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Un episodio oculto del anti-sionismo

Dominique Lapierre ha muerto. Tenía 91 años. Cuando lo conocí me interesaba escribir sobre el tema de la formación del Estado de Israel él le había dedicado todo un libroEra un formidable cronista, formado en el trabajo de Paris Match, revista en la que había colaborado por unos años. En esa época traía adosado a Larry Collins, un periodista estadounidense que le aportaría los lectores de habla inglesa. Pero el trabajo esencial era él quien lo gestionaba o, por lo menos, a mí me lo parecía.

En ¡Oh, Jerusalén! estaban todas las claves de la redacción de Lapierre. No había factor sorpresa en el relato. Lapierre iba entrevistando a todos los protagonistas de su historia. El placer de la lectura se encontraba en descubrir los hechos que habían dado lugar a ciertas acciones. Si el imperio otomano no hubiera desaparecido con la Primera Guerra mundial (1914-1918) no existiría Israel.

Sus lectores conocían al dedillo la secuencia de los hechos: primero, un periodista del ámbito alemán, un barbinegro llamado Theodor Herzl, convocó en Basilea en 1897 el primer congreso sionista de la historia. Ahí se descartaron las demás opciones: Uganda, Madagascar, Argentina, incluso Siberia y otras más delirantes aún. Pero Israel se asomó al mundo, primero como un hogar para las víctimas del antisemitismo. En ese sentido fue muy importante la campaña contra el capitán Alfred Deyfrus, en la cual fue notable la defensa de Èmile Zola.

Como cubano me llamaba la atención cómo el voto de mi país había sido contra la creación de Israel, contra las posiciones de América Latina y contra Estados Unidos. Todas las naciones habían surgido de una manera natural. Israel necesitó el beneplácito mayoritario de la ONU para aprobar la “Resolución 181” que autorizaba la creación de dos Estados en Palestina: uno judío y otro árabe. En esa etapa (noviembre de 1947) Washington se suponía que era la cabeza del “mundo libre” y los cubanos habían sido la excepción en el mundo hispano. Los únicos que habían votado de esa manera.

En Cuba mandaba el Dr. Ramón Grau San Martín, un catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina, de quien se decía que en primera fila no se le entendía lo que decía, pero a partir de la segunda no se le escuchaba, por lo bajo que impartía sus lecciones, en lugar de gritar, como muchos de sus compatriotas.

Grau había tenido ciertos tropiezos con USA por sus posiciones nacionalistas, pero había accedido al poder por mandato constitucional tras unas elecciones absolutamente libres y transparentes celebradas en 1944, en las que había recibido el poder de manos de Fulgencio Batista, un militar astuto que se consideraba a sí mismo como un hombre de izquierda. Percepción que refrendaba Moscú por medio de uno de sus voceros, como era el caso de Pablo Neruda. Neruda -que en realidad se llamaba Neftalí Reyes- se había guiado por las alianzas de Batista con el Partido Socialista Popular (el PSP) y nombró dos ministros en su gobierno que pertenecían al Comité Central del PSP.

Mientras tanto, la URSS, saliéndose del libreto de la Guerra Fría, por una vez votaba junto a Estados Unidos, su archienemigo declarado. Era lógico que indagara qué había ocurrido. Le planteé a Lapierre mis dudas al respecto: ¿por qué se había opuesto Cuba a la “Resolución 181”? Pero, rápidamente, me devolvió la pregunta con una sonrisa: “¿Por qué cree usted que eso ha sucedido?”.

De acuerdo a lo que me han contado algunos diplomáticos cubanos muy viejos, por una combinación de tres elementos -le respondí-, en que el último ha sido el más significativo, pero el primero le servía de coartada: la convicción de que eso daría pie a un foco de inestabilidad permanente; una forma de demostrar la soberanía frente a USA; y la flagrante corrupción que sufría la Isla. Aceptar una coima del extranjero por algo que no afectaba directamente a Cuba, pensaban ciertos cubanos de entonces, no era exactamente robar del presupuesto.

“Y usted, ¿qué piensa de ello?” -me preguntó Lapierre.

Yo creo que había una deuda moral con los judíos tras el asesinato de seis millones de personas vinculadas a esa etnia, le respondí. Lo único que no se pudo reconstruir después de la Segunda Guerra mundial fue la judería occidental, fundamentalmente la austro-alemana. Hubo que esperar a que los judíos construyeran una especie de think-tank en el Medio Oriente, durante la postguerra, para utilizar a ese país como benchmarking y beneficiarnos de la inmensa creatividad de esta etnia.

Lapierre se quedó pensando y volvió a la carga: “Me refería a la de aceptar coimas porque no forman parte del presupuesto”, me dijo.

Yo creo -le respondí- que sí hay una diferencia, pero es cuestión de grado. Por supuesto, es peor robar del presupuesto, lo que no quiere decir que esté bien o sea consentido admitir coimas por hacer algo indebido. Para eso existen los códigos penales. Estaba mal votar en contra de la “Resolución 181”, independientemente de si se iba a iniciar o iba a continuar una controversia entre árabes y judíos. Sospecho que era ésa la coartada para recibir coimas. Un culpable de entregar las coimas fue Arabia Saudita. Pero quién recibió las 30 monedas de plata. Eso no se sabe todavía. Algún día se sabrá.


Philosophy and Humor

St. Thomas Aquinas (1225 – 1274) underscored Aristotle’s conclusions about humor and amusement. Although with emphasis on the positive elements considered by the Greek philosopher. He compared sleep to laughter. He argued that while sleeping provides physical rest, laughing provides psychological rest. This priest also referred to the social benefits of laughter, relating it to play. He considered the game, fundamentally the play on words —the joke—, as virtuous as work. Virtuous and even divine. The divine nature of the game is another aspect of Aristotelian thought enriched by St. Thomas Aquinas. He did it in commentaries and books like Summa Theologica.

A related fact. St. Thomas Aquinas borders on exaggeration when it seems to criminalize seriousness. He deduces that a boring person, without the sensitivity to appreciate a good joke, is an irrational person. And in his system of ideas, the irrational leads to vice.

Parisian Voltaire (1694 – 1778), originally named François-Marie Arouet, was an advocate of laughter. He emphasized that joking doesn’t always mean making fun of others or putting others down. He stated in his Philosophical Dictionary that the child laughs innocently, unable to feel superior, without the intention of degrading those who amuse him.

Voltaire wants to dismantle the extreme according to which laughter springs from the sense of superiority and uses an anecdote from his childhood. He relates that when he was eleven years old he read Molière’s Amphitryon, a text that made him laugh uncontrollably. «Did I laugh with arrogance?» He asks the readers. And he remembers that when they are alone, people do not laugh out of vanity.

