Inicio Blog Página 67

Esbirros

Cada día llegan más noticias tristes de Cuba: golpizas, interrogatorios humillantes, encarcelamientos, ultrajes de toda índole, de parte de las fuerzas del “orden”, para quienes se manifiestan pacíficamente contra el gobierno, mujeres incluidas.

Asimismo, la emprenden contra los manifestantes ciertos piquetes de “civiles” estimulados y retribuidos de una u otra manera por el régimen.

Escribí arriba “noticias tristes”, porque en algún momento la ira que provoca lo antes dicho se convierte en pesadumbre.

Pesar, tristeza al ver cómo ciertos segmentos de aquella sociedad se bestializan.  

Como hemos afirmado en otras ocasiones, nunca en sitio alguno ha sido necesario importar esbirros; no hubo que traerlos del extranjero durante las dictaduras en Argentina,  Chile, República Dominicana o Cuba 1952-59, ni en las extintas Unión Soviética, Rumania o la Alemania nazi. Los esbirros son un producto nacional. Y, como casi todo —lo bueno y lo malo— , surgen cuando la época, digamos, lo reclama.

De niño, en el barrio de mi infancia, le pregunté a un boxeador al que admiraba por qué era boxeador. “Uno lo es cuando está en el ring, ya cuando se baja uno es otra cosa”. Mucho tiempo reflexioné sobre esta respuesta hasta que llegué a la conclusión que hoy sostengo, y que desde hace tiempo debe ser pan comido para psicólogos y sociólogos: el ser humano promedio puede reaccionar de acuerdo con las circunstancias o el sitio en que esté.

Aquel barrio lo frecuentaban dos policías asesinos de la tiranía de Batista. Eran hombres que no tenían piedad, todos lo sabíamos. Recuerdo sus apellidos, Barroso uno, Montano el otro. Un día, el segundo se acercó a mí, que me hallaba sentado en la acera de una esquina, y me pasó la mano por la cabeza con suma ternura. “¿Qué pasa, fiñe?”, me dijo mientras me ofrecía unos caramelos de chocolate. Yo acepté los caramelos y sonreí.

Si atendemos a la represión que se ha desatado en Cuba en los últimos años, es posible asegurar que asistimos a un nuevo parto de esbirros.

Localizamos este nacimiento, entre otros, en la policía, en los cabecillas y componentes de las cuadrillas que golpean a los “contrarrevolucionarios” y en algunos miembros de los Comités de Defensa de la Revolución a nivel de cuadra dedicados a realizar “actos de repudio” contra la “gusanera”.

A cualquier lector le pueden saltar estas preguntas elementales: ¿Dónde está la ética de esas personas que, amparadas por el Poder, con impunidad por tanto, golpean, injurian, humillan a otras? ¿Dónde la hombría de esos varones que la emprenden contra mujeres desarmadas? ¿Qué puede esperar un gobierno de semejantes adeptos? ¿Qué se puede esperar de un gobierno que cuente con semejantes adeptos? Estas preguntas no se las hacen los esbirros ni los gobernantes cubanos. Los primeros, no tengamos dudas, van a matar sin piedad llegado el momento. Los segundos, darán a los primeros las órdenes de matar. A ambos los mueven los mismos intereses.

A mí me duele algo en especial —quizás “especial” no sea la palabra adecuada, pero ahí la dejo—: esos escritores que allá, en la patria, continúan apoyando al régimen de una u otra forma. Pues veamos que en tiempos pasados no estaban enterados de tanta injusticia, de tanta impiedad. Pero hoy ya no es así. Y esto es lo que más me duele.


Israel Lanuza vs Raúl Torres: La peor canción del siglo XXI

La noticia de que la canción Patria o muerte por la vida, iniciativa del trovador cubano Raúl Torres, aparece en Google como respuesta al concepto “peor canción de 2021”, habría inquietado a los representantes del cantante nicaragüense Israel Lanuza, célebre por sus interpretaciones desafinadas en Youtube.

Con más de tres millones de vistas en Youtube, el tema El tiempo y las situaciones, de Lanuza, ha contribuido a disparar la carrera del cantante nicaragüense de manera exponencial, acumulando la nada desdeñable cantidad de 30,000 dislikes contra poco menos de 12,000 likes.

Pero Patria o muerte por la vida, de Torres acompañado por Annie Garcés, Dayana Divo, Karla Monier y Yisi Calibre, ya lo ha superado ampliamente en la náusea del público con 70,000 dislikes contra poco menos de 7,000 likes.

“Desafinar y desvariar no puede convertirse ahora en una moda”, declaró a Arroz con Mango un potencial representante de Lanuza que prefirió no ser identificado. “Este novedoso modo de cantar es de exclusiva autoría de Israel y no vamos a permitir que se llenen los bolsillos en Cuba sin citarnos siquiera”.

“El tema de Lanuza merece por derecho propio el título de ‘Peor canción del siglo XXI’, y no va a venir ahora un mequetrefe comunista a escamoteárnoslo”, protestó el representante nicaragüense, que añadió: “Vamos a pelear muy duro para que nuestro tema siga ocupando un lugar único e insondable en el tiempo y sus sucesivas situaciones”.

En momentos en que se suceden las respuestas oficialistas a Patria y vida -el tema interpretado por Yotuel Romero, El Funky, Maykel Osorbo, Gente de Zona y Descemer Bueno- crece también la inquietud en Youtube, Google y otras redes sociales ante el holocausto rítmico, o cagástrofe sónica, que el régimen castrista estaría dispuesto a perpetrar.


Soandry del Río: ‘El rap me dio las respuestas’

En el rap cubano hablar de Hermanos de Causa es mencionar un pilar que sin dudas, con su estilo y poesía, marcó una línea que continuarían muchos grupos que le sucedieron. Dentro de la diversidad del movimiento de rap cubano de los noventa, este dúo logró un sello que cada uno de sus miembros mantiene. La representación del rap noventero, Old School, en el presente son ellos, y lo siguen siendo por los diferentes rumbos que han tomado sus dos miembros.

Dentro del panorama actual del hip hop es bastante recurrente escucharle a los nuevos raperos expresiones como “soy real”, “soy underground”, “soy consciente”  mas estas frases no pasan de una retórica construida en busca de fórmulas fáciles para agradar al oyente poco exigente. El verdadero concepto de lo que es ser Real o Underground cada vez se pierde más entre el mercantilismo del arte y la necesidad de los artistas de ser aceptados por el público.

Soandry del Río, director de Hermanos de Causa, con más de veinte años de carrera artística, sigue marcando el paradigma de lo que es ser real y consecuente con un discurso. Que ha tenido transformaciones en su largo trayecto, es lógico, y ha madurado muchas ideas y concepciones; pero su esencia sigue siendo la misma. Rebelde, antisistema, se trata de alguien que se debe a sus percepciones de la vida y no a lo que dictan las masas o las políticas culturales, ya sean de Cuba o del planeta entero. La música que hace Soandry te remonta a un tiempo que al menos personas de mi generación no vivimos. Es portador de una poesía áspera y punzante que relata el escenario en el cual se inspira y nos da vestigios del lugar y la época de donde viene.

Soandry, aunque no le guste reconocerlo públicamente –pues en su interior lo sabe–, es una de las figuras más importantes dentro de su gremio rapero en la isla; lo es por su historia, por sus valores, por cómo ha asumido y mantenido sus posturas y por poseer una luz como la de pocos. Reconocido por todo el que conoce las raíces del rap cubano, incluso por las instituciones que censuran su obra.

Pese a esto, él camina humilde por las calles de Cojimar, pasea a sus perros, educa a su hija y huye de la aclamación mediática. Es de esos artistas que crea por necesidad de expresión, por botar lo que le oprime el alma, no por ser famoso. Prefiere calar de forma concisa en el corazón y la mente de unos pocos antes que ser una moda pasajera o generar productos de reemplazo a diario.

¿Qué es ser un rapero negro y de la Habana del Este?

