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Cuba entre el socialismo y la economía: ‘La libertad es una sola’

Orlando Freire Santana

Hay ensayos que desde el inicio hasta el final se hacen inobjetables porque están forjados al fuego lento no solo de los principios, sino además de verdades concretas y experimentadas y de los conocimientos, más cuando es el caso de un país que en lo político y lo económico crea nefastas repercusiones en su sociedad.

     De hecho, un país bajo control totalitario como Cuba, al analizar sus más de 60 años de dictadura, permanece obligatoriamente expuesto a una nueva indagación sin tapujos en cada una de sus etapas históricas. Sus entrañas quedan al descubierto para dejar ver la metástasis cancerosa que desde hace mucho corroe a su pueblo; gente que clama en un desierto de miedo, y constata, una y otra vez, lo insalvable de su presente y su futuro.

     Es el caso de este estudio, La libertad es una sola, de Orlando Freire Santana, primer lugar en la categoría ‘Cuba’ del Premio de Ensayo Carlos Alberto Montaner 2019, publicado por Puente a la Vista Ediciones en este año 2020.

     Una de las primeras cosas que llama la atención de este libro es que en sus 96 páginas abarca y explica con gran claridad y concisión de análisis los errores esenciales que continuamente —desde 1959 hasta la fecha— caracterizan el fracaso de la “Revolución” cubana. Es el primer mérito que distingo en el libro, su precisión y sobriedad, que, por ser breve, no deja de darnos amplia razón y exactitud en cada uno de los tópicos que examina.

     Las veces que surgieron y resurgieron las ideas, supuestamente revolucionarias, del Che Guevara, en su perspectiva de méritos morales y búsqueda del Hombre Nuevo, han sido uno de los más grandes factores de atraso para la Isla, además de los discursos y promesas del Máximo Líder, en el que todo apuntaba siempre, desde un presente cargado de prospecciones utópicas hasta suposiciones tremendistas, y todo con el propósito de “augurar” un futuro que nunca, en sus 62 años, se ha vislumbrado siquiera como un sentir real de progreso.

     Así, desde estas páginas, se advierte toda la inutilidad de una inventada política antimercado, de completo rechazo a cualquier mecanismo económico capitalista, en la que se reducen drásticamente los estímulos materiales y se llevan a un primer plano unos estímulos morales que nada tienen que ver con las necesidades esenciales de una población que cada día ha venido evidenciando su calvario de miserias. Mientras, una clase de pocos funcionarios comunistas disfruta de grandes privilegios y recursos, como solo se ha visto entre los “odiados capitalistas”.

     Este libro se caracteriza por un discurso serio en el uso de los enfoques, por el cuidado que pone el autor en los términos que usa, con la finalidad de no calificar peyorativamente, sino dejando que la proyección de los análisis exponga la realidad de los fracasos. El empleo de cifras y estadísticas sirve para comparar y obtener resultados lo más cercanos posible a la exactitud de lo que se quiere demostrar. De esta manera, se observa que el autor intenta (y lo consigue) un distanciamiento objetivo que le permite hacerse totalmente creíble, práctico y persuasivo. Incluso, en este libro se refleja el impacto que la reanudación de las ideas guevaristas provocara en lo económico e ideológico, cuando llegaron negativamente a unos 31 países y afectaron a 155 universidades a lo largo y ancho del mundo (ver p. 25).

Parte por parte, el libro va demostrando que la libertad económica era y es “la mejor opción”

De igual modo se explica, con puntualidad de ejemplos, cada uno de los períodos económicos en los que se enfrascó el castrismo, como un absurdo proceso en el que se intentaba demostrar la ineficiencia del capitalismo ante el socialismo. Y en realidad, cuando la mirada aguda del analista penetra en esos ciclos político-económicos, los resultados que se obtienen, nos permiten decir que todo ha sido a la inversa. Pero no solamente dicho así, de una forma elemental, como en esencia todo el mundo lo sabe, sino que el autor nos lo da mediante la explicación y con análisis objetivos, con cifras y hechos concretos.

     Como diría un dicho popular: “No hay nada más cierto que un día detrás de otro”, y 62 años de proceso en un país como Cuba es demasiado tiempo para probar si un sistema político y económico (dentro de una ideología de continuados y rotundos fracasos) en realidad funciona. Sin embargo, aún se sigue pensando en la idiotez del socialismo, y hasta se ha reconstruido su Constitución para asegurar que este sistema perdure, y así llegar algún día al comunismo, lo que supongo se convertiría entonces en la miseria más inimaginable posible.

     En las consideraciones de Orlando Freire se reflejan el latrocinio, los desmanes y despilfarros, la corrupción y las invenciones disparatadas, además de las inversiones nada propicias para la población; por lo que podríamos decir que en la Isla ha predominado el engaño y el aprovechamiento del “vivo contra el tonto”, donde al parecer han logrado vaciar del espíritu a muchos y convertirlos en ruidosos aparatos parlantes:

“El ‘sálvese quien pueda’ que se extendió de un extremo a otro de la isla propició que aparecieran los bistec de frazadas de piso, y que los condones sustituyeran el queso de las pizzas. Las personas se apresuraron a enrejar las puertas y ventanas de sus domicilios ante la oleada de vándalos que hacían de las suyas en barrios y ciudades. Mientras tanto, la falta de trabajo, los apagones de hasta diez horas diarias y la escasez de alimentos llevaron a mucha gente a vegetar como auténticos zombis. Sin dudas, el período especial marcó un antes y un después en la vida de los cubanos” (p.26).

