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En la burbuja de la mente colectiva: El conocimiento inútil

La mente vaga sola en los sueños. Tú no eres tu cuerpo porque tú puedes observar en la distancia tu mente y tu cuerpo, que son la misma cosa, y descubrir cuán ajenos te resultan. Tú puedes evolucionar del conocimiento inútil a la consciencia lúdica para entrever a lo lejos, como una señal de sosiego, el mapa en blanco de la comprensión. La existencia en la burbuja es una lucha permanente entre el ego y la libertad (Libertad: ser, comprensión). Y el «conocimiento» es ego, esclavitud.

Si se sabe que el ser humano es mayoritariamente incapaz de controlar su mente -es decir, incapaz de observar sus pensamientos en tanto síntomas o de redirigir su mente como órgano instrumental-, si la mente incluso puede divagar o ser controlada por las emociones -que si a su vez son mente entonces están a merced del azar o de las emociones de los otros-, la conclusión evidente es que el Yo Social (el Ego colectivista) resulta mayormente irrelevante. Es de todos y de nadie. Sueño en la inconsciencia. Toda la historia de la humanidad gira alrededor de esta evidencia absurdamente terrible para la humanidad, que pretende ignorarla una y otra vez como si con ello pudiera desaparecerla. Este es el origen de casi todos los conflictos y de casi todas las neurosis, y solo desde la libertad interior puede ser superado.

Vivir en el conocimiento inútil es como vivir en una burbuja. Por mucho conocimiento que acumules de la burbuja, siempre estarás en la burbuja. Solo te puede sacar de la burbuja -del conocimiento inútil de la mente colectiva, matrixta- el hecho de comprender que hay algo fuera de la burbuja y que de ese algo no sabes nada, no conoces ni pío. Con lo cual, en un arranque de curiosidad fruto de la comprensión de que estás metido en una burbuja -metido en el conocimiento inútil producto de la acumulación inútil de información limitada además de limitadamente entendida-, tal vez te animes a intentar salir de la burbuja. Tal vez te animes a tomar una aguja y pinchar la burbuja.

¡Boom! Ha estallado la Matrix. Así comienza el largo camino hacia la liberación.


 

La primera mascarilla que mata al Covid 19 ya está disponible

La biotecnóloga y bioquímica Mahpare Tanin, representante y distribuidora en exclusiva de Hipokrat Mask, miembro del Consejo Mundial del Comercio y licenciada en Derecho, habla a Puente a la Vista sobre el producto que representa: “La primera mascarilla que mata al Covid 19”.

Tanin es una de las abogadas más célebres en su Turquía natal. Su denuncia pública de un escándalo de corrupción jurídica, dinamitando las redes con un tweet que en pocas horas alcanzó más de tres millones de vistas, la proyectó en los medios internacionales y reveló los entresijos de la sesgada promoción de los aspirantes a jueces en su país. Su caso llegó a discutirse incluso en el parlamento. Aún se comenta en los medios turcos y es incluido en ensayos y tesis doctorales sobre clientelismo político y jurídico, pues sentó un precedente crítico en la denuncia del paulatino secuestro de la democracia a manos de un amañado aparato estatal.

Su trabajo como representante en España y Estados Unidos del Consejo Mundial de Comercio nos acerca a un producto único, la Hipokrat Mask, una mascarilla con el potencial de cambiar el equilibrio del mercado y cuyo diseño llega de la mano de relevantes creadores europeos como Adrián Morales (AdriaNomada), doctor en antropología y estética por La Sorbonne, quien con más de 35 años de vida profesional regresa con este proyecto, que puede ser incluso pack coleccionable de “Obra Híbrid@”.

Armando Añel: -Hábleme de los estudios que llevaron al descubrimiento de este viricida, por favor.

Mahpare Tanin: -Ante todo la Hipokrat Mask es la única mascarilla en el mercado actual que ha hecho sus análisis específicamente con Covid 19. Hemos creado un superproducto que sobrecumple lo que promete. Total protección sin competencia en calidad y precio. Consiguiendo una tecnología definitiva de estricta seguridad y eficacia probada para la salud humana.

AA: -El fabricante la anuncia como “la primera mascarilla del mundo que mata el Covid 19”. ¿Qué puede decir acerca de esto?

MT: -Inicialmente estábamos luchando contra una pandemia que no se sabía si lo que la causaba era una bacteria o un virus. Inmediatamente después, cuando la ciencia descubrió con certeza que la causa era el Covid 19, nuestra empresa comenzó a trabajar con varias universidades (entre ellas la de Boston y la de Berkeley, ambas en EE.UU., la ITU en Estambul, entre otras) para conseguir un producto verdaderamente aniquilador del virus, y lo hemos logrado. Somos los primeros porque nuestra empresa trabajó específicamente con el Covid 19, a diferencia de otras marcas en comparación, innecesariamente muy caras y que ni siquiera han trabajado con el Covid sino con partículas, bacterias y otras. Comprendamos que no es lo mismo matar herpes que Covid, siendo ambos virus. Por eso hemos cuidado mucho que nuestro trabajo fuese directamente con Covid 19 y no con cualquier virus (aunque también lógicamente testamos otros virus como el de la gripe, el herpes mismo, etc., consiguiendo asombrosos resultados de eliminación al 99%, además de tratar con rotunda eficacia plus el olor a cigarrillo e incluso el mal aliento).

AA: -Dígame brevemente: ¿por qué se ha considerado el lanzamiento de esta mascarilla “un acontecimiento sin precedentes y un descubrimiento tecnológico excepcional”?

MT: -Porque hemos conseguido crear una mascarilla que aniquila directamente el Covid 19 en 20 minutos, con su avanzada nano-tecnología de plata.