Esta frase es parte de una de mis canciones favoritas de Hermanos de Causa: quiere decir que me siento orgulloso de mi raza, de mi barrio, de mi música y de mi gente. Fue la manera que encontré de gritarle al mundo a través de una canción el amor y la devoción que sentía y siento por lo que fui, lo que soy y lo que seré; puesto que siempre aborrecí la doble moral. Por lo general trato de evitar la tendencia a relacionarme con personas que no asumen lo que son pese a que vivimos en una sociedad interdependiente y sometida  a inescrupulosos dogmas. Aceptar y reivindicar lo que eres es el primer paso del largo camino que te conduce a ser libre.

Cuéntame cómo fue la etapa de tus comienzos en el rap…

Fue a través de la cultura negra norteamericana como descubrí que yo tenía muchas cosas que expresar. Por otra parte, me sentí identificado por un fuerte sentido de pertenencia que era incapaz de encontrar en la política cultural impuesta por las instituciones que rigen el ámbito artístico en mi país; ellas eran excluyentes con las posturas no afines al sistema o con las manifestaciones empíricas que no contaban con el respaldo de la academia.

Comprendí que la cultura Hip-Hop es una herramienta necesaria para creadores que no encajan en la estructura paternalista y centralizada que ofrece el oficialismo. El rap me dio las respuestas que nadie me pudo ofrecer, la música me esculpió y la poesía me dio un poder. Me siento extremadamente afortunado de poder decir que soy pionero y de los fundadores del rap underground en la isla, puesto que tuve el privilegio de ser partícipe de uno de los mayores fenómenos de empoderamiento artístico que ha experimentado esta nación.

Fue bello cantar en lugares que ya no existen; con tecnología obsoleta como la máquina de cintas, disco de acetato, casete, minidisco y disco compacto. Fue maravilloso compartir un mismo par de zapatos, un pulóver, una gorra con un amigo o un vaso de ron para todo un grupo. Identificar el sonido de los diferentes chiflidos de las personas cuando trataban de agruparse a la salida de los eventos o discotecas.

Eran geniales aquellas batallas de freestyle a las tres o las cuatro de la madrugada en la parte de atrás de una confronta, cuando regresábamos de Pabexpo o la Piragua. Fue divino ver cómo era más importante el baile que presumir la ropa, compartir un cigarro con un extraño producto por el cual muchas veces podías amanecer con una fosforera que no era tuya en el bolsillo.

Reunirnos, ensayar en casa del socio de la grabadora cuando sus padres estaban para el trabajo, intentar aprender cómo construir antenas ilegales para captar las señales de radio y televisión de los canales de la Florida. Esto como única fuente de actualización de música para presunción del conocimiento cultural a través del sonido. Por otra parte, estaban los festivales de rap, amigos que ya no están, talentos que ya se han ido y toda una escala de valores que con poco creaba muchos nichos.

Qué te puedo decir, pudiéramos estar horas hablando del tema.

¿En qué momento los miembros fundadores del hip-hop cubano comienzan a tomar una conciencia autóctona de la realidad social cubana y a tratar la temática racial?

Una toma de conciencia es el cumulo de muchos momentos, de muchos factores y de muchos actores. Me atrevería a decir que la toma de conciencia de la temática racial en el movimiento comenzó por la imitación de los códigos de vestimenta emitidos por los artistas negros norteamericanos, quienes, para nadie es un secreto, constituyen la cultura negra visual y musical con más influencia en el mundo.

Partiendo de lo antes dicho, el primer paso comienza a partir de la ruptura con los cánones impuestos de belleza que siempre han tenido como base el eurocentrismo. A esto hay que agregarle la interacción con personas con conocimientos en el tema que no tardaron en percatarse del creciente poder de convocatoria que emergía del novedoso género.

También con artistas, académicos y activistas nacionales e internacionales que corroboraban dicha toma de conciencia, la cual iba exigiendo más sentido de la responsabilidad como respuesta a la necesidad de plasmar de manera efectiva la esencia de una realidad que, simultáneamente, representa un despertar que retroalimenta al emisor y al receptor como parte del mismo conflicto.

De esta manera fue que poco a poco fuimos descubriendo que todo tenía su dosis de racismo, incluyendo el párrafo que en la Constitución hace alusión a la erradicación del mismo; ya que cerrar las puertas al debate y vivir de espaldas a la realidad ha sido parte del problema, ayudando a consolidarlo. Los raperos lograron amplificar el tema racial ayudando al reconocimiento y la aceptación del mismo en la nación. Si hoy en Cuba se reconoce que hay evidentes problemas de racismo, en gran medida es gracias al rap cubano.

¿Qué impacto generó en diferentes sectores de la sociedad, la cultura y la política el abordaje de estos temas en las voces de los raperos?

Como explicaba antes, mediante el rap cubano se amplificó el tema racial a través de las vivencias narradas por los que más sufrían el impacto, y con un lenguaje que estaba en sintonía directa con las masas; expandiendo y generando conciencia no solo en los afro descendientes sino en toda la sociedad. Al mismo tiempo que sonaban las alarmas en las instituciones culturales, el rap cubano se posicionó en la mirilla gubernamental, convirtiéndose así en centro y atención de interés político.

Si ya de por sí un negro fue y es motivo de sospecha y miedo, con un micrófono en la mano y poder de convocatoria pasaba a ser un foco de preocupación estatal. No solo por condenar el racismo, sino por indagar en la verdadera historia de Cuba, la que no te dan en la escuela, la que vetan de muchos libros, la que se acerca muchísimo más a la verdad.

Este proceso trajo consigo toda una ola de empoderamiento cuya fuerza era capaz de desgastar la dependencia física y psicológica fomentada por el régimen. Otro aspecto importante fue la interacción con reconocidos activistas sociales de la esfera internacional generando de esta forma una simpatía que comenzó a labrar una vía alternativa a la colaboración e intercambio de experiencias y conocimientos. Al tiempo que la propuesta artística, desde la oratoria, mejoraba más y más.

Por otra parte, fuimos capaces de demostrar que se podía incidir en la comunidad a través de la plataforma cultural, identificando vacíos desatendidos desde la política. Al tiempo que se gestaba un muy necesario e imprescindible estado de opinión.

¿Crees que de los 90 hacia acá hubo alguna mejoría?

Comenzaré diciéndote que el racismo cubano es súper hipócrita y en la mayoría de las ocasiones asintomático. Es algo que se esconde con extrema facilidad, pero tú sabes que está ahí. Está tan arraigado y tan insertado en la cultura que a mucha gente le cuesta identificarlo apropiadamente. Las personas están tan acostumbradas a ver al negro jodido que se molestan cuando uno les habla de racismo o cuando uno los confronta con la evidencia sobre el racismo imperante en la sociedad.

La gente está tan familiarizada con las desventajas de las comunidades negras, tan acostumbrada a ver al negro jodido, repito, que ven como malagradecimiento cuando una persona negra se muestra inconforme con la situación en la cual se encuentran los afrodecendientes. Todo esto es producto del racismo estructural también.

Uno de los pilares que sostiene esta dinámica racial está conformado por aquellos que saben que existe tal racismo estructural pero no pretenden renunciar al mismo para poder seguir disfrutando las ventajas adquiridas por los privilegios y se escudan en la negación, en la justificación histórica, así como inventan estrategias de contraataque para llevar a cabo sus objetivos. Otra base importante en este aspecto es la inmensa ignorancia histórica del tema. Por tanto, el racismo hace que muchas personas viren la cara cuando se toca el tema, que siempre se deja de último.

Muchas personas tienen como única concepción de la palabra racismo la esclavitud, la colonial, por decirlo de alguna manera. Si no ven abuso físico, castigo en el cepo o latigazos, sienten que es una exageración decir que hay racismo, ignorando de manera consciente o inconsciente toda una amplia gama de mecanismos de opresión, marginalización y dominación, los cuales contribuyen todo el tiempo al freno del desarrollo de los negros cubanos.

Yo, en el plano personal, considero válidos muchos esfuerzos que se llevan a cabo por grupos de personas en el mundo para luchar por la erradicación de dicho flagelo. Pero hasta tanto la sociedad no adquiera la madurez de entender lo aberrante de la dogmatización y el blanqueamiento al cual somos diariamente sometidos, siempre habrá una gran parte incapaz de ver al racismo realmente como lo que es: una vergüenza.

