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Subdesarrollo Pérez: ¡qué envolvencia! El arte de la simulación

La simulación —real como el ocultamiento por miedo, resquemor y prejuicio— es una categoría eticoestética que, como teoría y libro, canonizara el narrador, poeta, ensayista y creador plástico cubano Severo Sarduy (Camagüey, 1937-París, 1993) en su libro homónimo, aparecido en la Francia de 1982.

   Desde su propia teoría de la simulación, afín a los textos de su amigo galo, el notable ensayista Roger Caillois, que en los ‘30s de la pasada centuria publicara su análisis surrealista del mimetismo animal, el relevante novelista cubano —Gestos (1963), De donde son los cantantes (1967), Cobra (1972, Premio Medicis), Maitreya (1978), Colibrí (1984), Cocuyo (1990) y Pájaros en la playa (póstuma, 1993), como asimismo renovador decimista en Un testigo fugaz y disfrazado (1985) y Un testigo fugaz y dilatado (1993), no menos relevante ensayista de Escrito sobre  un cuerpo (1969), La simulación (1982), El Cristo de la Rue Jacob, Nueva inestabilidad y Ensayos generales sobre el barroco (éstos tres últimos de 1987), tal dibujante— relaciona las teorías del agudo ensayista francés con el concepto budista de nirvana, momento de iluminación que culmina con la aniquilación del yo, siempre centrado en índices y rasgos culturales de su lejana pero no olvidada Cuba, desde 1960, cuando arribara a París, becado del [des]gobierno castrista para estudiar Bellas Artes y nunca regresar.

   Por tal sintonía, de alguna manera, apenas conocí la publicación del más reciente volumen del maestro caricaturista Arístides Pumariega (Aristide), con textos de su invariable Rebeca Ulloa, me vino a la memoria La simulación (Monte Ávila, Venezuela, 1982), el libro preferido por mí del relevante polígrafo cubano quien —influido por cuatro figuras de la poesía, el pensamiento y la plástica: el mexicano Octavio Paz, el ya mencionado Roland Barthes, el calígrafo chino-francés François Cheng y el pintor estadunidense Mark Rothko— lograría conectar en su obra, aupándolos, distantes/distintos fenómenos llegados de espacios heterogéneos y en apariencia inconexos: insólito haz que de lo orgánico a lo imaginario, y de lo biológico a lo barroco, combina tatuaje, travestismo sexual y humo: reflexión y homenaje a las palabras, en suma.

   Vinculado, sobre todo con Barthes y Sarduy, Aristide desbroza el laberinto borgiano y la dantesca/oscura selva de la cotidiana simulación, que impusiera «El Último Dinosaurio» a nuestra patria, consiguiendo su hecatombe moral, social y ética, acaso la mayor catástrofe causada por la maléfica deconstrucción del «Homo Diabolus», cuyo nombre mencionar no quiero.

   La tríada: disimular/ocultar/fingir del cubano de la Isla, y sus terribles resultados, no tiene parangón en el mundo de hoy, salvo en las ex repúblicas socialistas del este europeo, las que, por fortuna, dieron al traste con el infernal dueto fascista y comunista, tan similares, como prolijamente acusara la ex prisionera Margarete Buber-Neumann, en su magnífica novela-testimonio: Prisionera de Stalin y Hitler, publicada por el prestigioso sello editorial Círculo de Lectores, Galaxia Gutenberg, con prólogo del destacado novelista español Antonio Muñoz-Molina, quien, muy bien definiera a la valiente autora como «una de las voces que recordaron el horror doble de los campos sovieticos y nazis, y que ayudaron a establecer su comun naturaleza totalitaria».

El arte de la simulación

   Publicado por Eduardo René Casanova en la nueva Colección aun sin nombre de su Editorial Primigenios, apoyado con los breves/certeros textos de Rebeca, en Subdesarrollo Pérez: ¡Qué envolvencia! El arte de la simulación, el veterano dibujante evidencia en todas sus caricaturas el acierto y aserto del idóneo tándem integrado décadas atrás con su infaltable «compinche» de vida y obra, cuyos loables resultados constituyen un ejemplo de cuánto puede la conjunción de una pareja cuando la une el quehacer creativo de valía. 

   Reconocido entre los cien caricaturistas más populares del pasado siglo y con el respaldo de no pocas décadas de extensa e intensa praxis, en revistas, diarios y semanarios de Cuba, Colombia, EE. UU., entre otros países, este nuevo volumen se suma con creces a su amplio quehacer. Mas, no podia ser de otra forma: tras sus plumillas y dibujos, se asoman los rostros y los dibujos de sus colegas satíricos que le antecedieron en Cuba, desde el primer grupo de caricaturistas de la Isla, entre los que evoco, ahora y sin orden cronológico: Augusto Ferrán, Hipólito Garneray, Federico Miahle, Juan Jorge Peoli, Tejada, Nassaro, Francisco Cisneros, Francisco Camilo Cuyás, Codezo, Chaveta y Jorge Ritt, Ricardo de la Torriente y su «Liborio», Eduardo Abela y «El Bobo», los también pintores: Conrado W. Massaguer, el asimismo escenógrafo José Luis Posada, sin olvidar a Antonio Prohías, Jaime Valls, Rafael Blanco y Zumbado, como los talentosos jóvenes del siempre recordado equipo de Dedeté, entre los que figurarían: Ajubel, como mis muy cercanos Manuel y René (ya fallecido y al que recuerdo en particular por haber estudiado como este cronista en la Escuela Nacional de Arte), entre otros no menos talentosos.

