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Putin y la manipulación cavernaria

El discurso de Vladimir Putin acusando a Occidente de rechazar la «diversidad cultural» no puede ser más hipócrita y manipulador. A bote pronto, uno pensaría que se trata de un sketch humorístico si no conociera el cinismo sangriento del personaje.

No es la diversidad lo que rechaza Occidente -o al menos el Occidente predominante, abierto, que Putin combate-, sino todo lo contrario: Rechaza la dictadura. Rechaza la exclusión. Rechaza la censura. Rechaza que en pleno siglo XXI gobernantes como Putin envenenen a sus opositores para evitar la alternancia democrática. Por mucho que no practiquemos el maltrato a la mujer o la discriminación política, pongamos por ejemplo, no quiere decir que los respetemos en nombre de una supuesta «diversidad». Son regímenes como el ruso, el bielorruso, el cubano, el chino, el venezolano, el iraní, entre otros, los que se niegan tiránicamente a aceptar la diversidad.

Putin quiere establecer, recurriendo a eufemismos, modismos arbitrarios y teorías conspirativas, que respetar la represión y el asesinato es sinónimo de respetar a otras «civilizaciones», cuando precisamente es él quien intenta imponerle al mundo civilizado el mundo de las cavernas, como se ha visto tantas veces en la propia Rusia y fuera de ella (últimamente en Ucrania).

Justificar el crimen político, aplastar la disidencia y perpetuarse en el poder con el pretexto pueril de la «diversidad cultural» -como mismo hace La Habana-, es lo que pretende este agente de la KGB, y ya de paso pretende que somos idiotas.


 

Lo que enciende la mecha

Fragmento del capítulo «Lo que enciende la mecha», del libro de José Hugo Fernández La que destapa los truenos (Editorial Dos Islas), un estudio de la poesía de Lídice Megla


En términos generales podría admitirse quizá la existencia de un solo procedimiento para hacer poesía, pero sin duda resultan incontables las formas poéticas que de tal procedimiento se derivan. Emily Dickinson, en uno de sus mágicos centelleos, anotó que es la imaginación la que enciende la mecha de lo posible. Aunque le faltó especificar cómo se enciende la imaginación. Los neurólogos, que también son poetas, por lo que se ve, cargan el asunto a cuenta de la química cerebral. Consideran que aquello que enciende la mecha de lo posible, con la poesía por delante, es la respuesta a ciertos impulsos de energía que se ocupan de guiar la acción de aminoácidos, neurotransmisores y otras minucias de inextricable misterio para mí. De modo que las sublimes iluminaciones poéticas, al igual que cualquier acto humano más y menos corriente, dependerían en primera instancia del tirón  de nuestras conexiones neuronales. ¿Querrá esto decir que cuando los poetas de la antigua Grecia convocaban a sus musas inspiradoras, no estaban remitiéndose sino a un frío mecanismo de la masa gris? ¿Será que Baudelaire habría preferido ningunear las potencias del espíritu para concederle supremo valor a lo que sale de una diminuta porción de seso?

Que la química cerebral de Lídice estuviese en ebullición cuando se dedicó a escribir los versos de Totémica insular puede servir tal vez como soporte para esta infusa conjetura de la neurociencia. Pero hasta cierto límite y en el menos complejo de los ejemplos. Pues ni siquiera me parece que la emoción y la imaginación se basten por sí solas para mantener encendida in extenso la mecha de la poesía. Esa extraordinaria capacidad para delinear el verso limpio, preciso, de pulso ágil y clamoroso a partes iguales (Un oscuro murciélago suspendido del tiempo/ esperando que el aire pase/ y le susurre cosas), y ese relampaguear desde las entrañas (o desde nadie sabe dónde) que es la arcilla con que la poeta construye su firmamento, con un tiempo interno tan personal y sin remisiones teóricas a simple vista, demanda algo más que el concurso de un automático empujón del encéfalo.

