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Cees Nooteboom

Autor de una muy prolija obra, el poeta, novelista, ensayista, traductor e hispanista neerlandés Cees Nooteboom (La Haya, 1933) alinea entre los mayores escritores contemporáneos. Le llaman “poeta nómada” debido a su impenitente afición por los viajes, y porque, además, ha tenido a bien desmarcarse de la generación en que nació y desarrollar toda su labor creadora al margen de los grupos y tendencias literarias de su país. Sobre su quehacer poético se afirma con acierto que concede a las palabras un dominio más vasto que aquel que les atribuye el diccionario. Para comprobarlo, bastaría con este poema de sencillo y delicioso lirismo:


Sueños

Los sueños son verdaderos porque suceden,
falsos porque nadie los ve
salvo el soñador solitario,
en sus ojos que sólo son de él.
Nadie nos sueña mientras lo sabemos.
El corazón del soñador sigue latiendo,
sus ojos componen el sueño, no está
en el mundo. Duerme dentro y fuera
del tiempo.
El alma tiene dos ojos, eso sueña él.
Uno mira las horas, el otro
ve a través de ellas,
hasta donde nunca cesa la duración,
mirar se consume en ver.


 

Retrato del escritor invendible

Al interior del mercado libre, en un marco en el que la demanda –salvo excepciones– desdeña lo literario cualitativo, el intelectual típico suele sentirse descolocado, cuando no ninguneado. Su producto no se vende: la gran masa no lo compra. El capitalismo es «injusto», concluye entonces, porque no valora en su justa medida su talento, su obra, su currículo, su capacidad.

Así, el intelectual descolocado reacciona atacando el sistema y, en consecuencia, defendiendo regímenes dictatoriales por el estilo del cubano, que suelen subvencionar lo “insubvencionable” (¿sería justo, por ejemplo, que en una Cuba libre subvencionáramos a Abel Prieto o a Alpidio Alonso?). Así, la crítica antisistema de mucha intelectualidad prototalitaria tiene su génesis en el puro interés personal.

Afortunadamente, no siempre la sangre llega al río. Muchos escritores cubanos, luego de haber pasado por el muy pedagógico Gulag tropical, están vacunados contra el antiamericanismo feroz con que tanta intelectualidad latinoamericana y europea se lava las manos. No obstante, persiste en ciertos estamentos ese victimismo cuasi suicida consistente en echarle la culpa al mercado, o simplemente a la incapacidad del consumidor promedio, de la flaca repercusión alcanzada por sus libros. Ello suele generar en el escritor una actitud autocomplaciente, o abúlica, que en nada contribuye a la difusión de su obra.

Hace poco fui incapaz de explicarme adecuadamente a propósito del tema, cuando unos amigos me echaban justamente en cara cómo podía pedirle yo a los escritores que “bajaran el nivel” o adecuaran el nivel –para llegar al gran público– luego de haber escrito cosa tan «intrincada» como la novela Erótica. Pero no se trata de bajar el nivel –nunca quise decir eso–, sino de ser más listos a la hora de vender, o presentar, el producto, el libro en sí mismo. No se trata de adulterar el contenido sino de ajustar la forma, tan determinante en este tercer milenio de redes sociales y teléfonos inteligentes.

No tiene que renunciar el escritor a un estilo o a unas convicciones para promocionar inteligentemente su obra, para “empaquetarla” con propiedad, para situarse en la época y la realidad circundantes. La clave puede estar en la confección de una portada atrayente, o en un título seductor, o en un oportuno punto y aparte final (en evitar la metatranca y resumir todo lo que se pueda), etc.: en la perspicaz mezcla de todo ello y mucho más. Y por supuesto, en la forma e intensidad con que se publicita el producto. En este sentido, se abre un mundo de posibilidades en los tiempos que corren y hay que estar dispuestos a servirse de él.

Lamentablemente, los escritores no suelen ser buenos vendedores, o publicistas. Esto es comprensible. ¡Pero no le echemos la culpa a los lectores!


