El amor no cabe en una ideología

Osvaldo Navarro (Navy Pro)

 

En la actualidad, cuando se habla de rap cubano, es necesario mencionar entre sus exponentes destacados a Osvaldo Navarro Veloz, Navy Pro. Con más de una década de carrera en el rap, este artista ha calado en el oyente generando gran aceptación. Muchos recordamos su trabajo en La Alianza o el gran disco Los que merecen no piden, junto al rapero Maikel Extremo, que marcara un hito en la discografía del rap insular. Ahora Navy se adentra en un espacio de introspección artística y espiritual para brindarnos su primera producción en solitario.    

¿A qué se debe el nombre Muñeca negra?

 Bueno, primeramente la idea de nombrar al disco Muñeca negra surgió por lo que esta representa. Una imagen desplazada, mayormente vista en las zonas religiosa y cultural de distintas religiones africanas. Pero, cuando tú vas a una tienda, te encuentras la representación de la clásica mujer europea o el clásico hombre europeo, y este tipo de muñecas no se ven. Así intento hacer una analogía con una gran parte de la sociedad que no se ve, pues los medios la intentan ocultar. Es lo que estoy narrando en mi disco, entre otras cosas.

Conceptualmente, ¿cómo has trabajado lo visual en este disco?

El diseño gráfico viene de la mano de Abstrakto Gráfico. Ian Sanz es quien me hace el diseño del disco. Cuando chocas con la portada, es un sable japonés semi desenfundado. Los guerreros en aquel entonces, en Japón, tendían a ponerle nombres propios a las espadas legendarias.  Lo que viene reflejando ese sable en la portada de mi disco es esa espada semi desenfundada lista para la pelea, pero también lista para guardarse y tener paz.

¿Entonces ves tu arte como un arma de lucha?

Exacto. Pero un arma, como te decía, que puede dar guerra pero también puede preservar la paz. Por eso es que la espada esta semi desenfundada, una imagen que creo transmite y estoy muy contento con el trabajo que hizo Ian en ese diseño.

 ¿Qué temáticas has tocado en las letras del disco?

Este disco en gran medida es un reflejo de una etapa de mi vida. Yo hacía activismo cultural, trabajé en proyectos como Puños Arriba, también en un documental que se hizo sobre la conectividad a internet en Cuba que se llama Off Line, y tuve la oportunidad formar parte de la banda sonora. Después hicimos una gira por Cuba con el equipo de trabajo y conocí otras realidades a las cuales hasta ese momento no me había enfrentado en mi país.

Sucede que también comienzo a rozar más con el activismo político y empiezo a vivir en carne propia lo que había escuchado por terceras personas; no había experimentado la represión. No solo contra mí sino contra mi esposa y miembros del grupo al que me había afiliado. En fin, todo esto influyó grandemente en la redacción de las canciones de Muñeca negra.

Eso se ve en temas como “Amor disidente”, donde digo que el amor no cabe en una ideología. Tema que nació a raíz de un encuentro con la Seguridad de Estado donde no querían que mi esposa Martha saliera del país –no les daba la gana a ellos—y, después de eso, en una conversación con ella, sale esa frase: El amor no cabe en una ideología.

Hay canciones como “Dictado”, que es un desprendimiento de muchas cosas que tenía en mi cabeza y quería dar esa sensación de desespero. Cuando oyes los Push line y los flows que hay en ese tema, te das cuenta que es algo rápido en pos de crear catarsis junto con la letra. Pero hay temas mucho más sencillos y a la vez grandes, como uno que le dediqué a mi hija, que es algo muy personal para hacer un stop en lo político, algo espiritual para mí. “Unicornios en lienzo” se llama.

¿Quiénes colaboraron en la producción del disco?

La producción musical estuvo a cargo del Prófugo y mía –en la gran mayoría de los temas–, excepto un tema que me produjo Dj Sonic llamado “Arte independiente”. Este trabajo se empezó en el estudio 264 de grabación. Yo le llevaba las ideas de los ritmos que quería al Prófugo, pues era un disco que tenía muy claro sonora y estéticamente hablando. Después lo grabé en casa de Dj Sonic, en la Everest Music. No tengo colaboraciones con otros artistas pues como te comentaba anteriormente es un disco muy personal que refleja una etapa de mi vida.

¿Qué metas te has propuesto con Muñeca negra?

Mi enfoque con este trabajo principalmente es probarme a mí mismo, pues estaba acostumbrado a trabajar en equipo. Obviamente cada vez que uno saca un disco debe tener un objetivo comercial o un concepto.

Yo principalmente creo que en el rap cubano falta aquella noción de mercadeo que puede tener nuestro producto. Estoy encaminando mi trabajo al mercado. No tenía cuenta de Spotify, YouTube y demás plataformas. Ahora, con este material, estoy intentando crear bases sólidas para después encaminar trabajos venideros. Estamos tratando de hacer contactos en Latinoamérica para crear intercambios de materiales que en Cuba son muy difíciles de exportar hacia otros lugares. Aunque estamos en la era de internet, son muchos los impedimentos en nuestro país.