Además, otras marcas como la FPP2, las de tres capas quirúrgicas o la N95, filtran a partir de 0,3 micrón. Nuestra máscara Hipokrat tiene una barrera tridimensional de 0,1 micron, y el Covid 19 tiene un tamaño promedio de 0,17 micrón. Como puede verse, no hay mucho más que agregar, los números no confunden.

AA: -¿Por qué cree usted que usando las mascarillas comunes la pandemia sigue aumentando?

MT: -Porque contra un virus no se puede luchar con mascarillas que sólo filtran “partículas” y “bacterias”.

Hay que educar a la sociedad y brindar un mínimo de información adecuada, para que se descubra que encima de los paquetes que se están comprando sólo está escrito: “Filtra partículas y/o bacterias”. Hipokrat Mask es capaz de escribir específicamente claro y contundente en su paquete: “Mata al virus Covid 19”. Y obviamente también proporciona la máxima y más eficaz protección contra partículas, polvo, bacterias y virus en general, con una tecnología patentada y certificada por la FDA (Food & Drug Administration) en EE.UU. y la CE Europea, además de todas las certificaciones y autoridad requeridas de la ISO.

AA: -Hablamos entonces de una mascarilla que mata el virus. Acláreme la polémica que existe respecto a “matar lo que no está vivo (el virus)”, o más bien si es sólo en parte. ¿Qué es lo que mata finalmente?

MT: -Sobre la cuestión de si el virus está vivo (o no), no existe unanimidad científica. Pero en definitiva no cambia nada, pues la sustancia química de la Hipokrat Mask evita la contaminación del virus a la célula humana.

Quienes crearon esta mascarilla creen que el Covid 19 tiene partes vivas, como muchos otros científicos. Por lo tanto, la empresa utiliza el verbo matar. Simplificando mucho la respuesta, pues sería muy técnica, podemos decir que el virus tiene una parte que funciona como viva y otra que no. La Hipokrat Mask destruye la parte “viva”, es decir, la aniquila, y al desactivar precisamente esta parte “viva” ya no puede/podrá contaminar. Quien crea que el virus no está vivo, puede decir igualmente que la Hipokrat Mask erradica/aniquila el virus. El acto y su consecuencia, en cualquier caso, es que protege a los seres humanos del Covid 19.

AA: -¿Quién fábrica estas mascarillas?

MT: -Es una iniciativa del Asya Medikal Urunleri Dis Ticaret Limited Sirketi, en colaboración con varias de las más prestigiosas universidades internacionales, lideradas por la ITU de Estambul y, al frente, nuestro equipo de diseñadores, expertos y empresarios industriales, junto al WTC (Consejo Mundial del Comercio) conmigo, como representante exclusiva, distribuidora y gestora de marketing del producto.

AA: -Explique por qué la certificación de la FDA que otorga la Federación Farmacéutica y Médica Americana es tan difícil de conseguir. ¿Cómo y por qué les fue posible?

MT: -Primero que todo, porque EE.UU. tiene el top del conjunto de especialistas más importante del mundo al respecto, con un rigor elevadísimo. Y precisamente por eso, nosotros a priori hemos trabajado con los mejores, me refiero a las universidades americanas más prestigiosas. Este producto nace de una colaboración internacional al más alto nivel y en todos los frentes, tanto científico como jurídico y mercantil.

AA: -Tengo entendido que tienen del mismo modo la Certificación CE (europea) y todas las acreditaciones reglamentadas pertinentes de la ISO, entre otras. ¿Qué más puede decirnos al respecto?

MT: -En esta dirección puedo añadir que desde el principio y durante la crisis de carencia de máscaras, el mercado aceptó todo tipo de productos, sin analizar en profundidad su eficacia ni toxicidad colateral, ni atender demasiado a sus certificaciones. Por esta razón se han presentado gravísimos problemas con las FPP2 con contenidos de Grafeno y Bio-Masa, entre otros residuos químicos aún más venenosos e inconfesables de los que ni siquiera somos conscientes. Respirar es la primera alimentación y aún ni imaginamos la cantidad de veneno al que han estado expuestas las personas con este asunto. Por eso recordemos el primer precepto galeno de la antigua Grecia clásica hipocrática cuando afirma: “Primum non Nocere” (primero no hacer daño). Este es nuestro “lema” y prioridad fundamental, pues, además de cuidar y protegernos del virus, nuestra Hipokrat Mask es segura y no daña. Todos los certificados que tiene de la FDA, la CE, entre otros, constituyen la patente de garantía precisa de seguridad idónea del producto.

Por esta razón, hemos escogido “RespirART sano” como uno de nuestros principales eslóganes. Concepto creado a propósito por el artista interdisciplinar Adrián Morales (AdriáNomada), que vincula arte, salud y biotecnología, junto a grandes nombres del arte europeo y americano involucrados en la campaña de apoyo a nuestra iniciativa de vanguardia tecnológica.

AA: -¿Por qué usted cree que esta mascarilla ayudaría eficazmente a erradicar la pandemia?

MT: -Tenemos que respetar las restricciones pero usando la tecnología correcta, como dice Sun-Tzu en El arte de la guerra: “Todo el mundo cree conocer la forma mediante la cual resulta vencedor, pero nadie conoce la forma mediante la cual se asegura la victoria”. A nuevas circunstancias, nuevas mentalidades, nuevas condiciones, nuevos problemas, nuevas formas, nuevas respuestas, y por supuesto para todo ello aquí está nuestra nueva tecnología, que presentamos y ahora conocéis. Llevando a la práctica las medidas y usando la Hipokrat Mask sería, sin duda, más eficiente la erradicación del virus.

