Carta de la Virgen de la Caridad a Mariela Castro Espín

Distinguida señora que a mí te diriges devotamente,

Para creer en tus palabras necesito que le devuelvas al pueblo de Antilla (Holguín) la capilla con mi imagen que el señor para el que me pides protección mandó a hundir con una bulldozer en la Bahía de Nipe hace 60 años, el mismo que expulsó de la Isla a cientos de curas y monjas y cerró todas las instituciones benéficas, educativas y culturales de la Iglesia Cristiana. Y condenó la Biblia. Y prohibió incluso que la palabra Dios fuera dicha en los medios de difusión masiva cubanos durante décadas.

Explícame por qué tanto odio entonces contra mi inofensiva imagen y las de otros santos cristianos. Y aclárame por qué confías tanto hoy en mi Iglesia, al punto que tu televisión transmite una misa. ¿Será que me has llenado los templos de superagentes?

Para ti deseo, como para los opositores al régimen, vida eterna. Te pido encarecidamente que aprendas a aceptar como hermanos de una misma Cuba, en igualdad de derechos, a esos a los que llamas “mercenarios”. Todos son mis hijos.

Refresca tu memoria, hija mía, llamaste así a todos mis obispos en 1993, cuando dieron a conocer para esta fecha la hermosa pastoral “El amor todo lo espera”.

Te envío esta misiva con Ghabriel Pérez. Pero necesito que seas tú quien me haga acuse de recibo. Ansiosa esperaré por tu pronunciación. Muchas gracias.