Un cuento zen

Este relato, Un cuento zen, del gran J. D. Salinger, aparece en su magistral Levantad carpinteros la viga maestra, donde Seymour Glass, el conocido personaje de Salinger, se lo lee a su hermana Fanny.

Un cuento zen

El duque Mu de Chin dijo a Po Lo: “Ya estás cargado de años. ¿Hay algún miembro de tu familia a quien pueda encomendarle que me busque caballos?”. Po Lo respondió: “Un buen caballo puede ser elegido por su estructura general y su apariencia. Pero el mejor caballo, el que no levanta polvo ni deja huellas, es en cierto modo evanescente y fugaz, esquivo como el aire sutil. El talento de mis hijos es de nivel inferior, cuando ven caballos, pueden señalar a uno bueno, pero no al mejor. No obstante, tengo un amigo, un tal Chiu-Fang Kao, vendedor de vegetales y combustible, que en cosas de caballos no es en modo alguno inferior a mí. Te ruego que lo veas”. El duque Mu así lo hizo y después lo envió en busca de un corcel. Tres meses más tarde volvió con la noticia de que había encontrado uno. “Ahora está en Sach´iu”, añadió. “¿Qué clase de caballo es?”, preguntó el duque. “Oh, es una yegua baya”, fue la respuesta. Pero alguien fue a buscarlo y el animal resultó ser un padrillo renegrido.

Muy disgustado, el duque mandó a buscar a Po Lo. “Ese amigo tuyo a quien le encargué que me buscara un caballo, se ha hecho a un buen lío. Ni siquiera sabe distinguir el color o el sexo de un animal. ¿Qué diablos puede saber de caballos?” Po Lo lanzó un profundo suspiro de satisfacción. “¿Ha llegado realmente tan lejos? –exclamó-. Ah, entonces vale diez mil veces más que yo. No hay comparación entre nosotros. Lo que Kao tiene en cuenta es el mecanismo espiritual. Se asegura de lo esencial y olvida los detalles triviales; atento a las cualidades interiores, pierde de vista las exteriores. Ve lo que quiere ver y no lo que no quiere ver. Mira las cosas que debe mirar y descuida las que no es necesario mirar. Kao es un juez tan perspicaz en materia de caballos, que puede juzgar de algo más que de caballos”.

Cuando el caballo llegó, resultó ser un animal superior.

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El escritor habanero José Hugo Fernández ha publicado una treintena de libros, entre ellos, las novelas “Los jinetes fantasmas”, “Parábola de Belén con los Pastores”, “Mujer con rosa en el pubis”, “Florángel”, “El sapo que se tragó la luna”, “La tarántula roja”, “Cacería”, “Agnes La Giganta” o “El hombre con la sombra de humo”; los libros de relatos “La isla de los mirlos negros”, “Yo que fui tranvía del deseo”, “Hombre recostado a una victrola”, “Muerto vivo en Silkeborg” o “La novia del monstruo”. Los libros de ensayos y de crónicas “Las formas del olvido”, “El huevo de Hitchcock”, “Siluetas contra el muro”, “Los timbales de Dios”, “La explosión del cometa”, “Habana Cool”, “Rizos de miedo en La Habana”, “Una brizna de polen sobre el abismo”, “La que destapa los truenos”, o “Entre Cantinflas y Buster Keaton”. Trabajó como periodista independiente en La Habana durante más de 20 años. Reside actualmente en Miami.