 

Un pez fantasma en una alberca sin agua

Imagen cortesía Pixabay

“La puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defiende por su calidad de incandescencia”, diría Aldo Pellegrini.  Algo así ocurre cuando nos acercamos a la poesía de Andrés E. Díaz Castro: sus poemas iluminan intensamente la imaginación con fulgor propio. Para descubrir al excelente poeta que es Andrés basta con seguirlo en sus publicaciones diarias de Facebook. Pero al leer su libro En el segundo cero, coincidimos con las palabras que escribió Abel German en el prólogo: “estos poemas vistos en el conjunto —y en su obligada interrelación— terminan completando una sensibilidad, una visión y una filosofía, sin dudas únicas y enriquecedoras”. 

Adentrarnos en ese universo íntimo donde gravita su poesía es como asistir a una extraña fiesta. Palpamos ese aire amarillo que recorre las cortinas de los retornos, la mirada abismal sin párpado que va tras el humo drástico de los incendios apagados. Todo adquiere plasticidad y trascendencia, la sutileza con que discurren sus versos, la manera de llevar la palabra hacia la poesía y encumbrarla, el tono epigramático y la magistral sencillez con que edifica sus versos, donde lo insondable se vuelve inteligible, comunicable.  Porque si la expresión corre hacia lo ilimitado, su lenguaje henchido de rigor irá a lo primordial, a lo inapelable, a lo irremediablemente necesario, como anotara José Hugo Fernández: “podría decirse que su poesía se muestra destinada a cumplir cierta máxima aspiración de Leopardi, quien pretendió limpiar el lenguaje de todo artificio, hasta un punto en que fuera posible conseguir que cada poema pesara menos que el resplandor de la luna”. Una máxima que podemos encontrar en casi todos sus textos:

yo

y los demás

somos peces

buscando migajas de aire

peces

que simulamos en el agua

nuestros sueños de pájaros

y

un anzuelo solidario

nos invita

a una fiesta de alas.

Las palabras de Andrés tienen un tenue barniz de castidad, una perversión en potencia que seduce y uno se acerca y las contempla. La línea de su lírica, tensada, sin temblor, avanza dueña de sí. Porque más que nutrirse con los diálogos literarios de toda una tradición, la gran vena que alimenta su escritura es la búsqueda de un Absoluto que se encuentra en su propia realidad. Poseedor de una cultura sólida, que se sustenta en sus propias experiencias, en la historia familiar o personal, o en la memoria de una cotidianidad que revelará su ser en el mundo.

Y lo encontramos cercano a todas las realidades. Su realidad de pájaros, de árboles, de tierra, de relojes y sombras, de suburbios que corren por la noche, de espacios llenos de silencio, de mucho silencio y nombres. Y lo acompañamos en el placer de deshojar sonidos en esa flor del silencio; para escuchar más allá del sonido, más allá de la oscura intención de la música: el lenguaje íntimo del poema, la huella inaudible de sus aullidos, y es un aullido múltiple, similar al grito interminable hiperbolizado por Munch, un grito que se alza desde el corazón del vacío… un aullido sordo de animal extinto /un silencio acusador /como un dedo /que debiera ser de Dios. Si bien su poesía expresa la visión escéptica del mundo contemporáneo, encontramos en sus versos un sentimiento de culpa que no logra solaparse del todo.  

Hay momentos en que el poeta quisiera ver solo con los ojos. Ver la realidad desnuda con toda su carga provocativa, sus incorrecciones, hasta su nada profunda, hasta su útero cósmico, donde se generan todas las pasiones y sus muertes… —nos dice—, seguramente estaré allí en posición fetal esperando ser expulsado al Reino del misterio que curiosamente lleva mi nombre. Pero, la realidad a veces es un poema insondable, donde no van a faltar esos colores que brotan del pasado, rostros, perfumes, el sonido de ciertos pasos…

Poesía de la rememoración, testimonio del yo que busca conciliarse con versos y otras brevedades, que ve pasar su sombra por las aceras de una ciudad que ni siquiera lo acoge, y mira este otro lugar de sí mismo que le va devorando… La imagen simplemente ilegible que ha convertido en indescifrable el diálogo del niño con esa realidad tocada por la ausencia. Los poetas —nos dice Andrés— tienen revelaciones que no caben en los poemas. Sirve la poesía entonces para indagar en las inquietudes y las certezas del que escribe, para alcanzar ese universo de vivencias, realidades que son escombros de otras realidades, reminiscencias donde se oculta la memoria de la infancia, un adentro inhabitable, el paisaje familiar sombrío por el paso del tiempo, por esos instantes que no fueron dulces… por esos recuerdos con un fuerte olor a antiguos rechazos.