Immanuel Kant (1724 – 1804) maintains that laughable situations usually start from absurdity or inconsistency, something for which the human brain is not sufficiently prepared. The sender’s joke is followed by a moment of useless concentration by the receiver. The tension to which the mind is subjected unleashes laughter. The brain spends a considerable amount of energy trying to explain the nonsense, and laughter relieves its exhaustion.

The Prussian philosopher summed up by assuring that laughter appears when the expected suddenly becomes nothing. A feeling of disbelief, of disappointed expectation, which instantly leads to comedy. This is the gunpowder that triggers laughter according to Kant, who develops his thesis in Critique of Judgment (1760).

Although Sigmund Freud (1856 – 1939) rejected philosophy in many of his writings and statements, his contribution is unquestionable. Despite not being commonly considered a philosopher, his thought feeds modern philosophy in several ways. This Austrian psychologist and thinker attributes to laughter the ability to free the body of negative energy.

His book Jokes and Their Relation to the Unconscious (1905) classifies jokes into two main groups: innocent and tendentious. In it, Freud examines the nature of the joke, attributing darkly emancipatory qualities to it. Through comedy, the comedian and his audience approach the forbidden without suffering consequences. Taboo topics related to sexuality or eschatology are aired with intimate satisfaction. The double entendre, the mockery, the libido, converge in the middle of the laughter. “Aggression and general hostilities about an ethnicity in a society can be freely expressed through the joke”.

As the title of the book indicates, the role of the unconscious repeats in this approach to Freud. Which characterizes most of his creation.

For Ludwig Wittgenstein (1889 – 1951), philosophy is a method of analysis closely linked to language, of which humor is an indivisible part. Some researchers consider him the founder of analytic philosophy. “Humor is not a mood but a way of looking at the world”: this is the beginning of a famous allusion by Wittgenstein to Nazi Germany, where political jokes were banned.

According to this Austrian philosopher, nationalized English, humor has the virtue of revealing that truth is an absurd concept in itself. Wittgenstein’s statement that a rigorous philosophical work should be structured with jokes is famous. The idea that one day everything will be known was very amusing to him.


 

Premio de Ensayo ‘Carlos Alberto Montaner’ 2022-2023

Carlos Alberto Montaner visto por Delio Regueral

El proyecto Puente a la Vista y sus amigos convocan al Premio de Ensayo ‘Carlos Alberto Montaner’ 2022-2023, que se regirá por las siguientes bases:

1- Podrán participar en esta convocatoria ensayistas cubanos residentes en Cuba o fuera de ella. Se excluye a aquellos que hayan resultado ganadores en versiones anteriores de este concurso.

2- Cada autor concursará con un ensayo de tema libre, original e inédito, con una extensión no menor de 500 palabras ni mayor de 3000. Quedando excluidos aquellos trabajos que hayan sido premiados en cualquier otro certamen.

3- El original irá firmado con el título de la obra y el nombre del autor, haciendo constar en un documento aparte el nombre completo, dirección, teléfono, correo electrónico y currículo si lo tuviera.

4- El ensayo se presentará obligatoriamente por correo electrónico, en formato Word y sin ningún tipo de ilustración. Se adjuntarán dos archivos en el mismo correo: uno para el ensayo, que como se ha dicho deberá ir identificado con el título de la obra y el nombre del autor, y uno aparte con los datos señalados en el punto 3º de estas bases, identificado solo con el nombre del autor. Las obras deben ser remitidas al email [email protected] con el asunto o encabezamiento CONCURSO DE ENSAYO 2022-2023. De enviarse con otro asunto o encabezamiento en el email, serán descalificadas.

5- Los ensayos presentados al concurso no podrán estar comprometidos para publicación ni participación en otro certamen. La utilización de formatos PDF u otros que no sean Word, o de ilustraciones junto a los textos, implicará la descalificación de la obra.

6- A los autores se les comunicará su participación en el concurso a través de su correo electrónico, a manera de confirmación tras recibirse sus textos.

7- Se otorgarán tres premios. Uno de 300 dólares, otro de $200 y otro de $100, que podrán incrementarse a medida que avance el año. El premio implicará, además, la publicación de los ensayos ganadores por Puente a la Vista Ediciones, en forma de antología junto a otros ensayos finalistas. Los tres ganadores recibirán, adicionalmente, ejemplares impresos del libro resultante. La participación en este concurso implica que los ensayistas ceden los derechos de autor de su texto únicamente para la edición de esta antología.

8- El plazo de admisión de los ensayos cierra el 1 de octubre de 2023. Los resultados se darán a conocer en diciembre del mismo año en diversas publicaciones de temas cubanos. Los organizadores no mantendrán correspondencia con los participantes y solo se dirigirán a los ganadores para anunciarles el resultado.

9- El jurado que analizará las obras en concurso estará integrado por ensayistas, críticos y editores radicados en la Isla y el exterior. Tras anunciarse los ganadores, se dará a conocer su integración.

10- El hecho de participar implica la total aceptación de estas bases. Cualquier situación no prevista será resuelta por los organizadores.


 

Roberto Quiñones Haces, cinco respuestas y una presentación

Este viernes 9 de diciembre de 2022, el escritor, abogado y expreso político Roberto Quiñones Haces presenta dos libros en La Otra Esquina de las Palabras, la tertulia que coordina en Miami el poeta Joaquín Gálvez: el poemario Escrito desde la cárcel y la compilación de relatos La chica de nombre eslavo.

Será a partir de las 7:00 p.m. en el Museo de la Diáspora Cubana (1200 Coral Way), donde el escritor saludará a viejos y nuevos amigos. A propósito de su presentación, y de sus múltiples vivencias, tuve el placer de hacerle la siguiente entrevista.

AA. Háblanos de las circunstancias en que escribiste el poemario. Entre presos comunes, ¿cómo transcurre la vida de un poeta que además es preso político?

RQH. Si mal no recuerdo estuve encerrado en uno de los calabozos de la seguridad del estado en Guantánamo desde el 2 de julio hasta el 19 de agosto de 1999. Durante ese tiempo solo me tomaron tres declaraciones y me mantuvieron en ese estado violando lo establecido en la Ley de Procedimiento Penal entonces vigente. A los 42 días de detenido me enviaron a la prisión provincial. Todavía, a más de 23 años de aquella primera detención, recuerdo lo impactante que fue para mí llegar como preso a un lugar que había visitado tantas veces como abogado. Las burlas de los militares y de los reclusos, la forma en que me raparon la cabeza, la entrada al destacamento 2C, nada de eso he olvidado.

