No hay vuelta atrás

En gran parte, los exiliados suelen mantener la economía de su país natal. A 62 años de dictadura comunista, los cubanos exiliados también debemos estar generando grupos de trabajo, o apoyando a aquellos que incluyan a los diversos sectores de la población para una transición pacífica en Cuba.

Seguir trabajando en las estrategias calle-redes resulta fundamental. En este caso, particularmente el de tomar las calles, soy de la teoría que, de trabajar más con el pueblo del exilio, movilizándonos en distintas plazas, parques, en marchas como la que se logró el 26 de julio en Washington, tendremos mucho más impacto. Organizándonos en el exilio, buscando más aliados a nivel internacional, mostrándoles las pruebas irrefutables de que Cuba es una dictadura, contribuiremos decisivamente a acelerar la liberación.

Después del 11 de julio, la historia de Cuba es otra. Ha habido varios parteaguas, pero este día en especial marcó un antes y un después, mucho más para quienes piensan que la liberación de Cuba compete principalmente a los cubanos que han quedado en la isla. Ojalá vuelvan a protestar en las calles, pero que la libertad no dependa solamente de eso.

Como he dicho en otras ocasiones, no soy de quienes piensan que la libertad de Cuba se logrará solamente con cubanos que viven dentro, sino que para la libertad de Cuba es imprescindible contar con el exilio.

Muy agradecida de la convocatoria de tantos cubanos. Una jornada maravillosa, donde había demócratas, republicanos e independientes como yo. La Cuba que quiero, diversa.

Estuvimos en Washington D.C., Madrid y muchas otras ciudades este 25 y 26 de julio, y vamos a estar donde tengamos que estar. Es momento de seguir, de darnos el lugar que nos corresponde. Se trata de ayudar a nuestros hermanos y de ayudarnos nosotros mismos para salir de este absurdo. Para salir de la prisión totalitaria, porque aun en el exterior hemos sido prisioneros de un sistema tentacular que alimentamos con nuestras remesas.

La economía de los exitosos empresarios cubanos es suficiente para la infraestructura que necesitará, en principio, la reconstrucción nacional. No podemos temerle al día después, debemos visualizarlo y ya estamos apresurándolo.

Nos toca a los cubanos exiliados accionar más que reaccionar. Coordinar encuentros para seguir empoderando al exilio cubano y al cubano en la isla. Siéntase un influencer y no dude que un tweet o un post en Facebook, o en cualquier otra red social, pueden marcar diferencias. Siéntase parte del cambio.

Al exilio le toca recobrar nuestro valor como pueblo, es definitorio. Acabar con la psicología dependiente. Trabajar en estrategias conjuntas con nuestros hermanos en la isla. El exilio es la voz del pueblo sufrido de dentro y de afuera. No podemos desmovilizarnos. Ya perdimos el miedo y conocemos nuestro poder.

Los exiliados colombianos y dominicanos, por citar dos ejemplos cercanos, pueden votar en las elecciones de su país. ¿Por qué los cubanos exiliados no? Pues, primero, porque en Cuba no hay un sistema electoral creíble, y porque hemos servido para calzarlos en el poder.

Han silenciado nuestra voz durante muchos años y ya nos cansamos. No hay vuelta atrás, seguiremos en las calles, seguiremos en las redes, seguiremos en los foros internacionales. Hasta el fin de la dictadura.

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Productora y publicista. Presidenta de Vista Larga Foundation. Con una vasta experiencia en los medios, a muy temprana edad Rosales empezó a actuar en programas infantiles de la televisión cubana. A finales de los años 80 y principios de los 90 fue productora de post producción del programa “Contacto”, el más popular de esa época en Cuba. A su llegada a Chicago trabajó en la agencia de publicidad Hernández & García, Salazar & Navas y adicionalmente actuó en programas y comerciales para el mercado hispano de Chicago. Desde hace años trabaja con la comunidad cultural independiente en Cuba.