Y hay cuervos ciegos sobrevolando la carroña de la infancia. Un fulgor entre tinieblas /temblor de párpado que se despereza para ver la eternidad y se diluye en un verso revelación…  ¿A quién perdonas cuando olvidas? Una pregunta que responde casi toda la poesía de Andrés. La pregunta como respuesta imponderable de la angustia. Por eso prefiere el olvido, que es una forma del perdón, aunque otras veces le gustaría saber lo que gorjea /en la íntima soledad /del poema /Saber —nos dice— qué avecita de lumbre anida /en las ramas de mi amnesia. Si como dice Gelman, “uno escribe para curarse de una obsesión que interroga”, en Andrés ese estado parece ser permanente: uno dice soy /sin saber por /y para qué.  Poesía que se debate entre el ríspido silencio de las derrotas cotidianas y los gritos contenidos /en la dolorosa censura de la garganta. Él es el que habita: una zona honda /pulcra /una zona de silencios /y soledades sin formas:

está dentro de mí

y al otro lado

una zona donde nadie me conoce

porque no hay nadie

y los espejos están rotos.

Hermeticidad, simulación, ocultamiento, espejos rotos que no mostrarán nada, ni siquiera la imagen que es reflejo del que escribe. El poeta es la silueta que está al fondo de un paseo desolado inalcanzable… donde estoy también es un horizonte para otros que buscan… Él es el hombre que expone su herida como un trofeo de vulnerabilidad; pero sabe que la herida es una puerta, que la poesía es una puerta por la que se va el hombre que se nos parece. Y la puerta es un motivo reiterado en su poesía, símbolo de los límites, con su carga de significado y misterio. Puertas clausuradas, puertas cerradas, una puerta que se abre en un muro sin puerta, una puerta infranqueable siempre abierta hacia esa eternidad que es la poesía.

La escritura como estrategia de resistencia, de ahí que el poeta le confiera una misión ineludible, sacra al acto de dar testimonio a través de una escritura incesante. La conjunción entre el ser y la naturaleza está en el centro de su poética, donde, además de exponer su irrealidad verdadera, no puede ocultar el lamento por su triste condición perecedera, y donde la ironía es un recurso asumido contra la indefensión y la incertidumbre que lo agobia.  En cierto sentido sus poemas son como una extensión de su persona, encarnan en su manera de percibir —y recrear— la realidad.  Podemos escuchar su imaginación, las imágenes se vuelven ideas y crean un universo lingüístico, suficiente en ocasiones por su capacidad de conmover. Andrés escribe:

Me asusta el confort cuando sé sopla el caos, no puedo ignorar los temblores que anuncian reajustes de todas las cortezas y ese olor a azufre que brota de la tierra donde las hojas se pudren. Me asusta esta resignación satisfecha, esta entrega. Me he convertido en un grotesco niño cansado que garabatea en la arena el rostro del ángel que falta, siempre el ángel, el ángel sin alas que me saluda desde el columpio oxidado de su ausencia.

El poeta es siempre un lector del mundo y de la vida, en medio de tanta desesperanza acepta a la poesía como un ejercicio de fe, y es sagrado el hálito vital que imprime al acto de contemplación, la motivación que lo lleva a continuar la búsqueda, a descubrir la esencia de la verdadera libertad que está en el conocimiento. Si hay algo en lo que concuerdo con Nietzsche es en esa estremecedora certeza de que el poeta sabe más de lo que pueden saber los otros.