AA: -¿Qué puede aportar su mascarilla marcando la diferencia en la profilaxis social y las medidas preventivas sobre los jóvenes y sus ansias de fiesta?

MT: -Quisiera responder esta pregunta refiriéndome sobre todo a la juventud y no sólo a la gente en general y los profesionales (que pasan incluso 16 horas seguidas con ella puesta). A los jóvenes con toda su energía, rebeldía y capacidad de insumisión. En este contexto, en lugar de reprimir e incitar a la desobediencia civil hemos de acompañar y ayudar introduciendo salud en cada acto, minimizando el riesgo. Y para ello nuestra tecnología es ideal, porque además de maximizar el aspecto de la salud (pues en ella se respira cómodo y fácil) también estamos al tanto del diseño, los colores, incluso la moda y el perfil glamuroso que se quiera, tan en sintonía con cada edad. Nuestra Hipokrat Mask está actualizada en todo eso, y cuenta con la tecnología indicada que permite combinar perfectamente, al mismo tiempo, comodidad, seguridad, salud y estética.

AA: -Ahora explíqueme por qué no está aún en el mercado norteamericano y, de igual modo, por qué la necesitaríamos con urgencia.

MT: -Precisamente porque es una tecnología tan nueva que sólo estamos en el mercado desde febrero. Ha sido un arduo camino de tests, confirmaciones, investigación y certificaciones autorizadas en todo el ámbito internacional, además de los aspectos burocráticos, administrativos y expertos en la legitimación adecuada y al más alto nivel tanto en Europa como América. Y luego estuvo crear la plataforma legal de soporte, que me otorga la exclusividad de su distribución y comercialización.

Obviamente, por ser un producto tan reciente significa además que necesitó un camino más largo y profesional para conseguir lo logrado. Por todo ello, sin temor a equivocarnos, resulta la mascarilla definitiva para enfrentarnos mundialmente a la pandemia.

AA: -¿Tiene alguna recomendación más dirigida a médicos, hospitales y personal especializado?

MT: -Claro que sí. Ante todo, que es la versión superada de cualquier mascarilla que habéis usado y existe. Nuestros tests de campo con personal especializado y de alto riesgo, como enfermeras, médicos, profesionales de rehabilitación y primeros auxilios, que utilizan la mayor parte de su día esta tecnología por obligatoriedad profesional, han sido superados con creces. Ellos son los mejores testadores posibles y en ellos hemos confiado, por la asidua e inevitable práctica profesional que sometió a nuestra Hipokrat Mask a las pruebas más arriesgadas e inverosímiles, granjeándose la confianza de todos, incluso por ergonomía, comodidad, además de la ya evidente máxima eficacia preventiva, seguridad y durabilidad. En España deben cambiarse las mascarillas FPP2 cada 3 horas, cuando las Hipokrat Mask duran 12 horas ininterrumpidas, lo que supone un ahorro de coste muy alto en materia de protección profesional.

AA: -¿Qué tiene esta mascarilla, en cuanto a características técnicas, que otras no poseen?

MT: -No puede ignorarse que:

  • Estamos presentando el primer producto en el mundo que mata al Covid (antivírico y bactericida al 99%).
  • Con un sofisticado y excepcional diseño de 4+4 capas (8 capas).
  • Tiene la severa aprobación de La FDA, la CE y todas las certificaciones de la ISO, entre otras.
  • Elimina el mal aliento, el olor a cigarrillo y evita granos en la cara, vinculados al uso continuado de la propia mascarilla.
  • Evita el herpes y todos los virus relacionados con la influenza (gripe).
  • Es la mascarilla con que más fácil se respira. No empaña las gafas.
  • Su ergonomía y suavidad tampoco daña las orejas. (Hablo de la tira elástica de sujeción de la mascarilla, que no daña porque no es goma).
  • Además, se puede producir de cualquier color: Rojo, azul, amarillo, verde, mezclas y todos, del color y diseño que se quiera, incluso de camuflaje. Presta a ser personalizada por los diseñadores de moda y arte más exclusivos.
  • Incluso puede producirse también al tamaño “Niño” para escuelas y círculos infantiles.

Todo esto la convierte en una tecnología absolutamente revolucionaria y de vanguardia, que constituye la Mascarilla Definitiva. No existe otra en el mundo como esta de tan incuestionable calidad superior, precio inmejorable para cualquier nivel adquisitivo. Sin dudas lo mejor del mercado.

Y no se trata de mera publicidad sino, sobre todo, de compromiso ético por la difusión de la excelencia, un producto pro-humanitas, “Honoris causa”.

AA: -Refiriéndonos ahora, en términos de calidad/precio: ¿Por que usted cree que un ciudadano, independientemente de su nivel adquisitivo, debería adquirir esta mascarilla? Hábleme del compromiso humanista en el ejercicio de la salud pública que defiende la fábrica.

MT: -Nuestra responsabilidad como Hipokrat Mask es procurar que esta avanzada tecnología sea asequible a todo el mundo. Por tanto, asumimos el compromiso moral de no subir los precios del producto, para que el acceso pueda seguir siendo global y masivo. Trabajamos para tener sin discusión el mejor cubrebocas del mercado y al mejor precio respecto a su calidad, la seguridad y el bienestar que ofrece.

AA: -¿Dónde podemos comprar las Hipokrat Mask en EE.UU. y España?

MT: -Como he mencionado antes, es un producto muy nuevo y de vanguardia, que estoy recién comenzando a presentar en España. Y desde ahora estamos comenzando a vincularnos, con este llamamiento abierto, a todos los distribuidores interesados responsables, que comprendan la importancia para-humanística de nuestro producto, acercándolo a todos en consciencia del bienestar, la plenitud y la protección de una seguridad total. ¡A respirar sano!