Fui enviado -según me dijo el director de la prisión- al mejor destacamento, que era el de los trabajadores, situado en un tercer piso donde había más de 300 reclusos distribuidos en más de 15 cubículos, muchos de ellos durmiendo en el suelo por falta de literas y colchones, con el peligro de ser mordidos por las numerosas ratas que apenas se hacía de noche salían a buscar comida por los aleros del edificio, como aparece en uno de los poemas. Había en ese piso más de 23 personas sancionadas por haber cometido asesinatos u homicidios y estaba ahíto de chivatos. Todos los días había una bronca que se dirimía a banquetazos o terminaba con alguien remitido de urgencia al hospital.

El poemario, como expliqué en el prólogo, reúne todos los poemas que he escrito estando preso. En el 2001 participé en el concurso de la revista Vitral que dirigía el querido amigo y hermano de fe Dagoberto Valdés. Gané ese concurso con los 27 poemas enviados. Pero yo estuve preso hasta el 12 de agosto del 2003 y luego añadí a esos 27 poemas otros 35 y esos 62 poemas fueron publicados con el título Los apriscos del alba, por la editorial Oriente, de Santiago de Cuba. Para esta edición he retomado el título original Escrito desde la cárcel y en ella incluí los poemas que escribí durante mi segunda cárcel, entre septiembre del 2019 y septiembre del 2020. Así que ahora todos los poemas que he escrito estando preso se hallan en esta edición y esa es su singularidad, es decir, se trata de tres ediciones diferentes y esta es la más completa y terminada.

De ese primer grupo de 27 poemas el primero fue “La prisión”, escrito el 12 de julio de 1999.

Durante mi primera prisión -aún más durante la segunda- fui muy vigilado, tanto que en el cubículo fue ubicado alguien con fama de informante de la dirección de la prisión, conocido como “el asmático”. Fuera él o no el informante, lo cierto es que las autoridades conocieron muchas de las conversaciones en que participaba y mis opiniones, por las que fui llamado varias veces a la oficina de Orden Interior.

De las nueve personas que fueron acusadas en las dos causas incoadas por la seguridad del estado, el único que tenía puesto en la carátula de su expediente carcelario, con letras rojas, las siglas C/R, fui yo. Al único que no le variaron la medida cautelar de prisión provisional por una de fianza fue a mí y el único que no podía ser sancionado por los delitos por los que fui sancionado era yo, porque no era un funcionario público. Comencé a escribir mi testimonio, pero lo dejé porque no tenía a mano documentos imprescindibles, entre ellos mis diarios. Gracias a Dios ya los tengo y espero reanudar ese trabajo muy pronto.

Luego, cuando fuimos sancionados, uno a uno de los nueve implicados fueron saliendo de la prisión por diferentes motivos y de los cuatro que quedaron el único que no fue ubicado a trabajar y dormir fuera de la prisión fui yo. Ellos iban todos los días de visita a sus casas, yo no. Y cuando salimos, al único que no le permitieron volver a trabajar como abogado fue a mí y a quien me acompañó hasta diciembre de 1999 en la celda, cuando me quedé solo en el penal, inmerso en un profundísimo dolor que solo yo y Dios conocemos.

Así que, resumiendo, puedo decirte que todos los poemas del primer y segundo grupo fueron escritos en un medio muy hostil, y los pocos que escribí durante mi última cárcel, en un ambiente de mucha mayor hostilidad, vigilancia y represión. Porque entonces era periodista independiente y un connotado contrarrevolucionario, según palabras dichas en un pleno del comité provincial del partido en Guantánamo y en un material audiovisual divulgado en la provincia, donde se me consideró el “contrarrevolucionario más peligroso de la provincia”, algo que sencillamente me dio y continúa dándome mucha risa.

Y aunque lo he dicho otras veces voy a repetirlo, las dos cárceles que he vivido han sido dos momentos de gran crecimiento espiritual para mí. En la cárcel conocí de primera mano la palabra de Dios, leí muchísimo y conocí de primera mano el rostro siniestro del castrismo. A pesar de todo lo que padecí y de las injusticias cometidas contra mí, esas dos veces he salido de la cárcel siendo un mejor ser humano, sin odios y con una fe en Dios renovada, así que la cárcel no pudo conmigo, como tampoco pudieron la exclusión, discriminación y acoso que sufrí después hasta venir a los Estados Unidos de América.

¿Qué te ha impactado más de las cárceles cubanas en las dos etapas en las que las viviste?

Mira, siendo un abogado muy joven comencé a percatarme de las mentiras de nuestra sociedad y cuando comencé a ejercer el derecho penal me percaté aún más de eso y de las violaciones a la legalidad y a los derechos humanos, pero haber estado en la cárcel me permitió profundizar en esos conocimientos. De esas dos experiencias me han impactado varias cosas, entre las que te puedo citar el nivel de depauperación al que puede llegar un hombre cuando está preso, las consecuencias que la pérdida de libertad puede provocar en los reclusos y sus familiares, el nivel de violencia existente, la corrupción de los militares, sus abusos y el grado de impunidad con que actúan, así como la complicidad de los jueces y fiscales. ¡Y encima de eso escuchas como altos dirigentes del partido y del MININT hablan sobre el respeto a los derechos humanos en las prisiones! Algo que en definitiva indica que hasta el cinismo puede convertirse en un deporte mental.

¿Cuál es la actitud adoptada por la UNEAC desde que sales de la cárcel en agosto de 2003 hasta que abandonas esa organización en 2014, mediante una carta pública? ¿Te ofreció algún apoyo?

Desde el 2003 hasta el 2007 padecí una fuerte discriminación, no me permitieron participar en ninguna feria del libro ni en ninguna actividad cultural. En el 2008, luego de numerosas cartas de quejas a la dirección nacional de la Uneac, me publicaron un libro de poesía en Guantánamo y otro en la editorial Oriente. Ambos libros fueron recogidos por la Seguridad y convertidos en pulpa. Luego de un período de relativa calma entre el 2008 y el 2012, en este último año empecé a trabajar con Cubanet y ahí comenzó la segunda etapa del calvario. En 2014, luego de varios enfrentamientos con la dirección de la Uneac en Guantánamo y La Habana, salí de la organización mediante una carta pública. Y entonces me negaron todo lo que un intelectual debería tener.

Se negaron a publicar el libro de cuentos y por eso lo mandé a tu editorial en el 2014. En un pleno del comité provincial del partido se dijo que yo era el contrarrevolucionario más peligroso de Guantánamo. Desde el 2003 hasta que salí de prisión sufrí más de 20 detenciones y alrededor de cuatro registros más unas nueve advertencias oficiales, primero por ser el responsable de la pastoral penitenciaria de la iglesia católica de Guantánamo y luego por ser periodista independiente.