A menudo el autor crea verdaderos ambientes para ofrecer una fijeza, una resistencia contra el caos y la disolución; pero hay momentos en que lo vence la añoranza y una amarga tristeza: no me engaño la luz es un recurso /un modo de orientación en el caos. Asumo la belleza como una costumbre. Algo que asocio a tus ojos y a la vibración de tu nombre…  Caen y caen sus versos venturosos y húmedos… alfombrando el sendero de la melancolía… He mirado con la feroz tristeza de los desgarros… Ahora que vuelan en círculos las palabras que no dije /palabras carroñeras sobre el incorrupto cadáver de mis ilusiones… Ahora me volveré cazador en el coto de una renovada posibilidad.  El poeta se siente un pez fantasma en una alberca sin agua…    Un día abres los ojos y tienes constancia de la metamorfosis /Te has convertido en crisálida /Inmóvil /Muriendo.  El mundo exterior es ahora una ficción; el interior es un intento de normalidad en el aislamiento, donde se queda la luz abierta de un relámpago, los ruidos despiertos del poema. El poema que se escribe con un hondo silencio.

La poesía verdadera estará fundando siempre una esperanza, no importa que declare el sinsentido de la existencia, que hable desde el inconformismo, que se exprese con sarcasmos, no importa que recoja la memoria del dolor y el sentimiento de pérdida, que refleje la trágica y dolorosa consumación de los destinos humanos.  Ella irá en incesante apertura, alimentándose de futuro, gracias a su capacidad visionaria, y a esa fuerza transformadora.  Andrés sabe que la poesía es mucho más que declarar certezas, porque el compromiso del poema es el milagro, y nos lo ha dicho creyéndolo, y le creemos, por esas imágenes llenas de encendidas palpitaciones que suenan como verdaderos prodigios, como esas gaviotas que han renunciado al mar para picar migajas de infierno… o como ese mar de tiempo sobrevolado por horas y sombras. Es un deleite la manera como logra despojar las palabras de su vacuidad para forjarlas perdurablemente:   Así por nombrarte acudo a mí resurrección con las manos lavadas… hay mucha ciudad en las saetas florecidas…   El dinamismo y la belleza que imprime a ciertas frases, esas afirmaciones rotundas que consiguen un efecto puntual y sosegado: morir es una pausani ella ni yo le gustamos a la muerte… mejor volar, aunque el precio sea creer en los ángeles. Hay que acercarse a lo que implica la visión vibrante, nutricia, y vamos oyendo, como diría Martí, con las palmas abiertas al aire, el canto de las cosas, un canto nocturno que tenga la medida de mi dolor como pedía Saint-John Perse, y que en Andrés sería su canción pétrea /fórmula para el milagro.

La poesía es canción entonces, canto en la armonización del lenguaje que busca abrazarnos con su candor y verdad, con su pluralidad de voces. El poeta es el hombre total que canta desde sí y hacia el universo, que lleva los círculos musicales de su lírica hacia la creación.  Como el cuervo mensajero de los sueños que vuela en pos de la piedra filosofal, él es el que va, con los ojos cerrados siguiéndole el vuelo /hacia esa eclosión de luz y libertad. Su poesía sirve para alumbrarnos en la peor oscuridad —nos dice— no importa si mi lámpara /apenas ahuyenta las sombras a mi paso… sus versos sobrios y bien hilados mientras alumbran, van repitiendo… ¡Sea la luz!… ¡Sea la luz!


 

Luis Cino, cuatro respuestas

Luis Cino (Así Miami Noticias)

Como uno de los periodistas independientes de más larga implicación en el tema cubano, la opinión de Luis Cino (La Habana, 1956) siempre es atendible. Pertenece al Consejo Editorial de la revista Puente de Letras y es colaborador habitual de Cubanet.org y otros sitios digitales de dentro y fuera de Cuba. Sus libros de relatos Los tigres de Dire Dawa y Los más dichosos del mundo pueden adquirirse en Amazon. Reside en Arroyo Naranjo, en la periferia habanera.

Cino tuvo la gentileza de responder el siguiente cuestionario de Puente a la Vista:

La dictadura cubana ha confirmado el cierre de las oficinas de pago de Western Union en la Isla para el próximo 26 de noviembre, tras las sanciones anunciadas por la actual administración de EE.UU. ¿En qué medida cree usted que esta nueva situación acelerará o ralentizará la liberación de Cuba? ¿Cree que el régimen castrista dispone de variables para escapar de alguna manera a estas sanciones y continuar beneficiándose de las remesas enviadas desde el exilio?