AA: –¿Y finalmente cómo se relacionó todo esto con la cultura, incluso con el arte?

MT: -Es sabido que la grave problemática global no atañe sólo a cuestiones socio-político-económicas, sino de consciencia, de niveles de consciencia. Y la información, la cultura y la educación resultan los pilares fundamentales de la salud, el bienestar y la prosperidad de la gente. Por eso también trabajamos y contamos con su apoyo. Hemos descubierto una alineación muy similar, en estos procesos de investigación, perseguida por algunos artistas puntuales de Europa, cuya obra en primera línea es baluarte para una constante reflexión, en el territorio de la salud, la alimentación, la conducta y la estética. Como expresión sublime para una vida de abundancia, realización y consolidaciones. Es decir, obras como la nuestra (en otras disciplinas combinadas) que persiguen sembrar en la gente una necesidad “mayéutica”, en la práctica saludable, nutritiva, espiritual y psicofísica. Porque “el mundo está enfermo por falta de belleza”. Y ese ingrediente tampoco puede ser excluido del ámbito responsable en/de nuestra sanación general en todas direcciones y frentes, lo que el sabio G. I. Gurdjieff denominaba el desarrollo simultáneo y sinérico de los cuatro “Centros Formatorios”: Espiritual, Mental, Emocional y Físico. Tal dijera el poeta: “El arte es la verdad y la verdad nuestra religión”. Hoy la Hipokrat Mask es un hecho.

AA: Gracias, Mahpare, por su valiosa información.

MT: Gracias a vosotros por esta entrevista, que nos brinda la oportunidad de dar a conocer, tanto al público general como al profesional, los avances de esta tecnología, que ya es una realidad.


Contacto: + (34) 649 703 405

De ‘Hábitat’ y otras remembranzas

Leer el poemario Hábitat, de Joaquín Gálvez, es acudir al cántico primigenio que hoy conocemos como poesía. Y es que la poesía, más allá de esas invenciones que lucubramos para agazapar nuestra manquedad ante la naturaleza, es belleza y funcionalidad. Belleza que solo surge de lo simple [no simplista], y funcionalidad que dimana de toda certidumbre.

Poesía es también remembranzas; retazos de una civilización fugaz por sus triunfos e infinita por sus aedas que no se entregaron al intercambio del amor por  la desmemoria. Quizás Joaquín Gálvez, en este conjunto de poemas, nos guiña ese sendero hacia el origen:

“[…] La oveja negra escribe su evangelio;

el rebaño es una doctrina, un cielo de mansedumbre

contra el nacimiento de la próxima estrella.

Madre, la luz de tu óvulo tiene un alma

para hacer del barro una escritura,

y el cuerpo de una bala para atravesar el mundo.

Ah Judas y Pedro (Pedro y Judas)

son mis amigos, son mis enemigos.

Dios juega con nosotros a la gallinita ciega.

Dios, devuélveme esos ojos para que no cometa otro crimen.

 

Cultivo todos los días esta imperfección

como un árbol al que lo abandona la primavera […]”.

Hábitat es también un susurro escatológico −en su sentido más intrínseco− pues qué otra cosa es el erotismo sino la concepción del cuerpo como tránsito hacia un destino que jamás será único. El cuerpo es religión y su escarceo ese rosario que en círculos nos suele revelar, también, que hemos nacido eternizados por el pecado. Nadie como un poeta, en este caso Joaquín Gálvez, para guiarnos al umbral de esa certeza. Nada como el conjuro de versos, Hábitat, para mostrarnos cuánto de vanidad e ilusión es negar el evangelio de un hereje.

“Me moriré sin conocer la luz de tus pezones

en la penumbra donde nunca serás poseída.

 

Soy el cadáver deseoso de los ritos de tu templo más íntimo.

 

Cuántos poemas hubiera escrito a partir de tu pubis (inédito),

en ese instante en que tu torso se transforma en una danza

para dar testimonio de los acordes de mi libido.

 

Nunca seré testigo de tu aullido

―húmedamente humanizándose―

bajo la bestialidad de mi falo iluminado.

 

Me condenaste a la oscuridad donde se ocultan tus pezones,

a la pordiosera luz de este poema en la penumbra”.

Un poeta, dicen los sabios, pregona el verdadero sentido de la existencia. Un poeta duele en el costado, quiebra la serenidad y nunca deja las puertas ilesas. Lo que nace de su trueque con la oquedad –que muchos confunden con la alquimia− es el propósito real donde los nombres y las cosas no necesitan ser pronunciados para complacencia del orgullo público. Tal vez el autor de Hábitat sabe de estos misterios, y los enmarca en versos donde nada falta ni sobra.

“sean todos ustedes bienvenidos /

constelaciones de mi desorden / personajes públicos

de esta habitación que a nadie le abre las puertas /

todas las noches celebran en mi escritorio un carnaval /

y sus pasos aseguran una bitácora en mi estro /

son como alquimistas / transforman el olvido en saxofón

para que alguien hospede un firmamento /

(digo, un huérfano que me ampara)

quedan, pues, libres / no son Jonás / pero ahora escribo

para que sean noticia / prófugos del vientre de la ballena”.

La simulación es antónimo de poesía. Pero pocos se aventuran tras una verdad que en siglos ha soportado la penitencia, y hasta el destierro. La poesía es oficio de tempestades, la gracia que nadie pide a Dios y que nadie confiesa cuando tus pares te muestran las herramientas y te obligan a la ordalía. Su eficacia es arisca sin el temple para mellar las palabras contra la fiesta del temeroso. Y eso lo sabe el autor de Hábitat. Lo sabe, y aun así esgrime el veredicto tras unos versos que no le debe a sus antecesores.

