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Ajedrez, patrimonio cultural de la humanidad

Editorial Lunetra suma otro activo valioso a su catauro deportivo con la edición del libro Ajedrez, patrimonio cultural de la humanidad, del historiador y docente venezolano Uvencio Blanco Hernández, Doctor en Ciencias de la Cultura Física y el Deporte. Esta es la segunda obra de Blanco Hernández con Lunetra, luego del exitoso lanzamiento de Capablanca y su método: sistema instruccional de ajedrez.

En esta obra de 309 páginas, ilustradas con 25 pinturas realizadas por autores de varias épocas, el profesor Blanco Hernández allana caminos y facilita la asimilación de las esencias culturales del ajedrez a los millones de seres humanos ávidos de conocer el contenido patrimonial histórico y establecido del bien llamado «más noble de los juegos». Sus orígenes milenarios, su historia reciente y su trascendencia en la literatura, la poesía, el cine y otras formas de arte de la sociedad, son expuestas en este libro con abundantes ejemplos y declaraciones de numerosas personalidades del mundo ajedrecístico y grandes maestros de la actualidad. Todo con el objetivo expreso de que la UNESCO declare al ajedrez Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad.

«Aspiramos que Ajedrez, patrimonio cultural de la humanidad, sirva como herramienta de apoyo a nuestra propuesta de solicitud de declaratoria del ajedrez como Patrimonio Cultural Intangible de la UNESCO y como aporte a la cultura general hacia una mejor comprensión de la evolución del juego, sus valores e impacto en nuestra sociedad», afirma el autor.

Las versiones digital y papel ya están disponibles en Amazon:

Virgilio Piñera y los orígenes del miedo

Montaje de autor desconocido sobre foto de Virgilio original de Mario García Joya.

Tuve miedo: estas fueron, según la Biblia, las primeras palabras del primer hombre luego de cometer el primer pecado. Algún tiempo más tarde, y lejos ya del paraíso, el relevante escritor cubano Virgilio Piñera, nacido un 4 de agosto de 1912, también tuvo miedo, más que por los pecados cometidos, por los que iba a cometer. Es como si durante el transcurso de milenios el temor hubiese dejado de ser mera consecuencia de la falta para convertirse, ante todo, en su prevención o en su anticipo.

Se trata de un desaguisado por cuya existencia no debemos culpar al demonio, quien nunca ostentó poder para tanto. Más bien es la obra de obispos lombardos, concilios de Verona y todos los demás inquisidores que en el mundo han sido, desde Calígula a Torquemada, desde Hitler a Stalin o a Fidel Castro.

Ellos, con sus hogueras y sus empalamientos, violentaron las esencias del miedo para convertirlo en fe. Así, hecho fe pervertida, el miedo continuaría atizando sus llamas hasta aquella memorable ocasión, año 1961, en La Habana, cuando Fidel Castro, Torquemada redivivo, dijo a los escritores y artistas: conmigo o contra mí. Y entonces Virgilio Piñera sintió miedo.

En realidad, fueron muchos los que sintieron miedo, pero únicamente él tuvo el valor y el desenfado que se necesitan para confesarlo a voz en cuello. Debe haberle ayudado la convicción de que su torcedor era precisamente la cobardía, algo que ya había admitido a través del protagonista de uno de sus cuentos, El enemigo, con el cual, por cierto, hizo de profeta, previendo, desde 1955, lo que empezaba a ocurrir aquel nefasto día habanero de 1961: Hay un miedo que es típico del ser humano –escribe Virgilio-. Se trata de ese miedo que por ser un sentimiento muy vital mira horrorizado la posibilidad de perder algo tan valioso como es la vida, y no sólo la vida sino también la fortuna, el empleo, el ser querido…  Esto lo han sabido muy bien ciertos hombres y es por ello que han podido, en un momento dado, dominar a millones de otros hombres.

Sólo valdría agregar que en efecto, esos hombres logran dominar a muchos, pero no a todos. Y en cualquier caso, algunos son dominados sólo a medias. Virgilio perteneció a este grupo, ya que por encima de sus viejos pánicos, supo agenciárselas con una fórmula: Si yo me someto al amedrentador es porque estoy cogido en el engranaje, pero frente a él una sonrisa desdeñosa aflora a mis labios.

En ausencia de otra salida mejor, dadas las circunstancias, su fórmula habría resultado útil no sólo para intelectuales y artistas, sino para millones de cubanos con los más disímiles oficios. Sin embargo, parece que el miedo frustró la aplicación a extensa escala. Tampoco el horno estuvo para palitroques. Además, ni Virgilio ni nadie habría podido vislumbrar hasta qué punto el miedo empezó a alinearnos desde aquella vez en una simetría mental de ciento quince mil kilómetros cuadrados, algo sin precedentes en la polimorfa caribeña, donde la gente siempre ha invocado a Santa Bárbara después del trueno.