Las sanciones a Fincimex, que pertenece a las FAR, son un duro golpe al financiamiento del régimen, que ha estado chuleando a los cubanos en el exterior apoderándose de los dólares y euros que envían  a sus familiares en Cuba. Pero esas sanciones afectarán, más que al régimen, que buscará el modo de evadir las sanciones,  a las familias cubanas receptoras de esas remesas. Es una muestra fehaciente de que el pueblo cubano es un rehén inerme  del régimen, que es dueño de todo y ejerce un control totalitario sobre la sociedad. Todas las medidas que se toman contra la dictadura, terminan afectando al pueblo, y eso es utilizado maquiavélicamente por la propaganda castrista. Ahora mismo, en vez de buscar el modo de que Fincimex  transfiera el manejo de las remesas a bancos civiles como el Banco de Créditos y Servicios o el Banco Popular de Ahorro o a Correos de Cuba, lo que hace es asustar y chantajear con el cierre de las oficinas de Western Union y el fin de las remesas, lo que supondría más hambre y miseria para muchas familias cubanas.

La creciente influencia de youtubers, o influencers, en el proceso de oposición a la dictadura cubana ha sido criticada por algunos políticos o activistas más tradicionales, tanto dentro como fuera de Cuba. Se habla incluso, crecientemente, de una “oposición de la oposición” en referencia a estos críticos. ¿Cuál es su visión sobre este asunto y cómo puede librarse la oposición cubana de una cierta tendencia, ya presente desde las guerras de independencia, a desgastarse en enfrentamientos infecundos?

Los influencers y youtubers, con su apasionamiento pero poca pericia política, están haciendo más daño que bien a la lucha por la democracia. Es lamentable tanta división y chusmería en las desavenencias. Hemos llegado a un punto  en que parece que estamos en una bronca de  solar o en una tiradera entre reguetoneros. La política no es un Reality Show. Hay que buscar los puntos en común, controlar los egos y vanidades y ahogar de una vez al intolerante Fidel que nos sembraron en el alma y que se suelta  cada vez que tiene un chance.  No es cuestión de buscar likes, ni de desatarse en los lives para atraer público. No hay líderes intocables ni hay que esperar a vivir en democracia para ventilar las diferencias, pero que sea con responsabilidad y decencia.

Decenas de exiliados cubanos se manifestaron recientemente, frente a la sede de la ONU en Nueva York, contra la disparatada inclusión de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos de ese organismo. ¿Cree viable una salida estadounidense de la ONU, dado el carácter cada vez más autoritario e irracional de esta institución, y la conformación, con el liderazgo de Estados Unidos, de un organismo similar pero constituido únicamente por países libres, que celebren elecciones pluripartidistas y periódicas y donde no se criminalice la diferencia?

La ONU y sus dependencias, particularmente el Consejo de Derechos Humanos, se han convertido en un descarado club de amigotes tiránicos y sus cómplices y chantajeados. Pero Estados Unidos tiene que seguir dando la batalla por la democracia y ejerciendo su influencia en ese escenario, por muy desfavorable que sea, para hacer cambiar la correlación de fuerzas en el mundo. La solución no puede ser retirarse de los organismos internacionales y seguirse aislando y estropeando las relaciones de USA con los aliados. 

Imagine que estamos en el año 2030. ¿Qué ha sido de Cuba?

Para el año 2030 no creo que el régimen castrista exista. Al menos, no de la forma en que existe ahora. Si el pueblo no ha explotado y sacado a patadas a los mandamases del continuismo,  habrán aflorado reformistas que por los reclamos populares y la presión internacional habrán tenido que hacer cambios. Pero la recuperación  demorará décadas, teniendo en cuenta el estado desastroso en que se encuentra la economía. Y lo peor será el daño antropológico que nos dejará a los cubanos  tantas décadas de vivir bajo una dictadura. Cuba tendrá que empezar casi de cero, y para levantarse necesitará el mismo tiempo o más del que le llevó al castrismo destruirla.