     Independientemente de su carácter de ensayo económico y político, este estudio, aun cuando aparenta ser escueto, como ya dije, en verdad es ampliamente preciso y en su síntesis descriptiva incluso no deja de ser abarcador de las situaciones políticas y culturales, además de las sociales y estremecedoramente humanas, como fue el hecho histórico —uno de tantos— del hundimiento del remolcador 13 de Marzo, masacre en la que fueron asesinados (por presión de agua mediante mangueras y ahogamientos en el mar) 37 personas, entre ellas 10 niños (p. 28).

     En el decursar del libro, junto a las consideraciones correspondientes, se proyecta la inestabilidad de las ideas y decisiones que en todo el proceso cronológico de la “Revolución” dan lugar con toda justeza a comparar la Isla con un enorme y fatídico laboratorio (desde la punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio) y en el que cada una de las experimentaciones ha fracasado siempre, y en realidad nunca se ha tenido en cuenta, en su importancia, la valoración concreta del ser humano (pp. 29-32). Un laboratorio que en verdad ha servido para crear los métodos más sofisticados de represión, poniendo en duda para muchos el sentido de libertad, pero para otros (espero sea la mayoría) el vislumbre de una esperanza no muy lejana, a pesar de todo.

     Por otro lado, reconozco que hay un apropiado manejo de las notas empleadas con el propósito de ratificar el informe o el análisis que se dan. Así, con las mismas citas se refuerza la seriedad del dato o la observación o estudio realizado. Es indudable que se denota en el trabajo la presencia de una excelente bibliografía como investigación. Datos, cifras, comparaciones, están sustentadas por una búsqueda bibliográfica precisa que infiere los altos y requeridos conocimientos que posee el autor en cuanto a ese desastroso proceso económico de la “Revolución” castrista.

     Notable resulta el capítulo “El factor de las tradiciones”, dedicado a exponer —en inteligente síntesis— las características políticas, económicas y hasta filosóficas (cuando habla de las creencias y practicas establecidas por Confucio en China) que han dado pie a la plataforma histórica del Gigante Asiático y, por otra parte, de Vietnam, en las cuales se resaltan las continuaciones dinásticas, dictatoriales, incluso de carácter absolutista y totalitario de estos dos países; particularidades que explican el por qué, en ambas naciones, se han podido instaurar los regímenes comunistas, aun cuando en su reciente modernidad emplean una economía de capitalismo estatal.

     Por el contrario, no ha sido así en la plataforma histórica de Cuba, que siempre tendió hacia el independentismo, dejando ver, incluso durante la República (aunque fuera una República con sus corrupciones y golpes de Estado), el rechazo de gran parte del pueblo y de instituciones y líderes políticos a la penetración de las ideas comunistas.

     Es importante reconocer que este ensayo crea las bases para un estudio todavía más amplio sobre las diferencias entre estos dos países asiáticos y Cuba, en lo fundamental, porque, en el caso de la Isla, las libertades económicas que se logren —si fuera este el asunto de que alguna vez la dictadura lo decidiera— no pueden estar desvinculadas de sus correspondientes libertades políticas, simplemente por un asunto de idiosincrasia sensible en relación con un sentimiento (al menos posible) necesario de independencia, que podría llegar a convertirse en liberación total.

     Claro, esto sería siempre que el Gobierno de la Isla (con nuevos dirigentes) decidiera llevar a cabo “reformas” como en China y Vietnam, creyendo, por supuesto, que el poder del socialismo no se desgajaría. Es muy posible entonces que si un capitalismo de Estado se implantara en la Isla, más tarde o más temprano, el socialismo (o para mejor decir: el castrismo) se iría al traste.

     Todo este capítulo imprime una importancia crucial al ensayo de Orlando Freire Santana, puesto que aporta un basamento esperanzador con sólidos presupuestos históricos entre estos tres países: China, Vietnam y Cuba.

     Por ultimo, un libro como este aporta prestigio y representatividad al Premio de Ensayo Carlos Alberto Montaner, en su primera edición de 2019. Y nos demuestra que más tarde o más temprano, al menos, en la Isla, la economía abriría las puertas de la política democrática, haciendo que la libertad sea total, y asimismo, sea una sola para todos los aspectos de la vida cubana.


‘Paradiso’ en la obra de José Lezama Lima

Según dijera el propio José Lezama Lima, Paradiso contenía los tres temas que más deben interesar al hombre: la madre, la amistad y la infinitud. Pero sobre todo, Paradiso es una historia de deseos. Es nuestra orfandad, agravada en el caso de mi hermano por la orfandad de aire.

Ya por aquel entonces los sofismas se hacían innecesarios. Los grandes críticos captaron el mensaje. Y yo diría sin petulancia que pocos textos literarios sirven mejor para ser estudiados como ejemplo a la luz de las nuevas corrientes de la crítica literaria, la semiótica y la lingüística. La pragmática ausente, el simulacro modal de una realización ausente, las premisas de Chomsky de competencia y actuación, parecen haber sido términos manejados en la técnica de mi hermano, adelantándose en muchos años a su época. Octavio Paz dijo al acusar recibo de Paradiso, entre otros elogios:

«Es el punto lento del vértigo que gira en torno a ese punto intocable que está entre la creación y la destrucción del lenguaje, ese punto que es el corazón, el núcleo del idioma… Una obra en que usted cumple, Lezama, con la promesa que le hicieron al español de América Sor Juana, Lugones y otros más. Paradiso ha transformado el mundo de los símbolos preexistentes, inventariando el pasado, alterando la historia y hasta la ortografía de la lengua española».

