El Tavo, la guerra, la novela y el autor

Finalmente, Antonio Joaquín González (alias Tony, alias Anthony en Facebook) ha publicado Su propia guerra, la historia del popular Tavo, interpretado en Cuba por el actor Albertico Pujol. El libro, ya disponible en Amazon, puede adquirirse al módico precio de 18 dólares ($6.00 en Kindle) y refleja, al decir del propio autor, las peripecias de un personaje “concebido sobre bases ciertas, porque fue diseñado a partir de un grupo de entrevistas que tuvimos con agentes, exagentes, delatores de oficio y cuanta cosa rara uno se encuentra en ese mundo subterráneo”.

Tony Joaquín, nacido en La Habana en 1948, se desempeñó como escritor de radio y televisión desde 1969. Entre sus guiones para televisión destacan los seriales policiacos “Día y noche”, “Su propia guerra”, “Miami Special Team”, “Código 357”, “XPedientes Cold Case”, “Nieve en Miami” y otros transmitidos para la televisión de varios países. Su primera novela, Apuntes para un Dossier, escrita en 1978, desapareció misteriosamente de una editorial cubana sin que llegara a publicarse. Muchos años después el autor supo que la obra fue destruida “porque su contenido se acercaba demasiado a un experimento que no les interesaba divulgar”. Cuatro décadas más tarde, estalló el escándalo de los ataques acústicos contra personal diplomático en algunas embajadas de La Habana “mediante un método muy parecido” al concebido por el escritor en la novela raptada. En consecuencia, Tony Joaquín basó la presente entrega “en hechos verídicos para ser recíproco con las sorpresas y, aunque cambia nombres, lugares y fechas para proteger la identidad de los inocentes, deja al descubierto al único culpable de la inopia social, material y política  cubana: el régimen comunista impuesto en el país desde 1959”.

Otros libros suyos son Arenas blancas, La Hidra de Lerna y Talco alegre, publicados a finales de la década de 1980. Según el propio autor, se basó en la criminología “para desarrollar la mayor parte de su obra” porque, como sociólogo, “estudió la marginalidad en el sistema, sus causas y consecuencias”. Actualmente vive en San Antonio, Texas, enfrascado en rescatar de la memoria su novela secuestrada y la segunda parte de Su propia guerra.

Tengo entendido que este libro parte del guion original de la serie filmada en Cuba… ¿eres un guionista devenido en narrador? Cuéntanos por favor cómo te iniciaste en el mundo de la escritura.

Mira, aunque las nuevas generaciones crean que uno nació siendo viejo, no es así. Todos fuimos niños alguna vez. En esa etapa yo estaba muy motivado por las aventuras de Verne, Salgari, Dumas, y devoraba libros. Creaba mis propias historias y me gustaba más ser autor que protagonista (un rasgo más egoísta que romántico). Sin embargo, no fue hasta 1968, ya con 20 abriles en las costillas, que debuté en el mundo “literario” al escribir los libretos de un programa radial donde se alternaban noticias del momento con música juvenil. Como anécdota curiosa puedo decirte que el locutor principal era un jovencito llamado Fidel Pérez Michell, que mucho tiempo después fue El Pury en La Habana, el antagonista de Tavo El Quieto en la serie de referencia. Pasaron muchas águilas sobre el mar y yo continué escribiendo guiones y soñando con el arte mayor que es la novela. De la radio pasé a la TV, Cabaret, espectáculos y todo lo que necesitara un guión. Era la manera de ganarme la vida. Aunque definitivamente prefería la literatura y te explico por qué.

Creo que fue Gabriel García Márquez quien definió el trabajo de escritor como el más solitario del mundo y esto aplica para ambas facetas. Nadie puede ayudarte a escribir lo que tienes en mente. Sin embargo, crear guiones para radio o TV tiene una regla básica para el escritor: estar blindado contra los resultados del oficio. De manera que tienes una idea, tuya o por encargo, como sea, comienzas a desarrollarla, creas los personajes, los puntos de giro, los conflictos que hacen avanzar la trama, en fin, la dramaturgia. Por supuesto, si eres un profesional. Entonces aparecen los inversionistas, ejecutivos,  directores, productores, actores y todo el que se cree con derecho a opinar y decir cómo debía haber sido. Ya no es tu idea y no estás tan solo, incluso en muchos casos mal acompañado. Es lógico, la televisión no es un medio cultural sino un transmisor de productos para el consumo. Y el guionista no es más que la base de una pirámide invertida.

De todas formas pasar de un estilo a otro conlleva sus riesgos. Con el guion solo tienes que pensar en imágenes, la escenografía, la acción, el drama están ahí a la vista. Pero en la literatura tienes que narrarlo y hacerlo de forma tal que atrape al lector. Me fascina ese reto y confío mucho en la imaginación de los que tienen el hábito y la paciencia de leer. De manera que le he dado una estructura a la novela que recuerda los cortes y elipsis de la televisión y el cine. Mi idea es que el público lea como si estuviera viendo el capítulo de una serie o una película.

Muchos esperábamos con impaciencia la salida de este libro. ¿Cuáles serían, si las hubiera, las principales diferencias entre Su propia guerra y la serie televisiva?