 

Jorge Olivera, tres piezas reveladoras

Jorge Olivera y Nancy Alfaya en el Festival Vista

No todos los días se da la coincidencia de que un Premio Nacional de Literatura Independiente, narrador, poeta, periodista, facture tan buena música como la que Jorge Olivera es capaz de componer y brindar al público. Una poética que mezcla con soltura lo popular y lo intelectual: sencillez y elaboración, contenido y forma.

Tres piezas reveladoras en su riqueza conceptual. En Pensando en ti, Olivera combina con el rapero Osvaldo Navarro (Navy Pro) para contagiar desde los primeros acordes:

 

Jorge Olivera tiene más de diez libros publicados en los géneros de narrativa, testimonio y poesía, y una extensa obra periodística. Es Premio Nacional de Literatura Independiente de Cuba ‘Gastón Baquero’ (2014). Preside el Club de Escritores y Artistas de Cuba (CEAC).


 

María Werlau, cuatro respuestas

Investigadora, académica, activista por los derechos humanos, María C. Werlau es la gran especialista en las víctimas del castrismo. Es cofundadora de la organización educativa sin fines de lucro Free Society Project, también conocida como Archivo Cuba (Cuba Archive). Sus numerosos trabajos sobre Cuba y Venezuela abarcan diversos temas y se han publicado tanto en inglés como en español. Fue Segunda Vicepresidente de Chase Manhattan Bank y es licenciada en Relaciones Internacionales (Foreign Service) de Georgetown University. Tiene un Magister en Relaciones Internacionales de la Universidad de Chile. Nació en Cuba y a los ocho meses de edad llegó a Estados Unidos con su familia como refugiados políticos.

Werlau tuvo la gentileza de responder el siguiente cuestionario de Puente a la Vista (estas respuestas reflejan sus opiniones personales y no las de su organización):

La dictadura cubana ha confirmado el cierre de las oficinas de pago de Western Union en la Isla para el próximo 26 de noviembre, tras las sanciones anunciadas por la actual administración de EE.UU. ¿En qué medida cree usted que esta nueva situación acelerará o ralentizará la liberación de Cuba? ¿Cree que el régimen castrista dispone de variables para escapar de alguna manera a estas sanciones y continuar beneficiándose de las remesas enviadas desde el exilio?

La medida debía haberse pasado hace tiempo, ya que el régimen cubano se ha beneficiado en muchos millones de dólares anualmente del porcentaje que retiene de las remesas, o sea, expropiando a los cubanos que ayudan a sus familias. Acelerará la liberación de Cuba pues es una manera más de presionar para que el régimen dictatorial no pueda evadir enfrentarse el desastre económico que supone una economía de mando supuestamente “socialista”, parasitaria, que desprecia la verdadera productividad, creadora de la riqueza. Por supuesto, buscará evadir las sanciones y capturar un porciento de remesas y ayudas del exterior, pero cada vez se le van cerrando más las variables.

La creciente influencia de youtubers, o influencers, en el proceso de oposición a la dictadura cubana ha sido criticada por algunos políticos o activistas más tradicionales, tanto dentro como fuera de Cuba. Se habla incluso, crecientemente, de una “oposición de la oposición” en referencia a estos críticos. ¿Cuál es su visión sobre este asunto y cómo puede librarse la oposición cubana de una cierta tendencia, ya presente desde las guerras de independencia, a desgastarse en enfrentamientos infecundos?

Los cubanos debiéramos enfocarnos en lo que nos une, el clamor por la libertad, y respetar a cada cual que aporte, a su manera, a este objetivo. Podríamos centrarnos más en qué podemos hacer nosotros en vez de fijarnos en lo que hace “mal” el otro. Ante todo, una nueva y mejor Cuba emergerá si nos esforzamos en respetar a los que difieren de nuestras posturas, a obrar con compasión y amor hacia todos, y a perdonar incluso a los que nos ofenden y hacen daño. Es simple, una Cuba libre podría regirse por la regla de oro: tratar a los demás como nos gusta que nos traten.