Uno de los cuentos del libro fue finalista en el concurso de cuentos de la Gaceta de Cuba, si mal no recuerdo en el 2012, y fue publicado en la revista cultural de Guantánamo. Para entonces yo era un apestado y eso le costó un fuerte halón de orejas al director del centro provincial del libro y la literatura.

Recuerda que ya existía el antecedente de la recogida de mis dos libros de poesía publicados en el 2008. En el 2006 la editorial Unión aprobó una selección de mi poesía. A pesar de eso, todavía en el 2014 no había sido publicada mientras otros miembros de la Uneac, incluso de Guantánamo, publicaban sus libros. Así que me pregunté, ¿qué hago yo en una organización con la que tengo serias diferencias ideológicas, a la que pago una cuota mensual y no defiende mis derechos como creador? Y me fui.

Hablemos un poco de literatura. ¿Cómo te conviertes en escritor y cuáles consideras tus mayores influencias, tus autores favoritos?

No me considero un escritor, es decir, no soy un profesional de la escritura, y créeme que ese es uno de mis grandes pesares. Como toda persona que escribe -creo yo que es así aunque puede haber excepciones- fui desde niño un lector extraordinario, y eso potenció mi imaginación. En sexto grado gané un concurso literario con una narración llamada La venganza del capitán Henry, una historia de piratas gracias a Dios desaparecida. Y luego, estando en noveno o décimo grado me vinculé al Taller Literario de la Biblioteca Roberto García Valdés, dirigido por Juan René Cabrera y Florentino Morales, dos poetas cienfuegueros y personas extraordinariamente cultas que ejercieron fuerte influencia en mí.

Ya en el preuniversitario fui fundador de la Brigada Hermanos Saíz en Cienfuegos y luego formé parte del taller literario de la universidad Central Martha Abreu. Algunos poemas de mi primer poemario La fuga del ciervo fueron escritos en la década de los setenta, al comienzo de mi etapa como creador. Si de algo me arrepiento es de no haber estudiado Filología, pues eso me habría ayudado extraordinariamente, pero, como no soy de esas personas que se inmovilizan llorando sobre la leche derramada, todavía tengo muchas esperanzas en mí. Porque créeme que tengo mucho, muchísimo que contar.

He sido un lector voraz y en Cuba dejé una biblioteca que es la mejor prueba de ello. En poesía los autores que más me han marcado son Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado y toda la generación del 27 española, pero sobre todo Lorca y Rafael Alberti, aunque también Vicente Aleixandre, Salinas, el Guillén español. De Cuba nunca dejo de leer la poesía de Martí, tan sencilla y tan profunda, y me gustan mucho los poetas románticos cubanos, comenzando por supuesto con José María Heredia. Todo esto lo estoy respondiendo a vuelo de memoria y seguramente hay muchos otros nombres que harían la lista interminable.

Te confieso que me gustaría mucho retomar la lectura con la misma intensidad con que lo hice siendo joven, porque entre escribir y leer yo prefiero lo segundo. Escribir para mí es fuente de placer pero también de sufrimiento, mientras que la buena lectura solo ofrece placer.

Llevas ya un año en Estados Unidos, ¿qué te ha sorprendido gratamente de este país y qué no?

3.-Llegué a los Estados Unidos de América el 7 de noviembre del 2021 y todavía continúo deslumbrado a pesar de que tengo una vida social muy limitada. Vivo en Harrisonburg, una pequeña ciudad del estado de Virginia que tiene dos universidades y personas muy educadas y extraordinariamente gentiles. Me ha sorprendido cómo mi esposa y yo hemos podido acceder a una atención médica de calidad de forma totalmente cubierta por el seguro médico a pesar de que yo no he aportado nada a este país, lo que desmiente lo que afirma la dictadura cubana y ha sido una sorpresa la profesionalidad  gentileza, el respeto con que te atienden los médicos, la forma tan respetuosa en que te explican qué van a hacer y te piden tu opinión, y cómo me garantizan el transporte gratuito de ida y vuelta a las consultas. Igualmente me ha sorprendido el eficiente servicio de transporte público de la ciudad, totalmente gratuito desde que comenzó la Covid-19.

Entre las cosas novedosas para mí está poder constatar por primera vez en mi vida los cambios sutiles de la naturaleza durante las estaciones, ver ardillas y conejos por los patios de las casas. La luz, cuyas proyecciones son muy diferentes en cada estación, la nieve y el tremendo frío. Me siguen impactando los mercados, tanto que me aturdo y por eso voy directo a lo que quiero comprar y salgo. La primera vez, el día 8 de noviembre en Miami, no pude contener las lágrimas al ver tanta abundancia. También me ha sorprendido la amabilidad de los choferes en la vía pública -algo muy diferente de lo que vi en Miami-, pero sobre todo me fascina el silencio que hay en esta ciudad, porque yo disfruto mucho eso.

En cuanto a lo desagradable, pues cuando fui a Los Ángeles a la Cumbre de las Américas vi personas muy jóvenes a plena mañana caminando endrogados por las calles y eso también lo vi en Washington, dos ciudades muy hermosas, como sin dudas también lo es Miami. Yo estoy viviendo la fascinación de lo novedoso atravesado por el dolor de la realidad de  mi patria, pero si algo me ha enseñado la vida es que tengo que vivirla con alegría, con mucha esperanza y eso trato de cumplirlo todos los días.

Algo que me impresionó mucho de mi visita a Washington fue el cementerio de Arlington, el monumento a Lincoln y sobre todo la presencia de numerosos ciudadanos frente a la Casa Blanca protestando y arengando. Esa tolerancia y democracia es la que queremos los cubanos.


 

El ánima que escapa del café

Sorprende -y hasta desconcierta por momentos- el lenguaje de tacto suave con que Ana Ivis Cáceres enhebra versos como si derribara obstáculos que le impiden mostrar las esencias de su yo íntimo. Se trata de un proceso recreativo que parece ser fruto de la espontaneidad más que de un diseño preestablecido. Tal vez por ello me recuerda esa evolución natural que impone a las nécoras desprenderse periódicamente del exoesqueleto como requerimiento indispensable para seguir creciendo.