No hay muchas diferencias, solo que la historia se hace más completa. Hay nuevos personajes que llenan el pequeño vacío que, por razones obvias, se manifiesta en la serie de TV.

La historia trata sobre un joven nacido en un barrio marginal que es comprometido a colaborar con las autoridades mediante un supuesto chantaje dado a partir del contexto social donde nació y creció. Su familia había probado los rigores de la cárcel y eso bastaba para que fuera tildado como un delincuente en potencia. Pero Octavio Sánchez Guzmán, conocido en los bajos fondos como Tavo El Quieto, estaba muy por encima de las expectativas. “Marginal se nace, delincuente se hace”, decía y desde  el primer contacto con la policía demostró no solo su potencial sino que libraba en su interior una guerra particular para no convertirse en delincuente y ser un hombre de bien. El personaje es ficción, pero está concebido sobre bases ciertas porque fue diseñado a partir de un grupo de  entrevistas que tuvimos con agentes, exagentes, delatores de oficio y cuanta cosa rara uno se encuentra en ese mundo subterráneo. El conjunto formaba parte de la realidad nacional. Igual sucedió con los casos tratados y el resto de los personajes. Todos tienen origen real.

A estas alturas de la vida y más de treinta años después, te puedo decir que todavía no sé cómo esa serie pudo pasar la férrea censura de la televisión cubana. Su argumento desmitificaba por completo la teoría del “hombre nuevo” que preconizaba el régimen. Por primera vez el cubano se vio reflejado realmente en una pantalla. El público se quedó  con deseos de más y yo sentí que tenía una deuda doble. Primero, con el personaje: había que reivindicarlo para llevarlo a su justa dimensión mucho mas allá del marco local donde se desarrollaba. Segundo, con  Alberto Pujol, que le dio vida al Tavo y a partir de ahí también se le complicó la existencia. A pesar de ser un gran actor y tener en su haber series, novelas y películas internacionales, Alberto Pujol es Tavo El Quieto. Solamente este hecho ameritaba retomar la obra y llevarla por un camino tan cercano a la verdad que ni las propias autoridades podían sospechar. Hicimos varios intentos para televisión, incluso en plataformas streaming actuales, pero fueron infructuosos. El factor económico mezclado con intereses personales predominaba. Mi hijo Sándor siempre me decía: “Tú no tienes que depender de nadie. Escribe un libro”. Entonces tomé la decisión de contar una historia a partir de mi concepción de lo que debió ser El Tavo y plasmarla en una novela donde yo soy el dueño de lo que digo y el amo de lo que callo.  Así comenzó la verdadera historia de Su propia guerra, que sin proponérmelo cobra muchísima actualidad en este momento exacto que se está viviendo en el mundo y especialmente en Estados Unidos, donde la izquierda anda como desenfrenada. El lector tendrá la última palabra, que espero sea satisfactoria.

¿Podríamos catalogar de novela policial a Su propia guerra? ¿Qué tiene en común este volumen con tus otros libros?

Definitivamente, tiene mucho que ver. Es un policiaco aunque en la actualidad no puedes encasillar los géneros. En ocasiones el contexto social se va por encima de la lógica y la realidad supera la ficción. El régimen cubano, impuesto por mas de 60 años, es tan absurdo y surrealista que cuando describes los hechos parece que estás narrando ciencia ficción o eventos paranormales. La trama policial está enlazada por personajes conocidos como el Capitán Pablo Bermúdez y el Oficial Operativo Omar.

He leído que el régimen venezolano aparece también involucrado en la trama de esta novela, y por supuesto, su protagonista se radica en Estados Unidos, etc. ¿Has “globalizado” a propósito el contexto de la historia –para utilizar una palabra de moda– o simplemente te dejaste llevar por la inspiración?

No solo el régimen venezolano, sino tambien sucesos actuales y otros no tanto como la Masacre de Waco, la Operación Lava Jato (Caso Odebrech), Panama Papers, el Foro de Sao Paulo y otros que no quiero enumerar para no perder el factor sorpresa y la intriga, principios básicos de la novela policiaca. La historia se ha universalizado a partir del contexto social donde transcurren los hechos. Cada paso en la trama acontece por una cadena de acciones que culminan con un “algo” significativo. La frase principal de la novela es “Nada sucede por casualidad”. Hay para todos los gustos, eso sí te lo puedo asegurar.

 ¿Expectativas y planes inmediatos tras la publicación de este libro, cuyas referencias aún están vivas en las mentes de varias generaciones de cubanos?

Rescatar una novela perdida que tengo grabada en la memoria y escribir la segunda parte de Su propia guerra. Esto último es un desafío que espero la vida me permita cumplir.


 

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Escritor, editor, zensicólogo. Ghost Writer. Entre los años 1998 y 2000 se desempeñó como periodista independiente en Cuba. Tras recibir el premio de ensayo anual de la fundación alemana Friedrich Naumann, con la revista Perfiles Liberales, en febrero del año 2000 viajó a Europa, donde residió en España e Inglaterra hasta radicarse en Estados Unidos en 2004. Tiene una docena de libros publicados. Dirige Neo Club Ediciones y es uno de los coordinadores del proyecto Puente a la Vista y del Festival Vista.