. Cuando hay verdadero amor uno se entrega, deja de ser uno para ser del otro. No esperas que te den: das. Y vuelvo a lo mismo: creo que mi compromiso con Dios es dar. Dar amor, dar ayuda, dar confianza… Porque estoy del lado de los que podemos dar. Dar de todo.

La Seguridad del Estado es una viga vieja apuntalando un edificio en ruinas

El testimonio de esta valiente periodista cubana se publicó como parte del especial International Women’s Day 2021. Ha sido firmado con el seudónimo de ‘Camila’.


Una tarde me llamaron de la dirección. El profesor guía, que estaba en ese momento al frente de la clase, se quedó perplejo. Yo era la estudiante más disciplinada, no había suspendido ni una sola prueba, había sido jefa de destacamento el año anterior… Era, en fin, una puntualita. Y a los puntualitos nunca los llamaban de la dirección. El profe no entendía el tono acusador del otro profesor que se paró en la entrada del aula y me ordenó: dice la directora que dejes todo eso y vayas a verla.

-¿Tú dijiste que aquí no hay libertad de expresión? -preguntó ella.

Rápidamente caí en la gravedad del asunto. No por lo que había dicho, sino por las consecuencias. Me levantarían un acta, anexada con presilla a mi expediente escolar, una “mancha”, como decían. En cuestión de minutos sobrevinieron los temores de cualquier adolescente de 14 años: mi mamá me regañaría preocupada -por decir las cosas, nunca por pensarlo, como hasta el día de hoy hace-, no cogería la Lenin, la escuela a la que aspiraba para asegurarme una carrera universitaria. En mi cabeza había echado a perder nueve grados, nueve años, de conducta intachable.

-Tú dices todo eso porque tu familia está afuera, tú no sabes lo que significa, eso es lo que tú oyes decir a tu familia cuando viene -siguió la directora.

Recordé mi comentario de unos días atrás. No fue en respuesta a nadie, en ninguna discusión. Dije que en Cuba no había libertad de expresión como quien dice que el pan de la bodega huele a harina rancia. Con esa edad entendía la frase ingenuamente: decir lo que uno quiere, donde quiere, sin miedo ni represalias. Sabía lo que significaba, pero no lo que implicaba. Y ahí mismo, parada en la dirección, con las dos manos agarradas en la espalda, entendí que ciertamente en Cuba hay cosas que no se pueden decir. La directora me estaba dando la razón.

Una noche del verano pasado, mientras escuchaba el noticiero, me entró la llamada. Pude ponerle voz, rostro, y un nombre falso, pero al menos un nombre, al oficial del que ya intuía su presencia. Yo esperaba su llamada hacía tiempo. No porque me creyera culpable -nada más lejos de esa idea-, sino porque veía cómo iban llamando a los periodistas que trabajan para medios independientes. Supuse que en algún momento me tocaría, y no me causaba susto, sincera e ingenuamente lo digo. Pero hace poco más de un año, cuando se hicieron más frecuentes los arrestos arbitrarios, de periodistas con ojos vendados y cabeza al suelo, los interrogatorios durante horas, los arrestos domiciliarios, las citaciones a la estación de policía donde te toman declaración como si un delincuente fueras, me entró la incertidumbre. ¿Cómo sería ese encuentro? ¿Qué me preguntarían? ¿Me temblarían las manos? ¿Se me quebraría la voz? ¿Rompería a llorar? ¿Cedería a la extorsión por miedo? Por más que me preparara psicológicamente, por más que ensayara posibles situaciones, solo ahí, con ellos de frente, conocería mis propios límites.

Tengo una imagen de una periodista cubana que se encerró en el baño de su casa al llegar de un interrogatorio. Yo hasta entonces había pensado en el momento en sí, en la desesperación porque ese momento acabe. Aquella imagen me ubicó. El interrogatorio puede terminar en una casa de protocolo o en una estación policial, pero la ansiedad no acaba nunca.