No le faltó causa a Virginia Woolf cuando apuntaba que todo libro es por lo habitual fruto de alguna emoción. Pero me temo que sí pudo faltarle al añadir que cuanto más intensa sea la emoción del escritor, más exactos, sin vacilaciones y fisuras serán sus textos. La verdad es que el escritor, y el poeta muy en particular, es un ente escindido entre el ser que se emociona, imagina, se inspira, y el que piensa y escribe. Son como los dos átomos de una molécula de oxígeno, cada cual dependiente de la unicidad del otro. De la misma forma que la eficacia del quehacer poético no puede ser supeditada por entero a los recursos semánticos y lingüísticos, tampoco su redondez creativa estará únicamente sujeta a esos chispazos de la imaginación o de la emoción que los neurólogos atribuyen a la química cerebral pero que igualmente pudieran ser emanaciones espirituales, aun cuando no logremos saber a derechas por qué conductos emanan ni qué rayo es el espíritu a final de cuentas.

Por supuesto que la presunción sobre el escritor como un ente escindido entre el ser que se inspira y el que escribe, nada tiene que ver con aquella hipótesis de Sainte-Beuve, quien también creía que el escritor y la persona formaban una unidad complementaria, pero hasta un punto en que conocer a la persona era suficiente para la plena comprensión del escritor y su obra. Por suerte, no sería menester ocupar demasiado espacio para desdecirlo porque ya Proust lo hizo desde su tiempo al afirmar que la obra literaria suele ser básicamente producto de un yo distinto al que se manifiesta en la vida común. Tampoco tendríamos que tomar al pie de la letra todo lo que afirmara Proust al respecto, por más genial que fuese. No es aconsejable hacerlo cuando asegura, por ejemplo, que la inteligencia no desempeña sino un papel de poca significación en el proceso creador. Indudablemente hay casos en los que así sucede, pero tal vez sea arriesgado generalizar. La idea de que en el proceso de creación literaria actúan únicamente y por su cuenta la imaginación o el estado de gracia, posterga un tanto el soporte (y otro tanto la capacidad organizadora) de la inteligencia en cuanto al fruto de la comunicación que se establece entre las fuentes profundas de la memoria y las del inconsciente. De hecho, es un fenómeno cuya importancia se podría verificar con el caso de la brillante inteligencia del mismo Proust. En fin que quizá fuera prudente (para mí lo es) responderle por igual a neurólogos e iluminados echando mano al refrán popular sobre la vela y el santo: ni tan lejos que no lo alumbre, ni tan cerca que lo queme.

“Sentimos la presencia de una sustancia extraña que exige ser reconocida por la vista y se impone sobre emociones que experimentamos de manera natural y a las que por fin organizamos en orden definitivo, interpretando sus reales correlaciones”. Esto también lo apuntó Virginia Woolf, como para poner a salvo su sagacidad donde mismo había parpadeado con la cita anterior. Y creo que justo a través de tal puntualización de la Woolf se podría intentar un acercamiento más o menos objetivo a lo que predispuso la excelencia formal de “Totémica…”, en circunstancias en las que su autora había pasado años sin leer literatura de ficción y viviendo bajo el empuje de experiencias que si bien atizaban, por un lado, su fragua poética, pudieron arrastrarla, por otro lado, al hondo sumidero de las fabulaciones, impulsoras de la creatividad pero no de la escritura eminente ni del tipo de abstracción y teorización razonadas que convirtieron a Rimbaud en vanguardia de todas las épocas.

Y pocos tan indicados como Rimbaud para ejemplificar los rendimientos de la inteligencia actuando como mediadora entre la imaginación y el estado de gracia, por más que él pensara que el poeta debe forjarse en la alienación de los sentidos. Pero es que digan lo que digan aquellos que creen saberlo todo, resulta innegable que en materia poética (y en arte) hasta las formulaciones más irracionales en apariencia han sido proyectadas desde algún tipo de razonamiento. Baudelaire creyó que todos los objetos físicos (y aun todas las personas) se interrelacionan, estableciendo una especie de armonía cósmica. Así es que, según él, la misión del poeta es abrir brecha entre esas misteriosas correspondencias dejando a un lado el juicio lógico y adentrándose en los dominios del ensueño. O sea, que aunque teóricamente rechazara el empleo de la racionalidad, su fórmula no podía prescindir del lenguaje poético como instrumento cognoscitivo. Paul Verlaine lo reconocería sin divagaciones en su Arte poética al afirmar que si la belleza brota del tejido de los acontecimientos, visibles o no, el poeta tiene que hacer del lenguaje un mecanismo evocador perfecto. Y aun Mallarmé, quien elaboró una alucinante metafísica de la creación poética, sostuvo que en un universo determinado por la casualidad, resulta imprescindible para la poesía defender el prestigio que siempre tuvo la palabra, desde sus orígenes.