Los años del insomnio, nuevo poemario de Ana Ivis, es un cumplido muestrario de esa manera de poetizar sacando a flote las sombras interiores, pero como quien no quiere la cosa, a través de visiones, pensamientos, rumias o simples rememoraciones de aspecto engañosamente efímero, ya que discurren a contracorriente, quedándose al pasar, en tanto llevan el fondo en la superficie: No soy normal ni lo deseo,/excavo donde la paz no es un holograma,/con las uñas desnudo la cueva y sus heridas,/el charco refleja los secretos,/un apellido gobierna la fe,/poeta de provincia con la patria al norte de la mesa… Son filtraciones del gas de la conciencia, o del inconsciente, vertidas en poemas de llana exactitud, a veces breves y macizos como perdigones, y otras veces tiernos igual que lirios del valle, muguet cuya delicadeza no es sino escudo vegetal a prueba de remolinos y aguaceros: Como muguet a la primavera/persigo un tren en marcha/para evitar se escape lo vivido

La más notable distinción de este libro (al menos para mí) es su capacidad para atrapar el interés del lector sin valerse de artificios idiomáticos ni alardes en el procedimiento. Es construcción con que la poeta no parece responder a otro trazado que no sea el de largar los bofes mediante un discurso asimétrico, ditirámbico en ocasiones, dispuesto para aprovechar al máximo la fuerza unitaria de cada pieza, encadenándolas todas en vaivén como la marea. En otoño/Puedo ser/los pies descalzos de la madrugada,/humo de hoguera,/consomé bajo en rencor,/palabra a fuego medio,/insomnio,/gota de espasmo en la cubierta,/un camino al no retorno,/una pizca de sal en la fortuna./Puedo ser el golpe/que devuelve la inocencia… La organicidad de los versos radica en el estilo (transparente y fino) con que fueron delineados. Y su coherencia depende del tono intimista, de su mera diafanidad. Un pergamino me declara en soledad/como sonajero que hace mute contra la brisa

En Los años del insomnio nos cautiva la dicotomía de una voz poética que no aspira sino a presentarse amablemente ante el mundo exterior, pero acaba replegada en sí misma, con lo cual potencia sus altos decibelios. Es sobriedad expresiva que no busca electrizar a nadie con ganchos de la prosopopeya u otros rebuscamientos al uso, sino que destila desde las honduras con una cierta inocencia: No es Fiodor Dostoyevski,/es el ánima que escapa del café…  Y es, en fin, poesía de inspiración clásica, aun cuando la poeta no se haya inspirado necesariamente en los clásicos para escribirla.


 

La FIFA, Qatar y la revolución de las costumbres

¿Quién ganará en Qatar? No se sabe. Hay favoritos, naturalmente. Al inicio de los juegos, Costa Rica perdió 7 a cero contra España. Pero los ticos derrotaron a Japón, que, a su vez, había derrotado a Alemania. Los alemanes empataron a 1 con España. Mas los españoles perdieron contra Japón. ¿Qué quiere decir esto? Algo muy lógico: los 7 a 0 de Costa Rica significa que ese día los ticos jugaron excepcionalmente mal y los españoles excepcionalmente bien, pero no es posible sacar otras conclusiones de ese partido ni de ninguna otra goleada excesiva. Las selecciones nacionales tienen, casi todas, calidad de campeonas. Incluida la tica, la española, la japonesa o la alemana.

Salgamos de la anécdota deportiva. La Federación Internacional de Fútbol y Asociados (la muy corrupta FIFA), se ha metido en camisa de once varas. Le ha otorgado a Qatar la posibilidad de organizar el campeonato mundial de fútbol y se ha jugado el tipo en la operación. (Parece que lo ha perdido). Qatar está empeñado en demostrar que ellos no son como otras naciones musulmanas. En efecto: ellos no son como los talibanes afganos, que someten a cuatro mujeres por hombre a la abyección más absoluta; ni como los ayatolás iraníes, que asesinan a una mujer por medio de una “brigada moral” por no llevar velo; pero carecen de sociedades como la de Túnez, en las que las mujeres poseen prácticamente los mismos derechos de las occidentales: a estudiar, a tener el mismo salario que los varones, a divorciarse o a negar el divorcio, a ejercer cualquier cargo dentro del Estado y, en definitiva, a tener la posesión y el control sobre el propio cuerpo.

Rafael Leonardo Callejas fue presidente constitucional de Honduras de 1990 a 1994. Lo entrevisté y quedé satisfecho. Me pareció un hombre honrado. Hablaba con tanta indignación de la corrupción que me sorprendió cuando aceptó los delitos de haberse dejado corromper en la Federación Nacional Autónoma de Fútbol de Honduras (FENAFUTH), bajo su presidencia del 2002 al 2015, años después de haber dirigido al país.

Recuerdo que cuando le pregunté por qué Honduras era tercamente pobre, pese a la feracidad de sus campos, me dijo que la corrupción era endémica e insufrible. Resultó condenado por lo que los hondureños, con gran sentido del humor, llaman el “Fifa Gate”, un turbio asunto en el que están mezclados los derechos de transmisión por tv de los partidos internacionales de fútbol. Sospecho que Rafael Leonardo Callejas debe haber pensado que “robarle” a un rico -y los canales de tv generalmente lo son- no es igual que robarle a las legiones de paupérrimos hondureños. Sólo que olvidó la regla de oro del funcionario honrado: en la administración pública sólo se puede hacer lo que autoriza la ley.

Callejas utilizó el sistema bancario estadounidense para hacer estas fechorías y para esconder la plata, en lugar de usar la banca  suiza, ignorando la clásica artimaña del “Perfecto corrupto”: No deje huellas de sus delitos. Cuando los estadounidenses decidieron castigar a la FIFA por haber cedido a la tentación de entregarle la organización del campeonato mundial de fútbol a Qatar en el 2022, probablemente por una cantidad “bajo la mesa”, Callejas fue víctima del “fuego amigo”.

En todo caso, Qatar está muy lejos de la diversidad de derechos que amparan a las minorías occidentales. Por eso está muy bien que la batalla la estén librando lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, y “queer” (LGBTQ) directamente, y coloquen un arcoíris como estandarte de pelea. Como el lábaro (un banderín de lucha que en tiempos anteriores era la enseña de las autoridades) que señala la meta que hay que procurar por encima de cualquier otro objetivo: el propósito es lograr imponer un ritmo de lucha adecuado a la inmensa tarea que tienen por delante.

LGBTQ es, como dice Joe Biden, las siglas que en EE.UU. hoy significan que hemos llegado al periodo en el que puede amarse a quien quiera, independientemente del sexo. Para asegurarse de que el matrimonio entre personas del mismo sexo es inviolable está en proceso la codificación de la ley, con pinta de llegar a buen fin.