Como un músculo, el miedo se iba a robustecer estimulado por la práctica de todos los minutos y en todas las posiciones y variantes, no sólo las conocidas hasta entonces, sino también alguna que otra inédita. Muy pronto dejaría de actuar como un simple instinto de conservación. Obligados a dedicarle atención especial a todo lo que ofrece peligro –una ley, un discurso, una planilla, el anuncio de nuevas medidas, una sospecha, una acusación sea fundamentada o no, una actitud ambivalente, lo que le pasó a un conocido, un operativo policial, una pregunta del jefe, el barco que no llega, un ciclón que arrasa platanales, la lengua del vecino, un tipo parado en la esquina -, el miedo, aun cuando mantuviera su función de resorte, al nivel intuitivo, se fue convirtiendo dentro de nosotros en un fenómeno de máxima racionalidad. Y desató formas convencionales de adaptación, esas a las cuales André Breton había llamado “los malhechores de adentro”.

Desde entonces somos el bodrio que somos: garras de tigre, espíritu de oveja, moral de lagartija, laboriosidad de cachalotes, iniciativa de pichones en su nido. El miedo nos hizo enemigos velados del amigo y delatores del pariente. Nos enseñó al revés la máxima de aquel santo: desconfío de todo cuanto pueda tocar o que me toque: ese fue ahora nuestro credo. El miedo nos transformó en sujetos de sonrisa fácil y palmaditas sobre el hombro, en solidarios por decreto y zancadilleros en secreto. Somos maniáticos del miedo, porque es nuestra obsesión, aun en los casos en que suele presentarse como una especie de palanca ética.

El miedo no sólo nos priva de la libre acción y la serena conciencia. También nos disloca la brújula, pues ya ni siquiera estamos capacitados para identificar a cuenta y riesgo qué papel jugamos bajo el cielo, en qué tiempos vivimos, cuáles son nuestros reales derechos. Tal vez por eso apenas podemos ayudarnos o entendernos mutuamente, al menos. Algo nos lo impide. Es el miedo, bajo cuya égida nos hallamos más solos que un pingüino en la boca de un volcán.

Hemos llegado ya tan lejos que hasta aquel que dispuso y amasó nuestros miedos se pudo dar el lujo de vender una imagen como defensor de nuestros miedos. Y es así que nos cuidaba de las malas influencias que “amenazaron” siempre desde más allá del horizonte. Nos hizo sentir a buen resguardo, con leyes rígidas, acceso restringido, estadísticas mañosas, y manipulando a conveniencia el pensamiento de los próceres. El miedo y su gestor nos protegieron de la dañina luz solar, la taparon con un dedo, largo, fino, implacable en su intolerante verticalidad. ¿Quién dijo que no es posible cubrir el sol con un dedo? Basta con que al dedo se le otorguen poderes omnímodos para tocar botones, apagar pantallas, apretar gatillos, indicar direcciones, alertar, señalar, advertir, condenar. Esa fue la principal enseñanza que nos legó Fidel Castro. Ahora sólo queda por ver cuánto tiempo necesitaremos para interiorizarla.


Descemer Bueno revela que Ramiro Valdés cultiva marihuana

El cantante y compositor Descemer Bueno, célebre por hits como ‘Bailando’, junto a Enrique Iglesias y el dúo Gente de Zona, aseguró este martes, en una directa desde su cuenta de Facebook, que el vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros de Cuba, Ramiro Valdés, cultiva marihuana.

«Los dinosaurios como Ramiro Valdés meten presa a la gente por fumar marihuana, pero él tiene campos de marihuana sembrados en Cuba», reveló Bueno.

«Como muchísimos delincuentes más que no han dejado que Cuba se mueva en otra dirección que no sea un comunismo y socialismo erráticos», añadió el compositor, que suele explayarse en las redes sociales.

Durante su ya extensa carrera musical, Bueno -recientemente atacado por el viceministro de Cultura de Cuba, Fernando Rojas- ha estado en contacto con numerosos miembros de la nomenclatura castrista y sus familiares.

Ramiro Valdés Menéndez (Artemisa, 1932), considerado uno de los veteranos participantes en el régimen cubano «desde la acción militar que le dio inicio el 26 de julio de 1953», ostenta desde 1976 el grado militar honorífico de Comandante de la Revolución Cubana.

Considerada una de las figuras más impresentables del castrismo, Valdés es actualmente Vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros de Cuba. En el VI Congreso del PCC, fue ratificado como miembro del Buró Político.


La Cuba más libre y próspera

Foto cortesía Pixabay

La pureza cultural no existe. O al menos no existe en la mayoría de las regiones del mundo, y esa inexistencia ni siquiera forma parte de un fenómeno moderno, o digital –resultado de la famosa globalización o revolución informática–, sino que conforma el trasvase de información y comercio que se extiende y diversifica desde la antigüedad, y al que denominamos comúnmente “civilización”. Por eso, en el caso cubano o castrista, hablar de “nacionalismo” pudiera sonar doblemente ridículo.

Sin embargo, desde su mismo origen, todo el discurso, la mecánica y el espíritu del castrocomunismo ha girado en torno al nacionalismo como un planeta alrededor de su estrella. Hasta el “internacionalismo” blandido por los hermanos Castro y sus seguidores pudiera ser definido como neoimperialismo, nacionalismo exhibicionista.