En resumen, aunque ninguna rareza llegue a serlo por completo en predios de la poesía, no parece viable escribir bien si nos atenemos exclusivamente al detonador emocional. Habrá excepciones, como siempre las hay en todo. También existen los creadores del llamado Art Brut u Outsider Art, artistas (poetas entre ellos) completamente autodidactas, adscritos a las vertientes naif, por lo que desarrollan sus obras al margen de escuelas y patrones culturales al uso, plasmándolas en el papel o en el lienzo tal y como brotan espontáneamente de sus intuiciones y de su asimilación del entorno. Es un ejercicio que recuerda lo preceptuado por Andy Warhol, quien creía (o nos hizo creer que creía) que un artista no es aquella persona que hace arte, sino la que permite que el arte se haga solo. Pero es que entre el cielo y la tierra nada que esté bien hecho se hace sin la intervención de algo o de alguien, sea una montaña, el agua, el oxígeno, la imaginación, Dios… Con todo, y aun en el incierto caso de que también aquí haya excepciones, no me parece que “Totémica…” lo sea, ya que a diferencia de las creaciones de Art Brut, los poemas de este libro no sólo exhiben un acabado mayestático, sino que por más esfuerzo que requiera identificar en ellos la influencia directa de poetas o escritores o tendencias literarias, se aprecia palmariamente el acervo cultural que les sostiene. Tal vez más que por otros creadores, los poemas del libro estén influidos por motivos existenciales y por elementos del entorno: el amor, el bosque, el mar…, ya que nos dejan con esa sensación de ámbito fresco, de vida agregada a la vida. Podrían ser ascendientes primordiales, aunque tampoco deben ser los únicos. Durante sus años universitarios en Cuba, además de formarse como profesional de la educación, Lídice fue lectora entusiasta de poesía y literatura de ficción. Así es que aunque no leyera estos géneros en una época inmediatamente anterior a la redacción de “Totémica…”, ello no tiene por qué haber impedido la incidencia de patrones que ya estaban instalados en su memoria. Tampoco el hecho de que no frecuentara la lectura de poesía mientras escribía este poemario debió imposibilitar que su espíritu creador fuese beneficiado formalmente por otra clase de libros que sí frecuentó: “Hay una lectora de los tiempos de Cuba y otra de los tiempos de Canadá –puntualiza ella–. Por supuesto que aquí, en Canadá, encontré acceso a material para la cantidad de temas tan diferentes que me interesaban. Desde lexicología, historia, traducción técnica y literaria, hasta compendios de minerales, psicoanálisis, esoterismo, nutrición, anatomía, química, astronomía, física cuántica y la regular, hasta El libro de los muertos, que traté de traducir al español”.

Ya que aprendemos a escribir a través de la lectura, a mí por lo menos se me hace difícil aceptar que alguien pueda escribir bien sin haber leído más o menos sistemáticamente cualquier tipo de libro. Harold Bloom dejó apostillado algo que se conocía desde que el mundo es mundo, pero que una vez dicho por él, ha ido a misa, y es que nada resulta enteramente original en materia literaria, donde cada composición es versión o derivación de una anterior, intercambiadas mediante un ramal de influencias del que no es posible escapar. Como dos ejemplos paradigmáticos, aunque ubicados en extremos –uno como verdad llana y el otro como verdad poética–, podrían ser citados Albert Einstein y Dios, según Picasso. Einstein (otro inmenso poeta) afirmó que su inspiración no provenía de signos, sino que era visual, muscular, emocional, pero para que no quedara a medias, no había otra disyuntiva que convertirla en signos bien pensados y legibles. Picasso, por su lado, dijo estar seguro de que Dios era un artista pero sin estilo exclusivo, pues luego de crear la jirafa, el elefante y el gato, persistía en moldear cosas disímiles sólo por cambiar el patrón.