¿Cómo se desempeña tu carrera ahora, en solitario?

Ahora mismo estoy produciendo más contenido que en el último año de trabajo que tuve con El Nene, cuando nos enfocamos mucho en un disco que se titula Brújula, el cual tenemos pensado sacar pronto.  Solamente tenía tiempo para pensar ese disco, que está grabado ya, y el trabajo con La Alianza era más de dúo. El proyecto La Alianza sigue, porque todavía somos hermanos y no ha cambiado nada, pero había que contar el uno con el otro. A veces se daba que El Nene escribía un pedazo por su lado y después yo otro por acá, pero nos gustaba el trabajo en equipo. Entonces ya El Nene no vivía cerca y como que el trabajo se demoraba un poco. Ahora también estoy produciendo más, pues he adquirido madurez. He tenido la posibilidad de chocar y experimentar con nuevos ritmos y tal. Además, tengo alrededor de cuatro trabajos por sacar este año después de Muñeca negra.

Una gran parte de los raperos cubanos se ha marchado al exilio. ¿Qué hace que te mantengas en Cuba?

Siento que no he terminado de hacer cosas aquí. Y no lo digo por nada heroico. Simplemente creo que uno tiene el derecho de vivir en cualquier lugar que desee y hacerlo sin ningún tipo de censura. Y por alguna razón que desconozco, siento una especie de voz que me dice: “tienes algo que hacer acá”. El plano personal también me influye, porque mi hija de apenas 7 años está aquí, y mi familia. Para mí Cuba es mi gente. Entonces también ese compromiso me hace mantenerme por el momento acá.

¿En qué lugares te presentas últimamente?

A nivel nacional me presento en donde me inviten. Tras los problemas con la censura que he tenido en los últimos tres años, se me hace más difícil pedir a título personal un espacio, y más si tiene que ver con la institucionalidad. Entonces me apoyo mucho en amigos y colaboradores y me presento en distintos sitios. El año pasado me presenté en el festival de Villa Clara, en conciertos como invitado, etc. Este año tengo varias fechas confirmadas para el mes de junio y julio, colaboraciones que establezco con otros hermanos de provincias.

A nivel internacional se me hace un poco más difícil. Hace poco estuve en Argentina. No tuve la posibilidad de presentarme en un concierto como tal pero hice colaboraciones con Triángulo Estudio. Grabé un 24Siempre, que es una serie que ellos tienen, e hice la conexión con los hermanos de allá, lo cual es un honor. Para mí, el Triángulo Estudio en Argentina representa lo que es Real 70 en Cuba. El año pasado sí me pude presentar en el concierto de Aldo el Aldeano que realizó en Argentina, lo cual también fue un gran honor para mí.

Recientemente, en diciembre pasado, tenía prevista una presentación en el Festival Vista de Miami, donde lamentablemente no pude estar. Me tocaba cerrar el festival con música y también iba a participar en un panel sobre el impacto del Decreto 349 en la sociedad y el arte independiente, pero la Seguridad del Estado no me dejo salir de Cuba.

¿Cómo visualizas el hip hop cubano en un futuro desde el presente en el cual te encuentras?

Yo creo que para que el hip hop cubano avance hay dos caminos. Uno es independizarse totalmente de todas las instituciones gubernamentales que controlan lo asociado al rap y a la cultura en el país. Coger caminos como los que están tomando muchos proyectos que tienen que ver con otras cosas como, por ejemplo, la estética del cabello, que ha tomado un rumbo donde camina por sí sola.  El rap cubano necesita independizarse y abrirse a la ayuda de otros gremios e instituciones no gubernamentales. Entonces la segunda vía es creértela, trabajar y no seguirle tanto el juego al gobierno, que nos ha censurado los dos festivales más importantes de la historia del hip hop cubano, el Festival de Alamar y Puños Arriba. No es lógico que otros géneros avancen y el rap se mantenga estancado cuando aquí hay buenos exponentes. Existe una política que no quiere que el hip hop  avance; pasa con la cultura Rasta también, pues nos cuestionamos los estándares rígidos que se mantienen en la actualidad y buscamos otras alternativas de vida.

¿Qué visión tienes de lo que está pasando en la cultura cubana en general?

Es una mezcla de sentimientos. Te puedo hablar de admiración por lo que muchos artistas están reclamando, tanto independientes como institucionales. Veo que en los últimos tiempos hay más artistas luchando por sus derechos y eso me causa alegría y un orgullo tremendo. Pero veo que también hay otro grupo de artistas que permanece a la vieja usanza, la de cuando el señor Fidel Castro se sentó en aquel famoso discurso de palabras a los intelectuales y puso su revólver arriba del buró… y nadie hizo nada.

Entiendo el contexto quizás de aquel momento, pero ahora mismo estamos en el año 2020 y es hora de que los artistas cubanos empiecen a hablar y a apoyarse. Han sido muchas las historias oscuras y necesitamos entender que el artista tiene una responsabilidad social también. Más allá de que estés pegado o no, seas conocido o no, el arte y los artistas deben estar conectados.