   Por tanto, por todo, apunta Rebeca en el primer capitulillo,

Desde su primera aparición en Palante y Palante (1968), Subdesarrollo Perez cautivó al público. En medio de la hostilidad revolucionaria, traía de vuelta al humorismo gráfico cubano, el choteo, la burla y la risa.

   Apenas dos años más tarde, el personaje, junto a su alter ego Aristide, fue confinado al ostracismo. Los hirieron de muerte. Ambos como el Ave Fénix.

            Mas, Subdesarrollo vuelve hoy a desandar La Habana, de nuevo

           enfrenta colas, apagones […] jineteras y el castigo, recreando sus 

           travesuras desde la distancia, sin abandonar su tono crítico y
           simpático.

   Otro aspecto importante subraya Rebeca, al connotar que «la simulación y la dualidad caracterizan a la familia disfuncional de Castro», como muchas de las aberraciones y canalladas del dueto de sus tarados hijos: los hermanos asesinos, quienes, hijos del tramposo viejo español Ángel Castro (o mejor: Diablo), quien, desde sus orígenes y su non sancta existencia, marcara con el robo, el abuso y demás canalladas ocultas por los ¿colegas? de la prensa cubana, entre ellos, una ¿periodista o aduladora in extremis? publicaría poco tiempo atrás, la ¿biografía? del explotador gallego, donde se esforzara por presentarlo como lo que jamás sería: un bondadoso hombre que fue a la Isla a hacer bien…

   Falso: desde que llegara a Cuba como soldado del ejército español, los maquiavélicos afanes de trasnochado y ¿angelical? conquistador gallego le llevarían a enriquecerse tras la guerra como terrateniente y, con su fortuna, adquirir un tren, con el que recorrería sus plantaciones. Mas, leamos el breve, pero contundente capitulillo de Rebeca: «Verde como las palmas…», donde asaetea la diabólica imagen del también cornudo hispano:

Siendo ya un cuarentón, conoce a la joven de diecinueve años, hija de una sirvienta de la casa, Lina Ruz. Mantiene relaciones extramaritales con ella, y aun casado, nacen los dos primeros hijos, de los siete que tendría con Lina. Con la intención de ocultar a sus hijos ilegítimos, manda a Fidel y a Raúl [a estudiar] internos a Santiago de Cuba. La condición bastarda de Fidel, lo convirtió en víctima de burlas y humillaciones. Le apodaban «El Judío». La esposa lo abandona y se dispone a reclamar la mitad del patrimonio familiar. Ángel simula estar en bancarrota y pasa la mayor parte de su fortuna a nombre de un amigo. Como represalia, le niega el divorcio y el matrimonio […] deberá esperar mucho tiempo, tanto que hasta los diecisiete años, Fidel figura como hijo bastardo.   

   A éste, le sigue otro momento de valía: «A su imagen y semejanza», donde Rebeca perfila con acierto la trastocada personalidad del que, con el tiempo, devendría el mayor asesino que, siempre gran menteur, se impusiera en nuestra patria, ya devenido por los complejos trastornos de su desequilibrada personalidad, en maestro de la simulación, al punto de que ni el padre de la Psicología Moderna, Sigmund Freud, de haberlo  tenido como paciente, habría desentrañado su aberrada personalidad.

   Con un afán antirreligioso, superior al de los republicanos españoles, quienes quemaron Iglesias y asesinaron monjas y curas, el enajenado dictador no solo repetiría tales desmanes en Cuba, sino que prohibiría  la mayor fecha de regocijo y paz en Occidente: Las Navidades, e impondría la «fiesta nacional» el 26 de Julio, pues «se sentía dios, quería que el pueblo fuera a su imagen y semejanza […] Al querer acabar con la religión, él mismo convirtió su revolución, con tantas prohibiciones, en puro dogma».

   En «Castro tuvo ideas y todas “brillantes”», siempre con el respaldo visual de las incambiables caricaturas aristideanas, Rebeca enumera no pocas de las ideas ¿geniales?, según imponían llamarlas en los órganos de prensa, a la cabeza de los cuales figura el indigno Granma (siempre empleado como papel sanitario ejemplar, a falta del que aun escasea en Cuba).

   Entre éstas, la primera sin duda es haberse impuesto el UNO en el consejo de ministros y el partido comunista, como los cargos de jefe del consejo de estado y comandante en jefe. Mas todo comenzaría con el  canallesco slogan «No soy comunista», dicho y repetido desde el preámulo del casi inmediato Inferno de su dictadura, cuando en abril de 1959, durante su primera visita oficial a Estados  Unidos, aseverara: «Sé que están preocupados por si somos comunistas. Pero ya lo he dicho muy claramente: no somos comunistas. Que quede bien claro», como asimismo aseguraría «armas para qué».

   Sin embargo, el 22 de diciembre de 1961, declaraba exactamente lo contrario en un discurso que sería muy recordado, donde afirmara ya sin su habitual máscara fouchesca:

¡Esa capacidad de crear, ese sacrificio, esa generosidad de unos hacia otros, esa hermandad que hoy reina en nuestro pueblo, eso es socialismo! Y esa esperanza, esa gran esperanza de mañana, ¡eso es socialismo!, y por eso ¡somos socialistas!, y por eso, ¡seremos siempre socialistas!, ¡por eso somos marxista-leninistas!, ¡y por eso seremos siempre marxista-leninistas!», exclamó ante una multitud reunida en la Plaza de la Revolución, en La Habana. Cuatro años después fundó el Partido Comunista de Cuba, que se convirtió en el único aceptado en la isla. Para entonces, las libertades de expresión, de prensa y de protesta ya habían desaparecido.