Salvando distancias, aunque nada lejos de la comunión con Dios, Einstein y Picasso, Lídice demuestra haberse acogido a la misma fórmula para crear “Totémica…”: “Lo escribí de un tirón, sin miramientos. Ese poemario fue como algo que venía del subsuelo, gestándose, y de repente brotó, sin afinar demasiado las palabras ni la técnica. Luego vino el pulimento, que considero necesario, aunque mi opinión es que los poemas se quedan vacíos si se les da mucho lustre. No digo que no se deba revisar detalladamente una obra antes de publicarla. Es una regla de rigor. Pero conservar el Umami es también riguroso para mí”.

Conservar el Umami, llamado el quinto sabor, puesto que no es amargo, ni dulce, ni salado, ni agrio, sino más bien sintetiza la singularidad, digamos el sabor de todos los sabores: Es plausible que por ese rumbo quede mejor desembrollado el origen de “Totémica…”. Al fin y al cabo, la poesía, la verdadera poesía, es así (diría Roberto Bolaño): se deja presentir, como los terremotos que presienten algunos animales especialmente aptos.


 

No sean alumnos que dan pena

Los corazoncitos y cerebritos que más han soñado con mitos dinamiteros y bandidos redistribuidores no lo han hecho en la modernidad desde el hambre y la miseria, ni en tugurios de barrios marginales, sino apostados en barrios elitistas, con la barriga llena, acceso a educación selecta, universidades, academias y luego desde altos puestos burocráticos, instituciones con amplio presupuesto, donde se han dedicado a jugar a la ingeniería social sin saber manejar ni una regla de cálculo ni el azadón.

Filósofos, sociólogos y politólogos se dicen científicos, manejando verbalizaciones que no son más que verborrea incomprobable. En líneas generales la palabrita primero, la dinamita después. Luego a repartir lo que la auténtica ciencia y la economía han creado, no ellos. Son “buenos” con lo que han creado otros. Sorprendentemente, aun hoy proponen cosas similares a las de Platón en La República. ¡Tremenda evolución del pensamiento en más de dos mil años! Nada sorprende que los males del capitalismo, que los tiene, pretendan resolverlos empujando a la sociedad contra el reloj, de nuevo al feudalismo. ¡Genial!

Veamos cómo ajusta lo anterior en la muy mal llamada “revolución cubana”. No fue una apuesta desde una enérgica intelectualidad sino un gran cansancio del militarismo previo, pero en esencia una movida de peón de intelectuales norteamericanos y europeos, alimentados desde los éxitos de su industrialización nacional, lo que les permitió encerrarse a soñar en torres de marfil faranduleras, hippies y universitarias, a drogarse con ideas desconectadas de la tierra. Terminaron incapaces de leer los reales dolores de la historia, en especial los millones de crucificados en las márgenes de los ríos de sangre de la violencia “revolucionaria”, que no fue, ni es, ni será evolucionaria.

Muchos, guerrilleros devenidos en académicos o “pensadores”, pretenden y asumen que los males de las sociedades industrializadas, de todo tipo, no se resuelven con ciencia, industria y economía, palancas técnicas y métodos científicos, sino con palabrería, papers, discursos emotivos, dinamita y solidaridad de barricada o trinchera. Como resultado, Occidente se ha visto inundado por analfabetos de lo histórico hábiles en lo histriónico. Y sus alumnos dan pena. Insisten en cultivar leyendas y mitos acientíficos como el “salvaje inocente”, la “revolución redentora”, la “partera de la historia”, las “sociedades estratificadas en clases” (exactamente es el capitalismo industrializado lo que hace desaparecer la estratificación feudal) y la lucha de clases (que nada tiene que ver con la lucha por la existencia animal), la “dictadura del proletariado” (eliminar a los que usan espejuelos), el “antimperialismo” (antiamericanismo),  la “igualdad” (todos somos buenos, todo el mundo se merece un amorcito) y la justicia social redistributiva (mayores impuestos a los más productivos y muy altos sueldos para profesores de filosofía, sociología, politología y burócratas redistribuidores en todas las instancias de los gobiernos).