Puede sonar extravagante, pero la contradicción entre la vocación universal de “Cuba” y el régimen nacionalista que finalmente ha logrado institucionalizarse allí, esa realidad esquizofrénica, ha sido un elemento poderoso en la perpetuación de la dictadura. Los chivatones y segurosos son ante todo, más que comunistas o socialistas o castristas o estalinistas, profundamente nacionalistas, o se escudan en ese discurso. No importa si algunos se lo creen o no: funciona como mantra oficialista y eso es lo que importa al poder.

Solo cuando nos atrevamos a salirnos de la camisa de fuerza del viejo nacionalismo y a dejar de esperar “lo de afuera” (gracias a que nos volvemos en la práctica “lo de afuera”), comenzaremos a dejar sin discurso y sin espíritu a esa zona autoritaria de la cultura “nacional” que prepondera en la homogeneidad, en la exclusión, en la delación. ¿Cuándo ha sido “Cuba” más libre y próspera? Durante la primera mitad del siglo XX, cuando más presencia extranjera, empresarial y cultural, había en el país.


Fundación para los Derechos Humanos en Cuba otorga galardón ‘General Calixto García por la Libertad’

La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) ha establecido, por primera vez este año, el galardón “General Calixto García por la Libertad” y ha anunciado a los primeros receptores cubanos y extranjeros, entre los que se encuentra el escritor y periodista independiente Roberto Quiñones Haces.

«FHRC decidió honrar al General Calixto García, que luchó desde los 18 años en las tres guerras de independencia y falleció de neumonía en diciembre de 1898 en Washington cuando gestionaba que se otorgase una pensión decorosa para los jubilados del Ejército Mambí», indicó el ensayista Juan Antonio Blanco.

En esta primera edición del galardón “General Calixto García por la Libertad”, FHRC ha decidido reconocer a las siguientes personas de Cuba: Roberto Quiñones Haces, Silverio Portal Contreras y Lisandra Orraca Guerra. Junto a ellos se ha distinguido también a dos diputados de Venezuela y Lituania, María Corina Machado y Emanuelis Zingeris.

Los premios serán entregados el día 11 de diciembre coincidiendo con el aniversario del fallecimiento del general, en 1898.

En esta ocasión las medallas “General Calixto García por la Libertad” recayeron en tres cubanos, dos de ellos actualmente en injusta prisión. Estos cubanos han desarrollado su lucha en los campos del periodismo independiente, el activismo social por una vivienda digna y los derechos campesinos para conjurar el peligro de una hambruna inminente. Junto a ellos, que serán receptores de la Orden “General Calixto García por la Libertad”, FHRC tomó la decisión de reconocer también el compromiso de los citados diputados extranjeros con la lucha por la libertad, la democracia y los derechos humanos, otorgándoles la Orden de igual nombre.


370: Las redes sociales y las viandas como delitos de opinión

La pandemia del coronavirus en Cuba le ha venido como anillo al dedo y servido de coartada al gobierno dictatorial del país, que a través del empleo de  decretos y diversas artimañas legales censura, prohíbe y criminaliza actos que no constituyen delitos a nivel internacional, por lo que viola los derechos humanos de la nación y de una Carta Magna diseñada desde el poder y hoy  reconvertida en novela de ficción.

Para las autoridades cubanas, hundidas hasta el cuello en una crisis general que afecta renglones de primera necesidad para la población –como los alimentos, el aseo, el fondo habitacional, los medicamentos y otros que por la ineficiencia del régimen tienen al borde de un nuevo “Período Especial” al país desde mucho antes de la aparición del Covid 19–, la pandemia se convirtió en un hecho providencial para justificar el caos económico, político y social de la isla, y de paso, para incrementar la represión.

Esta situación en el país, que nada tiene de coyuntural y mucho menos que ver con el coronavirus –como pretenden hacer creer las autoridades a la población cubana–, se ha convertido en el escenario ideal para mostrar su poder represivo y, camuflados tras supuestos ejercicios legales como decretos y resoluciones violatorias del Derecho Internacional, intentar acallar, mediante la coacción de la fuerza, las voces y proyectos que disientan o propongan un cambio al estancamiento y retroceso que vive la nación.

De ahí que si bien el Decreto Ley 349 se convirtió en una extensión del corralito que levantó Fidel para unificar el balido de los carneros acuartonados tras las talanqueras ideológicas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en 1961, hoy pretenda hacer lo mismo con el arte alternativo. El 370 es una mordaza para impedir la opinión adversa de una ciudadanía que ya expresa su disgusto en las calles, las colas para conseguir alimentos, el transporte y ante todo lo que viole sus derechos.

Las amenazas, multas y el uso extremo de la fuerza policial contra quienes expresan libremente una opinión que no complazca a la revolución, en lugar de poderío y control son señales de temor y debilidad que, disfrazadas de Decretos Ley, violan la propia ley desde sus raíces. En su esencia, la intención es hacer de las disímiles opiniones de la población un coro de once millones de voces que entone un solo tema de alabanza a la revolución, algo difícil de conseguir a estas alturas, aunque nos condenen al paredón.

Según expresa el Decreto Ley No. 370 en el inciso I, capítulo 68, en referencia a las contravenciones de la información y la comunicación, se trata “específicamente de difundir, a través de las redes públicas en la transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas”. Conceptos ambiguos que sólo pueden definir los cuerpos represivos y el poder.