   Ya había alcanzado su diabólico sueño, pues con su ya autoconfirmada vocación comunista, y con el poder absoluto de la Isla (su enorme colonia, su gran finca), llegarían algunas de las prácticas que llevaría a cabo desde su etapa de pésimo estudiante universitario, en la que, pistola en ristre, actuaría como su odiado-amado padre gallego: como un ganster, un malhechor, en fin, un canalla.

   En consonancia con ello, bajo el cariz de un nuevo «idioma» creado por el propio tirano ¿neogologista? —trastocaría el sentido de palabras y conceptos—, imponiendo algunos, tales robar, que redenominara «nacionalizar», apoyado en su cervical odio a Estados Unidos (donde desde antes, vendría a quedarse en una «casa embrujada» que, a pesar del veneno que dejara entre sus paredes, aun se conserva, tal ha comprobado el cronista, quien debe pasar a menudo frente al terrorífico inmueble).

   También denominada «Intervención», el innombrable robaría muchas empresas norteamericanas, cuyo pago aun tratan legalmente de resolver los expropiados, residentes en este país, donde hemos venido miles de cubanos, huyendo del maldito régimen que, ya muerto por fin el tirano, tratan de mantener sus seguidores, con el mediocre asesino Diaz Canel… ¿hasta cuándo? Otras «geniales» ideas de robos, serían las supuestas reforma agraria y reforma urbana, y basta, que solo recordar la mala, pésima ¿vida? sobrevivida en la Isla o Gulag tropical, erizan la piel al pinto de la paloma.

   En fin, con su más reciente volumen a dos manos, Arístide y Rebeca continúan su decisiva denuncia del castrocomunismo, que, desde el pasado domingo 11 de julio, parece anunciar su fin, tras su maldita existencia de más de seis décadas de violencia y vejación, robo y crimen: signos de las peores tiranías que en el mundo han sido; solo comparable a las teñidas de sangre por el fascismo, ya corroborado por el más vil asesino de la historia latinoamericana en su autodefensa La historia me absolverá, cuyo título tomara de su parangón: Mein Kampf (Mi lucha), de Adolf Hitler.


La realidad como celebración sonámbula

Artefacto que sirve para medir con precisión milimétrica el orden del mundo. Así es calificada la verdad por el protagonista de una muy conocida novela latinoamericana*. No creo que tal definición fuese de gran provecho para el poeta y narrador cubano Luis Felipe Rojas a la hora de estructurar su libro Artefactos, ninguna de cuyas piezas parece tener como fin la medición del orden mundial, mucho menos con exactitud milimétrica. La verdad, en su caso, no actúa como regla inflexible, sino como vehículo de igual o aún mayor capacidad ficcional que la ficción, toda vez que los hechos, personajes y circunstancias que el libro recrea no pueden ser comprimidos entre las chatas orillas de lo corriente.

Si el entorno de este creador estuvo siempre contaminado por el mito y por la perenne distorsión de la historia, no es raro que la única verdad a la que ahora da cabida entre sus artefactos narrativos sea aquella que le permite diluir lo visible en lo invisible y lo real entre sus múltiples bifurcaciones. Y es fácil entender por qué con tales artefactos ha conseguido estructurar relatos tan redondos, demostrativos del pleno dominio en el arte de narrar.

La lectura de Artefactos, recién publicado por la Editorial Casa Vacía, de Richmond, Virginia, me ha proporcionado la satisfacción de corroborar el empuje (tardío pero a tiempo) con que la actual narrativa del exilio cubano demuestra estar lista para la recuperación del terreno perdido por la Isla dentro del panorama de la literatura hispanoamericana, luego de varias décadas de abúlico desconcierto y obnubilación aldeana.

Cuando Luis Felipe aborda motivos cubanos en este libro (y lo hace recurrentemente en la decena de relatos que contiene), suele encauzarlos desde la plena experiencia artística. Su materia prima, que son los asuntos de eso que llamamos la vida real, no discurren del suceso a la página por efecto de mímesis: ni crónica reporteril, ni esperpénticos realismos sucios -siempre más sucios que realistas-, ni interposiciones condicionadas por el forced foot de la denuncia social o del brochazo folclórico. Pareciera que los personajes de Artefactos perciben la realidad como una suerte de celebración sonámbula, porque han sido moldeados para que las tristes paradojas de su universo queden expuestas como fruto de la imaginación.  

En Artefactos, magnífico relato que da título al conjunto, es la zozobra de la mujer vigilada que comparte obsesiones con el ojo mágico que la vigila. En Domingo, Diez pe eme, es el rejuego, ingenioso, certero, con los flujos narrativos y la disposición espacial, difuminando límites entre realidad y fantasía, en un contexto de amores extraños, lujuria, peligro, miedo, entremezclados a través de un radio-teatro que recubre la lobreguez del drama con la doble capa de ficción dentro de la ficción. En Píntate los labios, María, los mediadores entre el protagonista y la mujer deseada son el cine, la fotografía, los sueños, las revistas ligeras. Persuadido de que “…el tiempo es un ruidoso tren al infinito, es un bicho que se lo come todo”, este personaje intenta atenuar sus impactos sumergido en el espejismo y la entelequia.