Discursos sociales necrosantes del cuerpo social ocupan altas atalayas en Occidente, ya sea en Paris, Washington, Hollywood, Madrid o Bruselas. Innumerables “pensadores” utópicos y malcriados de todo tipo se dan el lujo de proponer cambios “revolucionarios” con las mismas ideas de Platón, Moro, Marx y los brutales métodos de Bakunin, Lenin y Mao. Mientras, la ciencia dura y la tecnología cada día son más innovadoras y productivas, más la llevamos descuidados en el bolsillo, solo con un leve asombro de lo que nos ofrece. Mala mezcla toda esa pléyade de palabreros, filósofos, sociólogos, poetas y pintores abstractos con habilidad histriónica, con los parcos hombres de acción que por siempre han querido el poder a sablazos.

La favela que llamamos ahora Cuba, es resultado de esta alquimia infernal de saliva monocromática de locuaces profesorcitos de filosofía o sociología con guerrilleros heroicos, todos con ínfulas de ingenieros sociales.

Los utópicos de caviar de Occidente apoyan moral y materialmente a su experimento social más querido: la Cuba jacobina que ¡heroicamente enfrenta al amenazante y terrible imperialismo yanqui! Sin embargo, la hambruna del cubano actual, que a cualquier otro gobierno occidental le hubiera costado la renuncia para ensayar otra combinación de gobierno, no mueve ni un ápice a las autoridades eternizadas en sus puestos. Y es solo paliada con las tantas toneladas de pollo congelado producidas en el imperio. Aun así, los gordos generales morados no quieren dejar el poder de ninguna manera y han inventado un oxímoron: la Revolución-Continuidad.

El país fue rediseñado por unos pocos hombres de acción, a punta de pistola y desde un poder jacobino. Fueron magnificados desde y por ciertos “intelectuales revolucionarios”, algunos teóricos de café e incendiarios académicos que impulsaron la lucha armada y las soluciones con dinamita para Hispanoamérica y África. La economía del país fue cocinada en caldera militarista, todo el cuerpo social fue arrodillado a la histeria jacobina.

Se valieron de fusilar física o moralmente, ningunear, crear ruidos ante cualquier planteamiento alternativo y aunar grupos de resentidos en el país, o incluso en otros países, que “ideológicamente” (no cuente becas a hijos o subvenciones secretas) hacen de quinta columna internacional de la “gloriosa” revolución. Hicieron emigrar y expulsaron del país a toda oposición o conato de disidencia, incluyendo desde luego a los cerebros más creativos y productivos. Creando mitos propagandísticos, el más irracional y artificial ese de “el bloqueo”, sin oposición interna, han llevado a la nación a su más profunda crisis.  En los hechos, ya no es país sino un palenque. Pero aunque no tienen oposición funcional y orgánica, tienen un enemigo considerable para permanecer en el poder: su propia estupidez. Ahora abonada con arrogancia y vanidad de nietos ostentosos. Y eso es lo que los está tumbando. Su “sistema” político es todo menos funcional y sistémico.

El gobierno en Cuba ha basado su permanencia por más de 60 años en neutralizar toda oposición. Contaron con el empuje industrialista de su archienemigo, a 90 millas, que les extrajo más de dos millones de los más inconformes, que ahora anualmente les envían más de 10 000 000 USD. El Ministerio de Remesas es el único capitalista y productivo en ese palenque y desgobierno. Pero gritan que su desmadre es porque “están bloqueados”. Se han congelado en sus dogmas, porque por más de seis décadas no han tenido oposición interna que destaque sus yerros y no han permitido que nadie que no sea rojo o verde olivo participe en la administración de “su” país-campamento. Ellos son la verdad, ellos que son inválidos manejando evolución cultural, ellos que son miopes, usan gafas marca Marx.

Compréndanlo, juventudes del mundo. No sean alumnos que dan pena.


 

La complicidad de la OPS en un informe de Archivo Cuba

Un nuevo informe investigativo de Archivo Cuba, titulado La Organización Panamericana de la Salud y Cuba: una colaboración controversial, pone en evidencia la complicidad de esta institución afiliada a la OMS con el régimen totalitario de La Habana.