De acuerdo: eso es un paso en dirección de la “identidad de género”. Pero el 7.1% está vinculado al LGBTQ con arreglo al Gallup Poll publicado en el Washington Post bajo la firma de Julianne McShane. Dice la periodista que una cifra extraordinaria de los adultos norteamericanos están dispuestos a autoclasificarse como lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros “o algo diferente a heterosexual”.

Los más audaces pertenecen a la llamada Generación Z (nacidos entre 1997 y 2003). El 15% se autoclasifica como “bisexuales”, esto es, que lo mismo pueden enamorarse de una señora como de su señor. Ello explica el resultado electoral de los comicios de Midterm de 2022. Los jóvenes le arrebataron el triunfo a Trump, como se ha dicho. Pero, ¿por qué? Como ha establecido Joni Madison, el Presidente Interino de la Campaña por los Derechos Humanos: “Con más personas LGBTQ+ viviendo abiertamente y abrazando su identidad, la lucha por LGBTQ+ igualdad en América, debe continuar [hasta] que represente el crecimiento y la belleza de esta comunidad.

Como suele decir el expresidente Obama, cuando él nació el matrimonio interracial estaba prohibido en la mitad del país, pero esas reglas cambiaron y le permitieron llegar a la Casa Blanca. No hay la menor duda de que continúa la revolución americana. La FIFA y Qatar deben tomar buena cuenta de ello y no dedicarse a cancelar los brazaletes con el arcoíris del hombro de los alemanes, porque es inútil. Las costumbres están cambiando. Hasta en los países árabes.


Freedom Basel en el Museo de la Diáspora Cubana

Desde este miércoles 30 de noviembre —inauguración a las 7:00 p.m.— hasta el sábado 10 de diciembre de 2022, en el Museo Americano de la Diáspora Cubana (1200 Coral Way, Miami, FL 33145), estará abierto al público el evento Freedom Basel, de arte cubano contemporáneo.

Umbrella Art Foundation y Victims of Communism Memorial Foundation presentan la exhibición en el contexto del Miami Art Week, dentro de la Feria Internacional Art Basel. Entre las propuestas a disfrutar se encuentran:

-Un resumen de la cartelística libertaria cubana en homenaje a las protestas del 11J (planta baja del museo)

-“Immersive Cuba”, con proyecciones múltiples, sonidos y luces que buscan “simular un ambiente tridimensional que bebiendo de la tradición del videoarte y el cine de vanguardia cree una sensación teletransportadora en los espectadores, tratando de acercarlos a la realidad cubana” (segundo piso del museo)

-Espectáculo performático. Varios artistas efectuarán acciones plásticas (azotea del museo)

Entre las acciones destaca el happening “El Gato de Schrodinger II”, del artista cubano y preso político Luis Manuel Otero Alcántara. Consiste en “un llamado internacional desde la prisión a grafitear el símbolo de tiempo (tally marks) como homenaje al tiempo de los presos de conciencia, una pelea contra la desmemoria y el olvido. El tiempo de los presos políticos importa. Una convocatoria para que el mundo sepa que en Cuba ellos sacrifican su cuerpo por la libertad”.

La entrada es gratis. La exhibición de carteles estará abierta al público hasta el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos.


 

¿Quién le teme al multiculturalista?

Comienzo por definir el término multiculturalista: “dícese de las personas que suponen que pueden convivir en la misma nación, y bajo las mismas leyes, con seres que pertenecen a diversas etnias, razas, y lenguas, y que poseen distintas religiones a la habitual del lugar, o ninguna religión, siempre y cuando tengan una actitud tolerante. Deben convivir con aquellos que no le gustan”. Lo contrario es muy fácil.

Bien. Suelo leer con mucha atención la información y los ensayos que me envía el Gatestone Institute. Es un think-tank conservador que se dedica, fundamentalmente, a observar los conflictos del Medio Oriente, generalmente con una mirada proisraelí. Uno de los últimos textos, firmado por Giulio Meotti, tenía un título, muy provocador, en forma de pregunta: ¿El multiculturalismo está destruyendo las identidades occidentales? Hasta ahí el inquietante nombre del artículo.

A propósito de esa pregunta se da una respuesta afirmativa: [No sólo hoy el Primer Ministro del Reino Unido es de otra etnia y religión de las habituales], sino “la inmigración proporciona el 90% del crecimiento demográfico de la nación”. Aunque la situación sueca es aún peor: “el 17% ha nacido fuera del territorio y no proceden, como antes, de Finlandia, sino son musulmanes”. En el 2065 los suecos serán minoría. [Antes de esa fecha, en el 2050, los estadounidenses “blancos” dejarían de ser la mayoría]. El filósofo Philippe Van Parijs, pese a su “marxismo analítico”, o quizás por recurrir a él, cree que “Bruselas no es más Bélgica, dado que hay más marroquíes que Flamencos o Valones”. No advierte que muchos marroquíes se insertan en la sociedad belga sin abandonar sus costumbres.

El miniensayo de Meotti, muy bien hecho por cierto, deja fuera algunos elementos clave. Por ejemplo: la responsabilidad moral con los vecinos y la inevitabilidad del fenómeno migratorio. Detener la marea de inmigrantes es imposible. Es, como se dice en España: “ponerles puertas al campo”. Una tarea absurda.

Durante muchos años las democracias liberales fueron más y más atractivas. EE.UU. y Canadá subyugaban a las sociedades latinoamericanas, mientras la Unión Europea hacía eso mismo con los africanos. Las democracias liberales estaban razonablemente bien gobernadas y resultaban prósperas. La combinación de libertad más derechos generaba réditos. De alguna manera esa atracción era una especie de elogio encubierto. 

Cuando se formaron los EE.UU el país tenía un tercio del tamaño que hoy posee. Grosso modo, el crecimiento se debe un tercio a Francia (Luisiana), a Rusia (Alaska) y a España (Florida, Puerto Rico), el otro tercio se lo debe a México. Sobre todo, con los vecinos latinoamericanos, y concretamente con México, USA tiene una gran responsabilidad moral. No se puede intervenir militarmente en un país vecino y apoderarse de la mitad de su territorio, sin que los mexicanos tengan la posibilidad de radicarse donde estén mejor gobernados y encuentren las oportunidades de desarrollarse económicamente. Es verdad que USA, eventualmente, pagó por el territorio adquirido en la guerra de 1846-48 contra México, pero no se trata de discutir la soberanía, sino de establecer una responsabilidad moral.