De los años 90 para acá, uno de los logros para los afrodescendientes ha sido el mayor acceso a la información a través de los avances de la ciencia y las comunicaciones a nivel mundial. En términos de la sociedad cubana, se ha realizado un insuficiente y muy pequeño esfuerzo estratégico por erradicar los problemas que tenemos. El racismo ha permanecido y ha ido cambiando según la situación o los intereses, camuflándose unas veces más, otras veces menos, escondiéndose cuando es necesario, saliendo cuando hace falta. Pero por sobre todas las cosas, sosteniendo y construyendo el dominio de un estructura de poder blanca.

Yo siempre he defendido la tesis de que en el hip-hop cubano el grupo que introduce la temática de lo sociopolítico, desde el activismo consciente, es Hermanos de Causa. ¿Cómo se descubren ustedes con esa línea de trabajo? ¿Fue consciente o llegaron ahí por casualidad y después la fueron concientizando?

Todo empezó por lo sociocultural y de manera consciente. Ya el aspecto político es algo inherente dentro del mismo proceso. Lo que tengo que reconocer que llegó de manera inconsciente fue la madurez sociopolítica y el mejor ejemplo de esto que estoy diciendo es el tema Tengo.

Luego de algún tiempo de cantar el tema, recuerdo que en una entrevista una estudiante de filosofía norteamericana que estaba haciendo su tesis de graduación basada en el fenómeno cultural que representaba el rap cubano, me dice: “La canción es una analogía del poema Tengo de Nicolás Guillén”. Y lo era, lo que no estuve consciente de ello cuando compuse la letra. Justo ahí me di cuenta de que estaba siendo partícipe de un proceso que no siempre percibía.

Otra experiencia que pudiera contar de la misma canción fue la conferencia realizada por el prestigioso catedrático Alan West Duran, quien vino a Cuba y expuso en el museo de la música un análisis profundo entre el poema Tengo de Nicolás Guillén y la canción Tengo de Hermanos de Causa.

Por otra parte, me gustaría agregar que es el único tema en el rap cubano que ha sido interpretado por otro grupo musical y cabe destacar que, en la cultura hip-hop, los raperos no interpretan canciones escritas por otros raperos, puesto que cada artista tiene como máxima proyectar su propio discurso.

¿Qué extrañas de las épocas pasadas del rap en Cuba que ya no se ve en el presente?

Lo extraño todo, pero por sobre todas las cosas la escala de valores de aquellos tiempos. Pasamos de ser una selva diversa y saludable a convertirnos en un maizal uniformado y enfermo. Vuelvo y repito: lo extraño todo.

Háblame de tus influencias en las artes visuales…

Vienen desde muy temprana edad, recuerdo que cuando era niño pasaba horas dibujando. Por otra parte, tengo que reconocer que haber tenido un hermano pintor y escultor contribuyó a la construcción de la conexión que hoy tengo con dicho sector de la cultura.

Cabe destacar también que gracias al rap cubano he tenido la oportunidad de conocer y trabajar con prestigiosos artistas de la plástica. Tengo que mencionar un evento que marcó mi vida en el 2010, cuando fui invitado por Alejandro de la Fuente a participar en Keloides. También dentro de mi círculo de amistades cercanas se encuentran muchos exponentes de la antes mencionada tendencia artística.

No puedo concebir mi poesía sin la influencia de los mismos. También considero que en cierta medida mis canciones son como cuadros abstractos conformados por palabras.

Háblame de tu reciente video Todo pa’ él…

Todo pa’ él es una crítica social más. Retrata parte de mi visión sobre el momento actual. La oración Todo pa’ élhace alusión al egoísmo gubernamental, que, si lo comparamos con la retórica de los tres monos, los tres se representarían tapándose los oídos. Creo que gran parte de la crisis en la cual se encuentra inmersa nuestra sociedad se debe al paternalismo patológico y el acaparamiento desmedido que no permite que el cubano de a pie sea partícipe de Cuba.

Como ya es costumbre en mí, busqué transmitir mi inconformidad desde una poesía elaborada que en ocasiones encripta un poco el mensaje para de esa forma jugar con un doble sentido que jamás deja de ser crítico. Me gusta poner a pensar a las personas porque implica un proceso que exige esfuerzo mental para con uno mismo.

En esta canción también se aplica la filosofía de mínimo recurso vs máximo rendimiento. En este caso me refiero al video clip pero, vuelvo y repito, el grueso de la batalla se lleva a cabo en el plano mental. Aquí también se puede apreciar la participación de la plástica a través del grafiti callejero no solo como elemento de la cultura hip-hop sino, también, como complemento del mensaje transmitido.

En parte, la canción lo que hace es unir dos corrientes artísticas de magnitudes diferentes pero que se mueven en el mismo sentido. Todo en el video clip está mandando un mensaje, y aquí voy a compartir algunos: el pasamontaña representa la hipocresía, la doble moral, los personajes y avatares que psicológicamente nos construimos. El traje representa el dogma y el estatus quo. La piscina abandonada de Alamar representa la obra social descontinuada que una vez al pueblo le fue prometida. Como detalle interesante, esta piscina tuvo como objetivo ser la más grande que en América Latina se haya construido, y hoy luce como el reflejo de un pacto que no fue cumplido, una promesa olvidada en un barco sin destino, etc.

Quiero agradecer a las personas que contribuyeron a llevar a cabo y confiaron en este quehacer artístico, que cada vez se torna más inusual para las tendencias que rigen el arte.

Háblame de ese otro campo del arte en el cual llevas un tiempo adentrándote: la fotografía.

Siempre me ha gustado la fotografía, pero también quería indagar y profundizar en ella para entender muchísimo mejor el efecto que causan en la mente las imágenes. Considero súper importante entender este proceso porque, por ejemplo, cuando yo quiero trasmitir algo de alguna canción o cuando quiero o siento la necesidad de mostrar algo en materia visual, quiero proyectar la mayor esencia posible de mi punto de vista. Entonces, si no conozco el lenguaje visual o de la fotografía, estoy en la necesidad de que otro tenga que traducir en término visuales lo que yo quiero decir. Siento que sin intermediarios en ese aspecto, el mensaje llega más directo en relación a todo lo que tenga que ver con mi música.

Otra cuestión por la cual me vi motivado a indagar en el campo de la fotografía es la escasa proyección de la imagen afro. Para nadie es un secreto que la industria de la publicidad está dominada por personas blancas y en su mayoría tienen un concepto eurocentrista del mundo, y así se manifiesta la gráfica que trasmiten. Es clave saber articular un mensaje propio en este sentido.

Háblame de los animales…

Siento un profundo respeto por la vida de la mayoría de los seres vivos de este planeta. Considero que parte del karma político que está viviendo este país se debe a que la sociedad cubana es bastante cruel y desentendida con los animales.

¿Cómo vez la problemática del maltrato animal en Cuba y las soluciones que da el gobierno?

La problemática del derecho animal en Cuba no ha sido ni es prioridad para las instituciones pertinentes. Creo que hay que ser recelosos con los acuerdos y hay que estar atentos para que los mismos se lleven a cabo correctamente. También estar pendientes de mantener esas leyes para la protección de la vida de los animales. Ahora que me hiciste la pregunta, me viene a la mente una de las historias que recuerdo haber leído cuando era niño, La historia del cachorro ssesinado; anécdota de la Sierra Maestra que en síntesis narra cómo se sacrificó a un pequeño perro que estaba poniendo en peligro un cerco operativo con sus diminutos aullidos.

¿Cómo ves Cuba en el presente y te la imaginas en el futuro?

En el presente honestamente creo que se ha aprendido muy poco del pasado, seguimos dependiendo de la necesidad de un Mesías, seguimos teniendo la tendencia patológica de centralizar todos los procesos, queriendo hacer monte con un solo palo. Seguimos ejerciendo el mismo racismo, el mismo machismo, el mismo daño antropológico heredado del comunismo. Todos miran si te caes, nadie advierte del abismo. Nos sigue ganando la emotividad conjuntamente con las hambres viejas de reconocimiento y aprobación ajena.