Los ojos de mi hermano se abrieron desmesuradamente y vieron lo que nadie podía ver. Una especie de hipermetropía literaria. Descubrió cómo haciendo girar su caleidoscopio esas imágenes se entrelazaban con infinitas posibilidades y podían ofrecer combinaciones ilimitadas. La clave estaba en saberlas traducir, en buscar el lenguaje capaz de expresarlas con exactitud. En forma didáctica me repetía: «Cada época crea sus clásicos… Hay que pegar en arte el pesimismo de Eliot. El arte podrá siempre soportar nuevas combinaciones y creaciones».

En una de sus últimas cartas me dice: «La realidad y la irrealidad están tan entrelazadas que apenas distingo lo sucedido, el suceso actual y las infinitas posibilidades del suceder». Los estudiosos de su obra deberán atenerse a sus propias palabras:

«Para mí la novela no es un problema de técnica, ni un problema de estructura, sino un problema de lenguaje, un problema de expresión… Es un concepto que se acerca más a los cronistas de Indias y se aleja de la novela realista».

En nuestra vida cotidiana era frecuente oírle decir que él era un mulo con orejeras que iba a su destino. Animal que le provocó uno de sus magistrales poemas:

Con qué seguro paso el mulo en el abismo.

Paso es el paso, cajas de aguas, fajado por Dios

el poderoso mulo duerme temblando. Con sus ojos sentados y acuosos

al fin el mulo árboles encaja en todo abismo.

Qué terquedad y seguridad en su empeño literario. Nada lo desviaba de su destino, nada lo hacía claudicar. Después del éxito de Paradiso, dijo: «Como soporté la indiferencia con total dignidad, ahora soporto la fama con total indiferencia. En eso me considero insensible a la diatriba y al elogio. No vivo en este mundo». Pero algún tiempo antes, no presintiendo aún el éxito de su obra, me había dicho:

“Creo que tendrán que pasar algunos años para que la novela sea captada en toda su esencia. Yo creo que, sencillamente, es algo muy importante que ha sucedido en la literatura cubana. Si tengo tiempo, le añadiré un primer piso para que todo quede aclarado”.

Y así quedó a su muerte Oppiano Licario, la segunda parte de Paradiso, donde los personajes centrales de la novela cierran su gestalt.


Fragmento de un texto escrito y leído por la hermana de José Lezama Lima en 1977, durante un homenaje al escritor en la Universidad Interamericana de Puerto Rico.


El arte de matar un toro y sobrevivir a los abismos

Los escritores Rafael Vilches y Lewis Hellman en el Festival Vista de Miami

No está muerto quien pueda yacer eternamente,

y con el paso de los años la misma muerte puede morir.

Howard Phillips Lovecraft


Matar a un toro requiere de pericia en el manejo de la transfiguración y la escatología; implica la inmersión hacia una lógica de existencia donde el punto de no retorno es anhelo y credo: la última frontera a defender.    

Lewis Hellman (Luis Jiménez Hernández), en el volumen Cómo se mata a un toro y otros cuentos, percibe [o sabe] que ninguna holladura nos deja ilesos; que el peaje hacia toda transmutación nos deja solos en la querella, o frente a los abismos que solemos reinventarnos para dar sentido a nuestros miedos. Quizás por ello, los personajes que atraviesan estos once relatos se develan desde una signatura común: su determinación a quebrar todo límite y tiempo; su anticipación a la emboscada y a la dentellada que se otorga a cambio de una salvación que no podrá ser canjeada.

Para Silvano Bolaños ‒o mejor, la coreana Sun Hee auto percibida meretriz en una ciudad tan áspera como La Habana‒ el acto de prostituir su “Han” no es un trueque físico, sino peldaños que no llegamos a comprender con certeza (tampoco Bolaños ni Hee) si encumbran o descienden:    

“[…] Silvano Bolaños tiene la vista perdida en el vacío de la pared, siempre supo que este día iba a llegar, que se encontraría sin fuerzas y abofeteado por las perversiones de ella, pero él solo quería abandonar ese odio y rencor que lo abrazaba todos los días, la maldita amargura. Ella había forzado sus pasos, tantos sueños, tantos deseos dentro de su cabeza, años y años desde la adolescencia guiando su mano a los lugares más prohibidos de su cuerpo para convencerlo de que era lo correcto, que un día sería Sun Hee, la meretriz más grande de todas, la puta loca y agresiva que golpeaba a todos, la que los hacía gemir de placer con sus juguetes. La odiaba con todo su Han, siempre hacía lo mismo, maltratarlo, violarlo. Y ahora estaba este indio que parecía un búfalo americano. La golpea y no quiere reaccionar, no quiere defenderse, prefiere aguantar los golpes. […]”.

Esencialmente, las once confesiones que componen Cómo se mata a un toro y otros cuentos tienen como punto de partida un pronunciamiento por la muerte. Pero no desde esa solemnidad trágica que, históricamente, ha servido más como eje de sumisión que de propuesta de liberación. En la percepción de Lewis Hellman, y en los personajes a su resguardo, la muerte no es una nomenclatura que condiciona las decisiones sino un ardid. O más bien un atajo para presumir lo sinceramente importante: que la existencia es una vanidad mucho más ilusoria que la presunta inmortalidad de la muerte.