Decenas de exiliados cubanos se manifestaron recientemente, frente a la sede de la ONU en Nueva York, contra la disparatada inclusión de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos de ese organismo. ¿Cree viable una salida estadounidense de la ONU, dado el carácter cada vez más autoritario e irracional de esta institución, y la conformación, con el liderazgo de Estados Unidos, de un organismo similar pero constituido únicamente por países libres, que celebren elecciones pluripartidistas y periódicas y donde no se criminalice la diferencia?

La mayoría de los miembros de ONU no son democracias funcionales y, particularmente el Consejo de Derechos Humanos, está viciado y controlado por estados autoritarios. Los votos no son proporcionales a la población, economía, etc. Por lo que el voto de EEUU vale lo mismo que el de Andorra o Fiji. EE.UU. hizo bien en retirarse del Consejo de DDHH y, en mi opinión, no debiera financiar el gigantesco aparato de entidades que, en gran medida, está avocado a trabajar contra los intereses de este país y de las democracias de libre mercado. La ONU se ha convertido en un pulpo costosísimo y de poca efectividad comparativa, debiera reestructurarse para centrarse en su misión original más importante: mantener la paz mundial. Todo lo demás pudiera repensarse en un organismo similar conformado por países libres cuyas decisiones valgan en proporción de su población y otras medidas (tal vez PIB o porciento de intercambio comercial).

Imagine que estamos en el año 2030. ¿Qué ha sido de Cuba?

Cuba está bien encaminada dentro de un gradual proceso de transición para superar del todo siete décadas de dictadura. Se solidifica la democracia pluripartidista que reemplazó al régimen comunista y ha transitado hacia una economía libre y productiva que genera riquezas para reconstruir al país y brindarle una vida digna, oportunidades y esperanza al pueblo.


 

Roberto Bolaño, un poema

El brillante novelista, cuentista y ensayista chileno Roberto Bolaño se creyó siempre mejor poeta que todo lo demás. No tenía razón. Pero eso no significa que fuera un mal poeta. Hay escritores –muy pocos, pero los hay– que no saben escribir mal, aunque se lo propongan. El poema Nenúfares aparece en Poesía reunida, una de sus varias obras póstumas.


Nenúfares

La palabra Siempre se baja apresuradamente de un tren expreso

llamado niña bella te amo mucho-niña bella te amo

mucho-niña bella te amo mucho después sólo queda la

luna la silueta de un puente y el profundo silencio que

precede a los descarrilamientos

Llueve interminablemente dentro de una novela de tapas

grises pero si abro la ventana no sólo entrará la brisa tibia a

mi dormitorio también el polen y veré pájaros tomando el

sol en los cables de luz y en los árboles sin embargo llueve

dentro de esta novela y un hombre se aleja corriendo de un

grupo de cabañas más veloz que la brisa y que los trenes y

la primavera.

Sombrerero loco nunca hay últimas palabras ni últimas

enfermedades aprende a leer las barricadas en el semblante de

los niños sombrerero loco.


 

Veintiún correos electrónicos

Veintiún correos electrónicos para definir el destino presidencial en Cuba.

Nunca había escuchado de un peor simulacro de democracia que este, esgrimido desde el unicameral parlamento cubano, que intenta hacernos pasar por tontos: que veintiún correos electrónicos proponen la investidura de la presidencia cubana ad infinitum.

Una falta de respeto, no solo a poco más de once millones de personas [la población total de habitantes en la isla], sino al propio ejercicio democrático del que tanto gusta presumir el #PartidoComunista pero que jamás aplica o ejerce.

Una inmoralidad que se burla, por citar un solo ejemplo, de aquella acción cívica que le costó la vida a Oswaldo Payá, y que todos conocemos como Proyecto Varela.

Toda dictadura es nociva en cualquier contexto, circunstancia o espacio cardinal. Pero la cubana es una dictadura que hace del descaro [sí familia, del descaro] su lógica de existencia.

El simple hecho de anunciar que veintiún correos electrónicos [no importa quiénes lo enviaron] forzaron la discusión de una ley parlamentaria o presidencial es, en sí misma, una actitud vil. Una actitud burlesca hasta la mezquindad.