En 1821, cuando comenzaba el trienio liberal, España empacó sus matules de Florida y se largó a la Capitanía General de La Habana. (Los más afortunados se fueron a Madrid). Terminaban tres siglos de soberanía española en esa península. Hoy hay en Florida, más o menos, tres millones de cubanos y sus hijos y nietos, y un millón de puertorriqueños, a lo que se agregan miles de nicas y hondureños, pero la cifra se duplicará en pocos años. ¿Creían los estadounidenses que terminaban sus responsabilidades con el triunfo militar del general Andrew Jackson sobre unos pobres indígenas refugiados en Florida? Las responsabilidades sólo habían cambiado de naturaleza, pero continuaban en su sitio y habían crecido.

 A principios del siglo XX los expertos en política exterior convencieron al presidente republicano William H. Taft, y a su sucesor, el demócrata Woodrow Wilson, que Washington debía inducir el buen gobierno en el Caribe y Centroamérica (entre otras razones, para evitar las cañoneras de las grandes potencias europeas merodeando muy cerca de EE.UU.). Esa tarea provocó 14 operaciones militares, siendo las mayores en México, Nicaragua, República Dominicana y Haití. La llegada de Franklin D. Roosevelt y su política de “los buenos vecinos” cambió el signo de las intervenciones, hasta que comenzó la Segunda Guerra Mundial y luego la Guerra Fría. Fue el momento de utilizar los ejércitos regulares o “constabularios” para controlar a las sociedades y los gobiernos.

Lo que quiero decir es que no hay forma humana de cancelar el multiculturalismo. A las naciones que han intentado revivir el nacionalismo y la autarquía les ha ido muy mal. Esa es la historia de la Alemania hitlerista, de Italia bajo el fascismo de Mussolini, de España bajo el franquismo (al menos hasta que cedieron y le dieron paso a la reforma de los años cincuenta y nueve), y de Argentina bajo Juan Domingo Perón, a cada una le corresponde un grado diferente de horror en esa particular “Historia universal de la infamia”. La apertura a los mercados nada tiene que ver con las dimensiones del propio mercado. Mientras más interconectado esté el mundo, más posibilidades de que haya paz y prosperidad en el planeta.


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Entre cuerdos, lerdos, locos y nerds

Nunca perdió tanto tiempo el águila,
como cuando se sometió a las enseñanzas del cuervo.
William Blake


La masa está más cerca de la manada, el individuo excelso más cerca de los dioses. El grave problema del ser humano común, el conformador de la masa, es que le es más fácil odiar que pensar. No puede percibir su entorno mucho más allá de su ombligo, pero, como la ignorancia es osada, a veces a algunos se les ocurre auscultar y explicar el cosmos. Por su miopía ven las estrellas como bellas lucecitas caprichosas. No pueden ni suponer que al mirar para arriba asisten a un concierto cósmico.

Cuando una mosca ve un águila volando alto, cree que es una mosca loca y rara. Si el ave baja, se acerca, la mosca tiende primero a asustarse, luego a asombrarse, finalmente a consolarse: es otro animal. Mas cree, ¡ya será carroña! Pero su consuelo no alcanza para defenderla del águila si esta aletea fuerte cerca de la mosca y la hace caer. La envidia no resuelve este problema, como ningún otro, solo si la mosca baja a ras de tierra en su vuelo o se posa sobre el basurero, está segura del aleteo. Algunas, sin embargo, tienen fantasías y creen que el azar o diosito les dará plumas de águila… otras pretenden que todos los animales voladores serán moscas. Ello es indicio de locura de quien lo cree. Mosca fuiste, eres y serás.

Al lerdo, al lento, le cuesta más trabajo percatarse de sus limitaciones. Saber que es mosca. Al excelso, al rápido, no. Desde temprano se percata de que conoce pequeñas partes del todo y toma precauciones para avanzar por las tembladeras del saber. Le cuesta trabajo declararse águila.  Pero la ignorancia es atrevida.

Asumo que a la mosca le es más difícil comprender su estado de insecto cerca de tierra y de sus tantos basureros, pero ello lo resuelve con fantasías y reproduciéndose sin control. Asumo que el águila tiene que comprender con certeza sus limitaciones porque las presas son escasas y los vientos son más impredecibles allá arriba. Tiene que cazar, no puede simplemente guiarse por su olfato para detectar malos olores o entregarse a orgías para asegurar su abundancia.

Pretender que somos un fatalismo de insectos igualitarios, es un yerro de proporciones mayúsculas. El comunismo, Marx, el marxismo, son un bodrio desde la A hasta la Z. Según ellos, el ser humano, en cuanto a masa, no es un conjunto de individualidades. Es como masa y se debe tanto a sus lerdos, a sus cuerdos, como a sus moscas y cerdos. Falso. Por simple sentido común sabemos que, si la humanidad ha emergido de sus miserias zoológicas, es por el arrastre hacia la virtud de individuos excepcionales y fundadores, locos que le han llevado la contraria a la inercia de la masa-insecto, cuando más bovina. Al imperio del caballero Don Dinero, a los destellos del oro, a la pesadez del plomo.

Una democracia no se acicala para recibir y digerir ciencia y tecnología. Al ser humano común le es difícil comprender los entresijos de la ciencia. Incluso los propios científicos se dividen en ramas de especialización para poder abarcar un pequeño feudo de saber, pocos se lanzan a grandes generalizaciones. La ciencia entra en la sociedad muy lentamente, por osmosis. De vez en cuando, en su torre de marfil, surge un oteador original o un comunicador eficiente, un genio capaz de, solo o en team work, impulsar algún aspecto varias jornadas delante de donde estaba. Es por ello que la ciencia y la tecnología van a la cabeza de la sociedad e intentan conducirla, no ya como mosquero o manada sino como ser social cefálico y racional. Hasta ahora, hemos sido dominados por histriónicos, aventureros, bandoleros y pendencieros. Pero últimamente también nos secuestran seudocientíficos que nos venden su conveniencia como esencia y ciencia.

Muchas posiciones políticas actuales constantemente hacen referencia al pueblo, a la humanidad. En realidad, ralentizan la evolución cultural, porque las masas son inerciales y miopes. Las propuestas innovadoras no vienen de las masas, de los insectos, esas series de individuos anulándose unos a otros, casi incapaces de valorar la realidad de la vida. Surgen de las águilas, de los adelantados, de los excepcionales y por lo general las masas tratan de aplastarlos cuando comienzan a deslindarse. Solo después de someterlo a pruebas de cuán alto es su vuelo, les prestan alguna atención.

No es nada extraño que, en votaciones políticas, las masas yerren de medio a medio. Fue por votación o aclamación que llegaron al poder Hitler, Castro o Chávez. El verdadero valor de los sistemas políticos democráticos no está relacionado con la agudeza intelectual del pueblo, sino con que evitan que permanezcan en el poder indefinidamente determinados planteamientos. Y facilita que el cambio sea gradual, pacífico.