Por otro lado, hay que reconocer que se han dado procesos significativos, ya sea por el cúmulo de distintas situaciones o por mala praxis política de la cúpula gubernamental que intenta obtener ganancias sin compartir la riqueza, poniendo la ideología por encima de la evidencia, de la lógica y el sentido común.

El futuro no me lo replanteo. Solo me enfoco en palear la crisis y ser una mejor versión de mí mismo.


Raúl Torres, Eduardo del Llano y el Pacto de la Guayabera

En un acto de reafirmación revolucionaria ligado con solidaridad infocastrista el cantante Raúl Torres recargó el teléfono del cineasta Eduardo del Llano esta semana, evitando en primera instancia la retirada de este último de Facebook.

“Ya no me es tan fácil conseguir recargas”, había confesado Del Llano en su página oficial este lunes, tras quejarse de que en esa red social lo acusan “de quedar bien con los dos lados, nadar entre dos aguas” y “ser bipolar”.

Torres, quien junto a Annie Garcés, Dayana Divo, Karla Monier y Yisi Calibre grabó recientemente el contradictorio tema ‘Patria o muerte por la vida’, en respuesta al hit ‘Patria o vida’, recibió a cambio de la recarga una guayabera que inicialmente había pedido prestada a Del Llano para aparecer en el “video clip”.

“Verdad que al principio, arrugada y todo, no me la quiso prestar”, se sinceró el cantante en declaraciones rescatadas del olvido por Arroz con Mango. “Pero una recarga es una recarga y finalmente firmamos lo que jodedoramente hemos llamado ‘El Pacto de la Guayabera’”.

Aunque en un arranque escatológico Del Llano expresó en la red “no voy a seguir publicando, me voy de la mierda esta” y “estoy cansado de la mierda esta”, el oficialismo cultural cubano apuesta por la permanencia del cineasta, “porque hay cosas que para lograrlas han de andar en Facebook”.

“Estoy harto de la bobería esta, yo soy un escritor y un cineasta”, se había franqueado el también guionista. «Voy a seguir con mi trabajo y se pueden meter su Facebook por donde les quepa”.

“Espero que Eduardo comprenda que, en promedio, la gente se va de Facebook al menos cinco veces al año”, reflexionó Raúl Torres. “Pero al final, arrugá y todo, siempre se queda… como yo con su guayabera”.


¿Fidel Castro era guapo?

Fragmento del libro Los timbales de Dios, de José Hugo Fernández


Nunca evito recordar con una sonrisa que aquellos sociópatas que tan fácilmente le ganaron la partida a todos sus intimidantes émulos de la época estaban dirigidos por un guapo búcaro. He leído lo que se cuenta acerca del pasado de Fidel Castro como miembro de la Unión Insurreccional Revolucionaria (UIR), una de las pandillas más sanguinarias de los tiempos republicanos, encabezada por otro militar, no más faltara, Emilio Tro, comandante y director de la Policía Nacional. Entonces no tengo por qué dudar que en sus faenas de pistolero al servicio de UIR, Castro haya matado y apolismado a más de un contendiente. Sin embargo, continúo creyendo que su fuerte como sociópata no fue nunca entrarle de cuerpo presente a la refriega. Su ego estratosférico y sus humos de patriarca deben haberlo convertido desde muy temprano en un manipulador de guapos y un formador de sociópatas. La valentía de tiroteo y cóctel molotov debió dejarla mayormente para sus acólitos. Serían éstos los destinados a poner el muerto, mientras que Castro aportaba la sustancia gris. Un portentoso creador de espejismos. Eso sí. Nada que ver con los líderes auténticamente corajudos de la guerra de independencia. Ahora bien, la amalgama casi mágica que consiguió al combinar su guapería de histrión con las reales temeridades de guapos y sociópatas que le seguían encandilados por su carisma, constituye quizá el más singular hallazgo (y el más devastador) de nuestra historia política. Y también sintetiza el más sonado triunfo, la máxima consagración alcanzada por el falogocentrismo en nuestra tierra, pródiga tanto en sociópatas de menor y mayor envergadura como en guapos búcaros.

No tengo miedo de un ejército de leones guiado por una oveja. Tengo miedo de un ejército de ovejas guiado por un león. Dicen que así lo afirmaba Alejandro Magno, uno de los mayores, o el mayor entre los ídolos de Fidel Castro. Entonces no me cuesta suponer que se haya servido de su frase, con la correspondiente acomodación, para formar un ejército de leones dominadores de ovejas pero guiados por un zorro. Y es lógico que entre aquellos leones que le rodearon resulte muy fácil identificar todas las variedades de guapos sociópatas. Desde los más brutos y, por tanto, idóneos para obedecer sin analizar cualquier orden, por demencial que fuera, hasta los más degradados engendros de la sociopatía: odiadores, furiosos insaciables, indolentes ante el dolor ajeno, obcecados dueños de la verdad absoluta… Se ha dicho suficientemente que el Che Guevara, modelo por excelencia de este último ejemplar, no logró ninguno de los objetivos que se había trazado al abrir frentes guerrilleros en diversos países del mundo. Pero yo me pregunto: ¿Y si sus objetivos, en tanto sociópata crónico, no eran otros que introducir la violencia y el caos en esos países? ¿Y si además de responder a los retorcimientos de su mente anómala, lo que verdaderamente se propuso el Che no fue sino recuperar en otros ámbitos el protagonismo que Fidel Castro le había arrebatado sin mucha sutileza en Cuba, al convertirlo en instrumento de su megalomanía? No existen fines nobles para los sociópatas. Sus medios son los fines.


Nefasto entrevista a San Garpanta

El arribo a La Habana del eminente nutricionista y experto de la ONU en crisis alimentarias para los Estados Unidos, Francia, África  y Corea del Norte, el compañero San Garpanta, llamó la atención de Nefasto, pues llegó en un vuelo privado y, sin ningún protocolo, corrió a hospedarse en el Gran Hotel Manzana Kampinnski, de la capital cubana. Garpanta, aún sin perder el aliento etílico del camino, accedió a responder estas preguntas para los lectores de La Bola Incendiaria:

LBI  ¿Qué motivo lo trajo a Cuba?

San Garpanta (SG): No fue un solo motivo, Nefasto, son tres. Pero el primero es complacer a Fray Betto, mi dilecto amigo gourmet de todas las épicas mesas suecas y comilonas palaciegas en la Isla,  y de paso felicitar a la gentil y juncal anfitriona, Lis Cuesta ¿Caro?… Primera Dama de Cuba.

LBI: ¿Y los otros? Si se puede saber…

SG: El segundo es degustar un “Timbal de cerdo mamón ahogado con su chicharrón y piña acaramelada, y como postre, un volcán de guayaba sobre crema de queso y sopa de mango”.

LBI: ¿Y esa receta es cubana?

SG: Y muy tradicional  en los fogones de leña de los pueblos fantasmales de la región oriental del país y barrios marginales de la capital, según me reveló la cantante Hayla Mompié, nacida en Amancio Rodríguez y criada en un solar de Belén.

LBI: ¿Pero Hayla Mompié, “La Diva del Estrallón en el Carlos Marx”, es chef?

SG: Bueno, Nefasto, hasta ahí llega mi información. Pero si sé que se mandó esa receta –junto a un chef español– en los modestos salones del capitalino Hotel Grand Iberostar Packard, durante la celebración del Taller Internacional de gastronomía GastroCult 2019. No sé si participó en el de 2020, nombrado Cuba Sabe ¿a qué?, y aún no conozco cómo se llamará el de este año en medio de la epidemia de la Covid.

LBI: Me confunde usted, Garpanta. Que Hayla María Mompié, además de cantante sea chef, y La Primera Dama, Lis Cuesta ¿Caro?, anfitriona de un evento gastronómico internacional siendo ella una “puesta al dedo” –como su marido en la presidencia del país– al frente de la Agencia de Representación Artística Paradiso, perteneciente al agresivo Ministerio de Cultura (MINCULT). ¿Cómo el pueblo cubano no conoce nada de esto, Garpanta, si vivimos aquí?