En Jazzmanecer o devuélveme la perla, más que ser atenuado, hay momentos en que el tiempo se entumece, mientras el narrador desvaría enhebrando los encantos de una misteriosa secta (la de los hombres perlados) y los recuerdos de su experiencia amorosa con una mujer de progenie especialmente sugestiva. Aquí Luis Felipe lleva hasta el clímax lo que a todas luces alinea entre las finalidades básicas del libro, que es revelar las ricas implicaciones del contenido ocultando sus detalles elementales. Narración de primera fila donde las haya, esta pieza es un delicioso ajiaco en que convergen personas, obras, pasajes históricos ajenos entre sí, aunque sólo en la medida en que pueden ser ajenos por la gravitación de los años, más otras eventualidades menores. John Coltrane, Rulfo y Martí desandan juntos y revueltos una atmósfera posmodernista sugerida quizá por Thomas Pynchon, que es como decir por el legado clásico, de estirpe cervantina. Ciertamente no resulta sencillo escoger lo mejor de un libro en que todos sus componentes exhiben virtudes afines, pero puesto a optar por un solo relato, me costaría evitar que este fuera mi elección.

En cualquier caso, celebro no verme ante tan incómoda disyuntiva. Pues lamentaría postergar otras joyas como Cuestión de perros, impoluta, concisa, de envidiable graduación descriptiva, que roza la excelencia para remedar (paródicamente, creo) la técnica del iceberg sostenida por Hemingway, ya que en vez de dejar oculto bajo el agua nueve décimos del bloque de hielo, Luis Felipe sumerge todo el iceberg, no permite ver nada, o sólo deja ver lo que no importa, en una historia donde el presumible visor es el apareamiento de una pareja de perros, pero la trama real va por otra dirección, la de sus dueñas.

Sustentando esa relativización de la racionalidad lógico-causal, combinando detalles y rasgos comunes con las más fantasiosas ensoñaciones, viabilizando extraordinarias o hasta absurdas incongruencias mediante canales que parecen mágicos debido a su eficaz elaboración, el autor ha logrado una obra de notable excepción, con estilo brillante, alta tensión dramática y un sistema de signos lingüísticos tan afilado que le permite abrir brecha entre una amplia multiplicidad de perspectivas. Luego, para el remate, todas las piezas aparecen engarzadas por un texto narrativo sin título estable, que adopta forma fragmentaria para prodigarse desde la primera hasta la última página. Es como un eje en torno al cual se articulan los presupuestos esenciales del conjunto, otorgándole organicidad. También es, por sí misma, otra pieza modélica entre los artefactos narrativos de Luis Felipe.


*Novela La ciudad ausente, de Ricardo Piglia.

Una propuesta para cuando Cuba sea libre

Tengo una propuesta para cuando Cuba sea libre, en estado de derecho:

A todos los que se documente que reprimieron, golpearon, dispararon, chivatearon y abusaron durante la rebelión ciudadana del 11 de julio de 2021 y días posteriores —con Díaz-Canel, Ramiro, Machado, Comité Central, Buró Político y Asamblea Nacional del Poder (Im) Popular incluidos—, los debemos recluir en Alamar, en la zona donde los edificios tapan la vista al mar, con apagones, falta de agua, de gas, circuito cerrado de TV con transmisión de la Mesa Redonda, discursos de Fidel, muñequitos y películas rusas y libreta de desabastecimiento con todas sus exquisiteces incluidas: pasta de oca, cerelac, yogurt de soya, picadillo de eso mismo, etc. Y no puede faltar la cola del pollo.

Se me olvida que deben crear un CDR por cuadra, hacer guardia y vigilarse y chivatearse entre ellos. Y una PNR con policías «palestinos» pidiéndoles el carnet de identidad a cada rato. Para visitarse, habrá un camello con la ruta HP-26, que estará roto cada tercer día. Y se chequearán la correspondencia y el Facebook entre ellos, y las conversaciones telefónicas.

En fin, el paraíso castrista que tanto están defendiendo.

Por último, el seboruco con las supuestas cenizas de aquel será trasladado para esa zona cerrada de Alamar, para que se turnen con las guardias de honor y tengan encendida la llama eterna cuando consigan luzbrillante.

Había pensado antes del 11 de julio que habría que demoler todo Alamar cuando Cuba sea libre, y hacer polvo el ceboruco de Infiel, pero creo ahora que a esa parte de Alamar y al horrible peñasco se les puede dar un mejor uso.

¡Patria y Vida! ¡Abajo el socialismo castrista canelista! ¡Viva Cuba Libre!


Advertencia a Latinoamérica

Un comunicado de Archivo Cuba:

Aunque el aparato represivo ha controlado las calles de Cuba por ahora, el régimen enfrenta una bancarrota tanto económica como de legitimidad. Entre las consecuencias que merecen atención, están las implicaciones regionales. Es de suponer que el régimen cubano acorralado incrementará la subversión de las democracias de la región para distraer la atención internacional, ocupar a los gobiernos en la defensa de sus propias democracias y chantajearlos con la amenaza de más violencia, así como para captar recursos con la expansión del “socialismo del siglo 21” (castro-comunismo).