¿Es contrario al interés social que una madre proteste porque no tiene alimentos para sus hijos? ¿Contrario a la moral y las buenas costumbres que una familia exija y denuncie a través de las redes públicas que la corrupción, el desvío de recursos y la desidia gubernamental sean culpables del derrumbe de su hogar? ¿Lesivo para la integridad de las personas que otras digan “esto tiene que cambiar”?

No lo dudo. Se trata de un país bajo un régimen dictatorial, donde expresar que un funcionario es calvo, el otro gordinflón, el de más allá corrupto y aquel vividor constituye una contravención. Un país donde, según este Decreto Ley, el sujeto del delito puede ser multado e incluso ir a prisión. Será real pero kafkiano. Si alguien, por gritar en una calle de Bayamo que “no hay viandas”, es detenido y multado, apaga y vámonos.

Al régimen no sólo le interesa la opinión y forma de expresarse de los artistas en la Cuba de hoy. Por temor a un estallido social generado por las carencias que provocan las ineficiencias, arbitrariedades, imposiciones y actos represivos nacidos de la cúpula gubernamental, hoy silencian el vozarrón de Juan el Mudo y reprimen lo mismo a un vendedor de maní que a una lavandera, a una actriz que a un escritor. No duden que en próximos decretos se dicte qué se puede hablar en la cocina, la sala, los cuartos, la azotea o el baño de la casa, como se satiriza en el audiovisual de Eduardo del Llano titulado Café Monte Rouge.


Juan Carlos Valls, los animales del corazón

Juan Carlos Valls en el III Festival Vista de Miami

He intentado una y otra vez recordar quién me presentó a Juan Carlos Valls, y cómo. Por alguna extraña sinrazón y el tiempo transcurrido, más de 25 años, conservo la nitidez de ese encuentro, los rostros, la comida en su casa, la lectura de sus poemas, aquellos del libro Los animales del corazón. Pero no recuerdo otros detalles, otros nombres, que no sean los títulos de sus textos.

Desde entonces supe que este poeta de la intimidad, uno de los mejores de su generación –que pudo trascender en esa catarsis de lo íntimo, lo bello, lo que denuncia una vida existencial profunda–, quien enarbolaba la angustia como si pudiera descifrar nuestras vidas, nos decía, sin laberintos de palabras ni otras pérdidas, las verdades que el miedo, el silencio o simplemente cierta falta de luz para encontrar un ritmo, una musicalidad, una forma de filosofar que no quedara como tarea de dioses –que no extrapolara tendenciosamente como un invento de la miseria–, ocultaban. Él, a diferencia nuestra, lograba su forma de decir en un escenario que siempre nos incluía, nos inspiraba y aún lo hace.

Sentí desde aquel encuentro el flash con el que nos retrataba, que se devolvía en el suyo sin que por ello constituyera una trampa, un espejismo o resultado de un mal manejo de la carencia en aquellos días difíciles. Valls sabía transgredir los códigos de una cerrazón que nos asfixiaba como la maldición del agua violentando las puertas, las estaciones de la intimidad, y que era en esa otra dimensión de la ficción, o de la realidad misma, también nuestra.

Él supo apropiárselas –realidad y ficción– y tener coraje para asomarse al abismo con la sabiduría de quien puede cantar con voz propia, adelantarse como una limpieza, como dejar caer la arena de nuestros cuerpos sobre el polvo al que finalmente regresaremos.

Muchas veces, como el poeta, he bebido en cuerpos desconocidos y vuelto a ese recuerdo como el asesino al lugar del crimen. Pero Valls lo hace como un don casi divino o un prodigio, con el gusto exquisito de quien sabe de cicatrices, intemperies y desamparos. El poeta es su propia entrega, su amor propio en la transparencia.

No se trata de una entrega fácil o difícil. Se trata de una sin prejuicios ni moralismos, porque esos animales del corazón siempre lo acompañarán –solo Dios puede saber cuánto le cuesta–, y porque a veces él es el otro que escucha, que padece, que entiende.

Esas cicatrices develan al ser sensible, y sublime, que quizás juega a ser fantasma, sombra o silueta que merodea, pero también en su ascendencia a un aprendizaje desde donde nos transmite, locuaz, fluido y, por qué no, concentrado en esas partes donde asoma su esencia, la insustituible razón de quien sabe contar nuestros padecimientos, y en su madurez nos dice:

Cuando se tense todo
Cuando esté listo para empezar el camino del hombre
Que enmudeció con el tajo sangrante
De un viaje sin horarios
Querré decir cómo es la libertad por dentro
Cómo son los anillos
Los parques
La soledad del fauno.
Será como aprender a enlazar las palabras
Y los sonidos íntimos
Será entrar en el miedo de mí
Con una enorme pata de cabra
Y con la mano aún temblorosa
Incendiaré el agua mansa
Que sin pudrir
Hace los días largos
Y las noches abiertas al amor.