SG: Eso no me extraña, Nefasto. Ustedes son las personas más desinformadas del mundo. Conoce más un beduino en medio del Sahara de lo que pasa en Cuba que un guagüero de la ruta Palatino- Miramar. Además, ¿qué profesional, técnico u obrero cubano tiene para pagar los 250 o 500 dólares que cuesta la inscripción sólo para participar? ¿De qué se asombra usted?

LBI: En eso tiene toda la razón, Garpanta. Entonces dígame cuál es el tercer motivo que lo trajo a Cuba.

SG: El tercero y más importante motivo es sobre unos chismes, runrunes y bretes sobre la escasez y el desabastecimiento en Cuba, cuando la revolución cubana, conjuntamente con quien le habla, diseñó y puso en práctica un plan que garantiza la Soberanía Alimentaria y Nutritiva (SAN) del país.

LBI: ¡Pero todo eso es verdad! ¿O usted no ha visto las interminables colas para ver si pueden alcanzar algo que comer por causa del desabastecimiento de tiendas y agromercados en el país? ¿Acaso no le han informado que donde único se pueden encontrar alimentos y otros artículos de primera necesidad es en tiendas donde sus productos se comercializan en dólares, moneda que no circula en Cuba sino es a través de tarjetas magnéticas de quienes reciben remesas del exterior?

SG: Si le soy sincero, Nefasto, no he podido salir del hotel. Pero, entre mi colega de la ONU, el representante de la FAO en La Habana, y mi amigo Fray Betto, asesor del programa de Soberanía Alimentaria y Nutricional (SAN) en este país –que han participado en la deglución del timbal– me han convencido que este es el pueblo más alimentado y mejor nutrido en la faz de la tierra.

LBI: ¿ Y en cuánto a conocer otros criterios publicados en la prensa independiente cubana, los activistas de Derechos Humanos y las agencias de información internacional que siguen el tema Cuba desde aquí o desde el exterior?

SG: ¿Para qué, Nefasto? ¿Usted cree que ellos sean más objetivos y estén tan informados de la situación del problema de la escasez en el país como el presidente Díaz-Canel, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, el Primer Ministro Manuel Marrero, el zar de la economía Marino Murillo y otros comensales que participaron en Loel sencillo atracón de timbales y otros comestibles y bebestibles comunes en esta nación?

LBI: ¿Y qué le dijeron ellos?

SG: Lo suficiente. Que todo eso era una campaña del imperio a base de patrañas y mentiras escritas por mercenarios pagados desde el exterior. Además, me dijeron con convicción: Si quiere no nos crea, pero mire esos platos y pregúntese: ¿Existe miseria, hambre, desabastecimiento y escasez en Cuba?

LBI: ¿Usted que contestó?

SG: Nefasto, como vista hace fe, y todo lo que me decían sobraba frente a mí. Les dí la razón.

LBI: ¿Y qué hará?

SG: Lo que le corresponde hacer a cualquier representante de la FAO, la UNESCO o la UNICEF después de un buen atracón y de ser tratados a cuerpo de Rey en este país. Volver a mi oficina en la ONU y redactar un informe sobre las garantías que da el gobierno cubano a su población.

LBI: Es lógico, Garpanta, no esperaba otra cosa de usted, ni de otros representantes de un organismo internacional. Gracias, ya lo resolveremos entre los cubanos. No hay más que hablar.


De la Primavera Árabe a Caibarién: El horno no está para pastelitos

27 de febrero de 2021. Un hombre que solo desea trabajar, y es multado por ello -en Caibarién, al centro de Cuba-, decide rebelarse contra la injusticia, también contra el hambre, y se manifiesta sobre su vehículo reuniendo a una multitud que lo apoya y grita «¡Quítenle la multa!» y «¡Patria y vida!».

Según los funcionarios de la dictadura, el vendedor -de dulces-, descalificado por un reportero oficialista por supuestamente padecer “trastornos mentales”, violó las «disposiciones sanitarias que prohíben la venta ambulatoria de productos durante la fase de Transmisión Autóctona Limitada y, en correspondencia con lo dispuesto en el Decreto 31 del 2021 del Consejo de Ministros, recibió una multa de 2 mil pesos”. En cualquier caso, más allá de la metatranca oficial, la multa fue retirada… o eso parece.

¿Qué nos recuerda todo esto?

17 de diciembre de 2010. Túnez, cuna de la Primavera Árabe coordinada a través de Internet. El vendedor Muhammad Bouazizi se prende fuego luego de que las autoridades desarbolaran su pequeño puesto de frutas, para el que no tenía licencia (a pesar de que el director de la oficina estatal para el empleo había declarado que no era necesario pedir permiso “para vender con una carreta”). La ira popular toma cuerpo tras la inmolación del joven y el resto es historia: se desata la revuelta popular de 2010-2011 que provoca la huida del dictador Zine El Abidine Ben Ali tras haber permanecido veinticuatro años en el poder.

En la protesta de Caibarién solo faltó el detonante de la inmolación, más propio de culturas orientales, ciertamente, pero cabe subrayar que en países como Egipto, Túnez, Libia o Siria, los manifestantes no se echaron a las calles pidiendo derechos humanos en abstracto, o no solo, sino para sacar del poder a gobernantes que percibían arrogantes, corruptos, incapaces de generar empleo o un aceptable nivel de vida. Se asumían injustamente relegados (y este concepto, el de justicia, resulta clave para entender lo ocurrido en Caibarién y lo por ocurrir en Cuba de mantenerse el actual estado de injusticia, opresión y miseria).

Todo lo cual pone de relieve una circunstancia que el régimen cubano no debería pasar por alto: no hay sistemas, ni siquiera culturas, inamovibles o eternos. El cambio se impone a la corta o a la larga y en un mundo cada vez más conectado por las nuevas tecnologías nada es irrevocable, tampoco el socialismo por mucho que intente vender ese concepto el oficialismo procastrista.

“Las cazuelas ya no tienen jama”. Cuba arde de impaciencia ante el abuso y el horno, nunca mejor dicho, no está para pastelitos. Con un Internet cada vez más extendido, como ocurrió durante la Primavera Árabe, es posible coordinar la Gran Liberación Cubana. “Patria y vida” parece que será el hilo conductor.


Que siempre haya quien triunfe para que nunca falte lo que queremos

 “Si vas a opinar algo, habla de economía y no te metas en política”, te dicen desde allá cuando intentas hacerles ver que Cuba es como una monarquía medieval. ¿Cómo excluyo la política donde las transacciones reales de todo un país conciernen únicamente al Estado?

“Es que allá afuera es otro sistema”, comentan quienes comienzan a ceder a medida que se les hace evidente que toda sonrisa devenida de lo material pasa por una gestión de mercado. Venden lo que aparezca, se estrechan para rentar donde viven, o producen soluciones para una demanda tenue pero que lleva tiempo escapándosele al ineficiente aparato estatal.

“No tengo tiempo para leer análisis o escuchar opiniones de otra parte”, colocan de muro de contención otros sin percatarse de que allí se trabaja dos jornadas, a veces consecutivas y en muchas ocasiones simultáneas: la oficial y todo el resto del tiempo que dedicas a “resolver” tu sustento.

A pesar del encofre dentro del cual sobrevive el gran colectivo, el individuo en Cuba aún toma pequeñas decisiones: ¿A quién le compro la carne de res? ¿A cuánto vendo esto que terminé anoche? ¿Cuánto pido por este cuartico? Es aquí donde urge entender que tenemos el derecho a decidir no solo donde el Estado -por suerte- no llega, sino por todo aquello que atañe a nuestras vidas.

El Estado no puede ser el único empleador y además quedarse con el 95% o 99% de lo que ganaríamos en un mercado libre con el pretexto de garantizar gratitudes que existen también en otras partes del mundo. Menos aún disponer de todo y luego culpar siempre al otro, ya sea el embargo-pretexto o a los ministros que ellos mismos designan. El Estado no puede dedicarse a ahogar cada intento de empresa privada por temor a que esta alcance voz y pluralice el escenario político. Ni tiene derecho a decidir quién nos emplea ni preferir foráneos ante nacionales. Tampoco convertir a todos en eternos agradecidos, dependientes y erguirse como absoluto proveedor de soluciones.