“La estancia de un puñal se convierte hoy en palabras,

fiesta en el cadalso de un hombre.

 

No eres el poeta de la torre de marfil.

Un alarido ha sido tu estandarte.

La ceiba, con la que conversabas, es hoy un idioma.

Una casa se yergue en el abismo…

 

No deseches tu voz como una camisa raída

(esa tachadura en tu voz es el único tesoro del antro).

No eres el poeta de la torre de marfil,

ni tienes el alma confinada en un diccionario”.

Como se dijo al inicio, leer Hábitat es asistir al idilio de la premonición con la desnudez en su hondura más severa. Como vivir el segundo episodio de una caída libre antes del impacto y sin la seguridad de que Dios –o la vida traficada en otras emboscadas− nos amparen entre disfraces o simulacros.

Decir que una poesía es honesta es, quizás, pasarse de listo o trucar la baraja. Pero sí, a riesgo de todo es posible afirmar, y ser firme, en que existe la poética de la honestidad. Eso es Hábitat: un conjunto de poemas que honran la verdad tras la remembranza exquisitamente hilvanada. Un libro que bien vale la pena poner a resguardo; usarlo como resguardo; mostrarlo como resguardo cuando nos exijan el peaje, allende la estación donde nos quedamos varados sin saber que la transmutación del dolor al cuerpo primigenio también es posible.

Hábitat es el último rezo cuando nadie quiera ser testigo –ni testimonio− de la vida misma.

“Mi vecino ha levantado una cerca

para que no me tropiece con sus palabras,

para que no me llegue de soslayo la fisura que distingue a su alma.

 

―Hello, sir.

(A prudencial distancia…

“Don’t cross the line!”)

 

Mi vecino ha levantado una cerca

para que no se funde un nido cuando se crucen nuestros pasos.

 

Le teme a la estación con que puedo entrar en su casa.

¡Ni un pie adentro…!

Para que nunca meta las narices en su cabeza.

 

Una cerca se interpone entre su alegría y la mía,

entre su tristeza y la mía.

 

Seremos muy buenos vecinos, Mister Frost,

entre nosotros nunca se levantará la vida”.


 

¿Y los talibanes del Caribe? Un SOS por las mujeres cubanas

Cientos de activistas cubanas llevan meses sin poder salir de sus casas y este periódico (el de la imagen en portada) y otros en España solo se espantan con la situación de las mujeres en Afganistán tras el regreso de los talibanes. La Vanguardia, El País…

En Cuba, cientos de activistas políticas, artistas o simplemente amas de casa que piensan diferente al oficialismo reciben castigos de prisión domiciliaria, son detenidas y llevadas a estaciones de policía e interrogadas -si es que luego salen, porque muchas no han salido- y ninguno de los que hoy se espanta con los talibanes dice algo.

En sus mismas puertas, periódicos de España y del resto del mundo, están los talibanes represores del Caribe: son los agentes de la Seguridad del Estado creada por Fidel Castro y acumulan 62 años de atrocidades y siniestra disciplina del mal, que llevan como ADN en vena.

Enumero a algunas de nuestras «afganas» cubanas: Katherine Bisquet, Camila Lobón, Carolina Barrero, Iliana Hernández, Luz Escobar, María Matienzo… son muchas más y pertenecen a todos los sectores de la sociedad civil, de la UNPACU, de las Damas de Blanco, etc. Pero nadie dice nada.

Ellas también necesitan salir.


 

‘El silencio’ de Felisberto Hernández

El uruguayo Felisberto Hernández es un escritor tan genial como desafortunadamente poco leído entre nosotros. No sólo alinea entre los grandes cuentistas latinoamericanos, sino que tal vez sea el único entre ellos que no se parece a ningún otro. La breve narración que sigue pertenece a su libro Nadie encendía las lámparas, de 1947.

                                                  El silencio

El teatro donde yo daba los conciertos también tenía poca gente y yo había invadido el silencio: yo lo veía agrandarse en la gran tapa negra del piano. Al silencio le gustaba escuchar música; oía hasta la última resonancia y después se quedaba pensando en lo que había escuchado. Sus opiniones tardaban. Pero cuando el silencio ya era de confianza, intervenía en la música; pasaba entre los sonidos como un gato con su gran cola negra y los dejaba llenos de intenciones.


 

Extienden plazo de admisión del Premio Dulce María Loynaz 2021

Monumento a Dulce María Loynaz en Puerto de la Cruz, Tenerife

Los coordinadores del Premio de Poesía ‘Dulce María Loynaz’ 2021, que convocan el proyecto Puente a la Vista y sus amigos, extendieron este lunes, hasta el próximo 30 de noviembre de 2021, el plazo de admisión de los trabajos.

A continuación las bases del concurso:

1- Podrán participar todos los poetas cubanos residentes en Cuba o fuera de ella, a excepción de aquellos que hayan ganado el primer lugar de este concurso en anteriores ediciones.

2- Solo se podrá presentar un libro por autor, que tendrá que ser original e inédito, quedando excluidos aquellos que hayan sido premiados en cualquier otro certamen. La extensión mínima será de 1,500 versos, y la temática libre.

3- El original, a enviarse por correo electrónico (email), será encabezado con el título del libro y un seudónimo del autor. En un segundo archivo (datos del autor), adjunto al mismo correo, el concursante incluirá su nombre completo, dirección de domicilio, teléfono, dirección de correo electrónico y currículo.