El informe, con casi 150 páginas y más de 600 fuentes bibliográficas, contiene “datos y testimonios que constituyen material de referencia académica y llenan un gran vacío. Puede descargarse en el portal de Archivo Cuba tanto en español como en inglés, sin costo alguno (sin imágenes para posibilitar su acceso en formato pdf)”. En formato libro, ya con imágenes, aparecerá próximamente en Amazon.

“La obra pormenoriza un patrón de incumplimiento de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que también representa a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en las Américas, con respecto a su misión de mejorar y proteger la salud y el bienestar del pueblo cubano, así como de persistente apoyo a la dictadura cubana, que es miembro actual del Comité Ejecutivo de la organización”, puntualiza Archivo Cuba.

El informe aborda los antecedentes y objetivos de la OPS y brinda sucesivos ejemplos de cómo su liderazgo y el de la OMS -ambas organizaciones consideradas aliadas por el régimen de La Habana- han volcado su credibilidad y apoyo a favor del castrismo.

“Se enfocan varios fallos sistémicos de la OPS, tales como su validación de los datos problemáticos que reporta el gobierno totalitario cubano, su insistencia en los supuestos logros de Cuba en torno a indicadores sociales y de salud y su elaboración sistemática de informes cuyas únicas fuentes provienen de instituciones e individuos vinculados al Estado cubano”, añade Archivo Cuba.


 

La Coca-Cola del olvido

Viajan a la tierra que los vio nacer con cierta constancia… a la pachanga, a visitar los clubes nocturnos del Gobierno y solazarse con sus paisanas que habitan en la Isla, consideradas “las prostitutas más cultas del mundo” (o con más “instrucción escolar”, diría yo), entre otros placeres.

Tienen en la Isla finquitas campestres y otros negocios, legales o no, surtidos con los bienes que hacia allá envían, sobre todo desde Estados Unidos.

En sus páginas de las redes sociales, rara vez se halla un comentario, un texto que aluda a la trágica situación que atraviesa la sociedad de su país, siquiera un quejido por el sufrimiento de aquella.

Pero sí publican en abundancia fotos de ágapes diversos —estancias en las playas, las montañas, los parques nacionales— y ciertas líneas sentimentales como “extraño el dulce de arroz con leche que me hacía Aurora mi vecina”, o “¿qué será de Aidita mi peluquera allá en el barrio?”, o “qué lástima que no pude traer el primer bate con que de niño jugué a la pelota”. Y así… otras referencias a la cultura nacional.

Suelen expresar:

“No me gusta ni ver ni leer las noticias porque eso es una desgracia, y yo no estoy para desgracias, qué va”.

“Aquí la batalla es muy dura, el tiempo no alcanza para estarme preocupando por lo que pasa allá”.

“A mí la política no me interesa, me fui de Cuba porque ya no aguantaba la política”.

“Bastante tengo con los problemas que tengo para estar metiéndome en los problemas de Cuba”.

En fin, que se tomaron la Coca-Cola del olvido. Tamaño familiar.


 

Ricardo Montaner apadrina a Maykel Obsorbo

Maykel Osorbo en una imagen de archivo (Facebook)

El famoso cantante Ricardo Montaner ha declarado públicamente su decisión de apadrinar al rapero Maykel Obsorbo, quien cumple una condena de nueve años de prisión en Cuba solo por expresarse libremente.

No mató, no violó, no hurtó, no cometió ningún acto violento o malintencionado que perjudicara a nadie.

Maykel es un joven nacido y criado en un ambiente marginal que ha preservado su nobleza intacta.

La declaración del cantante y compositor venezolano nacido en Argentina, me ha conmovido hasta las lágrimas.

Si cada músico, actor, youtuber o persona de alta resonancia mediática escogiera a cualquier víctima de cualquiera de tantas injusticias para visibilizarla, no habría inocentes sufriendo en pabellones siniestros el más cruel anonimato.

Si estás en el spot light, comparte un pedacito, ilumina a una persona grande silenciada en lo oscuro solo por egoísmo y perversidad.

Así es como puede cambiarse el mundo.


 

Xi Jinping ama a Mao

Cuando éramos muchachos en el Instituto del Vedado, en La Habana, hace un siglo, le escuché decir a un compañero de estudio: “El Papa no ama a Mao y viceversa”. ¿Por qué? -le pregunté dócilmente. “Porque el Papa no ama a Mao”, me contestó con una sonrisa medio idiota. Era una “pega” de doble sentido a la que se accedía pronunciando de una cierta manera “no ama a Mao”.

