El pueblo, la policía, Maykel Osorbo y los opositores impolutos

No solo resulta importante, en términos de la liberación cubana, que los vecinos del barrio de San Isidro lograran detener la detención del rapero Maykel Osorbo, valga la redundancia, el pasado 4 de abril en una de las callejuelas de la Habana Vieja. El episodio constituye también una clase de estrategia de supervivencia, de guerra de todo el pueblo contra la guerra de toda la policía de Díaz Canel y los Castro, como puede apreciarse en este video de Cubita Now:

En artículo del pasado 27 de febrero escribía yo que el tema Patria y vida, como podía intuir cualquiera con un mínimo de oído musical y criado en un barrio del centro de La Habana, probablemente iba a servir de hilo conductor de la Gran Liberación Cubana. Tal vez sea lo que estamos viendo.

Tres artistas activistas —artivistas como les llamaría la performer Tania Bruguera— ya de por sí bastante populares en San Isidro anteriormente, Luis Manuel Otero Alcántara, El Funky y el propio Osorbo, han sido más visibilizados y/o reconocidos que nunca a través de este tema, multiplicando su exposición pública en positivo. Este factor habría jugado un papel en el entusiasmo con que varias personas, en medio de la guerra de todo el pueblo, arrancaron a Maykel de las manos de la policía el domingo pasado, y celebraron con él, con la canción, poco después.

Primera secuencia: Dos mujeres y un hombre con un niño en brazos impiden que la policía termine de esposar a Osorbo y lo meta en el carro patrullero.

Segunda secuencia: El forcejeo entre “Fuenteovejuna”, los policías y el rapero se extiende, y el grupo se aleja paulatinamente del auto patrullero.

Tercera secuencia: En plena batalla campal, comienza una suerte de recorrido con los policías insistiendo, el pueblo interponiéndose, Osorbo resistiéndose y el auto patrullero siguiendo lentamente al grupo.

Cuarta secuencia: Osorbo y algunas de las personas que lo apoyan logran distanciarse de los agentes del desorden.

Quinta y última secuencia: Alguien entrega una bicicleta al rapero y este desaparece aún con una de sus manos esposada. Mientras, otro grupo de peatones cerca al auto patrullero, impidiendo su avance. Toda una hazaña de solidaridad popular.

En contraste, en torno a un evento tan significativo de cara a la movilización anticastrista en Cuba, en las redes sociales a algunos comentaristas, incluso opositores, les ha dado por concentrarse en las maneras y “vulgaridades” proferidas por algunos de los artivistas que celebraron junto a la multitud tras la liberación de Osorbo, frente a la sede del Movimiento San Isidro, ese 4 de abril.

Saludamos el derecho a la opinión y libertad de expresión de estos analistas y opositores impolutos —faltara más—, pero insistimos, o insisto, como se prefiera: “Díaz Canel singao” y bien, “no coma tanta pinga Comandante”.