4- Los libros se enviarán en formato Word y con tipografía a discreción del autor. Las obras deben ser remitidas al email [email protected] con el asunto o encabezamiento CONCURSO DE POESÍA 2021. De enviarse con otro asunto o encabezamiento en el email, serán descalificadas.

5- Las obras presentadas al concurso no podrán estar comprometidas para publicación ni participación en otro certamen. La utilización de formatos PDF u otros que no sean Word, o de ilustraciones o fotos junto a los poemas, implicará la descalificación de la obra.

6- Los autores serán informados de su participación en el concurso a través de su correo electrónico, tras recibirse sus obras.

7- Se otorgarán dos premios, un primer lugar de $1,000 USD y un segundo de $500 USD. El premio en metálico será único e indivisible en ambos casos e implicará, además, la publicación de la obra por Puente a la Vista Ediciones –con todos los derechos cedidos al autor de la misma– y 10 ejemplares gratuitos.

8- El plazo de admisión cierra el 30 de noviembre de 2021. Los resultados se darán a conocer en enero de 2022. Los organizadores no mantendrán correspondencia con los participantes y solo se dirigirán a los ganadores para anunciarles el resultado.

9- El jurado que analizará las obras a concurso estará integrado por escritores, críticos y/o editores radicados en la Isla y el exterior. Tras anunciarse los ganadores, se dará a conocer su integración.

10- El hecho de participar en este concurso implica la total aceptación de sus bases.


 

La rendición de Afganistán

“Aquello no fue un acuerdo de paz. Fue una rendición”. Afirmó Husain Haqqani, hombre clave del Hudson Institute para Asia Central y Meridional, tras hacer un recuento de los acuerdos de Doha suscritos por el gobierno de Donald Trump.

Exagera. No creo que Trump sea el único culpable, aunque en esta oportunidad le quepa la responsabilidad mayor. Pero ¿quién ha sido el responsable de que los talibanes tengan, otra vez, el control del gobierno en Afganistán?

A juicio del experto Michel McKinley, ex embajador en ese país de Estados Unidos: todos. En un artículo publicado en Foreign Affairs (“Todos nosotros perdimos a Afganistán: Dos décadas de errores, Faltas de juicio y equivocaciones colectivas”), demuestra, precisamente, eso. Entre todos les devolvieron Afganistán a los talibanes en bandeja de plata.

“El 29 de febrero de 2020 –resume la BBC (Mundo) de Londres- el gobierno de Estados Unidos, presidido por Donald Trump, y los talibanes firmaron en Doha, Qatar, el acuerdo que fijó un calendario para la retirada definitiva de Estados Unidos y sus aliados tras casi 20 años de conflicto”. ¿No habíamos quedado en que el mayor disparate era ponerle fecha de caducidad a un conflicto armado? Biden tuvo que atenerse a los plazos marcados en el peor acuerdo firmado por Trump en su paso por la Casa Blanca.

“A cambio –sigue diciendo el informe- se firmó el compromiso de los talibanes de no permitir que el territorio afgano fuese utilizado para planear o llevar a cabo acciones que amenazaran la seguridad de Estados Unidos”. Era un premio de consolación.

Un team de los navy seal ya había liquidado en Paquistán a Osama bin Laden hace más de 10 años, el 2 de mayo del 2011, y Al Qaeda no sólo estaba descabezada, sino que tenía sus días contados. Ese era el momento de salir de Afganistán, pero el entonces presidente Obama, por la razón que fuere, ni siquiera lo consideró.

Antes del 9/11/01 podía ser desagradable cómo gobernaban los talibanes, pero fue después de esa fatídica fecha, todavía humeantes las “Torres Gemelas”,  que USA y sus aliados de la OTAN quisieron destruir al gobierno de Afganistán e instaurar una democracia, olvidando que USA y la OTAN son excelentes destructores, pero pésimos constructores, como se ha visto en Libia o en Centroamérica y el Caribe.

En 1898 los norteamericanos se enfrentaron por primera vez a la tarea de nationbuilding. Lo hicieron en Cuba bastante bien desde el punto de vista material. Crearon escuelas, repararon puentes y calzadas, aumentaron y mejoraron los sitios en los que se recibía justicia o atención sanitaria. Curaron la fiebre amarilla de acuerdo con el presupuesto teórico del Dr. Carlos J. Finlay. Hasta fregaron Cuba, de San Antonio a Maisí, con agua de mar y jabón, una Isla que los españoles y los cubanos habían dejado percudir en exceso después de una guerra espantosa.

En 1902 se inauguró la República en medio de una enorme alegría. Pero la felicidad duró poco. En 1903 se descubrieron planes para secuestrar y, probablemente, matar a Estrada Palma, el primer presidente democráticamente electo. En 1906 los infantes de marina de USA regresaron a ocupar la Isla. Los cubanos, que crearon el primer lobby a mediados del XIX y eran expertos en involucrar a “los americanos” en sus asuntos, los habían obligado a inmiscuirse en la crisis cubana en virtud de la Enmienda Platt, pese a que el entonces presidente Teddy Roosevelt no quería.

Tanto fue así, que el presidente nicaragüense Adolfo Díaz, en su momento, preguntó entusiasmado si a su país se le podía endilgar una legislación parecida. El embajador gringo le dijo que nones, convencido de que Díaz pensaba utilizar a los marines para callar y perseguir a sus enemigos.

En 1934 la Enmienda Platt fue revocada por el recién estrenado presidente Franklin Delano Roosevelt como muestra de su nueva política de los ‘Buenos Vecinos’. (“Nosotros –dijo un cómico cubano de la época- somos los buenos. Ellos son los vecinos”).