Una dulzura implícita

Hay una dulzura implícita
en el hombre que pasea a su perro
son idénticos modos de pernoctar
en los recovecos de la memoria
en mis cuatro caminos
y en mi sola cabeza trunca de soledad.
a quién le importa
mi luna llena y metafórica
el vicio de animal
el sueño de animal
la vieja herida injusta y necesaria
para que yo aprendiera que un perro es una mancha
hasta en el corazón de un niño.
ese soy yo un perro desde el hocico tibio
hasta mi rabia peligrosa.

son días de no sentir
el manotazo de una palabra
de no despertar en medio de la noche
con el graznido metafísico de un pájaro
de no padecer el amor como ordenan las escrituras.

creí tener tiempo para limpiar
lo que ensucia la memoria
pero el agua desterró la espuma de mi boca
y a cambio de la continuidad
le dio a mis manos un olor seco
y un chirrido mecánico
mis manos
único sitio que desconozco
la única herramienta
que se convierte en osamenta de la noche.

hay una dulzura implícita
en el hombre que pasea a su perro.
quién lleva a quién.
quién escribe.
quién ladra.



Eusebio Leal y la carta de despedida del Che Guevara

La verdadera carta de despedida de Ernesto Che Guevara, el guerrillero de origen argentino ícono de la izquierda radical, al exgobernante cubano Fidel Castro, fue descubierta el pasado mes de junio en un apartamento de La Habana Vieja por trabajadores al servicio de Eusebio Leal, el difunto historiador de la ciudad, quien sin embargo nunca pudo tener acceso a la misiva.

En la verdadera carta, cuyo descubrimiento desmiente la misiva difundida durante décadas por el régimen castrista, el militar y médico argentino parece criticar la programación de la televisión cubana a finales de los años sesenta, particularmente la programación infantil.

“Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando conocí a Mickey Mouse en el Canal 2, de Armando Calderón y su comedia silente, de toda la tensión en el diversionismo ideológico”, apunta Guevara durante la misiva.

“Un día pasaron preguntando a quién se debía acudir en caso de que los muñequitos rusos desplazaran definitivamente al Oso Yogui, y la posibilidad de que Ferdinando copara las tandas infantiles nos golpeó a todos”, adiciona en la verdadera carta el homicida argentino, célebre por comandar pelotones de fusilamiento en la fortaleza de La Cabaña, actual sede de la Feria del Libro de La Habana.

“Después supimos que era cierto, que en Cuba no había solo dos canales por gusto. La revolución era verdadera, al punto de perseguirnos con cuatro tanquistas y un perro”, lamenta Guevara en uno de los fragmentos.

Fuentes que prefirieron no ser identificadas aseguraron a la redacción de ‘Arroz con mango’ que aunque Eusebio Leal persiguió con ahínco la carta, tras enterarse de su aparición, los dos trabajadores involucrados en el hallazgo lograron escapar de la Isla a bordo de una “cigarreta” –lancha rápida–, y actualmente se encuentran a salvo en un punto no determinado del sur de la Florida, en Estados Unidos.


Quebrar el Estado, una propuesta para liberar a Cuba

¿Es posible liberar Cuba sin un alzamiento masivo? Probablemente sí. Los influencers, las redes sociales, el activismo cultural, etc., han detonado un cambio de opinión, tienen preocupada a la familia “real” y han puesto a correr a un bando de guayaberas. Pero, aunque la denuncia es masiva, no desborda. Hay temor, hay apatía y es entendible.

Por otra parte, si bien el apoyo internacional resulta clave, un plebiscito es difícil de materializar. Un estado autoritario no regala terreno. Allí el mando es escalonado, no fraccionado; no hay partes, no hay opuestos autorizados a diferencia de Chile o cuando surgió el parlamento en Inglaterra.

La mayoría en Cuba no tiene claro que el gobierno es el obstáculo, una autocracia extractiva por excelencia. Muchos, crecidos en una misma biblioteca y con Marx de economista, probablemente no marquen “Republica Liberal” en ninguna boleta. No es que no vean la realidad, es que esta ha sido distorsionada.

Se necesita un plan concreto, algo que el gobierno sepa pero que no pueda evitar. Veamos esta sugerencia: Hay que tender un puente entre la banca exterior y el cubano de a pie. Hay que dejar fuera al Estado. Si el dólar queda en la calle podría desatarse una ruptura entre la primera y la segunda línea del régimen.

Unos breves detalles antes de exponer la idea:

No olvidar que ninguna sociedad ha tenido progreso sostenido bajo instituciones extractivas, esto es: donde una “elite” colecta, filtra todo y luego distribuye según rango a cambio de permanencia. Ver el imperio romano, el imperio español, el colapso soviético. Ver Cuba, la misma receta desde 1959. Siempre se arruinan.

Por otro lado, ya no tienen padrinos; el club de Paris les pide la cabeza y quedan pocos empresarios por engañar. La cúpula, la primera línea, sigue acaparando en cuentas privadas por si hay que correr, dejando a “Los Caneles” con muy poco para sostener la demanda (apenas tienen para la Libreta). Ahora, con el turismo de vacaciones y las remesas disminuidas, no encuentran otra que abrir tiendas carnadas, digitalizar el dólar para manipularlo y dedicarse al parasitismo a tiempo completo. Que el exilio trabaje.