En las confesiones de Mario Pupo, más que palabras, se asoman las esquirlas del egoísmo humano que tercamente llamamos civilización:

“[…] Mario Pupo suda y vuelve a sudar frente al papel en blanco. Desea lograr una historia fractal que lo lleve a la inmortalidad. En su interior un terrible cáncer lo va llenando de terror y frío. Es el frío de la muerte, el frío cruel que se lleva el sueño y hace que las palabras no salgan, el mismo frío del pájaro mal herido que huye a tientas de los depredadores. Escribe tres palabras, las borra, abusa de sí mismo, su terrible dolor no lo deja llegar a ningún lado. Matemática, eso somos, fractales que se repiten una y otra vez, la tristeza solo con ligeras variaciones, color, sexo, estatura, el existencialismo o no, ese no ser humano que somos y la inmediatez. Lo mágicamente oculto que no nos deja dar saltos como la pared, la enfermedad cuelga irónicamente de las paredes blancas. Mario Pupo siente terror de lo blanco, de los hospitales, hasta de las blancas enfermeras que lo asedian, tómese esta pastillita, tómese la otra, una mueca pequeña, dios, tanto dolor. Tanto corazón herido y nuevamente la pared en blanco, el papel en blanco que lo asedia con odio, con desesperación […]”.   

En Cómo se mata a un toro y otros cuentos también se coquetea con aquella sentencia que nadie tiene capacidad ‒o coraje‒ de pronunciar en voz alta: nosotros no contemplamos al abismo; es el abismo quien nos contempla. Deviene entonces que, para sortear ese marasmo, sea imprescindible transitar el prende, la transfiguración amoral o, si se prefiere, la iluminación ‒el inevitable dolor de crecer, de convertirse en adulto‒ donde se difumina esa línea breve entre sentir y saber. Entre un venado y un hereje próximo al cadalso:

“[…] Nos miramos. Sentimos uno frente al otro como si nos conociéramos de otros tiempos. Ella sabe qué soy, no le importa. Sus ojos muerden la luz con brillo, son la noche intensa de la que no puedo escapar. Nos miramos, sabemos que en el olor del otro se esconde el misterio de los tiempos. La necesidad inextinguible de aparearnos y convertirnos uno en el cuerpo del otro. La huelo en sus partes, huele rico, a carne, a sangre, a celo. Siento como fluyen los líquidos de ella, la monto con fuerza. La aguanto duro, mis pesuñas resbalan con su piel y es un olor que hace que quiera seguir con más fuerza. Es un tiempo breve. Mi cuerpo es un ras de mar, impacto dentro de ella y su cuerpo arrecife resiste. Se estremece. Es maravilloso ser Dios.

No lo sentimos llegar, nunca pude imaginar que terminaría así. Un disparo. Caigo al suelo, me ha fallado mi omnipresencia, aun así, eyaculo. La veo salir corriendo, ensangrentada y con miedo. Se detiene. Mira hacia atrás, quiere volver. No te quedes, corre. Mi cuerpo comienza a cambiar, ¿podrá morir Dios? ¿Acaso esto es una burla, el castigo a mi arrogancia? Dios ha muerto. Grito. Aún soy un venado. El bramar de mi garganta se escurre entre los árboles. Mi transformación se acelera, dejo de sentirme en estado físico. Me vuelvo y no alcanzo a ver al cazador. Mi cuerpo se ha transformado en un halo de luz […]”.

De cualquier manera, Cómo se mata a un toro y otros cuentos es un conjunto de textos que nos enfrenta a un abalorio de cuestionamientos ‒viejos, usados, pero todavía irresolutos‒ relatados sin histeria ni estridencias. Y es que las verdaderas historias, esas que no se narran o transcurren desde las vidrieras de un mercado, se sobreviven desde la sencillez que solo se logra esgrimir cuando el oficio escritural es ya una extensión de la vida misma.

Aunque son relatos escatológicos, esta condición tampoco significa que funcione como mordaza o como definición única o censora. La escritura de Lewis Hellman, al menos aquí, en Cómo se mata a un toro y otros cuentos, es una promesa para abrirnos al aprendizaje, al arte, de matar a un toro y sobrevivir a cualquiera de los abismos. Pero ojo, no estamos contemplando a nuestros demonios personales; son ellos quienes nos contemplan, y Lewis Hellman lo sabe… y nos advierte:

“[…] Me masturbaba frente a ella, esa mujer me había robado el alma. Su olor, las sensaciones, la piel blanca de todas las vacas europeas, pero esta era una vaca distinta. No se quejaba, era mala, lo disfrutaba todo. Paff, el látigo, paff, el látigo, paff se venía, paff la leche manchando el potro. La miraba, le chupaba las tetas, paff, el látigo, le chupaba la pinga a mi esposo en una secuencia. Paff, se orinaba la vaca… Me puse un arnés con un pene inmenso y grueso. Ella no quería que se la metieran, pero la verdad a mí no me importaba. La amordacé, mi esposo se excitaba más y más. Entre los dos nos la singamos, él por el bollo y yo por el culo, le daba con fuerza y sentía cómo el consolador le rompía los pliegues internos y gritaba y lloraba. Se quería soltar, bufaba y mientras más bufaba más yo me excitaba con mi vaca blanca y las tetas que brincaban. Mi marido se vino como un lechón. Se la metía por el culo y después en la chocha y sonaba plaff, plaff, y temblaba. Oriné encima de ella y le restregué el bollo en su cara y me movía con ganas, rozaba en su nariz mi clítoris y me volví a mear y me vine. Agarré una bolsa de nailon grande y la amarré, se le veía el terror en los ojos. La envolví como a una momia y se revolcaba, no sé si de placer o porque quería escapar. Le dejé un hueco entre las piernas y se la metí a la fuerza. Me la singaba, en ese momento yo era más hombre que mi marido, y le tapaba la nariz. No era posible que me gustase una mujer, no era posible que me gustase ser hombre. La agarré por el cuello bruscamente y me la templé hasta el punto en que no respiró más. Ahí tuve un orgasmo largo y sentí en mis dedos la libertad de la muerte. Estoy segura de que cuando mi padrino me dijo que no me involucrara fue porque vio que algo podía pasar. Algo así de malo, me bajé de encima de ella. No respiraba, no había mucho más que hacer. Mi esposo entró en pánico […]”.