El origen de tal erróneo andamiaje yace sobre aquellos conceptos que la izquierda un día extrajo de la moral común para ser reconstruidos a su imagen y conveniencia. Igualdad, Justicia Social, Dignidad, entre otros. Aprovechando no el verdadero significado sino la asociación emocional que estos términos implican, crearon una sociedad que debe procurar un nivel similar para todos, ser digna en su conjunto y por supuesto ser justa. Como si se tratase de un ente unificado, superior al individuo y que debe -por el bien general- imponer su voluntad. Pasando a ser la patria ese lugar geográfico donde el ser devenido en súbdito ya no persigue su felicidad sino la del colectivo.

La igualdad, por ejemplo, la izquierda maneja este término como paridad de riquezas, o como sucede en la práctica, paridad de pobreza. Entonces no importa cuánto lo intentes, el objetivo es que cada uno tenga más o menos lo mismo. ¿Pero es ello posible siendo todos desiguales por naturaleza, siendo nuestras decisiones distintas unas de otras? ¿Cómo imponer igualdad en un mundo donde cada uno tiende a competir, llámese éxito o vanguardia del mes? Pretender que todos lleguemos a iguales resultados no solo es arbitrario sino injusto e irracional.

Por tanto, en una sociedad libre la desigualdad de resultados resulta justa. Cualquier ejemplo sirve: Pidámosle a un estudiante que pase puntos de su nota al amiguito que salió mal en el examen porque no estudió lo suficiente, y veremos.

Sin embargo, no es un juego de suma cero donde solo puede ganar uno. Ahí está la clase media, comprando en cuanto mercado existe, disfrutando de cuanta tecnología aparece y abarrotando de autos las autopistas. Ahí están los Denzel Washington o Lebron James y tantos otros millonarios hoy, nietos de lo más pobre de América. Resalta el dato que solo 8 de las 500 personas más ricas heredaron su fortuna. El resto la construyó.

Esa sociedad libre tampoco puede ser la consecuencia de un grupo que reparte según entiende sino el producto de una evolución amparada en un orden institucional, con todos iguales ante la ley y cuyo principio es el respeto por los proyectos de vida de todas las personas.

Es válido agregar que la desigualdad de oportunidades también es justa. Pues la vida no es una competencia de cien metros donde todos parten de un mismo punto, sino más bien una carrera de relevo y el esfuerzo de algunos puede ser heredado por sus descendientes.

La justicia social. Todos aprueban que haya justicia social, pero, ¿qué es lo justo? ¿Que cada cual tenga según su esfuerzo, según como interprete el mundo donde vive y su habilidad para insertarse en él? ¿O que tengamos todos lo mismo a merced de una redistribución dada cierta escala de méritos?

Cualquier distribución resulta injusta, pues de alguien tiene que salir aquello que va a ser distribuido. Además, como se ha comprobado siempre, si se reparte lo mismo al que se esfuerza que al que no con el tiempo se esforzarán menos todos. Y peor aún, en esos regímenes, ese que reparte nunca carece (al parecer sufre de apropiación espontánea).

Para distribuir y alcanzar esa aclamada justicia social tenemos que apelar a los méritos. ¿Cómo organizamos los méritos? ¿Cuáles pesan más y cuáles menos? ¿A quién le doy el LADA, al médico de Angola o al de Etiopía? Y además, ¿porque algunas personas tienen la potestad de establecer y decidir los méritos de otros?

Queramos o no, el mundo no premia el mérito, sino la capacidad que poseen unos de satisfacer lo que demandan otros y por lo cual pagarían. O sea, siglos de interacción sobre un escenario -el mercado- que respeta, por medio de leyes, lo que aporta cada cual al momento de todo intercambio. Siendo esto muy diferente a donde prima ganarse el favor de una elite.

Tal vez es injusto, desde el punto de vista moral, que un deportista estrella o un cantante famoso gane mucho más que el médico que salva vidas humanas y realiza una labor más meritoria según cierta escala de valores, pero si las personas ponen su dinero para ir al juego o al concierto, así lo han decidido y no hay derecho a forzarlos a que hagan lo contrario.

Y lo mismo sucede si compramos una libra de salmón en el mercado, donde por lo general no importa si fue capturado en masa por un barco pesquero o por un pescador -arpón en mano- en medio del Atlántico. O cuando vamos el domingo a reír en el teatro en vez de darle a la primera enfermera que encontremos el dinero que íbamos a pagar por la obra. No nos sintamos mal, acudimos con más frecuencia a por aquello que nos satisface de inmediato que a por lo que nos parece moralmente correcto.

Con la dignidad ocurre algo muy similar. La dignidad verdadera es solo aquella del individuo, del respeto a sus derechos, y a la búsqueda de su felicidad. No existe dignidad de colectivos. Es un invento para endosar discursos. La dignidad plena del hombre de que hablaba Martí era precisamente eso, la de cada persona. ¿Cómo puede acuñarse que un pueblo es digno si sus individuos apenas tomas mínimas decisiones y van a las urnas solo a ratificar lo que ya está decidido?

La Cuba futura necesita reencontrarse con el verdadero significado de estos términos y muchos otros, pues una vez que se aceptan las premisas con las que un equívoco se presenta es muy difícil escapar a su lógica. Además, es imposible ser libres sin poseer libertad económica. Pero no se puede alcanzar libertad económica si el Estado además asaltó la mayor parte de la economía y, lejos de servir, se transformó en un gigantesco obstáculo. Menos si ese mismo Estado determina cuáles líderes lo componen, por cuánto tiempo y qué medida aprobar en cada momento.

La sociedad de consumo no es un ogro, como insiste en asegurar una izquierda cuyos líderes siempre han consumido bastante, sino el producto de un gran mercado libre donde cabemos todos, y el éxito no puede ser motivo de envidia o férreo cuestionamiento, como se describe en los manuales socialistas, sino de admiración. Gracias a esos ricos tal vez algún día exista trabajo para muchos cubanos. Que siempre haya quien triunfe para que nunca falte lo que queremos.


Centro por una Cuba Libre llama a interceder por las vidas de presos políticos cubanos

Keilylli de la Mora

El Centro por una Cuba Libre (CFC), al recordar «la muerte hace once años del opositor Orlando Zapata Tamayo tras una huelga de hambre», mostró esta semana su preocupación «por la vida y seguridad de cuatro prisioneros políticos debido a las crueles y duras condiciones carcelarias en Cuba», reportó la agencia EFE.

«Tememos por la vida de estos presos políticos y que, trágicamente, otro preso de conciencia muera», expresó a EFE John Suárez, director ejecutivo de la CFC.

En especifico, Suárez se refirió a los opositores políticos Yandier García Labrada, Keilylli de la Mora Valle (en la foto que encabeza esta nota), Josiel Guía Piloto y Virgilio Mantilla Arango, e hizo un llamado urgente «a las organizaciones internacionales de derechos humanos a interceder por estas vidas en riesgo».

De la Mora, miembro de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), fue arrestada en abril de 2020 por «no usar su mascarilla correctamente», y sentenciada a un año y medio de prisión por desacato, entre otras «ofensas».

García Labrada, miembro del Movimiento Cristiano de Liberación, está detenido desde octubre pasado por quejarse del mal servicio en una tienda de abarrotes de la localidad de Manatí. Guía Piloto, presidente del Partido Republicano de Cuba, cumple una condena de cinco años por haber criticado al difunto Fidel Castro. Y Mantilla Arango, condenado a siete meses de prisión, estuvo en huelga de hambre durante varias semanas en protesta por su arresto y juicio arbitrarios.

Recientemente, el CFC denunció la muerte de Yósvany Aróstegui Armenteros en agosto pasado, «tras una larga huelga de hambre en protesta por su injusto encarcelamiento».