No olvidar que llevan tiempo haciendo bicicleta con el ciclo de pago. Ejemplo: importan a 8, venden al pueblo a 20, luego, desvían 15. (Cangrejos, yates, meriendas para la represión, etc.) Resultado: solo quedan 5 para volver a comprar. En unos pocos ciclos se sobregiran. Entonces no hay liquidez, no hay crédito, la renta de capital humano decrece, pero no sueltan; el sector privado sique en jaque. El poder no se negocia.

Quieren los dólares del exilio, se quitaron el disfraz, pero los quieren en tarjeta, o sea, en el banco de ellos. El agente secreto CUC está en las gavetas del pueblo, ese papel de tablero de monopolio ya no les sirve. Para recogerlo tendrían que invertir los dólares que hoy no tienen. Además, el funcionario tiene que procurar que ninguna idea roce la estructura de poder. Nada de mercado libre, que después quiere ser libre todo el mundo. 

Bueno, vamos directo:

¿Cómo el pueblo podría acceder a dólares en efectivo?

Concertado con el Departamento de Estado  –si es posible – se abrirían cajeros automáticos en la Oficina de Intereses. Estos cajeros estarían dentro, para evitar reclamo de injerencia, tal vez donde se hacían las entrevistas. También podría utilizarse la Base Naval de Guantánamo, o cualquier otra sede extranjera que el régimen no alcance. Verdad que podría suponer un cuello de botella, pero ello podría blindar la cola. Cualquier sugerencia aquí es válida.

En principio no se necesitarían tarjetas, solo un código personal, no sea que la aduana declare a la tarjeta instrumento imperialista. Cada cubano, con previo autorizo del norte, podría abrirse una cuenta en un banco norteamericano o de cualquier otro país sin tener que viajar, por medio de una copia digital de su pasaporte o carnet de identidad.

Los fondos de estas cuentas tendrían múltiples entradas, un depósito inicial de un amigo o pariente de afuera, una venta a otro, quien le haría una transferencia, o incluso un depósito directo allí en Cuba. Sí, exacto: ir y depositar.

Podrían impedirlo, es cierto, si son pocos es probable que los declaren mercenarios y Serrano comience el ataque mientras los represores limpian el área. Pero creemos que serían muchos, millones de dólares en remesas se envían a cientos de personas en Cuba. Otros se abrirían también sus cuentas ya sea por ayudas de amigos o para transacciones del mercado informal. “Mi herma, conéctate y revisa que te envié lo del TV”.

Las personas irían allí a depositar o recibir su dinero. Para impedirlo, el régimen tendría que elaborar muy bien su campaña. Es cierto que pueden cercar el área pero, ¿lo harían si es numeroso el personal? Imponer algo requiere mayorías. ¿Lo harían cuando les urge que el dólar entre?

Una pausa: ¿Que incentivo tendría un cubano en abrirse una cuenta en un banco afuera? Primero, proteger el dólar que recibe o realiza en el mercado informal, mejor en un Citibank que bajo el colchón. ¿No? Segundo, depositar allí no implicaría cargos, dicen que lo que entre a la banca de MLC pierde un 3%. Sumado a ello, ir al cajero sería para extraer el corriente, el del mes en curso, lo demás queda en cuenta y lo podrían revisar en internet. Ah, ¿y si quitan internet? Casi seguro que no, no pueden comprometer el ingreso por recargas. Tampoco se les ocurriría prohibir el efectivo, perderían todo el que entra por avión.

Ahora bien, en paralelo, de forma espontánea, crecería el mercado informal (mercado negro), que es informal porque ha sido relegado a ello siendo todo lo demás estatal, dominio de la cúpula. Es cierto que es imposible dejar de ir a las tiendas del Estado, pero según nuestro cálculo sería solo para un 20 % del gasto familiar. La familia cubana consume mínimo un 80% de la calle, del campesino. A pesar de que el Estado ahoga al timbiriche, el mercado informal es más asequible, es el mercado real de Cuba. Llegaría un momento en que al régimen solo se le compraría aceite y puré de tomate. A este nivel ya estarían cuesta abajo, vendiendo los yates.

Luego, si el mercado informal absorbe buena parte de los dólares, se mantendría drenada la banca del Estado y muy probable afecte también las cuentas privadas de la “nobleza”. Una primera línea con menos fondos, como se nota hoy, podría reducir e incluso eliminar privilegios materiales a la segunda línea del régimen, entiéndase jefes militares de menor peso, jefes de unidades de policía, funcionarios de Lada  –en piezas– e incluso jefes de grupos represores. Ello podría quebrar la fidelidad de mando, el cumplimiento de orientaciones, de este segundo nivel para con sus jefes.

Dado el caso tendrían dos opciones: una, duplicar la corrupción; esa es tentadora pero de alto riesgo. La otra, comenzar una ruptura. Una posible ruptura, mental al inicio, luego de inacción o rebeldía, podría minar el aparato estatal y producir un quiebre. Esta segunda línea podría atomizarse o agruparse y aparecerían los opuestos en la oficialidad cubana. De ser numerosos, se puede dar un punto de no retorno.