Así es: Medardo Naranjo (Mamito) y Eddy Calderón

Mamito en el canal América Tevé

Eddy Calderón y Medardo Naranjo (Mamito), dos clásicos del humor cubano exiliado, dos figuras ineludibles de la comedia televisiva del Miami del tercer milenio, acaban de fallecer en este diciembre de 2020, año pletórico de desgracias y disparates. Y aunque no creo en la muerte como «acción final», como algunos de mis exiguos lectores saben muy bien -o más bien, precisamente, porque no creo en la muerte-, y por tanto no la elevo al rango de excepción sino de continuidad, despojándola de solemnidad y lamento, quiero detenerme en la figura de Mamito con agradecimiento particular.

Se trata de darle las gracias sobre todo, dado que ha sido para mí y seguramente para muchos un referente práctico, filosóficamente hablando, encuadrado en ese espacio de comicidad que constituye a fin de cuentas, en los circuitos de la Sociedad del Disparate, casi la única ventana por la que escapar del absurdo. En Mamito y una de sus tajantes frases emblemáticas se resumen de manera asombrosamente clínica siglos de pensamiento o sabiduría o filosofía, tanto de Occidente como de Oriente. Me refiero a su abarcadora definición «Así es»:

En cuanto a Eddy Calderón, cómo olvidar sus geniales imitaciones del comandante en polvo, que seguro tendrán merecido seguimiento en la comedia postotalitaria de este siglo XXI, ya en una Cuba liberada:

Open Mic: Manuel Sosa, Alcides Herrera y Delio Regueral este domingo

Delio Photo Studio anuncia la presentación especial por fin de año, en Miami, del músico y escritor cubano Manuel Sosa. Sosa será acompañado en este evento por el poeta y también músico Alcides Herrera, y por el propio anfitrión Delio Regueral.

Lugar: Delio Photo Studio
Día y hora: 27 de diciembre de 2020, 8:00 p.m. (No Cover)
Dirección: 2399 Coral Way, Miami, Florida 33145
Teléfono: 305 856 5632

Manuel Sosa (Las Villas, 1967). Músico y escritor, tiene una Licenciatura en Lengua Inglesa y ha ejercido la enseñanza. Entre sus libros publicados figuran “Utopías del Reino” (1992), “Saga del tiempo inasible” (1995), “Canon” (2000) y “Una doctrina de la invisibilidad” (2008). En Cuba, fue Premio David de Poesía en 1991, Premio Nacional de la Crítica en 1993 y Premio Heredia de Ensayo en 1994. Actualmente integra el grupo musical Alejandro & The Third. Reside en Atlanta.

Alcides Herrera, fundador del proyecto musical Los Bloomers y con presencia frecuente en la televisión de Estados Unidos, nació en Sancti Spiritus (centro de Cuba) en 1974. Es trovador y escritor. Poemas suyos han aparecido en diversas publicaciones fuera y dentro de Cuba. Empleado en el Centro de vuelo espacial Goddard, es graduado de la Universidad de la Calle (promoción de 1995, Malacabeza, Español Bastardo, Amán). Actualmente reside en Miami.

Delio Regueral (La Habana, 1964), fotógrafo y promotor cultural, Premio Jovenaje en octubre de 2013, salió de Cuba hacia España en 1985, y luego se radicó en Estados Unidos (1994). Estudió en la academia española “Estudios Fotográficos de Técnicas de la Imagen” (EFTI). Ha participado en múltiples exposiciones colectivas, y en Miami han tenido lugar dos exposiciones personales de su obra. El Lowe Art Museum de UM University adquirió en el 2004 una de sus obras, Cundo Bermúdez Portrait, como colección permanente.

Arbolito literario en Navidad

Ha sido un año tremendo, llegan las fiestas de diciembre y con la Navidad a la vista nuestro proyecto, junto a Otro Lunes, Palabra Abierta y Editorial Betania, quiere regalar a sus lectores, siguiendo la tradición del árbol navideño, algunos libros de sus catálogos. Los interesados solo tienen que escribir a la dirección [email protected] solicitando uno o varios de los siguientes títulos, cuyos eBooks le serán enviados gratuitamente hasta el 5 de enero de 2021:

1-Cuentos del Club (compilación de narradores cubanos). Primera y segunda partes

2-Los timbales de Dios: Apuntes para una revisión de la historia de la guapería en Cuba (José Hugo Fernández)

3- 1959. Cuba, el ser diverso y la isla imaginada (Manuel Gayol Mecías)

4- Aurelio de la Vega, impresiones desde la distancia (Manuel Gayol Mecías)

5- Tiempo de exilio. Antología poética (Felipe Lázaro)

6- La estrategia del verdugo. Breve panorama de la censura cultural en Cuba (Amir Valle)

7- Gastón Baquero y Rafael Díaz Balart, sobre racismo y clasismo en Cuba (compilación de autores cubanos)

8- Retrato del exilio (compilación de entrevistas cubanas)

9- La piedra en el camino. Los nueve días en que murió Fidel Castro (compilación de autores cubanos)

10- Revista ‘Puente de Letras’ número 16

Te deseamos, querido lector, Feliz Navidad y un saludable 2021.