La verdadera patria de Lilliam Moro

Hay en la verdadera poesía -diría Lorca- un perfume, un acento, un rasgo luminoso que todas las criaturas pueden percibir. Y es lo que encontramos en la poesía de Lilliam Moro. Esa deleitable iluminación que emana de sus textos. La pulcritud de estilo, la intensidad, los tonos melancólicos, la agudeza de pensamiento, un silencio hecho de conjeturas, todo un discurso armónico donde nos encontrarnos con el tiempo intacto de la memoria.

Para Lilliam, la poesía era su casa, el sitio donde sentarse a mirar los recuerdos como viejas fotografías, un sitio de revelación, de resistencia, el hogar, el país, la patria verdadera. Patria personal, donde nace y renace, un horizonte abierto desde donde puede contemplar el mundo y contemplarse, el camino de la búsqueda de una verdad esencial que revele el sentido del origen. Escribe para fijar preguntas, los vértigos que nacen de la perplejidad, y la desazón existencial. Escribe angustiada por la incertidumbre de futuro, acosada por el doliente sentido de la existencia y la visión de desolación, ruina y precariedad que acompañan el presente. Moro buscaba comprender lo incomprendido desde la belleza y el espanto, una palabra en la incontestable pregunta del silencio que pudiera traspasar todos los límites. Poesía de historias descarnadas y anhelos redentores. Donde encontramos una sobreabundancia de diálogo con la realidad, y con una tradición asimilada a la que le agradece cierta cultura para la poesía: Eliot, Quevedo, Rilke, Lezama, Baudelaire, Vallejo, San Juan de la Cruz, Virginia Woolf, entre otros. Los poemas homenajes, los de tono elegíaco y de alabanza, junto a los poemas sociales, constituyen los centros generadores de su lírica. Un ejemplo de emocionalidad profunda lo encontramos en los versos finales del poema dedicado a Charles Baudelaire publicado en la Gaceta de Cuba, La Habana, en 1965: solo con el amor como un cadáver que velaremos /pacientemente, en silencio, delante de la cara apenada de los amigos /y el pésame y la vela blanca y la rata corriendo por encima de las flores quemadas. Lilliam sabía que no había nada más importante para homenajear a un poeta que un poema, lo hizo muchas veces. Quizás por aquello de que Honrar honra, o porque la poesía sirve para crear presencia, y para traer lo ausente. Yo tampoco encuentro nada mejor para honrarla que ese diálogo con su poesía, que ese acercamiento a esa fibra viva de su poesía que recoge el dolor nuestro de cada día.

Si me pidiera una palabra para definir a Lilliam, sería serenidad, esa imperturbabilidad que hacía que uno se sintiera cómodo en su presencia. Y es justamente ahí donde aflora uno de los rasgos más significativo de su poesía, la disposición para reflexionar. Pero que nadie se engañe, tras la calma aparente, la apacibilidad, y la mansedumbre de Lilliam, se escondía una fuerza avasalladora, incontenible que se desborda en sus versos: no rompas el espejo que te pongo delante /porque en cada trocito habrá multiplicado lo que no quieres ver /uso la insinuación como metáfora para decirte lo que te molesta/ pero no: que nada es tan sencillo… cuando la piel del alma en carne viva /implora una esperanza… Esta poeta inmensa que habla con lucidez, que escribe desde la sinceridad, que le duele todo el dolor del mundo, que escribe versos certeros, y lleva las reflexiones siempre a un plano trascendente, que recoge todo para que no se pierda, palabras, ruidos, voces, los ojos de los extraños días… Habla como quien ha vivido todo, como quien ha sufrido en carne propia el desprecio y la intolerancia, y a lo que teme, a lo que verdaderamente teme, es a la insuficiencia existencial, a no ser, o a lo que es peor: que la obliguen a ser lo que no es: 

Rómpete el pecho contra el mundo -nos dice-, como quien se ha librado de un miedo antiquísimo, como quien sabe ordeñar silencios, verdades que extrae de ese ritmo vital y conciso de sus meditaciones, como quien no abandona la memoria, pero se siente salvada, intocable, como quien carga con el asombro diario y vuelve a ver su vida y la representa, y vuelve a los recuerdos, pero con una nostalgia salvada. Yo una vez tuve un país -nos dice- y creí que tenía un universo… Hoy Puedo vivir en cualquier sitio. Ha conocido el daño que hacen las ideologías que naturalizan la desigualdad y que permiten o establecen formas de injusticias, su poesía entonces se vuelve un método de denuncia, testimonio, protesta. Porque hay que estar de pie sobre los miedos, alzarse contra el discurso bárbaro.  Hacer silencio cuando las palabras van hacia una verdad, cuando suena a pasión descomunal esa verdad tremenda: no tiembles. /Que no vean que te mueres de miedo, /que no sepan que no tenías para casos así /ningún poema preparado. Porque –una isla es una porción de tierra /rodeada de paranoia por todas partes /–nos apedrearon –no es metáfora–. La Isla, el país que quiere olvidar para salvarse de la añoranza y una amarga tristeza, repitiéndose como si necesitara convencerse:

Yo nunca estuve allí;

pero llegan las cartas de otro mundo,

llega el olor del musgo húmedo y verde

de una tarde de lluvia;

llega el tufo a pasado,

el vuelco en el estómago

al ver la ingenua letra de mamá

escribiendo mi nombre como su verso más perfecto.

Reviso la gramática de urgencia

en qué tiempo te ubico

patria hinchada de sol,

torpe incesto maldito que hace ruido en el pecho.

Para Lilliam, la nostalgia era una muerte crónica, una forma de morir. No es que se viva en el pasado -decía-, es que se vive fuera del tiempo, en el continuo paréntesis de la insatisfacción, en la huida de sí mismo. Su poesía intenta recobrar lo próximo, aunque vayan sus versos con un rumor de polvo herido…  mientras los días pasan comiéndonos el alma… y esta ciudad contiene tantos gritos, tanto clamor ahogado, tanta ceniza amarga, días consumidos… dónde está el último cauce, /la distinta palabra /o el ruido de los mares bajo la tierra…  La poeta nos entrega una obra rica en consideraciones, y en interrogantes, cargada de introspección, pero donde no faltará un reclamo por la injusticia, y el sentimiento de solidaridad.  No son los males violentos los que nos marcan –diría Emile Ciorán– sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos que forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente como el tiempo.  Para Lilliam esos males diarios son los peores, las noticias que llegan de la isla, el éxodo interminable, la visión por todos lados trágica que se repite. La poesía se vuelve un acto de salvación, no importa que las palabras no alcancen para decir el dolor, que no sean suficientes para decirlo todo, que ni siquiera logren describir la crueldad y la impunidad que hay en el mundo. Lilliam deja un testimonio de resistencia, pertenece al grupo de poetas insobornables, que entienden que no tienen nada y esa miseria radical que comparten se convierte en un acto político valiente, denodado: Porque un día no seré el protegido /los hombres armados que arremeten /contra los otros hombres /de los que miran mi rostro de frente y de perfil /los que agarran entintan mi indefenso pulgar /los que golpea sin piedad las dos mejillas /y me empujan impávido ante un muro /dónde espero el disparo de gracia.

A pesar de la denuncia y el malestar que inunda su poesía, en la obra de Lilliam no tiene cabida el nacionalismo estrecho. El significado de patria está alejado del ideal clásico del dulce et decorum est pro patria mori, y también de la sublimidad del cristianismo, para quienes la patria principal, o acaso única, continúa siendo el Paraíso.  Tampoco podía definir la patria moralmente identificándola con el lugar donde reinara el bien, porque entendía que el mal estaba por todas partes. Leyéndola, la encuentro cercana al pensamiento de Benjamín Franklin: Donde more la libertad, allí está la patria.  Y para Lilliam, la poesía era la patria de redención y libertad, el castillo personal desde donde controla los contratiempos y los graves augurios… Si la felicidad necesita un eco para perpetuarse, también la poesía. Porque los poetas poetas (como le gustaba decir a Lilliam) se prolongan, son continuidad, fundan lo permanente, cargan con su destino, lo llevan con su peso y su grandeza siempre hasta la última aurora. Los poetas poetas escuchan lo que murmura la sangre, y lo escriben, aunque suene a insensatez y locura, cargan, como diría Hermann Hesse, la vida de todos los hombres que no quieren mentirse más a sí mismos.