Desde sus inicios en 1959, el régimen cubano ha financiado, entrenado y coordinado a incontables individuos, grupos, organizaciones y partidos políticos para subvertir el orden democrático en todo el hemisferio occidental y avanzar con sus planes imperialistas. Sus tácticas siempre han incluido un conjunto de metodologías asimétricas tales como la lucha de guerrillas, la formación de cuadros para la movilización urbana y la penetración clandestina. A partir del 2019, la violencia coordinada desatada en la región ha neutralizado la acción colectiva contra el régimen de Venezuela y potenciado la expansión del modelo cubano-chavista.

Nuestro libro La intervención de Cuba en Venezuela: una ocupación estratégica con implicaciones globales (2019) describe lo anterior y detalla cómo trabaja Cuba.

Miles agentes de la dictadura cubana promueven su agenda por todo el mundo

El libreto de Cuba aparece intacto una y otra vez en los medios de prensa y en boca de personalidades influyentes; más recientemente, éste intenta neutralizar el daño de las recientes protestas culpando a fuerzas externas por la falta de libertades y el bienestar en Cuba. Muchas personas de buena voluntad adoptan la narrativa de Cuba sin darse cuenta, a menudo por carecer de información o conocimiento. Pero muchos son agentes preparados con agendas clandestinas.

El comunicado que la cancillería de Ecuador sacó el 16 de julio parece escrito por el régimen cubano, aunque el Presidente Lasso pronto corrigió la posición de su gobierno para apoyar a los cubanos que piden libertad. Según el ex oficial de la inteligencia cubana Enrique García, al momento de su deserción en enero de 1989, Cuba contaba con al menos cuatro agentes (reclutados clandestinamente) con rango de embajador en la cancillería de Ecuador. Nos preguntamos si algunos siguen en la cancillería o simplemente adoptan la retórica cubana por falta de criterio.

Cuba tiene una penetración importante de las instituciones gubernamentales, legislativas y militares así como los medios de comunicación, los círculos académicos y todo el espectro sociocultural  y político de todos los países de la región. Hasta el 1989, la sola excepción era Paraguay, que no tenía relaciones diplomáticas con Cuba y había logrado contener a los cubanos.

Miles de espías y colaboradores de la dictadura cubana apuntalan por todo el mundo el gigantesco aparato de desinformación, propaganda e influencia de Cuba.  Se estima que solo en Estados Unidos los servicios de inteligencia de Cuba tienen alrededor de 5,000 relaciones secretas.

Es evidente que la mejor manera de defender la libertad de los cubanos y de todos los pueblos de la región es que la dictadura comunista cubana salga del poder.

¿Cómo puede el gobierno de Estados Unidos ayudar a los cubanos a obtener su libertad?

Muchos medios de comunicación, analistas y otros nos han preguntado cómo podría ayudarse al pueblo de Cuba a recuperar la libertad. Miembros del Congreso de los Estados Unidos buscan sugerencias. A continuación, presentamos algunas ideas.

1. Proporcionar o facilitar el acceso gratuito a Internet para todos los cubanos.

2. Aplicar a los agentes del estado cubano la Ley Magnitsky, que autoriza al gobierno de los Estados Unidos a sancionar a los violadores de derechos humanos, congelar sus activos y prohibirles el ingreso a los Estados Unidos; emitir un comunicado público para anunciarlo y dedicar recursos gubernamentales a identificar a los perpetradores.

3. Invitar a Canadá y Brasil a codirigir un esfuerzo multilateral que incluya a las democracias del mundo para:

Canalizar la asistencia humanitaria y de todo tipo hacia Cuba de manera que solo llegue directamente al pueblo y a través de grupos, entidades, iglesias e individuos independientes, sin mediación de entidad alguna del Estado cubano y prohibiendo ayudas a todas las entidades controladas por el estado, incluidas las llamadas ONG (organizaciones sin fines de lucro), así como a los miembros del Partido Comunista.

Exigir la liberación inmediata de todos los presos políticos en Cuba: los encarcelados antes, durante y después de las protestas del 11 de julio incluyendo los encarcelados por todas las causas políticas y las aberraciones jurídicas como la peligrosidad social predelictiva y los «delitos» económicos como el sacrificio de ganado o la tenencia de alimentos, medicinas y productos básicos que solo vende el Estado.

Exigir una transición pacífica a la democracia y, si el gobierno cubano se niega, tomar acciones multilaterales de creciente intensidad para presionar en esa dirección.

Alentar y ayudar a los líderes prodemocráticos de Cuba a trazar juntos una hoja de ruta para una transición pacífica a la democracia.

4. Mantener líneas abiertas de comunicación con potenciales reformistas dentro del gobierno y las fuerzas armadas de Cuba para alentarlos a apoyar una transición democrática.

5. Liderar un esfuerzo dentro de organismos internacionales como la OEA y la ONU, a través de sus múltiples entidades, para responsabilizar al régimen cubano por sus violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.

6. Priorizar los recursos de contrainteligencia para monitorear y contrarestar las actividades de Cuba en los EE. UU.

7. Informar sobre la amenaza que representa Cuba a la seguridad nacional, regional y global y destinar más recursos a colaborar con los servicios de contrainteligencia de las democracias regionales para contrarrestar el trabajo de Cuba y sus abanderados.

8. Defender la seguridad regional, invocando el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca para:

Apoyar los esfuerzos por la democracia en Cuba, Venezuela y Nicaragua con medidas no bélicas.