Ojo, aunque las farándulas pretendan lo contrario, el enorme avance que ha tenido el mundo no se ha debido a sistemas políticos ni a hombres de armas, promediadores unos, asesinos los otros, sino a la gran selectividad que impera en los círculos científicos y tecnológicos, que son muchísimo más aristocráticos que democráticos. Allí no mandan pescaderas ni guerrilleros, y para hablar en su ágora hay que demostrar alto vuelo.

Pero internamente, en la ciencia hay problemas. Uno de ellos es darle pasaporte de ciudadanía a ramas que no son científicas o lo son levemente, como son la sociología y la filosofía, en realidad muy inexactas y subjetivas. Para sus afirmaciones tienden a no manejar datos empíricos sino afirmaciones no demostradas, asertos de una u otra personalidad. Las ciencias blandas tienen por lo general impedimentos morales, no se puede experimentar son seres humanos y ello la hace recurrir a supuestos, a pequeños ejemplos.

Algunas ideologías sociales en boga, que dicen partir de planteamientos científicos, en realidad son cuentos y novelas vestidos con toga y birrete. Pero lo peor es que no prestan atención a las analogías en los ecosistemas biológicos, de base. Para conocer cómo funciona un ecosistema humano (sociedad, fábrica, ciudad) pudiéramos buscar analogías en poblaciones de seres vivos. En ellos, el individuo que muta, el mutado, el que no se parece al promedio, tiene mas probabilidades de ser eliminado. El raro es mayormente rechazado.  Pero no es completamente eliminado. En realidad, la naturaleza constantemente crea diversidad, deja que medren algunas raros, quienes serían los más adaptados si las condiciones del entorno cambiaran, como generalmente sucede. Es decir, el mundo biológico es a la vez conservador y evolutivo.

Entre los grupos humanos, los lentos, lerdos y de pocas luces, son la mayoría, y son el presente. Pero el futuro es de los locos y de los nerds. Las sociedades que han sido más tolerantes con sus raros, son las que más rápidamente evolucionan. Por ello, sociedades que se pretenden uniformes son siempre fracasos, el comunismo el que más. ¡Abajo las moscas!


 

Donald Trump quiere volver a la Casa Blanca

Trump quiere regresar al poder. Tiene nostalgia de la Casa Blanca. No creo que lo consiga. ¿Por qué? Por la misma razón razón que acaba de “perder” los comicios de medio término: por la juventud que, finalmente, encontraba razones para salir a votar, ceremonia que no le hacía mucha gracia. Esa tendencia se irá reforzando con cada elección que suceda, en el diálogo permanente que existe en la gran democracia americana entre los políticos y sus electores.

Mientras tanto, “el cambio climático”, supuestamente producido “por el calentamiento global” (la hipótesis de la mayor parte de los jóvenes electores de Biden), “los derechos reproductivos de la mujer”, es decir: Roe vs Wade, y los del “conglomerado LGBTQ”, sumados a la pertinaz estupidez de “la defensa de la Segunda Enmienda” y el peso creciente de la visión religiosa, le han producido a Trump una intensa derrota relativa, al menos frente a sus expectativas de una “marea roja” invadiendo todo el espacio político.

Trump y los candidatos que respaldó fueron derrotados por la generación Zeta. Son los nacidos a partir de 1996. Son los que se involucran en cada una de las causas señaladas. Es Maxwell Alejandro Frost, el “demócrata” más joven del Congreso. Apenas con la edad de ser elegido (25 años) para representar el décimo distrito de Florida, situado en Orlando, en el centro del Estado, y luchar contra el hecho monstruoso de que en USA sea más fácil comprar un fusil de asalto que una pastilla de antibiótico. El muchacho es de origen cubano.

Trump quiere volver a la Casa Blanca. Repito: no lo logrará. Cleveland es el único presidente que logró regresar. En la segunda mitad del siglo XIX, Grover Cleveland dejó de ser el presidente número 22 que había pasado por la Casa Blanca. Era abogado. Pertenecía al Partido Demócrata y tenía malas pulgas. Personalmente, había ejecutado a dos delincuentes en su carrera de “sheriff”. Uno de ellos había asesinado a su propia madre. Tal vez por eso lo eligieron. En aquella época de sobresaltos, en medio de la posguerra civil, conflicto en el que perdieron la vida más de 620,000 personas (más o menos las que murieron, sumadas, en las dos guerras mundiales), se valoraban mucho los líderes políticos que podían restablecer el orden. Fue el presidente 24. El 23 fue el republicano Benjamín Harrison. Un abogado del que Theodore Roosevelt, pese a ser correligionarios, tenía una pésima opinión.

Biden cumplirá 80 años el 20 de noviembre. Es muy viejo, pero Trump también. Son de la misma generación. Biden no está nada senil. Una amiga muy querida me sorprendió con un vídeo de Tik-Tok en el que se veía a Biden confuso. Parecía que estaba bajo los efectos de un ictus. No era cierto. Di con el video original. Respondía perfectamente. Se trataba de una manipulación pre-electoral. A Biden no le ocurría nada. Nada que no le sucediera a los treinta o cuarenta años. Tendía a confundir los nombres en el senado.

Uno de cada seis adultos va a morir de Ictus. Ese es el nombre por el que se conoce el ACV, el Accidente Cerebro-Vascular. Lo sé porque tengo la edad de Biden y debo “palmarla” en cualquier momento. Yo también soy muy viejo. Mi neurólogo me ha contado que el ACV “viene” de dos maneras: la isquemia y la hemorragia. Un 80% de los ACV es producto de la isquemia. La isquemia consiste en una disminución brusca del riego del cerebro por una obstrucción de los vasos sanguíneos. No sigo porque no quiero ser acusado de “intrusismo profesional” o, peor aún, de “ignorancia supina”. Lo último es mucho más grave, aunque no sea penado por la ley.

No sé que hará Biden. Si estuviera cerca de él le recomendaría que no se arriesgara a ser uno de esos seis adultos. Al fin y al cabo, la obesidad es uno de los factores de riesgo más notables para sufrir un ACV, y eso queda con los republicanos (Dios nos libre de desearle mal a nadie). En fin, Biden ha hecho un gran trabajo ahorrándole al pueblo americano cuatro años más de sufrimiento con un golpista insensible al frente de EE.UU. Lo que le queda a Biden es organizar la sucesión sin traumas dentro del Partido Demócrata y eso, sin duda, es dejar en marcha unas primarias honorables.


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