Tu nuevo conflicto deviene entre normar tu comportamiento en función de que ahora tienes “un compañero que te atiende” (y cuando digo esto me refiero desde comprar comida en el mercado informal hasta usar correctamente la mascarilla, cualquier detalle por el que mínimamente estés cometiendo un delito en este país), o mandarlo todo a la mierda, porque en la primera opción no hay vida sana posible.

Es la rabia post-interrogatorio, la impotencia, lo que más jode, y no el interrogatorio mismo. En ese momento la cabeza está fría, pendiente a lo que te están diciendo, a lo que te quieren decir con eso que te están diciendo, a lo que respondes -cuando lo haces- y a lo que se merecen escuchar y te callas porque, ante todo, nada de lo que digas puede dar pie a postergar el encuentro.

-Usted es una pingúa -fue la reacción de mis amigos cuando les conté.

Por pingúa, un concepto machista que viene de pinga, de pene, de hombre, se entiende valiente. Valiente se es cuando una dice que sí teniendo la opción de decir que no, sin consecuencias, y no es el caso. Para un interrogatorio, ese poder de decisión no lo tenemos. Rechazar una cita tiende a otra, y a otra, y a otra. Lo mismo que ir y decepcionarlos porque esperan de ti la conducta intachable de tus primeros años. Es un bucle del que solo se sale yéndote del país o renunciando al periodismo independiente.

La mañana del primer interrogatorio una amiga me acompañó en casa. Hablamos de varias cosas, temas banales, cualquier asunto que le restara importancia a la situación, mientras yo comía algo y preparaba mi bolso, sin llaves, sin teléfono, sin las foticos ni los papelitos de recuerdo que llevo siempre en el monedero. Le sorprendió mi tranquilidad. Yo había hecho el ejercicio de recordar a detalle aquella tarde en la dirección, cuando estaba en la secundaria, y me aliviaba la certeza de que ahora, casi dos décadas después, todavía tenía la razón. 

Adopté como mantra que el objetivo no era yo, no al menos individualmente. Para la Seguridad del Estado somos una mala yerba que hay que arrancar de cuajo, como sea, para evitar a toda costa que desequilibremos la balanza de poder con la que se sostienen este gobierno y este sistema, en el que cada vez menos creen. Y pretenden que seamos, además, herramientas de su viejo método.

-Nosotros no queremos que dejes tu pincha, de algo tienes que vivir. Pero esto no puede ser de un solo lado -me insinuaron.

A la Seguridad del Estado no le importa -o parece no importarle tanto- si estás investigando cuánto gana el presidente (sumando salario más beneficios) o cuáles son los orígenes y a cuánto asciende el presupuesto para la construcción del Centro de Estudios Fidel Castro en medio de una pandemia. No le importa si quieres hacer un reportaje sobre cómo y gracias a qué los hijos y nietos de militares de alto rango se hicieron con propiedades, negocios y empresas cubanas registradas en paraísos fiscales, o sobre cuántos suman en realidad nuestros enfermos y nuestros muertos por Covid-19. Su única preocupación expresa consiste en saber de dónde viene el dinero que tú ganas por ser periodista independiente.

Ese detalle, que comparten con los vecinos chismosos que preguntan cuánto ganas, o si ahora cobras en USD (dólares americanos), es del que se valen para arengar que el Departamento de Estado subvenciona los proyectos periodísticos independientes cubanos, para seguir jugando a la víctima. Y es el argumento del que se valen también para recordarte que pueden abrirte un proceso penal, con sanciones de multa o privación de libertad por la Ley de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba, la ley mordaza.

Para ellos, somos, pensamos y habitamos por su gracia. Es el mensaje que nos transmiten todo el tiempo, que estamos bajo su poder, un poder irrisorio, pero como poder al fin, con la capacidad de jodernos la vida. Nos miden con la vara revolucionaria, por nuestra fidelidad, nuestra lealtad, nuestra sumisión a su gobierno. No a nosotros los periodistas, a cualquiera alineado al margen de su esquema. Bajo esa lógica, para la Seguridad del Estado todos somos potenciales disidentes.

¿Qué puede haber más cerrado e intransigente que eso?


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