Nuestra hipótesis hace coincidir dicho quiebre con una nueva y empoderada clase empresarial, además con una mayoría consumiendo del mercado real, no del Estado (ver los espárragos). Ello sumado a que pronto la primera línea perderá sus “históricos” y casi seguro surgirá el caos entre apellidos, cargos y cuentas pendientes. Si todo se junta, sin plata, se pueden dar a la fuga o pactar con el empresariado. Escenarios probables. Al menos hasta que se pueda establecer un consejo de transacción, y luego un andamiaje legal impersonal, un sistema jurídico, constitucional, así como fondos para policía y ejército imparciales, subordinados a poderes divididos.

Todo a partir de que las mayorías estarían incentivadas poco a poco a crearse y a utilizar sus cuentas afuera, con la posibilidad de efectivo adentro. Esto es, cambiar el dinero de manos.

Por supuesto que toda hipótesis está sujeta a variantes. Esta incluye que otras ideas la superen. Al menos los dólares en las manos correctas aniquilarían la escasez, y tal vez luego regrese la diversidad, un cambio de biblioteca, de normas de conducirse, de perspectiva; estos serían colaterales excelentes. Un cambio de sistema, ideal.

La nueva Cuba necesita la destrucción creativa de Schumpeter, cualquier apertura a la creatividad individual allí dejaría fuera a ese gobierno. El acceso abierto –de Douglas North– ahora es nulo, el lucro es perseguido y el movimiento político es asignado, a dedo. Desde 1959 no hay facciones. Tampoco reglas, intercambio impersonal  –de Hayek–, ello es hoy casi inexistente; impera el conocido o el vínculo con el poder. Solo el mercado informal muestra transacciones sin que las partes se conozcan.

Por último, creo que la afectación cultural es remediable, siempre y cuando se establezcan instituciones inclusivas, pluralidad económica y política, y se aprenda a convivir entre opuestos, donde a veces prima ceder. El asunto es institucional, no cultural: ver las dos Coreas, o Botswana vs resto de Africa, o Nogales, Arizona, vs Nogales, Sinaloa. En todos estos pares existe la misma cultura pero un desempeño diferente. Muy probablemente la futura Cuba no sea la excepción.


Waldo Balart

Waldo Balart e Idabell Rosales en el estudio del pintor en Madrid

El pintor y ensayista Waldo Balart, autor de Ensayos sobre arte (Editorial Betania), responde las cuatro preguntas esenciales de Puente a la Vista. Una manera práctica de profundizar, con el creador, en su obra y sus experiencias:

Cuéntenos sobre sus inicios creativos. ¿Qué le impulsó a pintar, y luego a escribir o viceversa, y cuáles fueron sus primeras obras?

Mis inicios creativos están bien definidos, en el New York de los años 60 y alrededor del Greenwich Village. Fui encontrando amigos afines con edades y necesidades similares y, muy importante, asistiendo a los museos, al MoMA principalmente, donde tenían en el vestíbulo a “La jungla” de Wilfredo Lam y dentro… ¡la gloria! Fue un privilegio poder tener este incentivo emocional. Naturalmente, esto ayudado por las inauguraciones de las exposiciones de los artistas, que eran espectáculos. Fue un privilegio no solo por poder participar en el nacimiento de movimientos como el abstracto expresionista y, años después –el tiempo lo aceptaremos aquí en un sentido cuántico–, el minimalismo, el pop art, el hard edge y otros tantos que comprendemos son manipulaciones de los agentes artísticos pero que constituyen la esencia de este mundo que componen no solamente los artistas sino los galeristas, los coleccionistas y otros amantes y aprovechados del arte. Condicionamientos que al admitir no debemos dejar que nos influyan en nuestra necesidad de comunicación precisamente contra estas manipulaciones, pero manteniendo la riqueza del vivir por delante de todo.

Fueron experiencias inolvidables. Éramos jóvenes, podíamos expresarnos y, naturalmente, nos podían usar como elementos dentro de un gran juego en el cual tienes la mayor parte de papeletas para perder. Pero eso no lo sabes cuando estás en ese gran espectáculo que es la vida. El riesgo es, al fin y al cabo, uno de los elementos claves del juego.

Conocí a otros artistas similares que me ayudaron en este sendero en el que aún participo. Acudí a la escuela de arte que funcionaba en el MoMA, uno de cuyos maestros fue Sol LeWitt, y compartí mi taller con el escultor Peter Forakis con la intención de recibir asesoramiento artístico. Fuera de estos quehaceres continuaba trabajando, aunque cada vez ponía más énfasis en mi labor artística, a medida que podía regular mis ingresos con el control de mis gastos.

Comencé con experimentos naturales y expresionistas y la primera obra que considero arte fueron lienzos sobre lienzos en un juego de creación y destrucción del espacio sensible basado en ideas de Albers y de Hans Hofmann, quienes impartían cursos en Princeton y New York que algunos de sus alumnos, como Nela Arias-Nisson, me facilitaban… Recuerdo los bares en el Village, como el Cedar’s Bar, a donde acudían los consagrados –entre otros, Willem de Kooning, de quien fui amigo, Franz Kline y Pollock cuando vivía– y, a una manzana de distancia, el Dyllon’s, a donde íbamos los principiantes como este servidor, Peter Forakis y su mujer Phyllis Yamspolski, Chuck Ginnever, el argentino Alejandro Puente –que disfrutaba de una beca Guggenheim y que fue gran amigo mío–, Mark DiSuvero y otros fijos o eventuales, como es el caso de César Manrique, a quien llevé un día contra su costumbre de no beber. O más tarde el Max’s Kansas City en el Lower East Side, que estaba a una manzana de mi casa, donde conocí a Andy Warhol. Con él mantuve una buena amistad y participé en tres de sus películas.