No era verdad. Por lo pronto, ninguno de los vecinos centroamericanos o del Caribe de los Estados Unidos éramos “buenos”. Ellos tampoco lo eran. Todos tenemos unos valores insuflados por nuestras circunstancias particulares. La bondad o la maldad son características personales. Es absurdo calificar a toda una sociedad con esos rasgos.

Si los estadounidenses conocieran su propia historia habrían descubierto que es inútil el nation building, como ellos mismos debieron percibir tras la larga docena de expediciones militares encaminadas a mejorar la calidad de los Estados en el traspatio americano. Todas fracasaron. Exactamente lo que les acaba de suceder en Afganistán.


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El Decreto Ley 35, Marrero, la zanahoria y el palo

Un nuevo decreto ley asoma la nariz en Cuba, otra vez empeñado en abusar del mismo de siempre: el pueblo cubano.

Se trata del 35 de “las telecomunicaciones, las tecnologías de la información y la comunicación y del uso del espectro radioeléctrico”. Los más cercanos en el tiempo, el 349 y el 370, respondían a la misma dinámica opresora y se han revelado incapaces de contener el espíritu de liberación que cada vez más ansiosamente respira la Cuba profunda.

De entrada, en su artículo 3 inciso A, este Decreto Ley 35 declara, vía Gaceta de Cuba, que su objetivo es “coadyuvar a que la utilización de los servicios de telecomunicaciones sean un instrumento para la defensa de la Revolución”.

Y ya sabemos que “revolución” significa, en el verano de 2021 en Cuba pero desde hace seis décadas, censura, abuso, represión, miseria, disparate y muerte.

Tras las manifestaciones masivas de julio pasado, puede decirse que la dictadura castrocanelista ha reaccionado ofreciendo dos tipos de respuestas clásicas en estado de totalitarismo: zanahoria y palo.

Módulos alimenticios de donación sorpresivamente gratuitos, y digo sorpresivamente porque el régimen acostumbra a hacer caja con la ayuda internacional (la zanahoria). Decreto Ley 35, chivos expiatorios y represión, mucha represión (el palo).

Relacionado con esto: Recientemente el primer ministro cubano Manuel Marrero intentó minimizar las denuncias por la escasez de medicamentos en Cuba asegurando que la población reclama más por “la mala atención de los médicos”. Resulta que los otrora ejemplares profesionales de la salud cubanos ahora son unos maltratadores. Otro ejemplo de búsqueda de chivos expiatorios por parte de la dirigencia con el objetivo de evadir responsabilidades (palo a falta de zanahoria).

Como advirtió un doctor habanero en las redes tras esta descarada justificación de Marrero, se trata de “la misma administración que se preocupa por comprar más patrullas que ambulancias”.

Y como decíamos al principio, tanta represión y tanto decreto solo han servido, en los últimos tres años, para estimular todavía más las ansias de libertad de la sociedad cubana. A más palos desesperados contra el pueblo, menos zanahoria para el poder. El castrocanelismo tiene los días contados.


 

José Abreu Felippe por partida doble

Un fin de semana con el escritor José Abreu Felippe en el Miami Hispanic Cultural Arts Center (111 SW 5th Ave, Miami, Fl, 33130).

Este viernes 20 y el sábado 21, a partir de las 8:00 p.m., Thespis Acting Project invita al estreno de La felicidad, obra de este dramaturgo cubano bajo la dirección de Marcia Arencibia-Henderson y con Christian Ocón y Raydel Casas en los papeles principales. Reservaciones en el (786) 448-4600.

También, la pospuesta presentación del libro Las moscas verdes (Ediciones La Gota de Agua, 2021), del propio Abreu Felippe, ocurrirá el sábado 21 de agosto a las 7:00 p.m. en el mismo lugar, justamente una hora antes de la segunda función de su obra La felicidad. La presentación estará a cargo del editor y escritor Rolando Rorelli.

Sobre Las moscas verdes, libro de cuentos dividido en dos secciones, Crónicas antes de la guerra de las 1.000 bombas y Crónicas después de la guerra de las 1.000 bombas, el autor ha apuntado: “Son 14 historias que yo llamo crónicas divididas en dos partes, antes y después de una hecatombe planetaria. En la primera, el tiempo avanza a saltos, acercándose inevitablemente al fin. En la segunda, el mundo ha quedado dividido en dos, los de arriba y los de abajo, pero a diferencia de la novela de Wells, aquí los de abajo son los buenos”.

José Abreu Felippe, poeta, narrador y dramaturgo, nació en 1947. Vivió unos años en Madrid y desde 1987 reside en Miami. Premio Internacional de Poesía Gastón Baquero por El tiempo afuera (2000). Como dramaturgo ha publicado Amar así (1988, 2020), primera obra escrita en el marco literario cubano sobre el éxodo del Mariel, fechada en La Habana en 1980; Teatro (1998), que reúne cinco piezas; Tres piezas (2010); Árido (2012), y Teatro reunido (2021). Recibió el Premio Baco de Teatro en el 2012.


 

Por qué han fracasado el comunismo y el fascismo

Ante los sucesos del 11 de julio, si yo fuera un comunista cubano, inevitablemente me haría la siguiente pregunta: ¿por qué el comunismo y el fascismo, su primo hermano, no funcionan y destruyen minuciosamente a las sociedades que les han impuesto ese modelo de gobierno?

Al margen de los intereses personales, o la bárbara razón testicular, una respuesta evidente es «porque hacen al Estado el objeto de todos los desvelos y se olvidan de los individuos y de sus sueños». Porque comunistas y fascistas dedican toda su energía a cancelar el impulso creativo de las personas, sustituyéndolo por los aburridos planes quinquenales, concebidos por burócratas sin alma que jamás toman en cuenta las necesidades reales de las gentes.