Fue la consagración de Xi Jinping. Si mi compañero del Instituto hubiera esperado a mediados de octubre del 2022, durante el vigésimo Congreso del Partido Comunista chino, vería como 1,500 delegados, todos encorbatados y enfundados en trajes oscuros, en un teatro lleno, juraban amar a Mao aunque, a estas alturas de las reformas, estuvieran en las antípodas del marxismo. La gran contradicción es que hay que reivindicar a Mao y al marxismo, los causantes del desastre chino previo a las reformas. Xi lo hizo.

En 1985 Xi Jinping pasó dos semanas inolvidables en Iowa aprendiendo no sé qué de los cultivadores de alimentos. Tenía 31 años. Era primavera. Hacía nueve que había muerto Mao (1976) y China se entregaba con entusiasmo a la reforma de Deng Xiaoping.

Este fragmento de su vida lo leí en The Economist, la mejor revista popular de tema internacional. Se llevó muy bien con los anfitriones. Fue un flechazo a primera vista en las dos direcciones. Durmió en una habitación adornada con afiches de series de televisión sobre la conquista del espacio, comió por primera vez “rositas (palomitas) de maíz” y supongo que le encantó todo lo que vio.

¿Qué vio en esas dos vertiginosas semanas? Vio a un país tremendamente eficiente que producía, con menos del 3% de la población, todo los vegetales y carnes que se consumían en la nación y, además, exportaba una cantidad sustancial de esa producción. El contraste era muy notable con su país de origen. La miseria de China y la insalubridad las atribuyó a la limpieza de la atmósfera, tan descuidada en China, y a la presencia de la rampante corrupción, típica, por demás, de una situación en la que los funcionarios tenían unas competencias y unas atribuciones mal diseñadas por las regulaciones de las leyes fiscales. En las dos semanas pasadas en Iowa, Xi se volvió “verde” y estableció una cruzada moralizante contra la corrupción.

Cuando tuvo poder en China, declaró la creación de una especie de “muralla china natural”. Están en la fase de replantar los árboles y crear un bosque inmenso. El mayor del planeta. Como era de esperar, hasta el 2050 no estará listo. Simultáneamente, para deleite de sus compatriotas, se ha dedicado a combatir la corrupción.

¿Qué fue lo que no vio Xi en esas dos semanas en Iowa? No vio la  laxa estructura que había convertido a Estados Unidos en la primera potencia del planeta. Y no la vio porque es invisible. No la vio porque no existen los partidos políticos. Por encima de todo, Xi es un hombre del Partido Comunista. Su padre, Xi Zhinxun, fue Viceprimer Ministro a cargo del Consejo de Estado. Lo que no le libró de las represalias de Mao, incluidas las torturas.

China llevaba varios años de la “Revolución Cultural”, que duró una década, exactamente hasta la muerte de Mao Zedong. Y había llevado a la cárcel a Deng Xiaoping, entre otros, y a trabajo forzado o al exilio, lejos de Pekín, a muchos, como a Xi Zhinxun, compañero de Mao en la insurrección contra el Kuomintang, los nacionalistas de Chiang Kai-shek, haciendo perfecta la comparación entre las revoluciones y Saturno. Parece que devoran a sus hijos.

Xi Jinping, a quien llaman “el Príncipe”, se inscribió en 1974 en el Partido Comunista, dos años antes de la muerte de Mao, cuando ya se veía venir su descalabro durante la “Revolución Cultural” a manos de los reformistas. Según The Economist, Xi es un restaurador antes que un reformista. Quiere restaurar la autoridad absoluta del Partido Comunista Chino.

Estados Unidos, afortunadamente, no es demócrata, republicano o independiente. La sociedad está toda mezclada. Si prevalecen los valores del orden, será republicana. Si están en auge los valores sociales, será mayoritariamente demócrata. Depende de la situación. Antes de 1933, y por una larga década, fue republicana. Luego vino F. D. Roosevelt por cuatro periodos consecutivos y un quinto si consideramos a Harry Truman. Prevaleció lo social. Generalmente, se alternan en el poder. Hoy se acusan de “bolcheviques” y “fascistas”, pero no hay tal cosa. Ni los demócratas son “bolcheviques” ni los republicanos son “fascistas”. Esos son epítetos que se utilizan en medio de campañas mediáticas.