Discutir medidas colectivas urgentes para contrarrestar la subversión regional de la democracia y el estado de derecho por parte de Cuba y sus representantes / aliados.

Enviar un mensaje a Rusia, China, Irán y todos los actores externos de que ayudar en la represión de manifestantes pacíficos por la libertad en Cuba se considerará actos de agresión que tendrán consecuencias.


Intervención humanitaria e intervención militar: Diferencias y coincidencias

Pretender que una intervención humanitaria en Cuba, o militar, se reduciría a un desembarco de marines previo bombardeo indiscriminado, a la vieja usanza retórica, parece un poco infantil. A continuación algunos pocos ejemplos de acciones posibles.

Ejemplos de intervención humanitaria con soporte militar:

-Interrupción de las comunicaciones represivas por medio de algún tipo de operación tecnológica que requiera elementos militares o contribución militar

-Bombardeo de insumos o medicamentos desde aviones o drones del ejército

-Distribución de insumos desde o a partir de una base militar, pongamos la Base Naval de Guantánamo

Ejemplos de intervención militar con soporte humanitario:

-Acción militar directa, lanzamiento de misil desde drone, etc., contra un represor o grupo de represores sin que haya civiles de por medio (en una zona militar, una pista de aeropuerto, etc.) Algo parecido ocurrió recientemente en Irak, donde un dron MQ-9 Reaper liquidó al tenebroso general Soleimani, comandante de la fuerza de élite Al Quds de la Guardia Revolucionaria iraní

-Acción militar directa contra una base, almacén o instalación militar castrista donde se acumulen tanques o vehículos utilizados para reprimir a la población indefensa

-Operación comando para captura de dirigente cubano implicado en la represión contra la población. Hay quien considera, por ejemplo, que, al llamar al combate en las calles, Miguel Díaz Canel es responsable directo de los desaparecidos, muertos y heridos de los últimos días, y por tanto se ha convertido en potencial objetivo de la justicia. Ya se sabe que las cifras de desaparecidos, muertos y heridos aún están por completarse o verificarse, pero indudablemente las golpizas y operaciones represivas han sido abundantes en Cuba este mes

Recuérdese que en Cuba los civiles no tienen derecho a portar armas, como en otros países. Estamos hablando de un pueblo desarmado absolutamente, que ya ha expresado en las calles su deseo de ser libre. Estamos hablando de adolescentes que están sacando a la fuerza de sus casas para utilizarlos de carne de cañón, y de cientos de desaparecidos. No permitamos que sigan masacrando al pueblo cubano poquito a poco, en permanente impunidad.


Washington: La movilización permanente que podría acelerar la libertad de Cuba

Parece que con la intensidad del momento la capacidad movilizativa de la comunidad cubana en el exterior crece, particularmente la del exilio en las afueras de la Casa Blanca. Si los cubanos en Estados Unidos logran mantener a varios miles de manifestantes por la libertad de Cuba durante varios días en Washington, muy probablemente generen algún tipo de compromiso o esfuerzo fundamental por parte de la administración Biden.

Habría que contagiar también a venezolanos, colombianos, nicaragüenses, ecuatorianos y a todos aquellos sectores inmigrantes que de una forma u otra, directa o indirectamente, han adquirido sensibilidad frente a la desgracia de la influencia castrista en el continente. Hasta a chinos y coreanos si es preciso. Que las distintas caravanas no solo lleguen a Washington, sino que se mantengan allí al menos por 72 horas. Y así sucesivamente, en una espiral de relevos, retroalimentando una concentración permanente de miles de personas.

Se trata, sin duda, de un desafío monumental, inviable en cualquier circunstancia que no sea extraordinaria. Esta, tras las protestas masivas del 11 de julio en Cuba y la consiguiente reacción represiva de un régimen abusador, está claro que lo es.

Jóvenes se solidarizan con el Movimiento San Isidro en Miami. 25 de noviembre de 2020

El enemigo nunca fue el Norte, sino el pueblo

Habana (Henry James)

El régimen siempre lo supo, el enemigo nunca fue el Norte sino el pueblo. La soberanía no era otra que la soberanía del engaño. Hacen lo que sea, matan, sí… lo hicieron en el 59′ y vuelven a hacerlo hoy.

El principio: que no hay principios. La verdad: que todo lo que dicen es mentira. La revolución: sólo la que los llevó al poder. El apoyo: el que imponen por chantaje, o ese otro de quienes estudiaron todos los procesos menos el que los hace esclavos.

La ideología: da igual si era absurda, era una herramienta. El objetivo: vivir eternamente de otros. La familia: la de ellos, las demás que se sumen o se rompan.

Igual fue con Stalin, igual fue con Mao y en la Europa oriental. Es un engendro de criminales y hoy, más que nunca, de sus cómplices.


La foto que resume toda una intensa tradición de desprecio a los derechos humanos

El opositor venezolano Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, acusó este sábado al régimen de Nicolás Maduro de financiar la «represión y la persecución» en Cuba, tras tuitear una foto de la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, con el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel.

«Mientras el mundo rechaza la represión y la persecución, la dictadura de Maduro la financia en Cuba. Tienen años cooperando en la violación de derechos humanos», declaró Guaidó, quien aseguró sobre la foto:

«Representa desprecio por el ser humano, no representa a los venezolanos y cubanos que luchamos por libertad y democracia».