Ernesto (Che) Guevara no mentía en 1961 cuando vaticinó en Punta del Este que en una década Cuba alcanzaría y superaría a Estados Unidos en productividad. Lo decía por ignorancia. Por una limitación natural de sus lecturas. Sólo leía libros prosoviéticos o antiyanquis. O cuando Fidel Castro, el campeón de las iniciativas delirantes, anunció un quesoducto que abastecería al planeta de un camembert mejor y más barato que el francés. Tampoco era un embustero ni un loco. Eso sí: desvariaba, producto de la ignorancia supina que padecía.

Vilfredo Pareto, sin proponérselo, dio con el origen de la desigualdad. No era una ley y ni siquiera un “principio”. Era una observación inteligente y aproximada. En los días que corren no es políticamente correcto afirmar el “principio” de Vilfredo Pareto, conocido como 20-80. Hoy, debido a la supersticiosa búsqueda de la igualdad por encima de todo, no se hubiera podido formular ese apotegma. (Pareto fue un ingeniero, matemático y filósofo italiano. Enseñó Economía en Lausana, Suiza, a fines del siglo XIX y se adentró en el XX. Heredó, por cierto, la cátedra de Léon Walras).

Decir que el 80% de las consecuencias era producido por el 20% de las causas es hoy socialmente muy peligroso. Por ese hilo se llegaba al ovillo de que el 20% del capital de las familias italianas acaparaba riquezas semejantes al 80%. O de que el 20% de los productos generaba el 80% de las ventas en casi cualquier empresa. O de que los mejores vendedores “cerraban” el 80% de las ventas. O, más grave aún: que el 20% de las personas contaba con un espíritu emprendedor que no estaba presente en el 80% restante.

Quince de las personas más ricas del mundo, de acuerdo con la revista Forbes, responden a ese carácter emprendedor. Entre ellos poseen el capital capaz de eliminar la deuda externa de México o Argentina. El primero es Jeff Bezos, el creador de Amazon. Tiene 177 billions (millardos en español). Elon Musk le sigue de cerca. Probablemente pronto lo sobrepase. Posee 151 billions. Comenzó por PayPal, luego creó Tesla y SpaceX, entre otras empresas. El tercero en la lista es el francés Bernard Arnault. Se dedica a vender artículos de lujo. Forbes le calcula 150 billions. El cuarto (fue el primero durante algunos años) se llama Bill Gates y poseyó la mayor parte de las acciones de Microsoft. “Vale” 124 billions. Hoy está consagrado a la filantropía. El quinto es Mark Zuckerberg, su fortuna depende del valor de Facebook, pero el precio de sus acciones alcanza los 94 billions.

Naturalmente esos «billonarios» no constituyen el 20% de los emprendedores de sus respectivos países. ¿Quiénes son esos «emprendedores»? Son las personas que no encajan en los sueños de otros, los que pretenden abrirse paso con sus propias fuerzas. Son los propietarios de los setenta mil comercios que existían en Cuba antes de 1959, unos pequeños y otros mayores. Son los sesenta mil microempresarios que había en la Isla antes de que, en la «ofensiva revolucionaria» de 1968, fueran confiscados por un gobierno decidido a arreglar paraguas o «coger» ponches.  Son las aproximadamente quinientas mil personas que intentan ser «cuentapropistas» en Cuba, en un sistema que impide que crezcan y que acumulen capital o que se desplacen hacia otras inversiones. Los burócratas del Partido no entienden que el régimen de libre empresa utiliza intuitivamente el método de tanteo y error, y enseña mediante las equivocaciones. Jeff Bezos, el dueño de Amazon, comenzó con una librería virtual, pero enseguida confirmó que vendiendo libros a los estadounidenses no llegaría demasiado lejos, y fue agregando renglones hasta convertirse en la mayor tienda on-line de Occidente.

No sigo por no hacer esta crónica muy aburrida. Entre los quince, hay una mujer, la heredera de Oreal, dos chinos, un hindú, y un español, Amancio Ortega (el onceno), quien creara las tiendas Zara, que partió de cero (sin un «duro», como suelen decir los españoles), junto a su mujer, cosiendo batas de casa en su pueblo. La mayor parte de esos quince triunfadores se dedica a la tecnología y la computación, pero no hay duda de que hicieron sus fortunas en el mercado, haciendo crecer el pastel y no devorando el capital de otras empresas.

Hago esta salvedad porque el mayor de los errores procede de la mentalidad mercantilista, y consiste en responsabilizar a estas personas con la quiebra de ciertos empresarios desdichados, algo que pudo suceder en algún caso, pero como parte del ciclo de “creación destructiva” que explicara magistralmente Joseph Schumpeter. La mayoría de las fortunas se ha amasado con la sangre, el sudor y las lágrimas de los “capitanes de industrias”, como decía el polígrafo escocés Thomas Carlayle en el siglo XIX para explicar su “Teoría del Gran Hombre”.

Basta con contrastar las dos Coreas, recordar lo que fueron las dos Alemanias y saber que Rumanía, lejos de sufrir un embargo norteamericano, tenía trato de “nación más favorecida” por los Estados Unidos, lo que no impedía que fuese un sitio espantoso para vivir. Recuerdo que una diplomática rumana, que estuvo en La Habana casada con un diplomático gringo de la entonces “Oficina de Intereses”, me dijo para mi sorpresa: “es mucho peor que Rumanía”. Tenía razón. El 11 de julio se pudo ver.


http://www.elblogdemontaner.com/why-communism-and-fascism-have-failed/

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