El libro de Enrique Patterson

Enrique Patterson en el Festival Vista de Miami (foto de Elsa Socarrás)

Le llamo el libro de Enrique Patterson porque en él el profesor Patterson toca casi todos los asuntos esenciales que le apasionan, a él y aún a millones de cubanos y humanos en este tercer milenio de activismo digital y democratización informática: La literatura, la poesía, la política, la nacionalidad, la identidad, el racismo, el “castrianismo”… Incluso la intrahistoria de ese raro país llamado Cuba.

Como muchas sensibilidades superiores, Patterson (Holguín, 1950) tiende a la introspección y la espontaneidad. De ahí que constituya un desafío reunir, para imprimir, sus ensayos e investigaciones. Este es uno de los valores de La soledad histórica (Eniola Publishing, 2021): comienza a establecer un orden para la obra dispersa de uno de los más incisivos pensadores contemporáneos.

Cada uno de los nueve ensayos que conforman el volumen respira por sí mismo, diversificando una dinámica no exenta de interacción. En este sentido es de agradecer el inteligente manejo editorial de Reynaldo Fernández Pavón, enriquecido por la encomiable investigación de Miriam Rodríguez y el agudo prólogo de Alfredo Triff. El libro ya está disponible en Amazon.

La soledad histórica, como apunta Triff, “es un ensayo atrevido y expansivo”. Su autor, pongamos por ejemplo, da la cara a una pregunta dura entre varias no menos desafiantes: “¿Por qué el negro se traga el cuento de la Revolución si ya había una voz con una historia desde sí mismo?”. En su condición de pragmático, añade el prologuista, en este libro “Patterson evita optimismos ilusorios y pesimismos recelosos”.

Sobre el “castrianismo” dice Patterson: “La Revolución aparece como portadora de una ideología religiosa. Piénsese en el siguiente lema: ‘¡Como sea, donde sea y para lo que sea, comandante en jefe, ordene!’, y se verá que sería perfectamente intercambiable por este otro: ‘Castro es la verdad, el camino y la vida’”.

Sobre la nacionalidad: “A partir de 1959, por primera vez en la historia republicana observamos el asentamiento continuo y cuasi definitivo de parte de la nación en el llamado ‘territorio enemigo’. Si el régimen colonial y las anteriores dictaduras republicanas crearon exilios políticos, el castrismo ha propiciado enclaves y la trans-territorialidad de la nación”.

Y sobre Fuera de juego, de Heberto Padilla: “En este juego carente de ingenuidad, suicida, al borde de la navaja, entre un autor falso pero armado y todopoderoso y otro verdadero, pero sin más recurso que la desnudez de la palabra y el valor de ejercerla a cualquier precio, aparece la heroicidad del libro”.

Podría citar cientos de ejemplos, una cantidad similar a la de las páginas impresas por Eniola, para intentar resumir el espíritu de este ensayo medular, como muchos libros en un libro. Termino con esta cita compuesta, de lógica tajante y sabia comprensión:

“La historia de Cuba puede leerse como el conflicto de dos proyectos de nación no cuajados … El intento de reconocer la identidad sobre la base de abstracciones que eliminan las disparidades en aras de un objetivo común –si leemos el desarrollo posterior de la historia cubana–, es esencialmente peligroso”.

1981: Siendo profesor de Filosofía en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de la Habana, Patterson es arrestado por la policía política y expulsado de su cátedra. Se le prohíbe educar a sus compatriotas. Amnistía Internacional lo declara perseguido de conciencia.

Desde la disidencia pública, Enrique Patterson fue uno de los creadores de la Corriente Socialista Democrática (1991) y presidente del desaparecido Instituto de Estudios Cubanos.


Reseña perteneciente al número 18 de la revista Puente de Letras