La cultura no es solamente búsqueda intelectual, es importante la vida en el sentido de utilizarla o, en otras palabras, vivirla. Considerando su esencia como la de un tejido emocional del que el riesgo, que ya mencioné anteriormente, es parte fundamental. ¡Hay que  atreverse e involucrarse totalmente! En el sentido de Heráclito: nadar en el río de la existencia… y a veces hasta atreverse a nadar a contracorriente.

A escribir comencé en Madrid, donde, entre otras cosas, por dos años redacté unos comentarios semanales en el periódico de arte El Punto, que constituyen la mayor parte de los textos publicados en mi libro Ensayos sobre arte, de la Editorial Betania. El otro ensayo que he publicado es La práctica del arte concreto, en la editorial Aduana Vieja.

Defina o mencione, por favor, aquello que el público descubrirá, o conocerá, a través de su creación.

La esencia de mi arte concreto. Y creo que toda creación artística en general es un vehículo para inducir al usuario de la obra de arte a buscar su propia necesidad sensible. Y no para producir un mensaje específico, que sería propaganda y es lo que utilizan los regímenes totalitarios como Cuba, aunque actualmente han aprendido y manipulan el arte para esconder esta opción (aunque autores muy destacados como Tania Bruguera o El Sexto, que expuso en Miami, constantemente alertan sobre estas actuaciones).

Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que le hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.

El hombre y la gente y La rebelión de las masas, de Ortega y Gasset. La peste y El extranjero, de Camus. Y a Wittgenstein, que me ha llevado a pensar en la filosofía y en la vida como lenguaje y a través de él seguir en el camino del conocimiento, que no tiene fin. Ese es su mayor mérito. Debo hacer hincapié en que he leído a estos autores como un absoluto lego en filosofía, pero ansioso de hallar verdades allí donde las pudiera encontrar. Considero a esos autores completos artistas de la ciencia, es decir, individuos capaces de comunicar a nivel general los misterios más complicados. Casi diría que son poetas de la filosofía. No puedo terminar sin mencionar de manera especial a mis poetas de cabecera, entre los que destaco a José Mario, víctima del castrismo.

A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, ¿estamos a punto de descubrir que la vida es lenguaje abstracto?

Me referiré a mi ensayo La práctica del arte concreto. En la introducción digo, en relación a la finalidad u objetivo del artista como tal, que la percepción del mundo a través de nuestra conciencia varía en cada uno de los paradigmas en que distinguimos nuestra cultura. Y continúo comentando que, dentro de cada uno, tanto el sentido de asociación como el pensamiento lógico dan un cierto orden a todo el modelo de realidad que percibimos y que en cada etapa nos conduce a la esencia de la experiencia consciente real.

Traigo este pensamiento a colación porque lo que realmente me estás planteando es el cambio drástico del paradigma analógico al digital, que precisamente denomino “paradigma sensible global, de información instantánea”. Haciendo una síntesis dramática, en el sentido de que estoy comprimiendo un pensamiento muy complejo, describo el holomovimiento cuántico como el de un nuevo orden y expreso que los conceptos de espacio-tiempo ya no tienen validez: en cualquier elemento del universo se contiene la totalidad del mismo –una totalidad que incluye tanto materia como consciencia–, y aquí entramos en el mundo de la especulación científica, intelectual y sensible: un mundo onírico hecho realidad que ni las más osadas ideas metafísicas y místicas pudieron prever… ¿y no significa esto que hemos accedido al mundo de la información?

Y este mundo que describo precisamente es al que creo que que aludes. Como que la vida es lenguaje abstracto, resumiendo me referiría a la interpretación de Copenhagen, en la que los físicos Niels Bohr, Werner Heisenberg y Edwin Schrödinger plantearon la racionalidad de la nueva realidad cuántica, la cual estaba basada en los experimentos y ecuaciones de la mecánica cuántica. Cuestionaban el sentido común hasta entonces considerado como válido y universal… ¡Armando, pura información!

Y en relación al lenguaje, aunque lo hemos soslayado anteriormente, habría que considerar la diferencia entre lenguaje abstracto y concreto. Mi trabajo, al fin y al cabo, apunta al lenguaje artístico, en el que estoy completamente convencido de que utilizo un lenguaje concreto… ¡No me pidas más, amigo!


“Instalado en Madrid desde los años 70, este artista es uno de los referentes del arte geométrico en España”, explica la página Kedin Madrid sobre el pintor cubano Waldo Díaz Balart (Waldo Balart), nacido en Banes, Holguín, en 1931. Su pintura puede disfrutarse en el MoMA de Nueva York, en el Reina Sofía de Madrid, en el Museo de Arte Contemporáneo de Paraguay o en el Sammlung Grauwinkel de Berlín. Es considerado un exponente fundamental del Movimiento de Arte Concreto, con estudios de arte en el Museum of Modern Art de Nueva York entre 1959 y 1962. Reside en Madrid.


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