Las negras pobres sí triunfan fuera de Cuba

Dayme Arocena en concierto (Wikipedia)

Dayme Arocena está en mi muro de Facebook hoy no por ser una excelente intérprete cubana, que lo es. La puse por estas palabras que escribió en el suyo:

«Decir que Cuba es el único lugar del mundo donde, como negra pobre, podría convertirme en músico profesional, es, además de un profundo acto de racismo e ignorancia, una negación absoluta a la historia de la música universal».

En su muro, Dayme enumeró a artistas internacionales negras. Enumero aquí solo a cubanas, todas negras, en el siglo XX, y a una del siglo XIX. Mi lista:

María Martínez (s.XIX. Recogida en mi libro El arte del sabor), negra y esclava que dejó de serlo por talento. María Teresa Vera, 1920. Las Anacaonas, 1930. Mercedita Valdés, Xiomara Alfaro 1940. 1950-1959: La Lupe, Celia Cruz, Celeste Mendoza, Las D´Aida… Y gorda, negra y prieta (como mis tías) era Fredesvinda García, llamada Estrella en la novela de Guillermo Cabrera Infante Ella cantaba boleros, hermosa y con voz de dios como Dayma.

Por eso Dayme está en mi muro de Facebook hoy. Por no participar de los fakes eternos de ese país llamado Cuba. Y de este mantra infame que llevan enarbolando los infames «adminis-traidores» de la cultura cubana desde hace 60 años.

Nefasto y el velorio del CUC

Nunca una moneda cubana, hija bastarda de la revolución, se vio rodeada de tanto glamour. En la bóveda del Banco Central de Cuba, abarrotada de monedas y divisas internacionales, se rendía el postrer adiós al Peso Cubano Convertible (CUC). El Bolívar soberano, limpiándose las lágrimas y los mocos, se abrazó  al ataúd. Un afeminado Won Norcoreano se arrojó en los brazos de un Córdoba nicaragüense, y al paso de un Franco francés murmuró algo apesadumbrado: “No somos nada”.

La mayoría de las monedas europeas presentes en las honras fúnebres del difunto CUC, lo hacían con el nombre original que las identificó hasta ser reemplazadas por el Euro, y se quejaban, en pequeños corrillos tintineantes, de que la unificación monetaria las privó de identidad. Una Dracma griega, muy circunspecta, aseguró que sólo encontró desventajas en esa forzada unión.

 El Escudo portugués, medio ebrio, tiró de la bufanda de una Peseta española y cantaron un fado y un fandango en medio del salón. Una Libra esterlina se acomodó el monóculo al escuchar la risotada nerviosa de un Yuan, mientras el Dólar estadounidense y el Marco alemán salieron a buscar mulatas,  tabaco y ron por la Avenida del Puerto, el Paseo del Prado y el Malecón. La Rupia de Nepal pidió puerco asado y congrí, y un Peso cubano se compró un paquetico de maní tostao.

Un Naira nigeriano encargó diez ramos de girasoles, cinco palomas blancas y un chivo con sonseras para sonar un tremendo bembé, y un Rublo con bigote a lo Stalin y bolchevique al que lleva prendido un sello con  la hoz y el martillo, colocó un samovar en un rincón de la bóveda para preparar el té. El Peso mexicano y la Lempira hondureña comían tacos a un costado del ataúd.

Reunidos en pequeños grupos diseminados por el salón de acuerdo al área geográfica de donde provenían, la tendencia política o el desarrollo económico de cada país, las monedas de todo el mundo se preguntaron qué carajo hacían en Cuba si nadie fuera de sus fronteras ha conocido o ni siquiera visto al fallecido CUC. Un Quetzal guatemalteco dijo balbuceante que por solidaridad, y un Sol peruano aseguró envuelto en su poncho y comiendo seviche, que por morbo y curiosidad.

Cuando todas las monedas extranjeras comenzaban a desalojar el salón, un grupo de pesos cubanos (CUP) irrumpió en la bóveda y comenzó a cantar en torno al ataúd del CUC: “No la lloren, no la lloren, ella era una bandolera, por favor, no la lloren”. “No la lloren más, ella era una bandolera, enterrador, no la lloren”, y así hasta que un grupo de billetes con la imagen del Che se echaron al hombro el ataúd y caminaron hacia la puerta de entrada, flanqueada por una multitud.  

De pronto, todos quedaron paralizados al escuchar una voz que gritó “¡Deténganse ahí, partida de gusanos!”. Abriendo la puerta del baño-letrina de la instalación, escoba en una mano, y latica alcancía en la otra, una Peseta de a cuarenta centavos, desaparecida desde la irrupción del finado CUC en la prostibularia finanza nacional, expresó: “El duelo de esa perversa lo despediré yo”.

Atónitas, con los rostros desencajados por la emoción, las monedas internacionales viraron su otra cara hacia aquella inexplicable y fantasmagórica aparición, y los pesos con la efigie del Che en el centro del pecho dejaron caer el ataúd del finado CUC. Todo fue incertidumbre, expectación en medio del ruido provocado en la bóveda por la caja fuerte de pinotea donde descansaba el muerto.

“Por favor, escuchen todas y no quiero interrupción. Sin dejar de reconocer que esta moneda o peso era tan falsa como su padre putativo, Fidel, igual que su presunto progenitor merece un clamoroso adiós de San Antonio a Maisí. Y aunque la mayoría de los cubanos sólo la conocieron por fotos y nunca estuvieron cerca de él, como a su padre, este pueblo cobarde y baboso la llorará.

“Mis queridas, añoradas y perseguidas monedas extranjeras. Devaluados, miserables e inservibles pesos cubanos o CUP: Dineros todos. Mi desaparición durante años no se debió sólo al robo y la corrupción que aún impera en mi país, como ustedes sabrán. Mi furtiva salida de circulación se la debo al G-2. De chivatica de barrio pasé a trabajar para la Seguridad del Estado, con la misión de desmoralizar, a través del chantaje, la represión y la cárcel, a los seguidores del engreído CUC.