Díaz-Canel recibió el viernes en La Habana a la vicepresidenta de Venezuela, quien manifestó su apoyo a la dictadura cubana tras las masivas protestas ocurridas en el país. El pasado 11 de julio, en decenas de ciudades y poblados de Cuba, la gente se echó a las calles espontáneamente, con miles de manifestantes clamando libertad y “Patria y Vida”.

El régimen respondió con violencia y los desaparecidos se cuentan por cientos. También respondió con un apagón tecnológico que dejó a la población sin posibilidades de coordinarse o denunciar en tiempo real secuestros, palizas, tiroteos y todo tipo de operaciones encubiertas.

Ahora, mientras las imágenes de la represión militar y paramilitar del día 11 y posteriores recorren los medios y redes sociales de todo el mundo, Díaz-Canel pretende que su gobierno es víctima de “terrorismo mediático”.

La visita de Delcy Rodríguez extiende una tradición de intimidad represiva que dura ya más de 20 años entre chavismo y castrismo. En etapas de crisis o rebeliones libertarias ambos regímenes han mantenido siempre intensas consultas e intercambios.

La liberación de Cuba, cual efecto dominó, probablemente derribaría el castillo de naipes de Nicolás Maduro y Daniel Ortega en Venezuela y Nicaragua, extendiendo una ola de rechazo a la ultraizquierda en América Latina.

El castrismo constituye una especie de sala de máquinas de la desestabilización regional, cabeza de playa de Rusia y China, referente antinorteamericano de toda clase de gobiernos y movimientos extremistas, o empobrecedores, y principal asesor para la represión en el hemisferio. Todo lo cual conspira, directa o indirectamente, contra la seguridad nacional y la estabilidad geopolítica de Estados Unidos.

También, el pueblo de Cuba, a diferencia del de Venezuela o Nicaragua, cuenta con un exilio influyente a un tiro de piedra, en Miami y en Washington, con representantes tanto en el Poder Legislativo como en el Ejecutivo, lo mismo en el Partido Republicano que en el Demócrata (funcionarios, congresistas, senadores, etc.).

Medidas radicales que hagan pagar un alto precio por la represión en Cuba, o algún tipo de operación humanitaria o tecnológica que garantice a la población cubana indefensa conexión a Internet y cierta protección frente a los abusos del aparato totalitario, no deberían descartarse durante este caliente verano.


Castrismo, actos de reafirmación e irrealidad

"Fue tan espontáneo que fueron con sus sillas y todo". Dalgis Fernández en Facebook

«Cerraron más el acceso a internet en Cuba. Desde hace un rato, además de los sitios y servicios a los que solo se podía acceder con VPN, se ha sumado la caída de velocidad de conexión a la web. No sé qué estará pasando pero el ‘ojo de Sauron’ no quiere que veamos… solo él puede mirar. Me dice un amigo que en Pinar del Río está totalmente ‘tumbada’ la internet. Varios colegas de La Habana tampoco tienen ninguna posibilidad de mantenerse conectados. No sé cuánto tiempo más podré estar conectada. Una pena porque quería publicar un video de la fila de ómnibus llevándose a los participantes del acto del Malecón después de que finalizara… por unas calles donde el transporte público es hoy casi inexistente». Yoani Sánchez

«En la RDA también hubo ‘actos de reafirmación revolucionaria’ cuatro semanas antes de la caída del comunismo. ¡Ánimo mi Cuba!». Lucía González

«Una pequeña protesta se tornó masiva contra el comunismo. En Cuba el 11 de julio. En Rumanía el 17 de diciembre de 1989. La Securitate disparó contra el pueblo. Miles tomaron las calles al grito de ¡libertad! Ceausescu convocó a una movilización de apoyo. Su fieles llenaron la plaza. Horas después lo fusilaron. En Cuba, Díaz Canel convocó a sus fieles. Les entregó porras para golpear. Golpearon. Aplauden. Por ahora…». Armando López

«La dictadura totalitaria que intervino en toda Latinoamérica y Africa promoviendo rebeliones y revoluciones de corte marxista y populista, cuyo principal objetivo era ‘crear dos, tres, muchos Vietnams’, ahora grita horrorizada de que alguien siquiera la mire de reojo». Roberto Lozano

«Mucha gente no entiende que al castrismo, como a cualquier extremismo -asuma la ideología que asuma o pertenezca al bando que pertenezca-, la realidad no le entra por un oído y le sale por el otro, sino, simplemente, no le entra. Porque no tiene oído. Porque no oye. Vive en un mundo paralelo donde se escucha a sí mismo únicamente, dentro de un globo donde la patria es un partido o una ideología o una familia, los Castro, y quien diga lo contrario es un traidor. El problema consiste en que ese globo pretende ser la realidad, obligar a la realidad a amoldarse a su fantasía permanente. Un problema que solo puede resolverse, visto lo visto, muertos los muertos, desaparecidos los desaparecidos, explotando el globo. Ya sea con una aguja o con un proyectil». Armando Añel


Carta abierta a Miguel Díaz-Canel

Presidente,

A nadie, salvo a los psicópatas, les gusta ser percibidos como los inductores del terror. Eso fue lo que cambió abruptamente el domingo 11 de julio. Regresaron, volando del más allá, Esteban Ventura y Conrado Carratalá, dos famosos asesinos de Batista, y se confundieron con los revolucionarios. Se modificó sustancialmente el relato. Los revolucionarios pasaron de ser los protagonistas de una historia gallarda de resistencia frente a la adversidad a ser percibidos como lo que son: unos abusadores que les pegan, hasta matarlos, a jóvenes desarmados que piden libertad.