Se trata de empresarismo. Lo que da sustento al modelo gringo es la empresa. La mayor parte de los electores son pragmáticos.  Admiran a los triunfadores a rabiar. Les da exactamente igual que los triunfadores se despeguen de la media de ingresos. No hay envidia que valga. Adoran a Elon Musk, a Jeff Bezos, a Bill Gates, a Warren Buffet, a Amancio Ortega. Siempre y cuando hayan hecho el dinero dentro de la ley. Por la otra punta, aman a unos señores que se han abierto paso contra viento y marea. Las universidades estadounidenses están llenas de cursos para emprendedores que luego hacen metástasis en Occidente.

Mientras Xi Jinping continúe velando por los intereses del Partido Comunista Chino, y mientras intente “liberar” (realmente subyugar) a Taiwán, está asegurado que el primer lugar en el ranking mundial continuará llevándoselo Estados Unidos. Así de simple.


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Lenguaje Abierto nº 134: Adrián Morales

Adrián Morales (AdriáNomada) en directo en Radio La Granja

Adrián Morales (AdriáNomada) en Radio La Granja 102.1 FM. Desde el otoño de Zaragoza, entrevistado en la emisora más importante de rock alternativo del centro de la península española.

El artista multidisciplinar de origen cubano, invitado a Lenguaje Abierto, regala a los oyentes un panorama de su trayectoria desde los años 80 del siglo pasado hasta la actualidad.

Un programa aderezado con música del autor. Pincha y disfruta:

 


 

Tarja y homenaje al poeta Ángel Cuadra

Angel Cuadra, Premio Nacional de Literatura Independiente 2017, con el también poeta Joaquín Gálvez en el Festival Vista de Miami

El próximo 29 de octubre, a las 11:00 de la mañana, por iniciativa del Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio, se realizará un acto de recordación al expreso político y laureado poeta Ángel Cuadra, fallecido en febrero de 2021 en Miami.

Gracias a la cooperación del comisionado del Condado Miami Dade Javier Souto (Distrito 10), durante el acto se develará una tarja de bronce que honrará la trayectoria del poeta.

Será en los terrenos del Parque Félix Varela, donde está enclavada la West Dade Regional Library (9445 Coral Way, Miami, 33165), y donde se encuentra el “Parque de los Derechos Humanos”, con memoriales a figuras como el Padre Loredo y el expresidente checo Vaclav Havel.

Ángel Cuadra Landrove (La Habana, 29 de agosto de 1931 – Miami, 13 de febrero de 2021). Exprisionero político cubano, fundador y primer presidente del Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio. Premio Nacional de Literatura Independiente de Cuba ‘Gastón Baquero’. En Cuba y en el extranjero, por la calidad de su obra poética, obtuvo varios reconocimientos, siendo el primer hispanoamericano en obtener, en España, el prestigioso premio Amantes de Teruel.

Entre sus obras se encuentran Peldaño (1959), Impromptus (1977), Esa tristeza que nos inunda (1985), Fantasía para el viernes (1985), Las señales y los sueños (1988), Réquiem violento por Juan Palach (1989), La voz inevitable (1994), Diez sonetos ocultos (2000) y La voz en el tiempo: Antología poética (1957-2018).


Contacto: Luis de la Paz, (305) 323 9671

Lectura y conversatorio en Viernes de Tertulia

Viernes de Tertulia, el evento que coordina en Miami Luis de la Paz, invita este viernes a una lectura y conversatorio con los escritores de origen cubano J. A. Albertini, Joaquín Gálvez, José Abreu Felippe, Nicolás Abreu y Armando de Armas.

Día: Viernes 21 de octubre de 2022
Hora: 8:00 p.m.
Lugar: Miami Hispanic Cultural Arts Center
(111 SW 5ta Ave)

El evento está abierto al público y será transmitido por el Facebook Live del Miami Hispanic Cultural Arts Center.


 

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