Veintiún correos, señoras y señores. Ni siquiera puedo sacar la cuenta del porciento que representan veinte ciudadanos en una población de, se dijo antes, poco más de once millones de habitantes.

Estamos hablando que semejante atropello a la democracia la comete un régimen que, por sexta vez, ocupa un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas [ONU].

A este propio Consejo le dejo de tarea reflexionar a quiénes han dejado sentar en una mesa que siempre ha cojeado.


 

‘Los materiales del cielo’, premio Dulce María Loynaz 2019

Juan Manuel López

Los materiales del cielo, de Juan Manuel López, se aparta del conjunto para homenajear la poesía», apunta de este libro, ya disponible en Amazon, Odalys Interián, jurado del premio Dulce María Loynaz 2019 (categoría Exilio) junto a Luis Felipe Rojas y Rafael Vilches. Y abunda:

«Son poemas en prosa translúcida, reflexivos, descriptivos, existenciales, escritos aparentemente con el lenguaje de la conversación corriente (pero sólo en apariencia, porque es auténtica poesía). Poemas escritos a la manera de los antiguos clásicos, la carga poética viene desde el mismo interior del poema, al margen de que éste tenga o no grandes hallazgos metafóricos o de otra índole. Plasma la realidad con ese coloquialismo que parece sencillo pero tiene una profundidad deleitable y nos hace cómplices de las cavilaciones del poeta; un estilo claro, directo, muy reflexivo a pesar de que no importen mucho en poesía las reflexiones del que escribe: pero uno disfruta ver, a través de su mirada, esa luz serena que nos hace sentir el prodigio de la vida y del poema”.

Hoja de ruta del destierro, viaje interior, mapa de las difuminaciones, o de los alumbramientos, este libro se recorre por muchos caminos, todos atravesados por un denominador común: La profunda extrañeza de existir.

Juan Manuel López nació en Sancti Spíritus en 1967. Poeta y narrador, tiene publicados los libros Los cielos mentidos (Letras Cubanas, 1996, Premio Pinos Nuevos), Otros milagros del ser (Luminaria, 1998), El libro de K (Luminaria, 2000), El sueño y el vacío (Fundación Néstor Álamo, 2010, Premio Poeta Bento) y Nos queda el silencio (Luminaria, 2016). Ha obtenido numerosos reconocimientos, entre los que destacan los premios Eliseo Diego, América Bobía, Reina del Mar Editores, Alcaraván, Rafael Morales, Carolina Coronado, Grabiel y Galán, Pablo Ardisana, Emeterio Gutiérrez Albelo, Gilberto Owen Estrada y, con este poemario, el Dulce María Loynaz. Reside desde hace más de veinte años en Copenhague, Dinamarca.


 

‘La maquinaria’ de Frank Castell

Frank Castell (Facebook)

«Apasionante, dramática y hermosa novela sobre ciertas preguntas esenciales y ciertos miedos en la dura realidad cubana que muchos se niegan a ver”, escribe el editor Amir Valle sobre La maquinaria (Iliada Ediciones), el nuevo libro de Frank Castell ya disponible en Amazon.

«La maquinaria es la historia de dos jóvenes, Manuel y Beny, quienes, tras ser detenidos por la policía, son obligados, bajo la más grotesca, humillante y ridícula presión, a informar de manera sistemática todo cuanto se hablara en tertulias y encuentros», describe el propio autor. «Ya dentro de la maquinaria, se percatan de la podredumbre y el horror. Intentan salir. Pero la maquinaria no perdona».

Frank Castell (Las Tunas, 1976) es poeta y narrador. Entre otros, tiene publicados los libros El suave ruido de las sombras (Poesía, 2000), Confesiones a la eternidad (Poesía, 2002), Corazón de barco (Poesía, 2006), Final del día (Poesía, 2012), Salmos oscuros (Poesía, 2013), Fragmentos de Isla (Poesía, 2015), El solitario oficio de la resistencia (Poesía, 2018) y Como un país desierto (Poesía, 2019). La maquinaria es su primera novela.


 

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