Nilo Julián González Preval

Nilo Julián González Preval

 

Nilo Julián González Preval, autor del poemario Toca al corazón que late, responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el autor, en su obra y sus experiencias:

Puente a la Vista (PV): Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?

Nilo Julián González (NJG): Nací en un solar de la Habana Vieja y mi padre, que es un gran lector, calzaba mi cuna con libros viejos para que las aguas albañales no la mojaran. Cuando nos mudamos para Alamar –y esto va a parecer raro dicho de este modo– yo dormía en el cuarto que mi padre había dedicado a su biblioteca.

Yo aprendí a leer en la talabartería donde trabajaba mi madre en la calle Habana. Ella se brindaba para hacer las guardias obreras durante los largos meses de las vacaciones escolares –era mejor estar ahí que rodeado por la hediondez del solar–, y en ese tiempo mi madre me fue leyendo todos y cada uno de los libros que mi padre traía sobre la Segunda Guerra Mundial.

Ya en 1984 todo estaba definido. Armando Couso, el pintor Roberto Molina Ríos y el poeta Juan Carlos Flores eran mis amigos y yo era el bobo del barrio que cada cinco minutos preguntaba cualquier locura. El peso absoluto de los libros de Milan Kundera en contra de la levedad del ser y el socialismo, Los desnudos y los muertos de Mailer, la ciencia ficción rusa y ese cuento que se llama Stalker o la máquina de los deseos, el único sitio en que tan bien se está con Eliseo diciendo: «guárdenme los espejos, que la muerte presume». O Se permuta esta casa, de Lázara Castellanos, y, al final de muchos otros libros, dos que se nombran La quinta nave de los locos y Bajo la luz ultramarina, de Carver, una compilación de sus textos poéticos.

Mi primer libro escrito de punta a cabo se llama Estación de combate. Quedó escrito a mano y perdido en Cuba. Quizás nunca pueda recuperarlo. Ese libro estaba revisado por el poeta cubano Juan Carlos Flores y quizás tenía algo. Él siempre me dijo que debía recuperarlo y como buen poeta nunca me ocupe de eso… Mi segundo libro terminado, estaba dedicado a la locura de algunos amigos, locura clínica, consciente, del alma y el soma. Era un libro largo y con un nombre tonto, Eleonor. Ese fue el inicio. Dos libros de poesía. No los extraño y si no preguntan nunca pienso en ellos.

Nilo Julián González Preval

PV: Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.

NJG: Quienes lean mis libros deben de encontrar dos cosas. Yo escribo como un bobo para que la gente sospeche y se preocupe por algunas cosas de la vida que de un modo misterioso parecen muy complicadas y en realidad no lo son. En mis libros también los lectores encontrarán algo que llamo «mentiras verdaderas»… es como un camino transversal para llegar a la verdad. Yo sí escribo, publico y leo en público porque me quiero comunicar con el mundo, con la sociedad, con los que me rodean, con mis amigos más íntimos. Yo quiero comunicarme con todos.

PV: Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que lo hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.

NJG: Juan Carlos Flores, quien, mientras cavaba un túnel por donde escapar, criaba pájaros escritos en cada ala, con mucha fe, fuerza y un amor inmenso por la vida.

Milan Kundera con esa maestría para reírse y olvidar, buscando el camino a la inmortalidad y todo con la levedad de una broma.

Raymond Carver sosteniendo una guinda detrás del cristal de la luz ultramarina, mientras miraba a lo lejos la catedral humana de todas las desgracias y todos nosotros mirando desde el horizonte cómo las aguas se juntan bajo el cielo nevado.

PV: ¿A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?

NJG: Sí. La vida, tal cual la conocemos desde nuestros mínimos sentidos, se basa en las palabras. Sin ellas el universo entero dejaría de existir tal cual lo conocemos, y eso sería una pena y una gran tristeza. El hombre no puede existir sin las palabras, sin su energía y sus múltiples significados. ¡Qué pena tan grande! El agua es fría o caliente, cuando más es tibia, es decir, las palabras en general describen formas, suerte que de vez en vez encuentras un maestro, un Ulises, un Pedro atravesando el páramo para salir al llano en llamas donde los hombres encuentran un Comala, un lugar, un silencio.

PD. Mientras no conozcamos la verdadera función de la mente y la conciencia en relación al universo material, vamos a estar atados a la historia que cada cierto tiempo reescribimos en un inútil intento de darle sentido a nuestras vidas en sociedad y, de un modo u otro, encontrar un lugar donde ubicar el latir del alma.

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