El estallido social se veía venir. El Movimiento San Isidro y la canción Patria y Vida fueron los puntos de inflexión. Su gobierno, presidente, no supo responder. Como siempre han hecho, dieron un do de testículo sin advertir que las circunstancias son otras. Fue un error no conversar con esos jóvenes.

El 11 de julio de 2021 todo comenzó a cambiar en Cuba. No es el final, pero sí el comienzo del final. Lo dijeron, antes de que ocurriera, entre otros, muy preocupados, Yoani Sánchez en 14yMedio, y el cura José Conrado Rodríguez a todo el que lo quisiera oír. Esta vez sería distinto. No era una crisis habitual.

Los cubanos llevan décadas subalimentándose en casas semiderruidas por la incuria de sus gobernantes. Con frecuencia, tienen que evacuar sus viviendas porque se vienen abajo. La educación y la sanidad son del tercer mundo (menos para los “mayimbes”, claro). Las ropas, los zapatos y los teléfonos móviles son objetos tan preciados que te pueden matar para quitarte unos tenis o un celular. El transporte es del cuarto mundo. Internet va y viene al criterio de los jefazos. Y, sin embargo, nada pasaba.

¿Qué ocurrió el 11 de julio? Sucedió que Fidel murió a fines del 2016 y Raúl, aparentemente, se había retirado. Sucedió que casi se acabaron los alimentos. Las manipulaciones oficiales con la moneda terminaron de hartar a la sociedad porque era una estafa tras otra. Nada irrita más al trabajador que le paguen en una moneda sin poder adquisitivo y le vendan en una divisa que vale 20 o 30 veces más que su magro salario. Sucedió el calor del espantoso verano cubano y la ausencia de abanicos eléctricos y mucho menos de aires acondicionados.

Díaz Canel brinda en Corea del Norte por la legitimación de la dictadura de Kim

Sucedió la pandemia del Covid 19. Ustedes, presidente, gestionaron muy mal esa crisis. Las vacunas “Abdala” ni siquiera tienen el visto bueno de las autoridades sanitarias cubanas o venezolanas. Sólo han llegado a un porcentaje minúsculo de la totalidad de los habitantes de la Isla, mientras 12 millones de vacunas han ido a parar a Venezuela. Se han atrevido a decir que su eficacia es del 92%, tras tres dosis. ¿Por qué ese 92%? ¿Para no ser menos que la vacuna rusa? Con la vida de las personas no se juega, presidente. La secretividad no es una virtud en estas cuestiones. Ya sabe, porque lo dijo Martí, que no se manda una República como si fuera un campamento militar.

Ustedes carecen de verosimilitud, presidente. Ni dentro ni fuera del país les creen una palabra. No se puede mentir a la gente durante tanto tiempo. Fidel juró que no era comunista al principio de la revolución. Luego se contradijo y aseguró que se hizo marxista leninista en la etapa universitaria. Acusó a EE.UU de todos los males que afectaban a Cuba. Incluso, de mandarle los ciclones. Le llamaba “bloqueo” al “embargo”, unas medidas que limitaban las transacciones comerciales entre los dos países, producto de las confiscaciones de empresas norteamericanas sin pagar un céntimo de indemnización.

Estas confiscaciones comenzaron durante el gobierno de Eisenhower y se intensificaron en los mil días de Kennedy. Pero cuando Obama restableció relaciones en el 2014 y trató de allanar el camino entre ambas naciones, lo acusaron de imperialista y de tener intenciones ocultas de anexar a la Isla, tendencia que, supuestamente, estaba presente en Estados Unidos desde comienzos del siglo XIX, a partir de la presidencia de Thomas Jefferson.

Usted, presidente, si no quiere provocar un golpe militar, tiene que abrirse al diálogo con la sociedad. Ya se han dado de baja miles de personas. Los más conspicuos son los artistas que todos conocemos: Chucho Valdés, los Van-Van, Leo Brouwer (sobrino-nieto de Ernesto Lecuona) y Silvio Rodríguez (se lo está pensando). Pero hay un general, Viceministro del Ministerio del Interior, llamado Jesús Manuel Burón Tabit, muy disgustado con el cariz que han tomado los atropellos en Cuba, de acuerdo con Juan Juan Almeida y publicado en ABC de Madrid. Aunque si este no fuera, otro lo sustituiría.

Raúl, a sus noventa años, está muy viejo y ha vivido para complacer a Fidel. No tiene remedio. Incluso después de enterrado, el Comandante gravita sobre todos ustedes. ¿Qué dijeron en las reuniones? Se preguntaron qué hubiera hecho Fidel Castro. Pero Fidel no entendía nada del mundo actual, y murió entretenido dedicado a la producción de moringa. Podía vencer, pero no convencer. La democracia sirve, entre otras cosas, presidente, para evitar la violencia. Es verdad que usted puede perder el poder, pero de qué le sirve el gobierno si usted es universalmente repudiado. La revolución cubana fue ejemplar en sus comienzos, pero el proceso fue rechazado paulatinamente. Los últimos vestigios de lozanía los perdió el 11 de julio pasado. A partir de entonces han quedado como asesinos y matones. Ese rol, presidente, no le gusta a nadie. Continuarán las deserciones.


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