“Su relampagueante aparición en medio de la escasez congénita nacional, lo rápido que se infló respecto al humilde, villano e inservible peso cubano de curso legal, dieron al traste con la falsa igualdad de todos los ciudadanos de la isla, solo rota, y en perfecto secreto, cuando se autorizó la internet por los mayimbes y comeencubo líderes revolucionarios que cortan el bacalao en el país.

“Nunca un engendro de fabricación nacional había causado tanta división en la calidad de vida de quienes lo poseían y los que no. Su papel de globo inflado, que lo hacía superior al CUP, poco resolvió, pues no había que comprar. Es verdad que mientras con un CUC podías adquirir 24 panes verdes, barbudos y ácidos como el limón, con un CUP sólo obtendrías uno y paren de contar.

“Pero no estamos aquí para criticar su fallido rol en la economía cubana, sino para rendirle unas honrosas exequias y pedirles a las monedas fuertes o divisas presentes en este momento de dolor,  que nunca nos dejen de visitar, en especial las fuertes, pues sin renunciar a nuestros principios y trapisondeo de identidad, con dignos actos de sumisión y la rebeldía obediente que nos identifica,  ponemos nuestra  soberanía financiera en función de atraerlas e imponer el dólar a partir de hoy.   

“A todos les decimos que aún nuestras reservas materiales y morales no han llegado a su fin, pues para ustedes tenemos Hoteles Cinco Estrellas Plus, y todo lo que en otros sitios del mundo se pueda comer o beber; en fin, desear, y como añadido para su disfrute, unas prostitutas cultas y baratas que pueden hablarles de Fidel y el Che, y entregárseles por un litro de aceite, una bolsa de leche, un kilo de carne de res, un perfume, dos jabones, un blúmer, un champú, y nada más.

“Nada como una revolución para educar en la solidaridad sexual a su población, pero volvamos al muerto que se nos enfría en el ataúd. Cuando la caja fuerte se cierre con los restos mortales del CUC y sea llevada en andas por el pueblo hacia el panteón, les rogamos que lloren, gimoteen, se lamenten, ya que aquí cuando se muere alguien importante es obligado, por tradición y miedo, llorar aunque se tengan ganas de reír, sobre todo si están frente a las cámaras de la televisión.

“Sin nada más que agregar, descanse en paz, CUC, para gloria y honra de la triunfante revolución”.

Pocos minutos después, al paso del cortejo fúnebre del CUC, miles de cubanos, aglomerados en diversos piquetes dentro de los  baches de las principales calles y avenidas del país, subidos en las ruinas de algunos edificios de la ciudad, o ripeando y arrojando a su paso cientos de fotos del CUC, se oyeron gritos de dolor y desolación: “¡No se lo lleven! ¿Cómo compraremos a la vez un par de zapatos y una libra de Jurel? ¿De dónde sacar para comprar una olla Reyna, un tinte y un colador?”

El dolor popular estremecía los tambuchos de basura en los que, encaramados sobre los desechos que rodeaban a la ciudad, otros miles de cubanos le decían adiós al ver alejarse la caja fuerte hacia el panteón. Este reportero de La bola incendiaria, de pie sobre un bici taxi en la esquina del mausoleo de los héroes caídos en combate en el cumplimiento de una misión, sólo  escuchó decir:

“¡Ave CUC, quienes vamos a seguir robando para sobrevivir te saludan!”.

Eso se los aseguro yo, Nefasto el Financiero.

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En vísperas de Navidad, ¿qué pasa con la oposición y la creación independiente en Cuba?

Se acerca la Navidad, el fin de año, y la represión contra la oposición y los creadores independientes no cesa en Cuba. Puente a la Vista recorre brevemente la actualidad de la disidencia y la violencia gubernamental en la Isla:

«Hoy fui a la oficina de cárceles y prisiones y allí me atendió una oficial. Le mostré el documento redactado por un abogado pidiendo el traslado de Denis Solís del Combinado del Este a mínima seguridad o campamento. Esta oficial me dijo que Denis había sido llevado al Combinado para una prueba del Covid y estaban esperando el resultado. Después ella misma me preguntó, al ver la corta sentencia de 8 meses, que si Denis en la llamada que me hizo me había dicho si estaba ahí como preso. A lo que le contesté que por eso le estaba haciendo la petición de traslado a mínima seguridad. Esta esbirra en función de funcionaria me comunicó que el Combinado del Este tiene una oficina de atención a la población que atiende los miércoles a la 1:00 p.m. Más tarde fui al tribunal supremo de injusticia, donde me dijo una mentirosa en funciones que la respuesta al documento de petición que le hicimos al tribunal supremo, de exigirle al tribunal municipal de la Habana Vieja que me entregaran la literal del juicio sumarísimo que le hicieron a Denis, ya estaba. Pero que no me la daba porque según ella no estaba firmada por el presidente del tribunal. Todo pura baba. Seguiré batallando». Vladimir Lázaro González, tío del rapero encarcelado Denis Solís, vía telefónica