La realidad es demasiado escueta para que podamos soportarla, nos daña con toda su carga de aflicción, con su verdad innegable de miseria y desamparo. Y hay necesidad de huir, de salirse, de aprender el olvido -no el olvido total, sino aquel que hace una enajenación de los recuerdos que abruman y nos inmovilizan. Lilliam pudo escapar de muchos lugares, exiliarse; pudo salirse de un aburrido mundo de obviedades y lugares comunes, escapar del peso terrible del ayer, del tiempo y hasta de la propia realidad de la muerte. Pero de lo que si nunca pudo escapar fue de la poesía, como hija adoptiva aceptó su ciudadanía perenne. Poesía, Patria, Reino, desde donde puede mirarse hacia el futuro y las eternidades. Si en el conocimiento no hay explicaciones para el dolor, el absurdo del tiempo y la muerte. La poesía nos convence que la muerte no acabará con los poetas, la muerte no puede con la poesía porque esta se nutre de la vida, y la muerte no es más que la vida. La muerte ni siquiera es un país del que no se regresa. La muerte es solo sueño. La poesía es continuidad, infinitud, un espacio de vida indestructible.    


Homenaje

                                   A Lilliam Moro

Una poeta se muere

una poeta

y yo sin tiempo

sin palabras que decir

con las alas cortadas

con esta absurda noche que se cierra

con la esperanza golpeada

por la muerte.

Gira la noche hacia la noche

en su peor ceguera

los círculos perfectos del aire

en su rutina.

Una poeta tendida ahí

en el espanto primero de la luz

en el naufragio sordo del silencio.

***

Nunca tan frágil

desoyendo

los disfraces serenos

un sol de soles

cernido

los solsticios todos

algún advenimiento.

Una poeta en su tarde

de paz

en su espiga de niebla

anochecida

en la volátil frontera

en la vigilia del amor sin frutos

que corona a la muerte.

***

Ahora el corazón

en su limo de frescura y sol.

Tantas gaviotas alzadas

sobre la blancura náufraga de la luz.

La realidad en su entraña virgen

la ardua realidad en su limosna 

concertándose

los ciclos que cierran la oscuridad.

Ahora el demasiado estrépito

el ruido insoportable

el corte   /las agujas

el balastro de los ojos

en su último desdén

y estas manos

lanzadas

que abrigan el abismo

estas manos que escriben

que retienen pródigas

los signos de la muerte.

***

Se va entibiando el mundo,

                                                                      y los muertos echan brotes y florecen.

Paul Celan

Te llaman por tu nombre

No respondas

no sucede nada

nada sucede.

el poema no es un pájaro

mutilado

es una especie de prodigio

entra en él

aletea

no cierres los ojos

hay un montón de vida

sucediéndote.

***

Esa expresión de tus ojos dice más

que todas las realidades

ese párpado abierto como un torrente

esa cabeza que inicia el mundo.

Como un álamo en su incendio

siempre verde

como un ciprés entre cipreses

en su espiral lluviosa.

Ya no serás la imagen del olvido

ya no /ya no serás la ultimada inocencia.

Desconfía de la vida

de toda esa madeja inútil que es la sombra.

Redime el tiempo impronunciable

ese caos que es la esperanza

en el desequilibrio que es la noche.

Deja que siga el silencio

en su hipócrita congoja

y no te mueras entonces

no te mueras.

***

Tu corazón va cayendo conmigo

Tu corazón como un muérdago

llenándose de lluvias.

Toco un salterio para ti

como un David renovado

para que Dios escuche

tus semillas latiendo

mi propia semilla

mi enigma de mujer

el tiempo virgen

para que Dios devore

el cardumen de la luz

en su esterilidad

la endémica migaja

de la muerte.

***

Escribo las sílabas enteras

de su nombre.

Oh pureza de Dios

el tiempo del zumbido

y las arterias.

La vigilia incendiaria. 

La largura del parto

y los ángeles

sobre las magníficas serenidades

vistiendo esa inocencia

que es la muerte.

Sigue desnudando

esos pájaros de luz ciega

acompáñalos tú con tu piedad

aliméntalos con las absurdas vanidades.

Sigue sembrando ojos

en la libertad de las palabras.

Deja que termine de pasar

la célebre imagen de la muerte.

Todo ese ramaje de muertos

de buenos difuntos

que visten mi país

tú país.

Ni siguiera la muerte

nos acercará a la libertad

ni siquiera estar muertos

nos dará una apariencia gloriosa.

***

Es verdad que los muertos tampoco duran

Ni siquiera la muerte permanece.

Jose Emilio Pacheco

Porque la vida es la vida

Acompáñate aquí

rompe el descolor

los babilónicos silencios

que confunden la noche.

Niégate a entrar 

hazte ligera como el silbo

de la flecha lezamiana.

El signo incomprendido

sigue aguardando.

Rompe tú

esa amalgama huérfana de infinitud.

Engéndrate ahora que arde

esa monotonía de la muerte

ahora que el cielo ruge en su semilla

y este pedazo de sol amargo

se escurrirá como el recuerdo.

***

estás adentro

y has cerrado la puerta: estás adentro

Como se queda el polen diminuto

en sus domados diálogos

esos cadáveres

que se tiende en las luces.

Como el amor te quedas

en su intacta fiereza

como el amor

en su cáscara y fruto

adornando

el viejo candor de las palabras.

Tú cantas aquí

te abres

benignamente

como la claridad.

Y uno descubre entonces

que se puede vivir eternamente

en quien se marcha.

Porque un poeta no se disuelve

porque un poeta

no se ausenta para siempre.

***

Rosa y púrpura

tan íntima como la luz.

Flor del abismo

no cerraran sus ojos

abiertos a tantas soledades.

Y no sabrán domesticarla 

ella es como la muerte.

decrece solícitamente

la oscuridad

sus ojos son ese laberinto

donde respira la vida

su eternidad de asombro.

***

Duerme el sueño de paz

tú que sufres la herida que arde y se agita

el desparpajo que es la oscuridad

esos desamparos casi perfectos.

La noche es ahora flor

lumbre y vísperas

concertándose.

Tú como la hoja caída que no vuelve

y es enterrada 

bajo el crepúsculo de

Hölderlin.

En la mayúscula oscuridad

de un perpetuo espejismo.

Tú solo tú

y la terrible soledad

al borde de tu muerte.

***

Era la tarde de las tardes

la tarde detenida de Dios para nosotras

Tendidas sobre los vientos feroces

quién nos protegerá del silencio

de la bestial inarmonía de la sombra.

Quién profanará

los rastros de ponzoña

y viva voz

las rosas que rondan sin destino

los derramados soles de tantas soledades.

Como a ti       

me has interrogado tantas veces

como tú sigo abrazando

ese corpúsculo infinito de la muerte

el almendro en su música

el lenguaje en su terrible paradoja.

Respiramos el dolor en su aire

en su amarga procesión solidaria.

De espaldas contra el viejo muro

esperaremos juntas el disparo de gracia.

***

Habítame como si fuera tu casa.

Divide el ojo de los muertos

el siseo interminable.

Hállate aquí

cercana

bajo los riscos blandos de la luz.

Descubre

la fibra dulce del amor

en su pascua nómada

entre los tonos azules del lenguaje

el silencio que nos encarnará.

La ternura vuelve a soñarse

la vieja nostalgia.

Habla ahora que estoy hecha de silencios

ahora que la lluvia empieza

a hundirme en su desesperanza.

Ahora la muerte es un sonido

que sigue prolongándose

como Dios en su atenuante paz

en su recogimiento.

                                                              Odalys Interián Guerra

                              Del libro: Te mueres, se mueren, nos morimos

Usamos cookies para brindarle la mejor experiencia posible en nuestro sitio web. Si continúa utilizando este sitio, acepte nuestro uso de cookies.
Aceptar
Privacy Policy