«Nadie crea que la represión ha terminado solo porque quitaron la vigilancia a los huelguistas de Dama 955 y a quienes se reunieron con autoridades del MINCULT el 27 de noviembre. En el día de ayer fue detenido el profesor Pedro Albert Sánchez y aún continúa desaparecido. Amenazaron con acusar de terrorismo a un vecino de Esteban Rodríguez. Luis Robles continúa preso y acusado de delitos contra la Seguridad del Estado solo por salir con un cartel pacíficamente a la calle y Virgilio Mantilla está incomunicado y en huelga de hambre en una celda en Camagüey desde el 7/12. Estas personas creyeron en lo que generó el MSI y ahora no se pueden dejar solos. La estrategia del régimen es ir con más fuerza sobre los menos visibles y si lo permitimos es un pésimo mensaje para toda esa gente a quienes les estamos pidiendo que venzan su miedo». José Raúl Gallego en Facebook

«La Seguridad del Estado liberó al profesor de preuniversitario cubano Pedro Albert Sánchez más de 24 horas después de detenerlo por convocar a una marcha pacífica en La Habana el venidero 24 de diciembre para exigir el respeto a la libertad de expresión en Cuba. ‘La Seguridad se quedó con su teléfono y mi papá está incomunicado’, denunció a Diario de Cuba un hijo de Sánchez que vive fuera de la Isla, quien se enteró a través de un familiar desde La Habana. El profesor de 63 años fue detenido en su hogar el domingo último, mientras estaba solo. El arresto pudo conocerse gracias a una vecina que presenció cuando se lo llevaban».

«Lo que ha sucedido hoy califica entre siniestro, absurdo y peripatético. Tengo encima tanto arañazos como no tenía desde niño. Igual que entonces, estos también son rayones de libertad, así los resignifico ahora. (…) Estas detenciones, secuestros e imposiciones que me han sucedido en el último mes no son episodios aislados, son los picos de un largo capítulo de vigilancia y violencia que no ha cesado a lo largo de muchas décadas y que a veces encarna en unos o en otros. Estoy sin identificación, la Seguridad del Estado se quedó con mi carnet de identidad. Voy a descansar ahora. No tengo cómo agredecerles su solidaridad, pero sé que me sostiene». Carlos Manuel Álvarez en Facebook

«El Tribunal Provincial Popular de La Habana rechazó un recurso de habeas corpus presentado a favor de tres activistas de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) detenidos hace 17 días, según dio a conocer el propio partido opositor. Se trata de Aneski Jiménez, Roberto Pérez y Alberto Aguilar. Tanto ellos tres como el activista Geovel Hernández fueron arrestados en la vía pública el pasado 5 de diciembre». Cubanet

«Ni La Nación miente ni falta a la verdad la prensa independiente de todo el mundo cuando formula las mismas denuncias sobre la represión de los artistas cubanos, junto a Amnistía Internacional, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y otros organismos de prestigio. No vale la pena extenderse sobre el texto del embajador cubano. Basta una muestra para aquilatar sus afirmaciones: «Denis Solís no es rapero, ni artista según ha dicho la misma Agencia Cubana de Rap que agrupa a los intérpretes de ese género musical». La Agencia Cubana de Rap, subordinada al Instituto Cubano de la Música, dependiente del Ministerio de Cultura del régimen, decide quién es artista de ese género y punto. ¿Podría haber mejor prueba del minucioso control del régimen cubano sobre todo tipo de expresión que la existencia misma de una agencia del rap? Sería cómico si no fuera tan trágico». Editorial del periódico La Nación.

De Harvard a Nevada: Nancy Alfaya y Jorge Olivera con beca en Estados Unidos

Nancy Alfaya y Jorge Olivera en Harvard

El pasado 16 de diciembre, el escritor y periodista independiente Jorge Olivera y su esposa, la activista por los derechos de la mujer Nancy Alfaya, arribaron a Estados Unidos por el Logan International Airport de Boston, tras una breve escala en Miami.

Invitados por las universidades de Harvard y Nevada (Departamento de Literatura Comparada), la pareja compartirá una beca otorgada a Olivera en ambos centros de estudio, cinco meses en uno y cinco meses en el otro.

La salida de Cuba por el Aeropuerto Internacional José Martí no estuvo exenta de contratiempos, detalló a Puente a la Vista Jorge Olivera:

“Primero se perdieron unos boletos. Luego, tras pasar los chequeos, aparecieron dos oficiales de seguridad del aeropuerto informándonos que no podíamos viajar. Al parecer, se trató de un juego macabro para desestabilizarnos psicológicamente. Al final, supuestamente llamaron a alguien y nos dijeron que había sido un error, que abordáramos el vuelo”.

“Conté a unos cinco agentes del régimen en esos momentos, entre ellos al represor ‘Alejandro’, conocido por la oposición y el activismo independiente como el especialista de la represión contra las mujeres en Cuba”, declaró Nancy Alfaya.

“Esta beca nos dará la oportunidad de visibilizar la situación en Cuba, el caso del rapero Denis Solís, la represión sostenida en todos los ámbitos, contra la mujer, contra el arte y la creación independientes…”, abundó Alfaya. “Buscamos que se erradique la violencia contra la mujer cubana y se integre al código penal una ley contra la violencia de género. Que cese la represión política contra las mujeres”.

“En Cuba el deterioro es general —no solo económico sino político— y el aumento de la represión está alcanzando proporciones alarmantes”, dijo Olivera. “Lo cierto es que cualquier cosa puede suceder si la represión se mantiene a tan altos niveles. Cuando la noche es más oscura llega la mañana, suele decirse: sería una manera de ilustrar la situación en Cuba. El amanecer está más cerca que nunca”.

“Gracias a Dios, porque tenemos un Dios de justicia que nos ha dado la fortaleza necesaria para mantenernos en esta lucha”, resumió Alfaya. “Conocer la verdad nos hace verdaderamente libres”.

Con la Universidad de Harvard en cuarentena por la pandemia del Covid-19, la pareja agradeció al personal del centro la esmerada atención recibida.


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